El Mobile empieza más tarde que nunca por los chinos. Es el resumen perfecto de lo que viene
Los 240.000 metros cuadrados de la Fira son el resumen perfecto de las grandes batallas tecnológicas que se están librando y del papel que cada potencia va a jugar
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"Tenemos que ajustar el calendario porque el sector de las telecomunicaciones y la movilidad es universal", indicó hace doce meses John Hoffman, director del MWC de Barcelona, durante el balance de la última edición. "Queremos seguir centrándonos en las delegaciones internacionales y la atención de Asia ha crecido", añadía el veterano directivo.
Pero el sheriff del Mobile no hablaba del Lejano Oriente en general, sino de un país muy concreto: China. Su presencia fue clave para que la feria, uno de los eventos tecnológicos más importantes del mundo, superara por primera vez desde la pandemia la barrera de los 100.000 visitantes. "Por esa razón, la próxima edición se celebrará en marzo, después del Año Nuevo chino", anunció.
Los festejos del Año de la Serpiente han provocado que el MWC arranque más tarde de lo habitual. No es la primera vez que ocurre ni que se desplaza tanto en el calendario. El caso más extremo fue en 2021, cuando la pandemia obligó a retrasarlo hasta junio. Pero incluso en circunstancias normales, el evento ha ajustado sus fechas en función del calendario chino, como sucedió en 2015.
Sin embargo, en aquel entonces la importancia de China no era la que tiene hoy. Su peso no solo se nota en la cantidad de congresistas que acuden desde el país asiático —una de las nacionalidades más numerosas en el recuento de asistentes—, sino también en la presencia arrolladora de sus empresas, que han ganado protagonismo hasta convertirse en actores clave del MWC. Controlan buena parte de la agenda del evento, imponen tendencias y, literalmente, ocupan más espacio que nadie.
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El caso más significativo es el de Huawei, que un año más tendrá el stand más grande de la feria. La empresa de Shenzhen no solo exhibe productos, sino que construye una auténtica ciudad efímera para los cuatro días del congreso. Alquila anualmente unos 10.000 metros cuadrados, la mitad de uno de los ocho pabellones de la Fira. Y no es la única. En total, más de 300 compañías participarán en el MWC con la bandera china, más del 10% de las 2.700 que peregrinan hasta este lugar. En la nómina figuran otros gigantes como Alibaba, Xiaomi, Lenovo, el grupo BBK (propietaria de Oppo, OnePlus, realme y Vivo) o China Mobile, por citar algunas.
De móviles a coches eléctricos
La fuerte presencia del gigante asiático en Barcelona es la enésima demostración de la madurez que ha alcanzado su industria, a pesar de los múltiples intentos puestos en marcha desde Estados Unidos para frenar su avance en áreas como las telecomunicaciones y los semiconductores. Pero además de una demostración del poder de Pekín, lo que se va a ver en los 240.000 metros cuadrados que ocupa el Mobile durante esta semana puede ser considerada una lección de geopolítica tecnológica para dummies.
Para el común de los mortales, la cara más visible de la revolución china ha venido de la mano de la informática y la electrónica de consumo. Lenovo, por ejemplo, lleva años liderando la venta de PCs a nivel mundial. El pasado año, prácticamente 1 de cada 4 portátiles que se vendían llevaba su marca. En el mercado de smartphones, el sorpasso puede producirse en cualquier momento. Durante mucho tiempo el reparto de poder en el negocio era el siguiente: Samsung se hinchaba a vender terminales y lideraba las estadísticas en lo que se refiere a cifras de ventas, mientras que Apple encabezaba el ránking de mayores ingresos. Sin embargo, apareció un pelotón de fabricantes liderados por Huawei que alteraron esa relación de poder.
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Hirieron de muerte a algunas de las marcas clásicas de este sector y Huawei estuvo a punto de asaltar el trono coreano, algo que hubiese podido pasar sin el veto estadounidense. Ahora ha sido Xiaomi la que ha tomado este testigo. La compañía liderada por Lei Jun ya es el tercer fabricante a nivel mundial y pelea de tú a tú con la manzana y con Samsung. En lo que se refiere a relojes inteligentes y otros wearables, la compañía china lidera las ventas, superando a Apple. Detrás de Xiaomi, aparece Oppo.
El cambio de paradigma se ha dejado notar en la parrilla del Mobile. En su día, HTC, Sony, LG o la propia Samsung eran quienes protagonizaban las grandes presentaciones en la Ciudad Condal. De esas cuatro marcas, dos han dejado el negocio de los móviles, otra está sumida en la irrelevancia y la otra ha decidido sacar sus mejores inventos de esta cita para no compartir atención con nadie más.
