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Tres condenas por monopolio en 18 meses: trocear Google parece más posible que nunca
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Tres condenas por monopolio en 18 meses: trocear Google parece más posible que nunca

La Play Store, su buscador y ahora su negocio publicitario. Todas ellas han sido sentenciadas por prácticas monopolísticas. Algo que da alas a los planes para obligarle a vender un producto tan valioso como Chrome

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Foto: Reuters.

En diciembre de 2023, Google fue condenada en Estados Unidos por ejercer prácticas monopolísticas con su tienda de aplicaciones, la Play Store. En 2024, la justicia de aquel país dictaminó que el buscador más conocido de internet era un monopolio. Y en 2025, en plena Semana Santa, la multinacional de Mountain View vio cómo su negocio de publicidad online también fue declarado un monopolio.

Aunque se trata de procedimientos distintos y con matices propios, el patrón que se dibuja es evidente: Google ha abusado de su posición en mercados clave.

Con tres sentencias de esta naturaleza en 18 meses en su contra, Google ha establecido una marca histórica y, de paso, ha trufado de dudas el futuro de la multinacional, una de las mayores tecnológicas del planeta y la viga maestra sobre la que se organiza el internet actual.

El primero de estos pleitos pasó bajo el radar y la compañía lo despachó haciendo cambios en su tienda de aplicaciones, como abrirla a terceros, permitir otros medios de pago o enlaces externos. Sin embargo, las otras dos sentencias han supuesto un misil a la línea de flotación de uno de los negocios digitales más rentables que existen y la base sobre la que se sustenta. Porque desde el momento en el que un juez federal dijese que la compañía había pecado de abuso dominante para proteger su dominio de las búsquedas, se habla abiertamente de trocear la compañía y de obligarle a desprenderse de algunos de sus productos más preciados.

Foto: Imagen: El Confidencial.
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Una vía, auspiciada por el Departamento de Justicia, que ahora cobra todavía más fuerza con la tercera y reciente sentencia, que llegaba unos días antes de que arranque una vista que durará tres semanas para decidir qué debe hacer Google para corregir sus tics monopolísticos en el mercado de las búsquedas.

Google, ¿la Roma del siglo XXI?

A la compañía dirigida por Sundar Pichai se le ha condenado por ser la Roma del siglo XXI, (casi) todos los caminos llevan a sus dominios. Algo que ha logrado con acuerdos multimillonarios como el que firmó con Apple para que su motor de búsqueda fuese el motor predeterminado en dispositivos como el iPhone o el iPad.

Existen muchos acuerdos de este tipo, como los que mantiene con Mozilla Firefox o con Samsung, pero este es el más llamativo por la cantidad de dinero que mueve cada año. Además de esos pactos, cuenta con el navegador más utilizado del mundo, Chrome: y con el sistema operativo más utilizado del mundo, Android.

El Departamento de Justicia (DOJ) hizo una apuesta de máximos cuando se conoció la sentencia. El pasado mes de noviembre, poco antes de que Trump doblase el brazo en la urnas a Harris y llegase a la Casa Blanca por segunda vez, puso sobre la mesa una batería de medidas que incluían propuestas como la venta de Chrome, de Android, la obligación de romper esos contratos, límites para la recogida de datos para entrenar sistemas de IA o la necesidad de desnudar sus interioridades para que los rivales puedan hacer negocio al comprender cómo funcionan sus cañerías. Según las declaraciones recientes de los representantes del DOJ, todo apunta a que pedirán la separación del navegador.

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Foto: Reuters.

La respuesta de Google no se hizo esperar. “Programa intervencionista radical”. Así definieron desde la multinacional la propuesta. Defendieron que implementar esas medidas, total o parcialmente, pondría en peligro los datos y la privacidad de miles de millones de usuarios y que probablemente lastraría la innovación y la inversión en campos como el de la inteligencia artificial, donde la multinacional juega un papel central.

En su lugar, propusieron revisar los acuerdos, flexibilizar las exclusividades que mantenían con fabricantes de hardware que apostaban por su software y, en general, introducir más libertad a la hora de escoger el motor de búsqueda. Aun así, en ese momento, Google también dejó caer que empresas como Apple o Firefox suscriben los contratos porque pueden escoger la opción más o conveniente para sus usuarios, no por ningún tipo de obligación o presion. La otra idea que defendió es que su posición dominante no es fruto de tretas o tics autoritarios, sino por sus constantes innovaciones. Este mantra, por cierto, parece estar calando fuertemente en algunos sectores de Silicon Valley. Una muestra de ello es la columna que Peter Thiel, cofundador de Paypal y uno de los principales inversores de la industria, defendió que los monopolios son buenos porque son un termómetro de la innovación.

