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Dos meses con la tele de pared de la que todos hablan: qué saber antes de comprarla
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UNA PANTALLA DIFERENTE

Dos meses con la tele de pared de la que todos hablan: qué saber antes de comprarla

Samsung probó suerte con una tele que se convertía en cuadro cuando no se utilizaba. Y acertó con una propuesta que no deja indiferente a nadie. La probamos a fondo para conocer sus puntos fuertes y sus puntos más débiles

Foto: Foto: EC Diseño.
Foto: EC Diseño.

Muchas veces la industria tecnológica prueba suerte con cosas que absolutamente nadie había pedido y acaba creando, de vez en cuando, necesidades donde no las había. ¿Realmente alguien se había quejado de que cuando el televisor no está encendido se convertía en un cuadrado negro que arruinaba la estética del salón? ¿O simplemente lo estábamos aceptando porque a nadie se le había ocurrido hacer otra cosa? Probablemente, si sigues con asiduidad las novedades de la electrónica de consumo, sepas que te estamos hablando de The Frame, esa propuesta que Samsung puso hace un tiempo en el mercado y que se ha convertido en una de las propuestas más peculiares de su catálogo.

Se trata, como bien indica su nombre, de una smart TV pensada para ser un cuadro. Así, cuando está apagada, puedes convertirla en un gigantesco cuadro que decore tu pared. La hemos estado probando durante un tiempo con el fin de saber qué tal funciona la idea, qué tamaño sería el recomendable y qué otras cosas es importante tener en cuenta antes de lanzarte a colgarla en la pared de tu casa.

Porque aunque The Frame ofrece la posibilidad de calzarle un par de patas, lo realmente diferencial y único de esta propuesta es hacerla pasar por una obra de arte y librarte de ese cuadrado negro cuando no la estés utilizando. Eso se puede hacer de dos maneras: con uno de los caballetes que Samsung ha diseñado y que vende por separado, o poniéndola en una pared. El soporte para fijarla en la pared viene incluido en la caja. Es la solución a la que recurrí y queda francamente bien.

Di adiós a la pantalla negra
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Si optas por la solución de las patas, además de quedar un tanto artificial, va a parecer que, en realidad, tienes un marco digital de esos que se pusieron de moda hace tantos años pero en tamaño XXL. El diseño del dispositivo está bastante logrado, con un grosor bastante reducido y unos laterales que imitan un marco real. Si el negro no te convence, debes saber que la compañía tiene otros estilos disponibles para personalizarlo. Esta tele es un rectángulo perfecto salvo por un pequeño detalle: un pequeño bulto en la parte inferior derecha, donde se coloca el sensor de infrarrojos para la comunicación con el mando a distancia.

La última hornada de estos televisores, la de 2024, ofrece tamaños que van desde las 43 pulgadas hasta las 85 pulgadas. En anteriores ediciones había todavía uno más pequeño, de 32 pulgadas, que todavía sigue a la venta. En mi caso, he utilizado el modelo más compacto, el de 43”, durante varias semanas. Ha sido la tele de mi dormitorio. Particularmente, me parece un modelo idóneo para este tipo de uso. Llegó al mercado con un precio cercano a los 1.000 euros, pero ahora ya se puede encontrar por poco más de 700. Si buscas algo más grande, la de 50 pulgadas estira su coste hasta los 940 euros. La de 65, hasta los 1499 euros. La de 75 se eleva hasta los 1899 euros. Y la de 85 se dispara notablemente hasta rozar los 3899 euros.

placeholder Ejemplo de uno de los cuadros. (M. McLoughlin)
Ejemplo de uno de los cuadros. (M. McLoughlin)

Es importante recalcar algo: esto no va únicamente del hueco que tengas en el pladur para colocar la tele. También va de la calidad de imagen. Los tamaños más contenidos sacrifican algunas especificaciones, que pueden ser clave si lo que estás pensando es que esta pantalla de Samsung se convierta en la principal pantalla de casa. Todos los modelos ofrecen resolución 4K. Faltaría más, teniendo en cuenta el precio de salida de cualquiera de los modelos. La tecnología del panel es QLED, que es como la marca coreana viene bautizando a sus paneles LCD desde hace un tiempo.