Hace 7 años los protagonistas del MWC eran marcas como LG, HTC, Sony o Samsung. Dos de ellas ya no están ni en este negocio
La voz cantante, un año más, la ha vuelto a llevar Xiaomi, que se ha presentado con un carro de productos. Los móviles baratos siguen siendo una de sus grandes especialidades, pero Barcelona ha servido como lanzamiento mundial de su gama premium, la familia Xiaomi 15.
El Xiaomi 15 Ultra, el más poderoso de todos, aspira a convertirse en el mejor teléfono del año. realme presentará este lunes una nueva categoría de productos, al igual que ZTE. Motorola, propiedad de Lenovo, ha aprovechado para presentar novedades de software y nuevas herramientas para sus teléfonos. Huawei, por su parte, ha traído a Europa su teléfono plegable con pantalla triple, una muestra del dominio que ha logrado del hardware y la construcción de móviles. Oppo, por su parte, ha enseñado el Find N5, un smartphone tipo libro que cuando está cerrado es más fino que un iPhone 16.
Fuera del universo chino, hay poco que rascar. Samsung anunció en las horas previas los A56, A36 y A26, una hornada de teléfonos asequibles. Nothing Phone, la compañía creada por uno de los cofundadores de OnePlus, también desvelará en esta primera jornada sus apuestas para encandilar a los que gastarse más de 400 euros en un teléfono les parece un disparate.
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Es probable que alguna de las compañías chinas de algún titular que otro en lo que se refiere al coche eléctrico. En la última edición, Xiaomi se dio un auténtico baño de masas presentando por primera vez el SU7, este deportivo eléctrico del que ha vendido más de 180.000 unidades solo en su país de origen. La casualidad quiso que justo trascendiera esos días que Apple dejaba de lado el proyecto para crear el suyo propio.
En el MWC se podrá ver la versión Ultra de este bólido, una nueva edición que es un dardo directo para Tesla y Porsche, que ha sido desbancado por este modelo como el eléctrico más potente del mercado.
Tras su presentación, el nuevo SU7 Ultra consiguió cerrar 15.000 pedidos en tan solo 24 horas. El de Xiaomi es solo un ejemplo de cómo la economía asiática ha pisado el acelerador en lo que se refiere a los coches eléctricos. Li Auto, Huawei, BYD, Xpeng... La lista es larga y ha metido miedo a Europa y Estados Unidos, que han visto que pueden perder el dominio de un negocio que es fundamental para sus economías. La respuesta, por ahora, han sido los aranceles con el objetivo de ganar algo de tiempo.
En los últimos meses se ha escrito mucho de la estrategia que China ha llevado a cabo para llegar a este punto. El país ha aprovechado su dominio sobre las tierras raras, para facilitar el desarrollo de baterías más duraderas y capaces; así como una continua inyección de fondos públicos a esta industria.
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Las cañerías de las telecomunicaciones
El Mobile suele ser el punto de encuentro donde se suele pasar revista al estado mundial de las telecomunicaciones y sus cañerías. Se hablará un año más de 5G y se darán nuevas pistas, probablemente, del 6G, al que todavía podemos esperar sentados. Toca poner el ojo en lo que se conoce como 5G SA o 5G Stand Alone. Cuando las operadoras de medio mundo intentaron dar el salto a esta nueva generación de internet móvil, lo que hicieron, básicamente, fue actualizar la red sobre la que se sostenía el 4G y hormonarla para aumentar, entre otras cosas, la velocidad. Pero para disfrutar de todas las ventajas de esta nueva tecnología había que construir una red nuevamente.
Esta tarea se está cumpliendo de manera desigual. Si fuese una maratón, China llevaría la delantera y estaría cerca de la meta. Todos los operadores ofrecen esta tecnología en prácticamente todo el país. Ookla, una empresa especializada en análisis de red, tomó muestras de varios países a través de su herramienta Speedtest y los resultados eran bastante clarificadores.
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En el mercado chino, el 80% de los pruebas se hicieron con una conexión 5G SA. En India, cerca del 60%. Por cierto que este país fue el más rápido en cubrir todo su territorio con cobertura 5G: tardó solo 12 meses en conseguirlo. En tercer lugar, EEUU, con cerca del 25% de las muestras. En Europa, las pruebas se saldaron con poco más del 1%. No se pueden hacer equivalencias exactas con la penetración y el alcance del 5G SA, pero este informe es una interesante fotografía de las diferencias en la infraestructura a nivel global.
