La gran desconexión que viene: las tecnológicas anticipan el próximo drama de EEUU
La deriva arancelaria de Trump ha generado una crisis existencial en Silicon Valley, altamente dependiente de talento extranjero. Muchos de estos ingenieros empiezan a plantearse si no es mejor hacer las maletas rumbo a Europa o Asia
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EEUU ha decidido divorciarse del mundo y las consecuencias de este cataclismo son impredecibles. A grandes rasgos, este es el resumen de una semana de infarto tras la que nadie se atreve a predecir cuál será el siguiente dislate de Trump. Un dato refleja bien el estado de shock actual después de sus kamikazes maniobras arancelarias: la incertidumbre económica mundial se ha disparado a cotas sin precedentes, por encima incluso del nivel registrado durante la pandemia (de 200 a 600 puntos en EEUU en solo unos días). Trump ya es oficialmente más nocivo para la economía estadounidense que el Covid-19 (todo un récord), pero lo peor podría estar aún por llegar.
Al desacoplamiento económico y logístico global al que estamos asistiendo a velocidad de vértigo, hay que añadir el inicio de otra gran desconexión: la del talento más cualificado del país. Si miles de académicos y científicos contemplan ya abandonar EEUU tras el recorte de fondos a universidades (tres cuartas partes de investigadores planean irse, según una encuesta reciente de Nature), ahora son los perfiles técnicos, desde ingenieros y programadores a científicos de datos, justo los que están impulsando la revolución de la IA, los que empiezan a barajar huir a Europa o a Asia. La próxima desconexión que se está forjando entre EEUU y el resto del mundo ya no es solo de bienes y capital, ahora tiene nombre y apellidos.
"Si le preguntase ahora mismo a los fundadores de las startups en las que hemos invertido, me enviarían cientos de casos de gente que, o está mudándose ya de EEUU a Europa, o está pensando hacerlo. Es pura estadística. El 50% de la población estadounidense es demócrata. Basta que un mínimo porcentaje decida irse para que el impacto sea brutal. Eso es justo lo que estamos viendo", explica por teléfono desde Múnich a El Confidencial Hendrik Brandis, fundador de Earlybird, una de las mayores firmas europeas de inversión en tecnológicas con decenas de empresas participadas y más de 2 billones de euros en activos gestionados.
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Brandis es además miembro del consejo asesor de la Universidad Técnica de Múnich, centro público de referencia en Europa especializado en ingeniería, tecnología, medicina y ciencias aplicadas. Su recomendación al equipo directivo del organismo es clara. "Hace un año era un reto encontrar talento científico y técnico de primer nivel para cubrir puestos académicos. Eso ahora ha cambiado por completo, tenemos más solicitudes de las que podemos aceptar, y la mayoría son de EEUU. Lo que les digo a mis colegas de la universidad es que contraten por encima de sus necesidades. Estamos ante la gran oportunidad de Europa".
'Invasión' polaca en OpenAI
La mejor forma de entender lo que se juega tanto EEUU como el resto del mundo es echar un vistazo a una foto que corrió como la pólvora por internet hace unos meses, cuando Trump y sus aranceles aún no provocaban hundimientos bursátiles. La imagen mostraba a 18 de los ingenieros responsables de uno de los avances clave de OpenAI en el último año: el modelo razonador o1. La compañía publicó incluso un vídeo para presentarlos. Lo que captó la atención de miles de personas es que, entre los 18 trabajadores, había 6 polacos, 3 chinos, un italiano, un taiwanés, un indio y una turca. Solo 5 eran naturales de EEUU. Dicho de otra forma: la joya estadounidense para imponerse a China y Europa en la carrera por la IA no podría funcionar sin ingenieros importados de China y Europa.
La foto es un microcosmos de lo que lleva ocurriendo durante décadas en EEUU y el motivo por el que existe Silicon Valley: es un imán para las mentes más brillantes del planeta. Sin embargo, esa dependencia de talento extranjero se ha convertido en los últimos meses en la próxima bomba de relojería con la que tendrá que lidiar Trump, con el permiso de sus aranceles. ¿Y si un porcentaje razonable de esos perfiles técnicos decide abandonar el país en los próximos meses, ahuyentado por el caos económico, empresarial y político generado por las políticas republicanas? Algunos ya están dando el paso.
"El mantra allí siempre era "no importa de dónde vienes, importa lo que sabes hacer". Esta idea ahora se ha congelado de repente"
"Diría que estamos en un momento histórico. Siempre ha sido EEUU el que se ha aprovechado del talento de otros países. Lleva 75 años fichando a los ingenieros y científicos más brillantes del mundo. Es una política que la mayoría de naciones no aceptarían, permitir que llegue gente de otro país y, al instante, consiga un trabajo y un sueldo mejor que el tuyo. Así es como se ha construido Silicon Valley. El mantra siempre era "no importa de dónde vienes, importa lo que sabes hacer". Por eso existe Google, Apple, Microsoft… Esta idea ahora se ha congelado de repente", explica a este diario Ikhlaq Sidhu, decano de la Facultad de Ciencia y Tecnología de IE University.
