Es noticia
El millonario que se ha propuesto conquistar la muerte: "Soy el Messi del antienvejecimiento"
  1. Tecnología
ENTREVISTA A BRYAN JOHNSON

El millonario que se ha propuesto conquistar la muerte: "Soy el Messi del antienvejecimiento"

Bryan Johnson está invirtiendo millones de dólares en revertir su edad biológica con los tratamientos más controvertidos que existen. Su proyecto para extender la longevidad gana cada vez más adeptos en todo el mundo

Foto: Bryan Johnson, CEO de Blueprint e inversor tecnológico. (Cedida)
Bryan Johnson, CEO de Blueprint e inversor tecnológico. (Cedida)

"Conquistar la muerte será el mayor logro de la humanidad". Es quizás la frase más pronunciada por Bryan Johnson. Y también su misión personal, aunque su estricta rutina diaria para llevarla a cabo sea de todo menos placentera. Se despierta a las 4:53 de la madrugada, toma más de 130 pastillas y suplementos a lo largo del día, cena a las 11:00 (sí, su última comida es por la mañana) y duerme siempre solo. Esa es sólo una pequeña parte de sus estrambóticos hábitos. Durante el resto de tiempo, se somete a un amplio abanico de experimentos: transfusiones de plasma sanguíneo de adolescentes, microagujas, exposición corporal a LED y resonancias magnéticas, por sólo nombrar algunos. Todo esto lo hace con el fin de ralentizar su ritmo de envejecimiento. ¿El objetivo final? "No morir".

Johnson, un reconocido empresario e inversor tecnológico de Silicon Valley, gasta aproximadamente 2 millones de dólares anuales en su cruzada hacia la inmortalidad. Algunos de esos gastos incluyen un equipo de salud personal de 30 médicos y expertos que monitorean sus órganos, tratamientos de la piel para reparar el daño solar y experimentar con otras vías no reguladas (y a veces controvertidas) para revertir el inexorable declive biológico que nos deja el paso del tiempo. Su aparición en el documental de Netflix Don’t Die ha puesto los focos de la industria médica y alimentaria sobre su cabeza. Atiende a El Confidencial en una entrevista.

PREGUNTA. "El hombre que quiere vivir para siempre"... pero, ¿para qué?

RESPUESTA. La idea de querer vivir para siempre, la mente humana no la puede entender, pero la idea de querer vivir mañana, la mente humana sí la entiende. Hay cosas que quieres hacer mañana. Yo tengo cosas que quiero hacer mañana. Vivir para siempre y vivir para mañana es la misma idea. Y yo quiero estar ahí para contarlo. Vencer a la muerte sería el mayor logro de la humanidad.

P. Todos queremos, pero su planteamiento implica tomar más de 100 pastillas al día, renunciar tanto al alcohol como a la vida social, incluso dosificar el sexo, como ha dicho en alguna ocasión, o hacerse transfusiones de plasma. ¿Realmente merece la pena?

R. Nunca he conocido a nadie que esté muy sano y se queje de que es terrible estar sano. En cambio, he oído a mucha gente quejarse de que es terrible no descansar bien, tener sobrepeso y estar enfermo. Y es interesante que, siendo potencialmente la persona más sana del mundo, algunos me acusen de que esta vida no debe ser maravillosa. Así que yo diría que es simplemente un comentario irónico sobre nuestra época que, como no estoy enfermo, cansado, ni tengo sobrepeso, de alguna manera se imaginen que no puedo ser feliz, cuando la mayoría de las personas que me acusan de no serlo cargan sobre sus hombros problemas de salud mental, sobrepeso y otras enfermedades.

placeholder Bryan Johnson, CEO de Blueprint e inversor tecnológico. (Cedida)
Bryan Johnson, CEO de Blueprint e inversor tecnológico. (Cedida)

A los 30 años, Bryan Johnson fundó Braintree, una empresa de procesamiento de pagos que acabaría adquiriendo Venmo. El negocio fue un éxito, pero el precio a pagar alto: jornadas interminables, estrés brutal, sobrepeso y una depresión que lo llevó casi al suicidio. Agotado, decidió dar un giro radical y en 2013 vendió la compañía a eBay por 800 millones de dólares. Con el dinero, emprendió un viaje para reinventarse, entender y optimizar su propio cuerpo. Su nueva obsesión por la biología y los hábitos lo llevó a fundar OS Fund, una firma de inversión en biotecnología, y poco después Kernel, una empresa que diseña cascos capaces de analizar la actividad cerebral. Para entonces, ya había convertido su cuerpo en un laboratorio de pruebas: cambiaba su alimentación, ingería decenas de suplementos y, de vez en cuando, inhalaba células madre.

