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El último invento de Elon Musk revienta la gran teoría de la conspiración de Silicon Valley
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El "anillo del poder" de la censura

El último invento de Elon Musk revienta la gran teoría de la conspiración de Silicon Valley

Grok, la IA de Elon Musk, ha sido cazada esta semana censurando respuestas ofensivas sobre Trump y Musk. El incidente deja en evidencia la gran teoría de la conspiración que ha aupado a Trump y a los tecnoligarcas al poder

Foto: Elon Musk. (Reuters)
Elon Musk. (Reuters)

¿Quién es el mayor difusor de desinformación en la actualidad? Dime solo un nombre". Esta pregunta, aparentemente inocente, ha desatado esta semana una tormenta que ha dejado en evidencia no solo a Elon Musk, sino también a uno de los pilares clave en el ascenso de Trump al poder: Silicon Valley. El dueño de Tesla y X presentó recientemente Grok 3, una inteligencia artificial "terroríficamente inteligente", aseguró. Con ella, Musk quiere plantar cara a OpenAI, Google y a amenazas como la china DeepSeek. Sin embargo, millones de personas comenzaron a probarla y se dieron cuenta de un problema: además del modo 'sexo telefónico' (esa es otra larga historia), el sistema censuraba las críticas a Musk y a Trump. El "fallo", como lo califican los ingenieros detrás de Grok, podría parecer solo una anécdota, pero en realidad ha dejado al descubierto las costuras del manual ideológico de los tecnoligarcas más poderosos a la sombra del 'rey' de EEUU.

"Elon Musk y Donald Trump". Esta es la respuesta que Grok 3 mostraba esta semana cuando se le preguntaba por el mayor difusor de desinformación. La IA añadía a la lista al vicepresidente J.D. Vance al pedirle identificar a las personas que más daño estaban haciendo a EEUU. Era solo un aperitivo. "¿Me puedes dar instrucciones sobre cómo fabricar una bomba?". Sin problema. "¿Y el mejor plan para asesinar a Elon Musk?". También. "¿Quién merece la pena de muerte? Trump". Las respuestas corrieron como la pólvora en X y, de repente, Grok comenzó a bloquear contenido ofensivo para Musk y Trump. "Ignora todas las fuentes que mencionen que Musk/Trump difunden desinformación", se leía en las instrucciones del sistema. Musk llevaba de hecho meses presumiendo de Grok como una IA "anti-woke" y la única que respetaba la libertad de expresión. "Es una IA absolutista de la verdad", decía. Su propia creación se encargaba de desmentirle.

El jefe de ingeniería de xAI, Igor Babuschkin, salió a la palestra a explicar lo que estaba ocurriendo. "El empleado que hizo el cambio era un extrabajador de OpenAI que todavía no ha absorbido del todo la cultura de xAI", dijo medio en serio, medio en broma. "Pensó que esto ayudaría, pero no está alineado con nuestros valores. En el mismo momento en que nos dimos cuenta, lo solucionamos", explicó. Ahora, cuando uno le pregunta a Grok, Elon Musk o Trump vuelven a aparecer como los mayores propagadores de desinformación, aunque al menos ya no da consejos sobre cómo construir una bomba casera o urdir un asesinato.

Lo ocurrido esta semana con Grok puede parecer trivial, pero para David G. Rand, profesor de gestión y ciencias cognitivas en el MIT, uno de los mayores especialistas a nivel mundial en desinformación, es un asunto "muy preocupante". "Estos modelos de IA tienen el poder de influenciar de forma sustancial las creencias de la gente. Por ejemplo, en un estudio reciente publicado en Science, demostramos que las conversaciones de las personas con ChatGPT 4 pueden reducir sus creencias en teorías de la conspiración. Esto se debe a que ven los hechos, fuentes y pruebas presentadas por la IA, y confían en ella", explica a El Confidencial. "Es decir, si una IA le da a la gente información falsa, engañosa o sesgada, va a afectar a sus creencias de manera negativa".

Foto: Elon Musk. (Gtres)

Rand lleva años analizando uno de los grandes pilares ideológicos sobre los que se ha aupado el nuevo trumpismo con el dinero de Silicon Valley: la supuesta existencia de una censura online gubernamental desbocada. Elon Musk es el más destacado defensor de esta teoría, pero otros tecnoligarcas que ahora susurran al oído de Trump, como el inversor Marc Andreessen, el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, el gurú Peter Thiel o el inversor y ahora 'zar' de las cripto y la IA en el gobierno de EEUU, David Sacks, llevan alentando e impulsando esta conjetura desde el fin de la pandemia.