Hay que tener en cuenta varias cosas. La primera es que la tasa de refresco cambia dependiendo del tamaño. Los modelos de 43 y 50 pulgadas se quedan con 60Hz. A partir de ahí, escalan hasta los 120Hz. Es decir, que si estás pensando en enchufar la PlayStation 5 o la Xbox Series X y este aspecto de la imagen es imprescindible para tus partidas, probablemente deberías apostar por cierto tamaño de pulgada o irte a otro modelo. Particularmente, durante este tiempo he estado utilizando la Play 5 en la tele del salón y en la habitación, cuando he jugado en la tele, lo he hecho con la Nintendo Switch, que no me pide a gritos tener una tasa de refresco tan alta. Es obvio, pero cabe mencionar que el modelo pequeño y el de 50 pulgadas no tienen VRR, esa función que hace que la tasa de refresco se sincronice con la de la consola.

placeholder Interfaz de la Frame TV. (M. Mc.)
Interfaz de la Frame TV. (M. Mc.)

El principal atractivo de esta pantalla es el recubrimiento mate. Es lo que le ayuda a ser capaz de parecer una obra de arte cuando está colgada de la pared, entre otras cosas. Particularmente, cuando me hablaron de esto por primera vez, me mantuve bastante escéptico. Pensé que iba a ser un peaje mayúsculo para la calidad de imagen, pero recientemente he visto algunos ejemplos, como la pantalla del último MacBook Pro.

¿Pero tiene sentido en una tele? Pues en una propuesta fuera del carril como esta, sí, por la necesidad de pasar por una obra de arte. La verdad es que absorbe bastante bien los reflejos de las lámparas y los tamiza bastante bien. Es cierto que hay que tener en cuenta que si se coloca en un lugar donde reciba una fuente de iluminación muy fuerte, el material tiene sus limitaciones. En mi caso, la luz de la habitación impacta directamente y no he notado el reflejo en casi ningún momento. La pantalla lo absorbía mucho mejor que la LCD de Xiaomi que suelo tener en su lugar.

placeholder Otra imagen de la Frame TV. (M. McLoughlin)
Otra imagen de la Frame TV. (M. McLoughlin)

Este no es un televisor MiniLED de una marca como Samsung o LG, que sorprendan por la pureza de sus negros o un brillo que vuelva a romper el techo de nits del mercado. Juegan a obtener una imagen buena pero sin estridencias, ya que lo que prima aquí es la estética del conjunto. En este panel te vas a encontrar un brillo y una representación de colores correcta, pero que no te va a dejar sin hipo. Lo mismo ocurre con el contraste y los negros: no son negros puros como los del OLED ni tampoco lo son como las mejores QLED, bautizadas como Neo QLED.

La representación de colores y el contraste de la imagen es bastante notable, aunque es cierto que cuando aparecen imágenes con zonas muy contrastadas, con elementos o áreas muy brillantes, se puede producir cierto degradado en las zonas más oscuras. Pero esto es lo que ocurre con muchas LCD.

Quizá la mayor pega que se le puede sacar, además de la tasa de refresco si buscas un panel para una videoconsola de última generación, son los ángulos de visión. Producto de la capa mate antirreflectante que cubre el panel principal, si estamos viendo la tele de forma muy ladeada nos encontraremos con que la imagen pierde viveza y se vuelve mucho más plana. Son detalles a tener en cuenta, especialmente si queremos que se convierta en la pieza central de nuestro salón.

placeholder La parte de atrás del One Connect. (M. Mc.)
La parte de atrás del One Connect. (M. Mc.)

Sobre el sonido, no va a sorprender a nadie, ni para bien ni para mal. El formato no condiciona el audio, que ofrece un rendimiento similar a televisores parejos de su precio. Maneja bien los diálogos e incluso es capaz de respetar el espacio de cada elemento durante una película, diferenciando entre la música, las voces y los efectos especiales. Sin embargo, y aunque puede ofrecer un buen volumen sin distorsión, es cierto que el audio es un poco plano, especialmente en la parte de los graves.

