El 5% a la calle con beneficio récord: los despidos de Meta explican los recortes que vienen
La multinacional presenta ganancias récord pocos días de anunciar la enésima oleada de despidos. Algunos expertos hablan de que se están preparando para un escenario laboral incierto a medio plazo
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A finales de 2022, Mark Zuckerberg anunció dolorosos recortes. Iba a cargarse, de una sola tacada, 11.000 de los 87.000 puestos que componían su plantilla. No había una única razón para poner de patitas en la calle al 13% de su fuerza laboral. La situación era grave. Para empezar, a la industria tecnológica le tocaba apretarse el cinturón tras los excesos cometidos durante la pandemia, una época de vino y rosas para sus negocios. La incertidumbre económica se había apropiado de varios sectores y, esta vez, los grandes de Silicon Valley no habían escapado de las turbulencias financieras. Pero estos ajustes también eran una penitencia por los propios pecados de Meta, que fue fuertemente castigada por los inversores por su arriesgada apuesta por el metaverso.
La colleja bursátil supuso que la empresa llegara a perder dos tercios de su valor y su cotización tocara suelo. Eso llevó al fundador y CEO a declarar lo que bautizó como "año de la eficiencia", que se saldó con otros 10.000 despidos meses después. En total, una cuarta parte de sus empleados.
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La situación es radicalmente diferente a día de hoy. La firma de Menlo Park vale siete veces más que en su peor momento y ha sabido dar un volantazo en su estrategia para colocarse en el pelotón de cabeza en la carrera por la inteligencia artificial. El pasado miércoles presentó sus cuentas anuales y, aunque no fueron tan buenas como esperaban los pronósticos, la compañía presentó resultados récord, creciendo tanto en beneficio como en ingresos. Las ganancias netas se dispararon un 59%, hasta superar los 62.000 millones. Con este escenario, poco parece importar, o al menos no tanto como antes, que Reality Labs, la división que desarrolla el metaverso, haya tenido unos números rojos de más de 18.000 millones.
Pero lo que realmente ha llamado la atención es que, una vez más, Meta va a volver a meter mano en el número de nóminas que mensualmente abona. El fundador de la compañía anunció hace unos días que planea eliminar al 5% de la plantilla menos productiva. "He decidido subir el listón", afirmó Zuckerberg, quien quiere deshacerse más rápido de los empleados con menor desempeño, independientemente del buen momento que atraviesa el negocio. Explicó que los afectados tendrían conocimiento el 10 de febrero y que serían "generosamente" indemnizados. Según documentos vistos por diversos medios estadounidenses, Zuckerberg no descartaba ampliar el recorte durante 2025, definido como "un año intenso". Tampoco descartaba nuevas contrataciones, porque afirmó que el objetivo era tener "a los mejores trabajando" en la compañía.
Etiquetar hasta un 15% de empleados
Para escoger ese 5% de despedidos, Meta implementará un sistema de calificación forzosa. Los managers o cargos intermedios tendrán que etiquetar a un número de empleados (entre un 12% o 15%) con la etiqueta de "Cumplió con la mayoría de expectativas", "Cumplió con algunas" o "No cumplió". Los que reciban estas dos últimas etiquetas serán automáticamente despedidos y los otros serán puestos en observación. Este sistema no es algo nuevo en la industria tecnológica, aunque su implementación suele ser mucho menos habitual que en otras industrias.
Amazon viene utilizándolo desde hace años. Los que son señalados pueden acabar en la calle o ser reubicados. No son pocos los que han denunciado que el sistema no estaba lo suficientemente pulido para evitar sesgos o que incluso se empleaba como medida de presión para que la gente acabase teniendo más presión y renunciando al puesto. La compañía de comercio electrónico llegó incluso a paralizar el sistema y ajustarlo después de que un artículo del New York Times desvelase su funcionamiento.
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Otra de las críticas que suele recibir este sistema es que, al instalarse de forma permanente (todos los años un porcentaje del equipo tiene que etiquetarse así), se genera un ambiente de excesiva competitividad en la plantilla. Otra de las quejas de los detractores suele ser que, muchas veces, la dureza del sistema o la toma de decisiones se vea directamente influenciada por el precio de la acción.