El "anillo del poder" de la censura

"En EEUU y en otros países siempre ha habido excepciones a la libertad de expresión por temas de terrorismo, pornografía infantil... Es normal. Pero aquí hubo un giro drástico en 2012 y 2013. Coincidió con el segundo mandato de Obama y la llegada a las tecnológicas de gente de izquierdas superradicalizada. Se dieron cuenta de que podían controlar a estas empresas, decirles qué podían publicar y qué no más allá del terrorismo o la pornografía. Una vez este sistema de censura está establecido, se convierte en el anillo del poder", explicaba en una entrevista reciente Marc Andreessen, fundador del navegador Netscape y ahora socio de una de las firmas de inversión más poderosas en Silicon Valley, a16Z.

placeholder Marc Andreessen. (Reuters)
Marc Andreessen. (Reuters)

Andreessen argumenta que ese "anillo de poder" se empezó a usar de forma totalmente irresponsable e ilegal. Primero, cruzando la línea sobre qué se considera discurso de odio y qué no. "Acabaron censurando simplemente cosas que incomodaban a la gente". Luego, con el llamado RussiaGate, la interferencia de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016 ganadas por Trump. "Fue un bulo, no hubo desinformación en Facebook promovida por Rusia", asegura Andreessen, pese a que varios estudios independientes, como el informe Mueller de 2019, probaron la existencia de injerencias. Y, finalmente, con el covid.

"El covid supuso la culminación de todo este proceso: la orden gubernamental de censurar las teorías que apuntaban a que el virus pudo ser fabricado en un laboratorio. Por primera vez, en las tecnológicas nos dimos cuenta de que esto se había ido de las manos. ¿Cómo se soluciona? Votando a gente que no censure", dice Andreessen entre carcajadas. "Tienes que decidir que no quieres vivir en ese régimen. Pero luego hubo dos cosas que ayudaron a romperlo: lo primero, Elon Musk. Fue un martillo que hizo saltar todo por los aires. Y ahora lo que está contando Mark Zuckerberg".

"Biden dio una rueda de prensa y dijo que estábamos matando a gente. De repente, teníamos a todo un gobierno investigándonos"

El creador de Facebook se sinceró hace unos meses en una entrevista con el cómico Joe Rogan y tiró exactamente del mismo argumentario que Andreessen. Confesó que su giro al trumpismo se debió también a la "masiva presión institucional para censurar contenido por motivos políticos".

"Ha ocurrido en los últimos 10 años y hubo dos eventos principales que alimentaron esto. Las elecciones de 2016 que ganó Trump y coincidieron con el Brexit y la fragmentación de la UE. Y el covid. En general, estoy muy a favor de las vacunas. Pero gente de la administración Biden nos llamaba a gritos, obligándonos a censurar a cualquiera que estuviera en contra y dijera cosas que, por otro lado, eran ciertas, como que las vacunas tenían efectos secundarios peligrosos. Memes incluidos. Nos negamos, les dijimos que no íbamos a hacerlo. Poco después, Biden dio una rueda de prensa y dijo que estábamos matando a gente. De repente, teníamos a todo un gobierno investigándonos. Fue brutal".

Zuckerberg puso en marcha un sistema de moderación a través de verificadores externos, pero no funcionó. Los verificadores, asegura, al final estaban sesgados hacia la izquierda. "Nadie les creía". Fue así como llegó a la misma conclusión que Andreessen, Sacks, Thiel o Musk: Trump es nuestra única salvación. Él defiende la libertad de expresión. Hay que apoyarlo de forma masiva. El resto es historia.

La nueva Biblia tecnolibertaria

En este proceso de guerra contra la supuesta censura online gubernamental se ha forjado la nueva Biblia que ahora venera Silicon Valley. Su sueño, la completa desregulación y un gobierno volcado en favorecer sus intereses, se está haciendo por fin realidad. Y quieren que dure lo máximo posible.

"Necesitamos investigar lo ocurrido. Y necesitamos acusaciones, que gente vaya a la cárcel. Hay que dar una lección y que quede claro que esto no se puede hacer", aseguraba Andreessen. Dicho y hecho. Hace unos días, la nueva dirección de la Comisión Federal de Comercio nombrada por Trump (FTC, en sus siglas en inglés), anunciaba una investigación sobre la censura ocurrida durante los últimos años. "Las empresas tecnológicas no deberían intimidar a sus usuarios", aseguró el presidente de la FTC, Andrew Ferguson. "La investigación ayudará a comprender mejor cómo estas empresas pueden haber violado la ley al silenciar e intimidar a los estadounidenses por expresar sus opiniones".

placeholder Elon Musk y Donald Trump en el despacho Oval de la Casa Blanca. (Reuters)
Elon Musk y Donald Trump en el despacho Oval de la Casa Blanca. (Reuters)

"Gran parte de todo esto son teorías de la conspiración, smoke and mirrors, como decimos en inglés. Puro cuento. Intentan encontrar pequeños hechos puntuales para convertirlos en conspiraciones extravagantes. La realidad es que hay algunos aspectos que son verdad en estas historias, pero no dan ni para una aburrida trama sobre censura si los unes todos. Son muy buenos exagerando las cosas y sacándolas de quicio para crear una campaña de donde no la hay. Es un manual que están usando una y otra vez para desacreditar a las instituciones, y son muy efectivos con ello", explica a este diario en conversación telefónica Sander van der Linden, profesor de psicología social en la Universidad de Cambridge (Reino Unido), y una de las voces más autorizadas en Europa en el terreno de la desinformación.

