He probado la cámara que mejor combina el mundo real y digital: cuidado que engancha
Las cámaras instantáneas tienen su encanto, pero necesitan el toque moderno para que los nativos digitales las entiendan. Fujifilm ha dado en el clavo, pero hay que pagarlo
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Las cámaras de película instantánea siguen existiendo. Después de ver cómo la fotografía digital llegó para quedarse para siempre, una nueva oleada de nostalgia y postureo moderno llegó en forma de nuevas cámaras de revelado instantáneo. La idea sigue siendo la misma: disparar casi sin saber a dónde y descubrir el resultado inmediatamente. La magia de la fotografía sigue sorprendiendo a los más jóvenes, pero la brecha entre lo digital y lo analógico es ya insalvable, así que hay que buscar soluciones que suavicen ese choque generacional.
Por eso, Fujifilm ha lanzado la Instax Wide Evo, una cámara instantánea que mezcla muy bien la experiencia digital y analógica, con controles y ayudas puras de lo digital, pero con los resultados inconfundibles de la fotografía analógica. Es la cámara más instagrameable que he probado, no solo por su aspecto, sino por las opciones que ofrece.
Y es que la sensación de que tu fotografía cobra vida durante ese proceso ancestral en el que la cámara expulsa la película ya revelada sigue siendo hipnotizante. Es el principal atractivo de estas cámaras, pero al mismo tiempo el mayor inconveniente, ya que el coste de las hojas lleva la experiencia a una esclavitud en forma de consumible prohibitivo que muchos no están dispuestos a asumir.
Ahí es donde entra la naturaleza digital de esta cámara, ya que basta con revisar la pantalla de 3,5 pulgadas que incluye, desde donde no solo podrás previsualizar la imagen antes de disparar, sino también revisar las fotos, borrar las que no te interesen, imprimir las que finalmente te gusten y enviarlas a tu teléfono para compartirlas en redes.
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La cámara más retro-digital
No lo voy a negar. Mientras paseaba por la calle, varias personas me miraban con detenimiento cuando veían que llevaba colgada del cuello la nueva Instax Wide Evo. Es una cámara grande, delgada y muy cuadrada, formas que rápidamente hacen pensar en una cámara de carrete. ¿Quién hace fotos analógicas en estos tiempos? Lo cierto es que este tipo de fotografía está teniendo un nuevo resurgir, pero eso lo dejaremos para otro día.
Y es que la Wide Evo es una cámara que llama la atención. Es muy bonita estéticamente y rompe completamente los esquemas cuando descubres que cuenta con una pantalla por detrás. Al encenderla, puedo encuadrar, revisar los parámetros y disparar sin miedo a gastar una de esas carísimas hojas químicas. Aquí se imprime más tarde, cuando quieras y cuando estés decidido a hacerlo. Mientras tanto, funciona como una cámara digital cualquiera, con la novedad de contar con unos controles muy sencillos desde los que aplicar lo que ahora llamaríamos filtros de Instagram.
Estos filtros se ordenan en dos grupos. Por un lado, el dial izquierdo aplica filtros creativos de efectos de objetivo, como partículas, reflejos, artefactos y otras aberraciones cromáticas. El dial derecho es el encargado de aplicar ajustes de color a modo de efectos de película, permitiendo cambiar a tonos cálidos, fríos, monocromo o el olvidado sepia. El anillo del objetivo también gira, y es el encargado de ajustar la intensidad de los filtros creativos, mientras que un botón superior aplica efectos de película para obtener resultados como el cinematográfico, la impresión de fecha como aquellas fotos de cámaras desechables, marcos de tira de película o la oxidación del proceso de colodión.
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Por si fuera poco, el menú de ajustes permite configurar la exposición, el flash, el disparo en modo macro, el autodisparador o la detección de rostros, algo especialmente útil a la hora de fotografiar a personas. Estos ajustes definen a la cámara claramente como un modelo digital y reducen el aspecto analógico simplemente a las funciones de impresión, lo que acerca mucho más el producto al público menos experimentado, al ofrecer una interfaz en pantalla.
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Pero si hay un momento que define por completo esta cámara es la hora de la impresión. Imitando a las viejas cámaras de carrete, la Instax Wide Evo cuenta con una pequeña manivela que deberemos de girar para que la cámara imprima la foto. Esto ejecuta una animación en la imagen en pantalla que parece llevar la foto hacia el exterior de la cámara al mismo tiempo que el papel comienza a aparecer. Es un proceso que está muy conseguido y que vuelve a enfatizar lo divertido que puede llegar a ser hacer fotos con esta cámara.