Diversos medios estadounidenses se han hecho eco de las reacciones de los trabajadores de Meta, entre ellas la preocupación en algunos foros de que esto vaya a afectar a algunos puestos relacionados con la diversidad después del cambio de guion de la compañía de eliminar a los verificadores y adoptar un modelo similar al de las notas de la comunidad de X, además de cambiar las restricciones a la hora de hacer determinados juicios sobre la comunidad LGTBI, a la que ahora se podrá denominar como enfermos sin que estos comentarios sean objeto de censura. Estas informaciones también recogían la postura de trabajadores que estaban a favor de la medida.
"Al final esto va a derivar en que ser de Meta o estar en Meta va a ser más difícil"
"Al final esto va a resultar en que va a ser más difícil ser de Meta o seguir en Meta", explican a este periódico voces conocedoras del asunto, que enmarcan la medida en los esfuerzos de eficiencia que han tenido reflejo en la cotización de la compañía. Estas mismas fuentes explican que también se ha dejado sentir en otros aspectos, como puede ser la asistencia a la oficina. Explican que, al principio, cuando se impuso el sistema de tres días presenciales y dos en remoto, había cierta relajación, pero que en los últimos meses, por ejemplo, se ha intensificado el cumplimiento de estas condiciones. "Al final, tanto las oficinas como los servicios que se prestan dentro son caros. Y que se dimensionen para un número determinado y no se llegue ni a la mitad pues se traduce en mucho dinero perdido".
Otra tesis: la incertidumbre que se avecina
"Hace uno o dos años se tuvo que gestionar el cambio de época. Estas compañías venían de una época en la que había muchos recursos para fichar y se fichaba incluso a perfiles que no eran estrictamente necesarios o no hacían falta solo para condicionar a la competencia. En esa época, los salarios crecieron de manera exagerada y establecer mecanismos que fuercen la rotación es una manera de abaratar la masa salarial", explica Josep Capell, profesor de la Universidad Autónoma y consultor especializado en recursos humanos. "Al final es una concepción muy liberal del mundo de la empresa, de querer a los mejores. Si vas a pasar de 50.000 a 15.000 pues querrás a los 15.000 mejores".
Sin embargo, Capell ve otra motivación en endurecer este tipo de controles y vigilar más la productividad: la incertidumbre que se presenta. "Las organizaciones tecnológicas trabajan en el corto plazo, pero también en el medio y el largo", apunta. "Y ahora hay un fenómeno muy disruptivo sobre la mesa, que es la inteligencia artificial. Se comenta, se especula que va a afectar a la plantilla, pero no saben cómo ni cuándo.
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Entonces creo que responde también a eso", añade. Este experto dice que los exámenes de rendimiento más exhaustivos suelen ser una forma de "tomar el pulso" para ver cómo "estos cambios disruptivos" afectan a los flujos de trabajo, detectar "zonas de ajuste" y ver dónde se están empleando recursos que no hacen falta. "Una de las cosas que se está hablando es que, por ejemplo, se podrá prescindir de programadores y se sustituirán, en parte, por analistas", comenta. "La cuestión es que ni ellos mismos saben cómo va a ser y con estos sistemas solo pretenden estar más preparados. Se ha visto cómo son de sensibles estas compañías a ciertas noticias, como se ha demostrado con la irrupción de la inteligencia artificial china. Buscan estar más preparados para un escenario desconocido".
Una de las cosas que tampoco sorprende a este experto es que las compañías en lugar de despidos hablen de "marchas o desgaste no lamentable". Un tabú, según Capell, que viene precisamente a dar una sensación de seguridad y no de incertidumbre. "Si estás en el mundo bursátil y hablas de despidos o recortes abiertamente, se puede entender, probablemente ocurra, que las cosas no te van tan bien. Es por esto que suelen recurrir a estas fórmulas".
A finales de 2022, Mark Zuckerberg anunció dolorosos recortes. Iba a cargarse, de una sola tacada, 11.000 de los 87.000 puestos que componían su plantilla. No había una única razón para poner de patitas en la calle al 13% de su fuerza laboral. La situación era grave. Para empezar, a la industria tecnológica le tocaba apretarse el cinturón tras los excesos cometidos durante la pandemia, una época de vino y rosas para sus negocios. La incertidumbre económica se había apropiado de varios sectores y, esta vez, los grandes de Silicon Valley no habían escapado de las turbulencias financieras. Pero estos ajustes también eran una penitencia por los propios pecados de Meta, que fue fuertemente castigada por los inversores por su arriesgada apuesta por el metaverso.