Si colocas esta tele en la habitación o en un despacho, es probable que no necesites ningún accesorio extra. Sin embargo, si tu intención es ponerla en el salón y quieres tener una experiencia completa en lo que se respecta al sonido, es imprescindible que le enchufes una barra de sonido.

El modo arte se activa fácilmente desde el control remoto. Cuando le das a apagar, si no haces una presión larga del botón, se activará por defecto. Puedes poner una de las pinturas que se incluyen por defecto al comprar el televisor o jugar con tus propias fotos. Eso sí, si quieres alguna obra concreta te tocará pasar por caja, algo que particularmente no entiendo, ya que las teles no son precisamente económicas.

Esta función se apoya en dos tipos de sensores. Por una parte, los de presencia, que le sirven para saber cuándo no hay nadie merodeando por la casa y apagarse totalmente para no malgastar energía. Los otros sensores son los de iluminación ambiental, que detectan el tipo de luz y su intensidad para ajustar el efecto y que quede natural. Lo cierto es que funcionan de forma bastante correcta y se adaptan bien para conseguir ese efecto de que lo que estás mirando no es una pantalla.

Dos detalles más. El mando de la Frame TV es el control remoto que tantas alegrías le ha dado a Samsung: un control remoto minimalista que se puede cargar tanto con energía solar como con USB tipo C o las ondas electromagnéticas que emiten dispositivos como el router de casa.

El otro es que este modelo cuenta con uno de los mejores inventos de Samsung de los últimos tiempos: el One Connect. Se trata de una caja que alberga todas las conexiones y que solo necesita de un solo cable para suministrar la señal y la energía al televisor. Cuenta con 4 puertos HDMI, de los que uno cuenta con estándar eARC para conectar una barra, por ejemplo, que cuente con Dolby Atmos. El resto de puertos pueden manejar hasta una fuente de 4K a 120Hz. ¿Qué más tenemos? Bluetooth 5.2, Wifi 5, puerto Ethernet, así como una salida óptica, entre otras cosas.

placeholder Vista del mando de Samsung. (M. McLoughlin)
Vista del mando de Samsung. (M. McLoughlin)

Y hasta aquí la prueba de la Frame TV. Puede ser que, si eres un obseso de la calidad de imagen, no le veas demasiado atractivo a esta televisión. Incluso si estás pensando en un televisor compacto y tu prioridad absoluta es que tenga las mejores tecnologías de imagen, tienes opciones como las OLED de LG (las hay hasta de 48 pulgadas) o alguna Neo QLED de Samsung. Si te gusta este formato, no te corre prisa y quieres unas especificaciones mejores, debes saber que en el pasado CES de Las Vegas, Samsung presentó The Frame Pro, una nueva hornada que llegará en los próximos meses a España y que estará equipada con paneles MiniLED, lo que significa que mejorará en brillo, en representación de negros y en contraste.

Sin embargo, me sorprende a menudo la gente que está dispuesta a sacrificar un puñado de especificaciones de un dispositivo como una tele por tener algo que encaje con la decoración de su casa o de su apartamento. Esta es la gente que Samsung quiere conquistar; si eres de esos, lo único que te recomendaría es que te pienses bien el tamaño que eliges dependiendo de dónde la vayas a colocar.

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Muchas veces la industria tecnológica prueba suerte con cosas que absolutamente nadie había pedido y acaba creando, de vez en cuando, necesidades donde no las había. ¿Realmente alguien se había quejado de que cuando el televisor no está encendido se convertía en un cuadrado negro que arruinaba la estética del salón? ¿O simplemente lo estábamos aceptando porque a nadie se le había ocurrido hacer otra cosa? Probablemente, si sigues con asiduidad las novedades de la electrónica de consumo, sepas que te estamos hablando de The Frame, esa propuesta que Samsung puso hace un tiempo en el mercado y que se ha convertido en una de las propuestas más peculiares de su catálogo.

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