Eso solo era el principio del viaje. Su fascinación por la longevidad lo llevó a crear hace unos meses Blueprint, la startup de antienvejecimiento que hoy está en boca de mucha gente. En este proyecto, Johnson se ha convertido en su propio conejillo de indias, autoproclamándose "el ser humano más medido del mundo". Un equipo de médicos y expertos vigila cada detalle de su organismo: desde su colesterol hasta la longitud de sus telómeros, esos diminutos fragmentos de ADN que protegen los cromosomas y que parecen ser clave en el envejecimiento. Toda esa información alimenta un algoritmo que le indica exactamente qué hacer para mejorar sus funciones corporales. "Hemos analizado todas las investigaciones científicas sobre longevidad y salud, unas 2.000 publicaciones en total", explica. "Las evaluamos, descartamos las menos relevantes y priorizamos lo que realmente funciona". Según él, ha conseguido revertir su envejecimiento en más de cinco años y alcanzado "biomarcadores perfectos".

Foto: Peter Thiel, cofundador de PayPal e inversor tecnológico. (Reuters)

Cada mañana, al despertar, Bryan Johnson se sube a una báscula de alta tecnología que mide su índice de masa corporal, hidratación, grasa y algo llamado "velocidad de onda de pulso", una métrica relacionada con la salud cardiovascular. Luego, enciende una lámpara de terapia que simula la luz solar durante unos minutos para reajustar su ritmo circadiano. No deja nada al azar: se toma la temperatura del oído interno para ver si hay cambios en el cuerpo, se aplica una crema antienvejecimiento y se coloca otra máscara de luz láser para estimular la producción de colágeno.

En la cocina, una hueste de pastillas y suplementos le espera perfectamente alineada en la encimera, organizada de izquierda a derecha. La rutina comienza con unas gotas para los ojos y sigue con un pequeño vibrador que presiona contra su nariz para activar un nervio que, según él, estimula la producción de lágrimas. Luego, es momento de moverse. Se sumerge en una intensa sesión de gimnasio de una hora que incluye pesas, planchas y estiramientos. No hay días de descanso, lo hace los siete días de la semana. A veces, mientras entrena, se coloca una máscara especial que mide su VO2 máximo, el indicador de cuánto oxígeno puede usar su cuerpo durante el ejercicio. Según dicen sus médicos, su capacidad aeróbica está en el top 1,5% de los jóvenes de 18 años.

placeholder Bryan Johnson, CEO de Blueprint e inversor tecnológico, se somete a un baño de LED. (Cedida)
Bryan Johnson, CEO de Blueprint e inversor tecnológico, se somete a un baño de LED. (Cedida)

Su alimentación es igual de meticulosa y dos de sus tres comidas diarias son inamovibles: brócoli hervido, coliflor, champiñones y ajo, acompañado de un "pudín de nueces" que mezcla semillas de chía, nueces de macadamia y frutos rojos. Mantiene una estricta restricción calórica, no bebe alcohol y evita las salidas nocturnas. Su devoción por la salud también se extiende al descanso: nada de pantallas antes de acostarse, y duerme siempre ocho horas. "El sueño es la droga más poderosa que existe para cualquier persona", asegura.

Sin embargo, el ansia de Johnson por conseguir esa soñada "inmortalidad", como él la llama, va más allá, y a veces hasta límites insospechados. Hace unos meses viajó hasta Próspera, una isla frente a la costa de Honduras que es conocida por sus instalaciones médicas experimentales por no existir regulación alguna. Allí, participó en una terapia génica con folistatina (no aprobada por la FDA, la Administración de Medicamentos de EEUU) que, según él, ralentizó su velocidad de envejecimiento, de modo que ahora celebra su cumpleaños cada 19 meses en lugar de 12.