El país asiático se ha apoyado en su super campeón nacional, Huawei, para meter la quinta marcha. La multinacional sigue siendo el mayor actor del mercado, pero tanto Ericsson como Nokia, ambas firmas europeas, llevan acortando distancias, gracias, en parte, al veto de EEUU y varios de sus socios.
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Otra cosa diferente es lo que ocurre a las operadoras a este lado del Atlántico. Mientras en China y en EEUU, el sector es cosa de 3 o 4 jugadores, en la UE hablamos de cientos de compañías implicadas. Estos días se volverán a oír mensajes a favor de la consolidación y concentración del sector. También será interesante ver cómo se pronuncian las teleoperadoras europeas sobre una de sus demandas históricas: la de que las Big Tech estadounidenses paguen por el uso que hacen de sus infraestructuras. Bruselas lleva dos años promoviendo esta iniciativa, pero la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca podría cambiar el equilibrio de fuerzas y complicar aún más las negociaciones con las grandes tecnológicas.
Aunque no es uno de los temas centrales de la feria, el de los semiconductores y los chips es un asunto que entra directamente en la agenda del MWC con la presencia de Qualcomm, Mediatek o Intel. El gigante estadounidense promocionará, entre otras cosas, nuevas soluciones y tecnologías para su negocio de servidores, una de las divisiones que también está sufriendo para defenderse del avance de la tecnología de ARM. Sus compatriotas de Qualcomm, que viven un momento mucho más dulce, hablarán, entre otras cosas, de su nueva plataforma para surfear la nueva ola de la robótica que todos parecen augurar gracias a la inteligencia artificial. En este punto, el de la IA, Honor anunció este domingo en la jornada cero del MWC, una inversión multimillonaria con el fin de crear dispositivos de IA abiertos y compatibles entre varios servicios.
En el MWC también se trata el tema de los chips, el única área que se le atraganta a China
En el de los chips y la IA, China se encuentra un panorama más difícil. Las sanciones de Washington le impiden desde hace tiempo acceder a la maquinaria necesaria para fabricar los chips de vanguardia. Sin embargo, Pekín ya ha demostrado que su industria está explorando otras vías, como ha demostrado DeepSeek o la propia Huawei. Sus planes pasan por trabajar la eficiencia de los desarrollos y hacer evolucionar tecnologías más maduras de fabricación de chips, donde todavía tienen margen de actuación y las restricciones estadounidenses no son tan severas.
Como muestra… el botón coreano
Si hay un país que está sufriendo el ascenso de China es su vecina Corea del Sur. Hubo una época, no tan lejana, en la que el país estaba considerado un líder tecnológico absoluto. La pasada década, tal y como recogía recientemente el Financial Times, lideraba 36 de las 120 tecnologías críticas y prioritarias identificadas por el Gobierno coreano. A día de hoy, esa cifra se ha reducido tan solo a 4. El último ejemplo es el de los codiciados chips. Según un informe publicado la semana pasada, Corea del Sur ha cedido el puesto a China o está al mismo nivel en cinco áreas de "competencia básica" de la industria de los semiconductores, incluyendo chips de memoria y de inteligencia artificial.
Este informe, publicado por el Instituto Coreano de Evaluación y Planificación de Ciencia y Tecnología, es demoledor, y la última señal de que China está ya pisando los talones con los países que siempre habían sido líderes mundiales en ciertas tecnologías, pese a las restricciones estadounidenses (con la cuestión de Taiwán en medio) en el caso de los chips. Corea del Sur ha mantenido durante mucho tiempo la ventaja (segunda en el ránking mundial, solo por detrás de EEUU) en los chips de memoria, gracias a empresas como Samsung Electronics y SK Hynix. Ahora, ha sido ya adelantada por China.
Las autoridades ya están intentando recuperar el terreno perdido. Una buena muestra es el proyecto que está patrocinando en Yongin, a 40 kilómetros al sur de la capital. Allí se levantará un megacomplejo de 400 hectáreas y tres plantas de altura que se convertirá en la fábrica de circuitos integrados más grande del mundo. Será propiedad de SK Hynix, que ha gastado 91.000 millones de dólares. Pero habrá mucho más. El Ejecutivo pretende concentrar aquí un hub de productores con una inversión total de 471.000 millones entre capital público y privado, incluyendo 220.000 por parte de Samsung.
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No es el único cortafuegos que está levantando el país. A finales de 2023, el Ejecutivo aprobó un megadecreto con el fin de dar un impulso a sectores como el desarrollo de vacunas o las energías verdes. En el texto, que incluía desde beneficios fiscales hasta ingentes préstamos públicos, se ponía mucho acento en la fabricación de televisores. Firmas surcoreanas como Samsung o LG han encabezado durante años estos mercados. Aún lo siguen haciendo, pero fabricantes chinos como BOE o TCL están haciendo mejoras en sus tecnologías de imagen a pasos agigantados y la presión cada vez es mayor.
