Es noticia
Estos son los auténticos motivos por los que sigue siendo tan difícil fabricar armas nucleares
  1. Tecnología
Aunque se lograron hace 80 años

Estos son los auténticos motivos por los que sigue siendo tan difícil fabricar armas nucleares

El programa nuclear de Irán vuelve a ser noticia por las últimas exigencias de Donald Trump. A pesar de llevar décadas en marcha, el país no ha conseguido fabricar ninguna bomba de este tipo

Foto: Imagen aérea de una prueba nuclear realizada por EEUU en 1946 (YouTube/@TheCentralnuclear)
Imagen aérea de una prueba nuclear realizada por EEUU en 1946 (YouTube/@TheCentralnuclear)

La existencia de conocimientos públicos sobre energía nuclear no ha eliminado las enormes dificultades que conlleva construir un arma atómica. Los países con capacidad para hacerlo siguen siendo una minoría, no por falta de información, sino por la complejidad técnica, industrial y logística del proceso.

Desde los primeros ensayos nucleares, los principios científicos detrás de la fisión nuclear son ampliamente conocidos. Sin embargo, reproducir esa reacción de forma controlada y explosiva, con fines armamentísticos, exige niveles extremos de precisión, recursos e infraestructura.

Obtención de material fisible: un proceso largo y arriesgado

Uno de los principales obstáculos es la obtención del material clave: uranio enriquecido o plutonio. Ambos requieren transformaciones complejas. El uranio natural está compuesto casi en su totalidad por U-238, un isótopo que no sirve para una reacción en cadena eficiente. Es necesario aislar el U-235 mediante un proceso de enriquecimiento intensivo.

Foto: Recreación generada por IA de la explosión de una bomba nuclear (Freepik)

“Una forma de enriquecer uranio es convertirlo en gas y hacerlo girar rápidamente en centrifugadoras”, explicó Matthew Zerphy, profesor de la Universidad Estatal de Pensilvania, al medio Live Science. Separar los isótopos por masa permite obtener el U-235 necesario, pero “este proceso puede tardar semanas o meses”, añadió. Además, durante la manipulación del uranio se puede liberar hexafluoruro de uranio, un gas altamente tóxico que representa una amenaza grave para la salud humana si se inhala.

El caso del plutonio, un problema aún más complejo

A diferencia del uranio, el plutonio-239 no se encuentra en la naturaleza. Es un subproducto generado en los reactores nucleares a partir del U-238. Para obtenerlo, es necesario procesar combustible nuclear gastado, lo cual supone un alto riesgo radiológico.

Foto: Imagen generada por IA que representa la explosión de una bomba nuclear (Freepik)

Durante ese tratamiento, debe evitarse cualquier posibilidad de alcanzar una masa crítica accidental. “Hay que tener mucho cuidado para que eso no ocurra mientras se fabrican los componentes”, indicó Zerphy. Una acumulación indeseada podría dar lugar a una explosión espontánea e incontrolada.

Diseño de la detonación: velocidad y exactitud extremas

Una vez obtenido el material adecuado, el desafío se traslada al plano del diseño. Las armas nucleares deben generar una masa supercrítica de manera instantánea en un espacio muy reducido. Esa configuración provoca una reacción de fisión en cadena que libera una gran cantidad de energía en una fracción de segundo.

Foto: Explosión de la bomba termonuclear Ivy Mike el 1 de noviembre de 1952. (Wikipedia)

“Las armas están diseñadas para que, al detonarse, se cree una masa supercrítica rápidamente”, explicó el investigador. Este fenómeno conlleva un aumento exponencial del número de fisiones, que se propagan por todo el material con una rapidez devastadora.

Simulación digital en lugar de pruebas reales

Las pruebas nucleares atmosféricas han quedado atrás. Hoy en día, los ensayos se realizan mediante modelos computacionales avanzados. La Administración Nacional de Seguridad Nuclear (NNSA) de EEUU desarrolla herramientas digitales que permiten verificar la fiabilidad de los dispositivos sin necesidad de detonaciones reales.

Según un portavoz de la NNSA, se utilizan “simulaciones avanzadas con superordenadores, ciencia de materiales e ingeniería de precisión” para asegurar que las armas funcionarán correctamente en escenarios diversos.

Foto: Una imagen por satélite de la calima llegando a Canarias (EFE/NASA)

A todo esto hay que sumar las presiones políticas. Por tanto, que el conocimiento esté disponible no significa que cualquiera pueda construir una bomba nuclear. Se necesitan años de desarrollo, inversiones multimillonarias, recursos humanos especializados y una infraestructura muy específica. Esas barreras explican por qué tan pocos países han alcanzado esa capacidad.

Además de los riesgos técnicos, las restricciones diplomáticas, los tratados de no proliferación y las sanciones internacionales actúan como frenos adicionales. Fabricar una arma nuclear no es solo una cuestión científica: es un desafío multidimensional que pocos pueden asumir.

La existencia de conocimientos públicos sobre energía nuclear no ha eliminado las enormes dificultades que conlleva construir un arma atómica. Los países con capacidad para hacerlo siguen siendo una minoría, no por falta de información, sino por la complejidad técnica, industrial y logística del proceso.

Nuclear Tecnología militar
El redactor recomienda