Foto: El profesor David T. Courtwright. (Foto cedida)

En mayo de 2023, Bryan Johnson llevó su obsesión por la longevidad a un nuevo nivel al protagonizar, junto a su hijo Talmage y su padre Richard, lo que él llamó el "primer intercambio de plasma multigeneracional del mundo". La idea era infundir la sangre joven de su hijo en su propio cuerpo y en el de su padre para frenar el envejecimiento. Sin embargo, dos meses después, Johnson anunció en X que había decidido cancelar el tratamiento con su hijo, ya que su equipo no encontró beneficios significativos. Aun así, sostuvo que la transfusión sí tuvo un impacto en su padre, asegurando que su edad biológica se había reducido en 25 años. "Cuanto más mayores nos hacemos, más rápido envejecemos. Después de recibir un litro de mi plasma, ahora envejece al ritmo de una persona de 46 años, cuando antes lo hacía como alguien de 71".

En su cruzada contra el envejecimiento, también ha probado terapias de choque diseñadas para rejuvenecer sus genitales, convencido de que podrían devolverle la vitalidad de su juventud. Además, mientras duerme, utiliza un dispositivo especial para monitorear la calidad y duración de sus erecciones nocturnas. "Tengo, de media, dos horas y 12 minutos de erección cada noche. Si tuviera 18 años, serían tres horas y 30 minutos". Según Johnson, este indicador tiene implicaciones para la aptitud cardiovascular. Sin embargo, los resultados de estos radicales experimentos aún son inciertos y, hasta el momento, no han dado resultados.

placeholder Bryan Johnson, junto a su hijo Talmage Johnson. (Cedida)
Bryan Johnson, junto a su hijo Talmage Johnson. (Cedida)

De hecho, muchos de los intentos por revertir el paso del tiempo no han salido según lo planeado. Hace unos meses compartía en Instagram una serie de fotos en las que aparecía con el rostro tan hinchado que apenas podía abrir los ojos. El motivo: se había inyectado grasa de un donante en la cara para recuperar el volumen perdido tras adelgazar demasiado. La imagen hizo que muchos pensaran que estaba al borde de la muerte, pero una semana después su apariencia volvió a la normalidad. "Crear un producto es una cosa, pero ser el producto es algo completamente diferente", dijo.

Ese mismo mes también dejó de tomar rapamicina, un fármaco inmunosupresor que algunos consideran una prometedora arma contra el envejecimiento, pero que solo se ha usado en estudios preclínicos con ratones. Johnson y su equipo concluyeron que su uso a largo plazo no justificaba los efectos secundarios, que incluían infecciones intermitentes en la piel, anomalías en los lípidos, aumento de la glucosa y un incremento en la frecuencia cardíaca.

PREGUNTA. Después de marcharse enterrado en billetes tras la venta de Braintree a PayPal, podría haber hecho prácticamente cualquier cosa, invertir en nuevas empresas, jubilarse cómodamente o incluso centrarse en la filantropía tradicional. Sin embargo, decide embarcarse en una misión para desafiar el envejecimiento y desarrollar Blueprint, invirtiendo millones en el proceso. Suele decir que está llevando a cabo la revolución más importante en la historia del Homo Sapiens. ¿Por qué cree eso?

RESPUESTA. Porque vencer a la muerte sería el mayor logro de la humanidad. Las mejoras en la industria de la inteligencia artificial ya están cambiando el mundo a velocidades que no podemos comprender, y uno de los efectos de los avances de la IA será mejores medicamentos y una mejor comprensión de nuestra propia biología, lo que puede aumentar drásticamente nuestra esperanza de vida. Creo que descubriremos cómo hacer estas cosas en los próximos años y estarán disponibles en humanos en menos de 10 años.

P. Su régimen optimiza la longevidad, pero si dedica toda su vida y tiempo a vivir más, ¿cuándo disfruta del tiempo extra que se supone que está ganando?

R. Disfruto cada segundo de lo que hago. Cuando un deportista famoso como Messi es una locura en el campo de juego, la gente aplaude sus habilidades. Y si duerme bien, hace ejercicio y come bien, todo el mundo lo valora. No dicen: "Oye, Messi, te estás perdiendo muchas cosas de la vida, ¿verdad? Porque estás muy ocupado jugando al fútbol". Y lo que la gente no comprende es que yo soy un deportista profesional del rejuvenecimiento. Soy el Messi de esta industria. Tengo los mejores marcadores del mundo entero. Esto es una disciplina. Es un deporte. Hay que admirarlo. Lo que pasa es que la gente no lo ha entendido bien.

