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Un falso desfile de Halloween te explica por qué cualquier persona cae en la desinformación
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LA REALIDAD DETRÁS DE UN EVENTO 'FANTASMA'

Un falso desfile de Halloween te explica por qué cualquier persona cae en la desinformación

Un evento anunciado en redes, un sitio web sospechoso y miles de personas movilizadas. Dos expertas en inteligencia y desinformación analizan cómo se gestó una de las mayores mentiras digitales de Irlanda

Foto: Miles de personas de reúnen a la espera de un festival falso en O’Connell Street, Dublín. (X)
Miles de personas de reúnen a la espera de un festival falso en O’Connell Street, Dublín. (X)

"Me han engañado”. Eso es lo que pensó Bertie Brosnan, creador de contenido, cuando llegó a O’Connell Street, una de las calles más famosas y céntricas de Dublín, con su cámara lista para retransmitir en vivo el esperado desfile de Halloween. Todo apuntaba a un gran evento: un sitio web que parecía legítimo, cientos de cuentas de redes sociales expandiendo el rumor y una multitud reunida en el corazón de la ciudad. Pero en cuanto puso un pie allí, supo que algo iba mal. Los desfiles siempre tienen vallas, seguridad, policías, algún tipo de organización… Aquí no había nada de eso, solo una muchedumbre mirándose los unos a los otros. El desfile nunca llegaría. De hecho, ni siquiera existió.

La noche del 31 de octubre de 2024 pasará a la historia como una experiencia sacada de Black Mirror. “Pero también como un ejemplo perfecto de cómo la desinformación cobra vida propia y puede generar consecuencias inesperadas”, han explicado las analistas de inteligencia y campañas de desinformación Paula González Nagore y Raquel García Puerta, en el evento RootedCON, la conferencia sobre ciberseguridad más grande de España celebrada esta semana en Madrid. Ambas forman parte de Future Space, una empresa española que brinda servicios de seguridad y defensa tanto a instituciones públicas (Ministerio de Defensa e Interior), como empresas privadas en el sector bancario, industrial o de telecomunicaciones.

El caso dublinés empezó con una publicación en MySpiritHalloween.com, un sitio web que organizaba listas de eventos de Halloween en varias partes del mundo. En él se mencionaba un supuesto desfile en Dublín organizado por Macnas, una compañía de teatro que nunca tuvo planeado nada en la capital irlandesa. La información falsa se viralizó en TikTok e Instagram, y el boca a boca hizo el resto. El resultado: una multitud de más de 6.000 personas congregadas en O'Connell Street, esperando algo que nunca iba a suceder. “La desinformación ya no solo impacta elecciones o crisis políticas: también puede llenar las calles de gente esperando algo que nunca sucederá”, comenta González en el encuentro.

placeholder Paula González Nagore y Raquel García Puerta, en el evento RootedCON celebrado en Madrid.
Paula González Nagore y Raquel García Puerta, en el evento RootedCON celebrado en Madrid.

El propietario del sitio web (que actualmente está cerrado), Nazir Ali, explicaba entonces a los medios que no había tenido la intención de engañar a nadie, alegando que todo había sido un error. "No fue una broma, ni una estafa", dijo. La investigación de González y de García sobre el caso les llevó a una empresa pakistaní que generaba contenido con inteligencia artificial y que no contaba con moderación humana. Su único objetivo era optimizar el SEO para atraer tráfico y generar ingresos publicitarios.

En una entrevista con Wired, Ali admitió que le pedían a ChatGPT que escribiera los artículos por ellos, pero que había gente comprobando manualmente los contenidos. También aseguró tener cinco webs que generan alrededor de 1.400 artículos al mes para posicionar en Google. Preguntado por cuánto dinero había ganado creando esos contenidos y difundiéndolos, no soltó prenda: “Es información demasiado personal”.

“Llama mucho la atención de este caso que detectamos varios posts en Reddit de gente que sabía que el evento era mentira o que dudaba de ello. Eran personas que estaban intentando desde las 12 de la mañana de ese mismo día avisar, pero fue imposible. Era una maquinaria de la mentira implacable”, explica González.

