Mi calle no aparece en Google Maps. Cuando recibir paquetes en casa se convierte en pesadilla
Comida a domicilio que no llega, Ubers que se equivocan al llevarte a casa, paquetes que no recibes y llamadas de repartidores cabreados. Que tu dirección no salga correctamente en Google Maps es una odisea diaria
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Samuel Collado lleva tiempo lidiando con un caos logístico que jamás hubiera imaginado cuando se mudó a su nuevo apartamento en la zona de Vicálvaro, Madrid. Comida a domicilio que no llega, Ubers que se equivocan al llevarle a casa, paquetes que no recibe y llamadas de repartidores cabreados. El motivo de todos estos inconvenientes es algo tan básico como que su dirección no figura correctamente en Google Maps, lo que se ha convertido en un dolor de cabeza en su día a día. El último de estos calvarios sucedió hace unos días, cuando el repartidor de Domino’s apareció media hora después cargando con las pizzas ya frías. "No encontraba el portal, me pone una calle que no es", le dijo sudando.
"Me pasa con casi todo, tardan en llegar y acaban llamándome al móvil porque no encuentran la puerta. El problema es que mi dirección, al parecer, tiene dos nombres en Google Maps. Puede ser Calle del Gallo, 17, o puede ser Calle de Herce, 8, ambas direcciones, en teoría, son correctas y hasta que no cambien el nombre de la calle oficialmente, no hay solución", explica a El Confidencial este vecino madrileño, que se ha replanteado escribir a la compañía. El problema no solo sucede cuando le traen comida a casa, también en todo tipo de pedidos, envíos de Correos, transporte y hasta facturas de la luz.
Google Maps es con diferencia la aplicación de mapas más utilizada del planeta. Tiene una parroquia de 1.800 millones de usuarios activos. Una cifra muy superior a la de su inmediato consumidor, Apple Maps, que congrega cada mes a 500 millones de personas. La cuestión es que estos problemas no afectan únicamente a los que recurren a esta opción para encontrar un lugar. Hay cientos, quizá miles, de compañías en todo el mundo que echan mano de la API de Google para poder incluir mapas en sus plataformas. Desde Uber o Lyft hasta Glovo, pasando por apps de deporte como Runkeeper o de gestión de flotas de camiones, furgonetas o coches y motos compartidas. Eso hace que si algo falla en origen, el error se replique y afecte a los usuarios de estas apps. En 2020, por ejemplo, un error a nivel mundial en las tripas de la empresa de Mountain View hizo que todas ellas estuvieran varias horas sin poder usar este recurso, fundamental para su negocio.
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Este tipo de problemas, aunque es poco frecuente, afecta a decenas de personas en nuestro país hasta que se solucionan. "Hace un par de años cambiaron la mitad de las calles del pueblo. Unas que eran de doble dirección se convirtieron en calles de un único sentido. Unas que eran de subida y bajada eran solo de subida. Fue un poco caos", explica a este periódico María José, una vecina de Sopelana (Vizcaya).
El caso de este pueblo es un buen ejemplo de cómo cualquier cambio en el mundo real que no se refleje correctamente en la plataforma puede provocar un efecto dominó inesperado. "Yo no había caído, porque al final yo no utilizo Google Maps para venir a casa y me enteré del cambio. Pero uno de los días que vino mi hijo a casa nos dimos cuenta del problema", recuerda.
"Al llegar a la calle por la que habitualmente subía con el coche vio que era prohibida. Buscaba en el móvil y le decía que tenía que ir por ahí", explica. "Me llamó y le dije por donde tenía que venir. Pensé que se estaba liando, pero cuando me lo enseñó en el móvil vi que en Google no estaba cambiado". No fue la única llamada de este tipo que recibió. "Mis hijos piden bastantes paquetes por internet que me los mandan aquí porque ellos no suelen estar en casa. Tuve más de una y dos llamadas de mensajeros que no encontraban la manera de llegar. Tardaron varias semanas en solucionarlo".
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Como le ocurre a ellos, en internet pueden encontrarse centenares de comentarios de usuarios con el mismo problema. "Vivo en una comunidad bastante nueva y mi calle está disponible en Google Maps, pero mi casa no aparece (la silueta no está allí). Cuando miro la vista satelital, muestra mi casa como un cuadrado de tierra. Esto está causando todo tipo de problemas cuando la gente buscan mi dirección. ¿Alguna idea sobre cómo actualizarlo?", reza una publicación en la página de la compañía. "Tengo problemas para ubicar mi calle en Google Maps. Cuando meto la nueva dirección, dice ruta no encontrada. La casa es de nueva construcción y la calle también se agregó recientemente", señala otra.