"Lo que la gente no entiende es que yo soy un deportista profesional del rejuvenecimiento"

P. Ya... pero su visión de la longevidad también pasa por someterse a tratamientos experimentales extremos como la terapia génica con folistatina, una práctica no aprobada por la FDA. También ha probado y abandonado ciertos fármacos como la rampamicina. ¿Dónde pone el límite entre el rigor científico y la obsesión por explorar esas terapias?

R. Bueno, el resto de personas también están haciendo experimentos extremos en su día a día, atiborrándose a comida rápida, fumando o vapeando, no durmiendo muy bien, convirtiéndose en obesos y metiéndose cientos de toxinas por todos lados. ¿Qué te parece a ti más peligroso?

P. Si volviera a ser joven, ¿cambiaría todo eso en su yo del pasado?

R. Le diría al Bryan joven que priorizara la salud por encima de todas las cosas. También que dominara los principios básicos del sueño, el ejercicio y la dieta. Esas son las tres cosas más revolucionarias en mi opinión y las que más suelen pasarse por alto.

P. ¿Y no ha echado de menos durante todos estos años la simplicidad de una vida normal?

R. No, realmente admiro a las personas que a lo largo de la historia han ampliado sus fronteras para hacer avanzar a la humanidad. No busco parecerme a alguien del siglo XIV que estuviera satisfecho con el status quo. No es a quien realmente quiero emular. Para mí, en esta misión, realmente no veo ningún sacrificio a cambio. Nunca me he sentido mejor en toda mi vida. Nunca he estado tan saludable como ahora. De hecho, lo veo como la mayor manifestación de la vida.

placeholder Captura de pantalla del documental de Netflix 'Don't Die' en el que aparece Bryan Johnson estirando mientras come. (Netflix)
Captura de pantalla del documental de Netflix 'Don't Die' en el que aparece Bryan Johnson estirando mientras come. (Netflix)

P. ¿Apoyaría tratamientos antienvejecimiento obligatorios si eso significara reducir el gasto de atención médica y aumentar la productividad de la sociedad?

R. Sí. Y es lo que estoy tratando de hacer, por eso todo lo que hago está disponible de forma gratuita en internet. Estoy tratando de ayudar a todo el mundo, sobre todo a la hora de cambiar la cultura. En este momento, parece que es admirable dormir bajo el escritorio y trabajar horas extras a expensas de tu propia salud. Yo estoy tratando de cambiar ese pensamiento reinante en la sociedad para que lo que sea admirable sea dormir bien, hacer ejercicio y tener hábitos saludables. Para que los humanos hagan lo que hacen otros humanos, se copien unos a otros. Quiero llevar ese cambio al mundo, uno que priorice la salud y el bienestar y lo convierta en la prioridad número uno de la vida de alguien.

P. ¿Vamos llegar al punto en que la IA comprenda nuestra biología mejor que nosotros?

R. Cuando se aplica la inteligencia humana a un problema determinado, existe la posibilidad de que el problema pueda resolverse. Por lo tanto, si se tiene a un científico con un doctorado trabajando en un problema determinado, es posible que pueda resolverlo. Y con la IA, tenemos a miles de millones de científicos con un doctorado trabajando en problemas. Cuando se tienen tantas cosas nuevas e inteligentes trabajando en ello, hay una probabilidad muy razonable de hacer descubrimientos que hagan que esto avance. Así que vamos a sacar a la luz a todo estos genios ya para que trabajen en los problemas del envejecimiento. Es razonable imaginar que serán capaces de resolver muchos problemas a una velocidad más rápida de la que hemos podido hacerlo históricamente.