Y si Corea del Sur, un país que se ve a sí mismo como turbocapitalista, que se vende al exterior como ejemplo neoliberal frente a las limitaciones regulatorias europeas del estado del bienestar y sus ‘subvenciones-paguitas’; que además cuenta con un sistema social interno de competencia bestial y cultura del trabajo; al que se añade un interés gubernamental en proteger "las industrias que importan" con medidas que potencian este desarrollo; está perdiendo la carrera contra China… A lo mejor no es problema del sistema europeo.
Es indudable que ciertas protecciones regulatorias, o quizá el sistema social, está haciendo que la eurozona pierda cierta competitividad o capacidad inventiva frente a otros mercados como Estados Unidos. Pero el ejemplo de Corea del Sur nos dice también claramente que ni el turbocapitalismo salvaría a Europa.
"Corea es una economía muy abierta, dirigida al libre mercado, que además utiliza políticas industriales y sus herramientas para favorecer la industria local clave", dibuja el panorama Han-koo Yeo, exministro de Comercio surcoreano (2021-2022), en entrevista con El Confidencial. "El Gobierno ha apostado muy pronto en su historia por el sector privado y el desarrollo tecnológico", continúa.
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. En el comercio electrónico, Corea del Sur ha mantenido un plug-in de protocolo de seguridad antediluviano, ActiveX, que depende de Internet Explorer. Mientras que la mayoría de las webs de compra online utilizan estándares de encriptación internacionales —con menos pasos para las transacciones bancarias y, según Corea del Sur, más inseguros—, las surcoreanas se desarrollaron con el ActiveX en mente. Resultado: Amazon queda fuera del mercado local frente a importantes gigantes locales. Esa divergencia entre las especificaciones concretas que exige Seúl para el mercado surcoreano y los estándares internacionales es lo que se denomina, en círculos de la diplomacia internacional, "estándares únicos coreanos".
En el contexto de que la mayoría del mercado digital en el mundo está copado por megacorporaciones estadounidenses (Corea del Sur es un ejemplo único, casi con China y Rusia), facilitar un escenario para que prosperen las compañías locales hasta los primeros puestos "es muy saludable", defiende Yeo.
¿Pero se ha agotado la fórmula frente al gigante chino?
"Creo que algunas regulaciones del mercado surcoreano para superar a las empresas estadounidenses han acabado beneficiando a las empresas chinas", apunta el exministro. En el último lustro, empresas chinas están entrando agresivamente en el mercado surcoreano, que está sufriendo para gestionar la reacción. Más allá de la tecnología, Seúl tiene que encontrar un equilibrio diplomático entre su aliado histórico, EEUU, y su gigantesco vecino y socio cooperativo estratégico, China.
Hasta el momento, Seúl ha apostado por el statu quo y cierta ambigüedad estratégica con la fórmula: "seguridad con Estados Unidos, economía con China", según un análisis de Seung-joo Lee, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Chung-Ang y miembro del comité asesor en Seguridad Económica del Gobierno surcoreano. Con la Administración de Joe Biden, la guerra de Ucrania y las crecientes tensiones en el Indopacífico, esta estrategia estaba empezando a crujir. Estados Unidos había presionado a Corea del Sur para que limitara su relación con China en prácticamente todas las áreas, incluyendo una estrategia conjunta para hacer frente al ascenso tecnológico chino.
El desacoplamiento, en cualquier caso, es prácticamente imposible. China representa casi el 25% del comercio total de Corea del Sur, mientras que EEUU y Japón están en el 12 y 7% respectivamente.
Con Donald Trump, en cambio, está por ver. La retórica retraccionista como garante de seguridad en el mundo que Trump está aireando en la OTAN y Ucrania puede verse replicada en Corea del Sur, que ha sostenido su sistema de seguridad frente a Corea del Norte a expensas de su socio americano. Por el momento, Trump no ha hablado de aranceles a Corea del Sur, pero Seúl está ya actuando (ha solicitado mandar una delegación de su actual ministro de Comercio a Washington esta semana) para que se mantenga así.
"Tenemos que ajustar el calendario porque el sector de las telecomunicaciones y la movilidad es universal", indicó hace doce meses John Hoffman, director del MWC de Barcelona, durante el balance de la última edición. "Queremos seguir centrándonos en las delegaciones internacionales y la atención de Asia ha crecido", añadía el veterano directivo.