El Confidencial se ha puesto en contacto con Google y un portavoz nos explica que la empresa usa diversas fuentes para crear un mapa lo más detallado y actualizado posible en Google Maps: "Estas incluyen fuentes fiables de terceros y contribuciones de usuarios, así como imágenes satelitales e imágenes de Street View. Maps utiliza una combinación de procesos manuales y automatizados para verificar que la información sea correcta, y cuando ocurren imprecisiones, se hace todo lo posible para resolverlas lo más rápido posible. Siempre se anima a los usuarios a que nos informen cualquier imprecisión para que puedan corregirse". De hecho, Google tiene disponible un apartado en la aplicación para reportar cualquier caso que no coincida con lo que se muestra en Google Maps, sea sobre carreteras mal dibujadas o mal nombradas, falta de calles y direcciones y otro tipo de imprecisiones. Una vez que se informa un error, Google generalmente lo corrige en cuestión de unos días o una semana.
La misión de actualizar una base de datos enorme
Cuando Sergey Brin y Larry Page fundaron Google en 1998, su idea era "organizar toda la información del mundo y hacerla accesible". Google Maps es una pieza clave de esa visión, recopilando datos geoespaciales para que cualquiera pueda navegar con facilidad. Pero claro, Google, una empresa privada, no puede reunir todos estos datos por sí sola. Aunque pensemos en los coches de Street View dando vueltas de aquí para allá, la realidad es que los de Mountain View recurren a la información de fuentes externas. Algunas de ellas oficiales, como pueden ser el Servicio Geológico de EEUU o, en España, el Instituto Geográfico Nacional (IGN), además de ayuntamientos e instituciones gubernamentales para mapear desde autopistas hasta callejones escondidos.
Pero también para llevar a cabo modificaciones, como pueden ser la aparición de nuevas calles, cambios de nombres como los que se han vivido en los últimos años fruto de la Ley de Memoria Histórica o establecer los límites de los pueblos si sus fronteras cambian.
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El problema es que no hay un calendario fijo para actualizar los mapas. Google depende de que estas agencias informen de los cambios, y actualizar cada rincón del planeta a diario costaría cifras astronómicas. Como regla general, las zonas con más población reciben actualizaciones más frecuentes. "El objetivo es mantener las ciudades densamente pobladas lo más actualizadas posible", explicaba Matt Manolides, director técnico de Google Maps en el blog de la empresa. Por eso, mientras Nueva York puede actualizarse cada semana, un pueblo remoto de Soria puede tardar más tiempo en ver reflejados sus cambios.
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A veces, Google hace excepciones. Por ejemplo, actualizó las imágenes de Londres justo antes de los Juegos Olímpicos de 2012 para mostrar las nuevas instalaciones. Otro caso sonado fue el del volcán de La Palma. Google tuvo que actualizar las imágenes de la isla a su nueva orografía, incluyendo la fajana que se creó y el nuevo terreno ganado al mar.
Documentar simplemente las carreteras y autopistas no es suficiente, por eso Google utiliza vehículos las 24 horas del día para patrullar todas y cada una de las calles, barrios y complejos residenciales, y proporciona imágenes digitales minuciosamente detalladas de los mismos. Y Google Maps también depende de imágenes satelitales, muchas de ellas proporcionadas por agencias externas y luego integradas en Google Earth. Este proceso permite que tengamos una visión del mundo con solo un clic. Pero, como demuestran las historias de usuarios atrapados en el limbo cartográfico, incluso la herramienta de mapas más avanzada del mundo tiene sus puntos ciegos. Y cuando tu dirección es una de ellas, el resultado puede ser una auténtica tortura.
Samuel Collado lleva tiempo lidiando con un caos logístico que jamás hubiera imaginado cuando se mudó a su nuevo apartamento en la zona de Vicálvaro, Madrid. Comida a domicilio que no llega, Ubers que se equivocan al llevarle a casa, paquetes que no recibe y llamadas de repartidores cabreados. El motivo de todos estos inconvenientes es algo tan básico como que su dirección no figura correctamente en Google Maps, lo que se ha convertido en un dolor de cabeza en su día a día. El último de estos calvarios sucedió hace unos días, cuando el repartidor de Domino’s apareció media hora después cargando con las pizzas ya frías. "No encontraba el portal, me pone una calle que no es", le dijo sudando.