El precio a pagar por una cruzada imposible

La mayoría de personas se preguntan si realmente está funcionando el régimen de Bryan Johnson, pero eso depende en realidad de cómo se mida el éxito. Para él, los números no mienten. Su VO2 máx de 58,7 ml/kg/min es digno de un atleta joven, y muchos de sus biomarcadores están muy por encima de la media para un hombre de 45 años. Según sus aparatos, su "rendimiento del sueño" ha sido perfecto durante seis meses, levanta más de 100 kilos y mantiene su grasa corporal por debajo del 7%. De acuerdo con los datos de sus médicos, su rutina le ha dado los huesos de un hombre de 30 años, el corazón de uno de 37, la piel de un joven de 28 y la capacidad pulmonar de un chico de 18. "Estamos redefiniendo lo que significa ser humano", afirma.

Pero no todos están convencidos. Una de las críticas más grandes es que, aunque ha mejorado varios marcadores de edad —fuerza, densidad ósea o grosor del cabello—, no hay evidencia clara de que realmente esté ralentizando el envejecimiento. Oliver Zolman, médico del King's College de Londres y uno de los especialistas que trabajan con él, se mantiene cauto. "Esto apenas comienza", señala, agregando que aún les queda un largo camino por recorrer con cientos de procedimientos por probar, incluidas terapias genéticas experimentales. "No hemos logrado nada revolucionario todavía", admite.

Algunos científicos creen que revertir el envejecimiento es posible, pero en cierta medida. Investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard afirman haber rejuvenecido ratones viejos y actualmente experimentan con células humanas de piel y ojos para ver si el efecto se puede replicar. Pero estos estudios siguen protocolos científicos estrictos. Johnson, en cambio, se ha convertido en un peligroso laboratorio ambulante, aplicando simultáneamente docenas de terapias. Algunos expertos advierten que mezclar tantos suplementos y tratamientos podría generar interacciones imprevistas. Y aunque su método funcione para él, ¿cómo se sabe que funcionaría para cualquier otra persona?

placeholder Bryan Johnson, CEO de Blueprint e inversor tecnológico. (Cedida)
Bryan Johnson, CEO de Blueprint e inversor tecnológico. (Cedida)

Eso no le ha disuadido de su misión de desafiar una de las verdades más antiguas de la humanidad: la inevitabilidad de la muerte. "La mayoría de la gente asume que es imposible escapar del destino final. Pero, por primera vez en la historia del Homo Sapiens, podemos plantearnos en serio la posibilidad de que la muerte no sea ineludible". Y aquí es donde los expertos sí discrepan. "Morir no es opcional; está programado en nuestros genes", señalaba el Dr. Pinchas Cohen, decano de la Escuela de Gerontología en la Universidad del Sur de California, en la revista Time. Cohen admite que la humanidad ha logrado avances impresionantes, que en el siglo XX, la expectativa de vida pasó de 50 a más de 80 años, pero descarta por completo la idea de una inmortalidad cercana. "En este momento, no existe ninguna tecnología que sugiera que estamos siquiera encaminados en esa dirección".

Johnson compara el escepticismo que hoy genera su visión del envejecimiento con la incredulidad que, en el pasado, habrían tenido nuestros ancestros frente a los avances de la medicina moderna. En el documental Don’t Die, plantea una escena hipotética: "Imaginemos que hablamos con un Homo Erectus hace un millón de años y le preguntamos qué cree sobre la capacidad futura de la humanidad para curar huesos rotos o infecciones. Esas mismas cosas que, en su época, significaban la muerte en la adolescencia o los 20 años". Luego, añade: "Imagínense que les decimos: 'Solo tendrán que tomar esta pequeña pastilla blanca y la infección desaparecerá'. O que, si alguien se rompe un hueso, podrán operarlo y dejarlo como nuevo'". Para Johnson, lo que hoy parece imposible, será una realidad en cuestión de décadas. Y no es el único que lo cree.

Foto: François Chollet. (Cedida)

Cada vez más multimillonarios apuestan por la industria de la longevidad, convencidos de que la batalla contra el tiempo es una carrera que puede ganarse. Jeff Bezos y Peter Thiel fueron de los primeros en invertir en Unity Biotechnology, una compañía que busca desarrollar terapias para retrasar o incluso revertir las enfermedades ligadas al envejecimiento. Mientras tanto, los atletas de élite ya aplican métodos para conservar su juventud: desde cámaras hiperbáricas y crioterapia hasta pijamas especiales diseñados para optimizar la recuperación mientras duermen. Pero para Johnson, la verdadera revolución irá mucho más allá. En un mundo dominado por la IA, cree que delegar el control del cuerpo a un algoritmo es la evolución natural de nuestra especie. Si la IA ya optimiza todo, ¿por qué no aplicar el mismo principio a la biología humana?