En el caso del negocio publicitario, aún no se sabe qué medidas se pueden exigir, pero las valoraciones en los mentideros especializados, apuntan a que el Departamento de Estado volverá a hacer una apuesta de máximos y pedirá romper el imperio de Google por otra parte. Uno de los principales argumentos de defensa en este caso es que el mercado de la publicidad cuenta con varios gigantes. Algunos de ellos, como Amazon o TikTok, se han conformado en los últimos años.

Foto: Foto: Reuters/Dado Ruvic.

Una solución que tardara años

Sea cual sea la decisión y el remedio aplicado, parece que todo se verá abocado a una larga y costosa carrera judicial. Cualquiera de los dos casos podría llegar a la Corte Suprema. Eso podría demorar las medidas durante años y, cuando llegue el momento de aplicarse, tener un escenario completamente diferente.

Cualquiera que preguntase hace dos años y medio sobre una alternativa al buscador de Google hubiese obtenido la callada por respuesta. Si ahora se hiciese la misma pregunta, muchos mencionaron ChatGPT o soluciones de IA generativa especializadas como Perplexity. Si los recursos dilatan el proceso cinco años, no hay duda de que el mercado de las búsquedas no se parece mucho al actual.

La compañía no se ha dedicado únicamente a defender su trono, sino que ha ido preparándose para un futuro en el que las búsquedas no sean el centro de internet ni ellos sean el centro de las búsquedas.

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Foto: Reuters.

Un buen ejemplo es la oferta que hizo hace unas semanas por Wiz, una startup de ciberseguridad, por la que ofreció 32.000 millones. En caso de prosperar, sería la operación de este tipo más grande de su historia.

El objetivo sería reforzar su división de la nube, un negocio en el que tiene una posición minoritaria en comparación como Amazon o Microsoft. Este hecho, el que sea un actor de reparto y no un protagonista, puede hacer que los reguladores den luz verde a esta operación. Otro ejemplo de este proceso de transformación es el empeño que ha puesto en desarrollar y aumentar el negocio de YouTube.

Foto: Foto: EFE

Mirar al pasado tampoco ofrece certidumbre. Los más optimistas y convencidos de que la solución pasa por desmembrar Google recuerdan también el caso de AT&T, que en 1982, tras ocho años de proceso judicial, fue obligada a dividirse en siete empresas. Aquello puso fin a su monopolio y dinamizó el mercado de las telecomunicaciones estadounidense.

Muchos comparan, sin embargo, este caso con el de Microsoft en el año 2000. Fue la última vez que la justicia estadounidense ordenó trocear una empresa por ahogar la competencia. Doce meses después, esta victoria se esfumó. Una de las cosas que influyó en este giro de guion fue la llegada al poder de George W. Bush en 2001. La compañía llegó a un acuerdo con el nuevo ejecutivo por el que se introducían cambios en sus productos y sus contratos, pero la compañía permaneció intacta.

Ahora muchos creen que Trump podría llegar a jugar un papel similar. No hay que olvidar la foto con todos los magnates de Silicon Valley en su toma de posesión. Los jefazos de Amazon, Apple o Meta acudieron a presentar sus respetos y donaron varios millones para el acto de investidura. Todos ellos tenían un motivo parecido para arrimarse ese día al presidente. Todos ellos han sido acusados en los últimos años de prácticas monopolísticas por el Departamento de Justicia. Sea cual sea la resolución del caso de Google, se va a crear un precedente. Más allá del destino de la compañía, lo que está en juego es el modelo de internet del futuro.

En diciembre de 2023, Google fue condenada en Estados Unidos por ejercer prácticas monopolísticas con su tienda de aplicaciones, la Play Store. En 2024, la justicia de aquel país dictaminó que el buscador más conocido de internet era un monopolio. Y en 2025, en plena Semana Santa, la multinacional de Mountain View vio cómo su negocio de publicidad online también fue declarado un monopolio.

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