Ni los videojuegos ni WhatsApp: así es cómo TikTok transforma nuestra materia gris del cerebro
Un estudio analiza cómo el consumo de vídeos cortos puede afectar a nuestras capacidades cognitivas
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Un reciente estudio llevado a cabo por un equipo de neurocientíficos en la Universidad de Tianjin (China) sugiere que el consumo excesivo de vídeos cortos podría estar afectando negativamente al cerebro. Los investigadores analizaron las estructuras cerebrales de más de un centenar de estudiantes universitarios y descubrieron que aquellos con una fuerte dependencia de estos contenidos presentaban cambios notables en varias regiones cerebrales. El estudio refuerza la idea de que plataformas como TikTok podrían estar modelando nuestra forma de procesar información.
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Los resultados revelaron que los usuarios más apegados a los vídeos cortos tenían mayor cantidad de materia gris en el córtex orbitofrontal, área vinculada a la toma de decisiones y la regulación emocional, así como en el cerebelo, una estructura clave en la coordinación del movimiento y las emociones. Los investigadores sugieren que este aumento en la materia gris podría indicar una hipersensibilidad a los estímulos y recompensas asociadas con los vídeos cortos, lo que podría fomentar un círculo vicioso de consumo compulsivo.
Además, se llevó a cabo una segunda fase del estudio en la que se midieron los patrones de actividad cerebral mientras los participantes descansaban con los ojos cerrados. Se observó una mayor sincronización de actividad entre diversas áreas del cerebro, incluyendo la corteza prefrontal dorsolateral (asociada al autocontrol) y el córtex cingulado posterior (relacionado con la reflexión sobre uno mismo). Esto podría explicar por qué algunos usuarios experimentan dificultades para desconectarse de los vídeos y una tendencia a la comparación social excesiva mientras los consumen.
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A lo largo de la historia, el impacto de las nuevas tecnologías en el cerebro ha sido un tema recurrente de debate, a menudo con afirmaciones exageradas. Hace casi dos décadas, la revista The Atlantic planteó la pregunta: «¿Nos está volviendo Google más estúpidos?», y su respuesta fue afirmativa. Sin embargo, las investigaciones posteriores han demostrado que la relación entre tecnología y función cerebral es mucho más compleja de lo que sugieren estos estudios iniciales.
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Un reciente estudio llevado a cabo por un equipo de neurocientíficos en la Universidad de Tianjin (China) sugiere que el consumo excesivo de vídeos cortos podría estar afectando negativamente al cerebro. Los investigadores analizaron las estructuras cerebrales de más de un centenar de estudiantes universitarios y descubrieron que aquellos con una fuerte dependencia de estos contenidos presentaban cambios notables en varias regiones cerebrales. El estudio refuerza la idea de que plataformas como TikTok podrían estar modelando nuestra forma de procesar información.