El primer paso para Johnson es llevar su idea, el proyecto Blueprint, a las masas. Está publicando en Internet cada detalle de su cuerpo: desde su frecuencia cardíaca hasta imágenes de su intestino. Millones de personas han visto sus videos de YouTube, y su newsletter acumuló 180.000 suscriptores en solo cinco meses. Su primer producto comercial, un aceite de oliva supuestamente capaz de reducir el colesterol, se agotó en pocas horas a pesar de su elevado precio: 75 dólares por dos botellas de 750 ml. Todo en una caja negra con su rostro iluminado en rojo y el eslogan: "Construye tu yo autónomo".

placeholder Bryan Johnson, CEO de Blueprint e inversor tecnológico, nada en la piscina. (Cedida)
Bryan Johnson, CEO de Blueprint e inversor tecnológico, nada en la piscina. (Cedida)

Esto plantea otra pregunta importante: ¿qué pasa con los millones de personas que no tienen una fortuna llevar la vida de Johnson? O, si quiera, los que no pueden permitirse pagar por inscribirse en el proyecto BluePrint. Johnson insiste en que su misión no es solo para él ni para una élite privilegiada. Dice que está compartiendo gratuitamente sus recetas, rutinas de ejercicio y datos médicos, y promete lanzar una versión "de bajo coste y fácil" de Blueprint para cualquier persona interesada. "Los beneficios económicos nunca fueron un objetivo cuando empezamos", asegura.

Aun así, los escépticos señalan que hay comunidades que han logrado longevidad sin necesidad de dietas ni terapias. Las llamadas zonas azules, identificadas por el explorador Dan Buettner y National Geographic, albergan poblaciones con una vida excepcionalmente larga. Estos lugares —Cerdeña en Italia, Okinawa en Japón, Nicoya en Costa Rica, Ikaria en Grecia y Loma Linda en California— comparten ciertos patrones, como dietas ricas en vegetales. No necesitan consumir 100 suplementos diarios. El bioquímico Charles Brenner, experto en longevidad, cree que Johnson se está esforzando en vano: "Las personas han vivido hasta 122 años sin seguir reglas tan estrictas. Se puede decir que Johnson ha mejorado su trayectoria de envejecimiento, pero no que haya revertido el proceso".

Además de las dudas científicas, su rutina genera otro tipo de comentarios: "¿Qué tipo de vida es esa?". Para muchos, una existencia sin pizza, cerveza o sexo parece más una condena que una aspiración. "¿De qué sirve desafiar la muerte si no se disfruta la vida?". Su estricta rutina también está afectando a su vida sentimental. Divorciado, reconoce que encontrar pareja es complicado con sus reglas. Y en su lista de "10 razones por las que las mujeres literalmente me odiarán", menciona:

  1. Cenar a las 11:30 de la mañana
  2. No irse de vacaciones a la playa
  3. Acostarse a las 20:30
  4. No participar en conversaciones intrascendentes
  5. Dormir siempre solo
  6. No tener relaciones sexuales espontáneas
  7. No consumir alcohol
  8. Dar plasma
  9. Medirlo absolutamente todo
  10. Ser mi prioridad número uno

Johnson está actualmente soltero.

"Conquistar la muerte será el mayor logro de la humanidad". Es quizás la frase más pronunciada por Bryan Johnson. Y también su misión personal, aunque su estricta rutina diaria para llevarla a cabo sea de todo menos placentera. Se despierta a las 4:53 de la madrugada, toma más de 130 pastillas y suplementos a lo largo del día, cena a las 11:00 (sí, su última comida es por la mañana) y duerme siempre solo. Esa es sólo una pequeña parte de sus estrambóticos hábitos. Durante el resto de tiempo, se somete a un amplio abanico de experimentos: transfusiones de plasma sanguíneo de adolescentes, microagujas, exposición corporal a LED y resonancias magnéticas, por sólo nombrar algunos. Todo esto lo hace con el fin de ralentizar su ritmo de envejecimiento. ¿El objetivo final? "No morir".

Salud Biotecnología
El redactor recomienda