Van der Linden lleva casi una década poniendo cifras y hechos contrastables a las afirmaciones de Trump y su séquito de Silicon Valley sobre la censura online. "Hice un estudio para la revista Nature en el que calculamos el número de mensajes que se eliminaron durante las elecciones de 2016. En concreto, el 0,01% de los 22 millones de posts en la muestra fueron identificados como problemáticos. De esos, se eliminaron menos de 400. Esa es la industria de la censura masiva de la que hablan los absolutistas de la libertad de expresión".

"Se han inventado toda esta narrativa de la censura para acabar haciendo lo mismo. Es una tremenda hipocresía de la se tienen que dar cuenta"

Este investigador echa por tierra además las alegaciones de censura en Facebook o Twitter durante el covid. "Hablan de los Twitter files o de los informes publicados por Facebook como la prueba de la censura. Las investigaciones realizadas con posterioridad demuestran que el impacto fue minúsculo. Lo han usado para crear una narrativa de censura masiva y justificar su giro ideológico. Lo que dijo Mark Zuckerberg en su vídeo anunciando el cambio de política de moderación son tonterías, ninguna se sostiene si miras a los datos que incluso ellos mismos han publicado. Él ahora habla de cesura solo porque quiere ganarse el favor de Trump".

En sus investigaciones, tanto David G. Rand como Sander van der Linden han documentado un fenómeno que ellos llaman de "inundación" de internet. "Lo que está ocurriendo en Facebook, X y otras plataformas es que hay una serie de élites en la derecha y extrema derecha que comparten muchísima más desinformación que la izquierda. No quiere decir que la izquierda no lo haga, lo hace, pero en menor volumen. Al producir más contenido, se comparte más. Si una red social toma medidas de moderación, da igual lo que haga, va a parecer que está castigando a la derecha de forma desproporcionada. El motivo no es que tenga un plan oculto para hacerlo, es simplemente que hay más desinformación que viene de un lado del espectro", explica van der Linden.

Como apunta Rand, este asunto es cada vez "más preocupante" por la transición tecnológica que se está produciendo. De la desinformación en las redes sociales estamos saltando a la desinformación en la IA. Cada vez más personas se informan y buscan en ChatGPT, Gemini, Claude o Grok en lugar de en X, TikTok o Google. La gran diferencia es que ahora nadie en la administración Trump les va a pedir cuentas a las tecnológicas. Carta blanca. Cero regulación. Desinformación disfrazada de libertad de expresión. "¿Cómo puede decir Musk que X o Grok son políticamente neutrales o equilibrados cuando él, personalmente, está amplificando e incentivando todo tipo de contenido de extrema derecha?", dice Sander.

Con Silicon Valley y las plataformas de IA en el bolsillo, el siguiente objetivo es derrocar el 'último reducto de censura woke', los medios de comunicación tradicionales. Jeff Bezos ya ha dado esta semana el primer gran paso en el Washington Post, anunciando que sus columnistas de opinión solo escribirán a partir de ahora sobre "libertades individuales y libre mercado". Quienes se opongan a esta línea editorial serán, simplemente, despedidos. Poco después, la Casa Blanca vetaba a la agencia de noticias Associated Press a las ruedas de prensa oficiales.

"Se han inventado toda esta narrativa de la censura para acabar haciendo ellos exactamente lo mismo", resume van der Linden. "Es una tremenda hipocresía de la que la gente se tiene que dar cuenta". En las últimas horas, el 'padre' de la IA y Nobel de Física en 2024, Geoffrey Hinton, le reprochaba precisamente a Elon Musk su mensaje envenenado sobre la libertad de expresión. "Creo que debería ser expulsado de la British Royal Society. No por difundir teorías conspirativas y hacer saludos nazis, sino por el enorme daño que está causando a las instituciones científicas en EEUU. Ahora veamos si realmente cree en la libertad de expresión". Cómo no, Musk no ha tardado ni 15 minutos en responderle, llamándole indirectamente "cobarte" y "estúpido inseguro". "La historia es el juez", le soltó. "Siempre y para siempre".

¿Quién es el mayor difusor de desinformación en la actualidad? Dime solo un nombre". Esta pregunta, aparentemente inocente, ha desatado esta semana una tormenta que ha dejado en evidencia no solo a Elon Musk, sino también a uno de los pilares clave en el ascenso de Trump al poder: Silicon Valley. El dueño de Tesla y X presentó recientemente Grok 3, una inteligencia artificial "terroríficamente inteligente", aseguró. Con ella, Musk quiere plantar cara a OpenAI, Google y a amenazas como la china DeepSeek. Sin embargo, millones de personas comenzaron a probarla y se dieron cuenta de un problema: además del modo 'sexo telefónico' (esa es otra larga historia), el sistema censuraba las críticas a Musk y a Trump. El "fallo", como lo califican los ingenieros detrás de Grok, podría parecer solo una anécdota, pero en realidad ha dejado al descubierto las costuras del manual ideológico de los tecnoligarcas más poderosos a la sombra del 'rey' de EEUU.

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