Sidhu, nacido en una pequeña ciudad al norte de Nueva Delhi, lleva desde niño viviendo en EEUU, las últimas dos décadas en Silicon Valley, trabajando como profesor de ingeniería e innovación en UC Berkeley, una de las universidades más punteras del país. Hace dos años dejó su puesto para venirse a España a "vivir una nueva aventura. No, no fue por motivos políticos", se ríe. Cree que estamos asistiendo a dos fenómenos muy peligrosos para Trump, pero potencialmente beneficiosos para Europa. "La inmigración que está llegando ahora a EEUU se está reduciendo en todos los niveles, tanto de trabajadores cualificados como de no cualificados. Al mismo tiempo, el talento que ya vive en EEUU está cada vez más nervioso por su futuro y piensa si lo mejor es irse o no. Que ambos movimientos coincidan en el tiempo es sin duda delicado para el país".
Los datos de solicitudes de visados H-1B, creados en 1990 para atraer a trabajadores cualificados, dan una idea de la brutal dependencia de las tecnológicas estadounidenses del talento europeo y asiático. Entre las 10 primeras empresas solicitantes, están todas las 'big tech': Amazon, Google, Meta, Microsoft y Apple. Las cinco suman casi 30.000 peticiones de estos visados solo el año pasado. Es la mitad de empleados que tiene Indra en España. Por estados, California y Texas (el nuevo 'Silicon Valley') suponen el 34% del total de solicitudes en 2024.
India y China son los países que más talento técnico de alta cualificación exporta a EEUU a través de este programa, con más de 180.000 solicitantes en 2024. La primera nación europea en la lista es Reino Unido, con 1.423 solicitudes el año pasado, seguido por Francia (974) y, atención, España, en la posición nº 13, con casi 900 solicitudes, por delante de otros socios de la UE. Nuestro país ha ido escalando posiciones en esta lista durante los últimos años, lo cual en el fondo podría resultar positivo: un retorno de una pequeña parte de ese talento podría beneficiarnos de forma directa.
'Designed in Europe' (no en California)
Esta es justo la estrategia que están empezando a empujar algunos países ante las ocurrencias de Trump: animar a construir empresas 'en casa' en lugar de hacerlo en EEUU. "Nuestra vieja relación con ellos [EEUU] se ha terminado. Ya no son un socio de confianza", aseguró recientemente el primer ministro de Canadá, Mark Carney. "Algunos canadienses aquí se han empezado a preguntar: "¿Deberíamos reubicar nuestra oficina? ¿Deberíamos cambiar nuestra estrategia? La verdad es que no sabemos qué va a pasar", explicaba a la revista Wired Brandon Waselnuk, canadiense afincado en San Francisco y directivo en la startup californiana Mintlify.
Para que la idea de 'plantar cara a Trump' no se quede solo en retórica, Alemania, por ejemplo, acaba de aprobar un plan histórico para incurrir en un gasto ilimitado en defensa y en hasta 500.000 millones de euros en proyectos de infraestructuras y protección climática para los próximos 12 años, con una cifra total de gasto que podría ascender al billón de euros. "No es solo una cuestión de talento, es también un tema de cuánto dinero estás gastando y en qué. Cuando Alemania dice que va a destinar enormes cantidades de recursos en un plan de defensa a largo plazo, eso no solo significa armamento. Las compañías de defensa necesitan comprar empresas de tecnología avanzada. Eso crea el ecosistema que atrae el talento de otros países. Va todo unido", señala Ikhlaq Sidhu.
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Algo parecido está empezando a ocurrir en la industria aeroespacial. Los cuatro grandes operadores de satélites europeos, Eutelsat (Francia), Hisdesat (España), Inmarsat (Reino Unido) y SES (Luxemburgo) ya han firmado un acuerdo para intentar crear una alternativa viable al Starlink de Elon Musk. La misión es compleja, aún no tenemos cohetes fiables capaces de enviar satélites al espacio de forma masiva. Pero de ello depende el futuro de todo un sector en el Viejo Continente, además de cientos de startups que intentan abrirse hueco.
"Nosotros hemos invertido en varias firmas europeas de satélites. Lo sé de primera mano porque me lo cuentan: están desesperadas por usar cohetes europeos. Para ellos, SpaceX ya no es su opción principal, no quieren usarla", dice Hendrik Brandis. "Si reservan una ventana de lanzamiento con ellos para dentro de 3 años, no tienen la certeza de que se va a cumplir. Hemos producido todos estos satélites y ahora no podemos lanzarlos. Hay que apostar por Europa".