Conectada al móvil
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El aspecto de la conectividad es otro punto moderno en la cámara. Gracias a su conexión Bluetooth, la Instax Wide Evo es capaz de enviar las imágenes impresas a nuestro teléfono y también permite activar el disparo remoto desde la aplicación oficial. Es desde esta aplicación donde podremos ver el historial de disparos realizados e imprimir imágenes que hayamos realizado con nuestro teléfono, dando así vida a la función de impresora portátil. De todas formas, la utilidad se queda a medio camino en el momento que descubrimos que no podemos pasar todas las imágenes realizadas con cámara Instax al móvil, ya que únicamente se podrán transferir aquellas que hayan cobrado vida en papel. Es algo así como una metáfora del revelado original de las fotos, ya que al no existir en papel significaría que no se han revelado aún.
La solución pasa por usar una tarjeta microSD en la que almacenar las capturas realizadas, y posteriormente conectar dicha tarjeta a un móvil o un ordenador para revisar todas las tomas realizadas. Se trata de una serie de impedimentos que manchan la experiencia de uso y que restan a ese perfil de cámara digital que supuestamente ofrece la cámara. Es algo bastante extraño y que, a pesar de que entiendo el trasfondo que esconde, no deja de ser incómodo.
Como cámara digital, los resultados son bastante normales (pesan únicamente 1 MB), siendo inferiores a las de cualquier móvil de gama media. Esto, al final, refuerza la idea de que la cámara está pensada para lo que es, y no es otra cosa que imprimir momentos espontáneos en cuestión de segundos. Si lo que buscas es una cámara para llevar encima y tener la máxima calidad de imagen, será mejor que busques otra cosa.
Un precio demasiado elevado
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Si los 379 euros que cuesta la cámara ya suenan un tanto elevados (el modelo sin pantalla ni ajustes que revela al mismo tamaño de película vale 149 euros), lo peor llega con el coste de las hojas. Los paquetes de 12 hojas suelen costar unos 25 euros, mientras que los packs de 40 hojas ascienden hasta los 50 euros, lo que convierte el revelado en una experiencia bastante exclusiva debido al coste de 2 euros por foto.
A nivel de hardware, por ese precio me hubiera gustado encontrar una pantalla de mayor calidad, ya que cuenta con una resolución bastante justa, ángulos de visión deficientes y una visibilidad en exteriores complicada. Tampoco se incluyen películas para realizar las primeras fotos, por lo que deberás añadir en la compra un primer set de hojas. La calidad de imagen de las fotos es perfecta para la impresión, suficiente para redes sociales e insuficiente para impresiones de mayor tamaño.
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Obviamente, el secreto de estas cámaras es la diversión y la experiencia que ofrecen, pudiendo regalar una foto al instante en cualquier lugar y momento, pero el precio a pagar seguirá siendo una barrera infranqueable para la mayoría de usuarios. Y ya que la usamos como cámara digital, probablemente existan modelos más completos por el mismo precio. Dicho esto, la fotografía instantánea sigue regalando momentos que difícilmente se pueden reemplazar, pero esa experiencia mágica tiene un coste que hay que seguir asumiendo.
Otras alternativas a tener en cuenta
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La Instax Wide Evo ha sabido cubrir prácticamente todo tipo de necesidades, pero si buscas algo más económico en formato instantáneo, estas podrían ser algunas de las propuestas a tener en cuenta:
Por un lado, está la Instax Wide 400, una cámara que utiliza el mismo formato Wide de 62 x 99 milímetros y con la que obtendrás imágenes de gran tamaño. No cuenta con pantalla ni filtros de imagen, pero tiene un visor con líneas de encuadre que ayudan a disparar centrado. Su punto más fuerte es que cuesta solo 149 euros, pero eso sí, una vez que dispares, no hay marcha atrás.
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La Instax Link Wide es probablemente la opción más inteligente para los tiempos que corren. Tu teléfono móvil se ha convertido en la cámara de fotos definitiva y no te separas de él en ningún momento, así que la solución es conectarle una impresora portátil en formato Wide. Eso es lo que ofrece la Instax Link Wide: impresión en formato Wide por Bluetooth y la opción de editar las fotos desde la aplicación oficial.
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Las cámaras de película instantánea siguen existiendo. Después de ver cómo la fotografía digital llegó para quedarse para siempre, una nueva oleada de nostalgia y postureo moderno llegó en forma de nuevas cámaras de revelado instantáneo. La idea sigue siendo la misma: disparar casi sin saber a dónde y descubrir el resultado inmediatamente. La magia de la fotografía sigue sorprendiendo a los más jóvenes, pero la brecha entre lo digital y lo analógico es ya insalvable, así que hay que buscar soluciones que suavicen ese choque generacional.