Foto: Elon Musk. (Reuters)

El caso de este desfile “fantasma” no es un incidente aislado, sino una muestra más del poder que tiene la desinformación en un mundo donde el contenido digital se propaga a velocidades vertiginosas. En 2016, la teoría conspirativa del "Pizzagate" hizo que un hombre armado irrumpiera en una pizzería de Washington DC, convencido de que allí operaba una red de tráfico infantil. En 2020, miles de personas en Reino Unido quemaron torres de telecomunicaciones 5G tras creer falsamente que propagaban el Covid. El caso de Dublín es solo otro ejemplo de cómo una mentira, con la suficiente amplificación, puede provocar caos real.

Las falsas convocatorias, además, tienen graves consecuencias agregadas. La policía irlandesa tuvo que intervenir para dispersar a la multitud en Dublín por miedo a posibles accidentes. "El mayor peligro de la desinformación en casos como este no es solo la confusión, sino los riesgos físicos que puede generar una multitud mal gestionada", explica la experta. Recordemos cómo las aglomeraciones causaron estragos en otro desfile similar, unos meses antes en Seúl, Corea del Sur. También en Alemania, recientemente se han producido atropellos contra multitudes.

“La desinformación es fácil de generar, muy barata, y suele ir muchos pasos por delante de nosotros. Busca errores en nuestra mente, vulnerabilidades de nuestro propio sistema, como en la ciberseguridad. El razonamiento humano es muy simple, muchas veces llegamos a las conclusiones primero y luego ya vamos confirmando. Y la tecnología está jugando un papel esencial. Recibimos millones de inputs al día, pero solo retenemos aquellos que nos llaman la atención”, explica García, quien afirma que “el 50% del contenido en internet ya está creado con IA”. “Aunque sepamos que una imagen o noticia es falsa, si nos impacta emocionalmente, se quedará en nuestra memoria. Una de las principales lecciones es que al final, todos somos vulnerables a la desinformación por mucho que tengamos pensamiento crítico o seamos inteligentes, todos podemos caer”, añade.

Foto: Cartel publicitario de Alvise Pérez para las elecciones europeas del 9 de junio. (Agencias)

“Hace unos años, recién empezado el conflicto de Ucrania, me llegó una foto por vía de un familiar mío. Era una portada de la revista Time en la que aparecía Putin, pero de nariz para abajo era Hitler. Era un edit falso que había sido hecho por alguien en Instagram, pero la persona que lo compartió no lo sabía”, cuenta García.

A pesar de la rapidez con la que se difunden las noticias falsas, también existen herramientas para combatirlas. "La escucha social es clave para identificar y detener la desinformación antes de que se salga de control", afirma la experta. Una de las estrategias más avanzadas en este campo es el uso de herramientas que detectan tácticas de manipulación y evalúan el impacto de campañas de desinformación. La OTAN ya está implementando modelos de inteligencia artificial para analizar confusiones en la ciudadanía y responder con rapidez. Sin embargo, la tecnología por sí sola no es suficiente. “Los usuarios deben aprender a cuestionar la información, verificar las fuentes y desarrollar un pensamiento crítico frente al contenido que consumen”, concluye.

Eso devuelve a la palestra el debate de si las plataformas deberían responsabilizarse en su moderación para evitar campañas de desinformación que pongan en peligro a los usuarios. Regular este espacio es complicado, pero no imposible. Algunas plataformas ya han implementado verificadores de datos y alertas para noticias falsas. Otras, como X, de Elon Musk, o Meta, de Mark Zuckerberg, están haciendo todo lo contrario, cerrando sus divisiones de moderación y verificación de datos. Como decía el escritor estadounidense Mark Twain, "una mentira puede recorrer medio mundo mientras la verdad aún se está poniendo los zapatos".

"Me han engañado”. Eso es lo que pensó Bertie Brosnan, creador de contenido, cuando llegó a O’Connell Street, una de las calles más famosas y céntricas de Dublín, con su cámara lista para retransmitir en vivo el esperado desfile de Halloween. Todo apuntaba a un gran evento: un sitio web que parecía legítimo, cientos de cuentas de redes sociales expandiendo el rumor y una multitud reunida en el corazón de la ciudad. Pero en cuanto puso un pie allí, supo que algo iba mal. Los desfiles siempre tienen vallas, seguridad, policías, algún tipo de organización… Aquí no había nada de eso, solo una muchedumbre mirándose los unos a los otros. El desfile nunca llegaría. De hecho, ni siquiera existió.

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