Está por ver la velocidad a la que se producirá esta transferencia de talento técnico entre EEUU y otros rincones del planeta, y si será lo suficientemente significativa en volumen como para provocar cambios en terrenos como la IA, la industria aeroespacial, los centros de datos o los procesadores. Sin embargo, pocos dudan ahora del giro que ya se está produciendo en parte de la élite de Silicon Valley: de apoyar sin fisuras a la nueva administración Trump, ya sea en público (como Elon Musk o Marc Andreessen) o en privado, a mostrar serias dudas tras el harakiri arancelario. Silicon Valley apostó fuerte por Trump a cambio de desregulación y recortes fiscales, pero lo que ha obtenido de momento es puro caos y un desplome agregado del 27% en el valor de sus acciones desde mediados de febrero.
"Cuando Silicon Valley cambia de rumbo, puede ser de forma radical: un giro sísmico, una cascada de preferencias"
El estadístico y escritor estadounidense Nate Silver argumenta que la idea de Trump de "sufrir a corto plazo para ganar a largo" ya no parece una buena defensa, "sobre todo después de la forma torpe y a la fuerza en la que se han establecido los aranceles". "Cuando Silicon Valley cambia de rumbo, puede ser de forma radical: un giro sísmico, una cascada de preferencias [...]. Si apostar por Trump al menos fuera bueno para los negocios, la imagen de apoyarlo no importaría tanto... pero hasta ahora, no ha sido así"
"Gracias a Trump hemos saltado de la cama"
"Estamos viendo un cambio claro de posición", señala Hendrik. "Por un lado a nivel interno, de crisis existencial de la élite tecnológica estadounidense hacia las políticas de Trump; por otro lado, a nivel externo, de los inversores y emprendedores europeos hacia EEUU. Ahora, de repente, son mucho más reacios a la necesidad de irse a abrir mercado a EEUU. La incertidumbre es muchísimo mayor. De todas las conversaciones que tenemos con nuestras startups, la importancia que tenía el mercado estadounidense ha desaparecido".
Sobre la mesa está en juego arañar posiciones en la carrera tecnológica, una pelea que en buena parte explica la guerra comercial que Trump ha declarado al mundo. De momento, el líder indiscutible en esa competición sigue siendo EEUU en volumen y valor agregado: además de las 'big tech', cuenta con 700 unicornios tecnológicos (empresas no cotizadas con una valoración superior a los 1.000 millones de dólares), frente a los 150 en Europa, 162 en China y 68 en la India. China lleva años intentando alterar el equilibrio de fuerzas con inversiones masivas y cazando talento de forma agresiva en Occidente. Huawei, por ejemplo, ha llegago a ofrecer el triple de salario a ingenieros de la empresa alemana de procesadores Zeiss SMT, un intento que llevó incluso a las autoridades alemanas a abrir una investigación. Eso fue antes de que Trump regresara a la Casa Blanca. Ahora la fruta madura, el talento disponible, se puede cazar a manos llenas al otro lado del charco.
Algunos ingenieros que llevan tiempo a caballo entre Silicon Valley y Europa son escépticos de que estemos ante una fuga de talento técnico de EEUU con impacto real. "A medio plazo no lo sé, tal vez, pero a corto, mientras Europa no cambie la mentalidad y empecemos a construir el futuro en lugar de legislarlo, creo que la mayoría de gente seguirá prefiriendo irse a EEUU", señala a este diario Omar Pera, exdirectivo de Meta en Nueva York y ahora jefe de producto en la española FreePik.
"Mas del 50% de los fundadores de las startups de Silicon Valley son inmigrantes o vienen de familia de inmigrantes. Muchos ahora tienen dudas sobre su futuro", recuerda Hendrik. "Animaría a las empresas europeas a lanzarse a ficharlos. Es el momento. Es como si el despertador llevara sonando en Europa durante 10 o 15 años y nadie se despertara. Gracias a Trump, ahora hemos saltado de la cama".
EEUU ha decidido divorciarse del mundo y las consecuencias de este cataclismo son impredecibles. A grandes rasgos, este es el resumen de una semana de infarto tras la que nadie se atreve a predecir cuál será el siguiente dislate de Trump. Un dato refleja bien el estado de shock actual después de sus kamikazes maniobras arancelarias: la incertidumbre económica mundial se ha disparado a cotas sin precedentes, por encima incluso del nivel registrado durante la pandemia (de 200 a 600 puntos en EEUU en solo unos días). Trump ya es oficialmente más nocivo para la economía estadounidense que el Covid-19 (todo un récord), pero lo peor podría estar aún por llegar.