Rusia ha resucitado a uno de sus leviatanes del letargo. La pregunta ahora es dónde lo mandarán
El enorme e implacable crucero Almirante Najimov llevaba fuera de servicio desde 1999. Ahora sus dos reactores vuelven a latir y se espera que comiencen sus pruebas este año. La incógnita es dónde será destinado
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Después de más de 25 años fuera de juego, el corazón del enorme crucero Almirante Najimov, es decir, sus dos reactores nucleares, volvieron a latir el pasado mes de diciembre. Sevmash, el astillero responsable de las modernizaciones, espera comenzar sus pruebas de mar, como pronto, en verano de este año.
El pasado 11 de enero, la agencia rusa de noticias TASS publicó que una fuente perteneciente al complejo militar-industrial le había trasladado que el crucero Almirante Najimov, fuera de servicio desde 1999 y perteneciente a la peculiar clase Kirov, había conseguido arrancar sus reactores nucleares durante la tercera semana de diciembre. Asimismo, también se había completado la desmagnetización del barco, imprescindible para controlar su firma magnética.
De esta manera, se espera, según declaraciones recogidas en la feria naval rusa "Flota 2024" por dicha agencia, que el buque comience las pruebas de mar del fabricante en torno a verano y sea entregado el año que viene, en 2026. Todo esto después de un sinfín de retrasos.
Una modernización interminable
A mediados de los años 70, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas comenzó la construcción de una nueva clase de buques, la clase Kirov, como sustituto de los enormes buques de la clase Kara. En concreto, el Almirante Najimov, fue el tercer ejemplar de la serie. Entró en servicio en 1988, un año antes de la caída del Muro de Berlín, siendo bautizado como Kalinin y asignado a la Flota del Norte. Nótese que las dos principales flotas rusas en la actualidad son la Flota del Norte, encargada del océano Glacial Ártico y del Atlántico, y la Flota del Pacífico, responsable del océano homónimo.
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Años más tarde, en 1992 (ya como Federación de Rusia), fue rebautizado como Almirante Najimov y, siete años después, fue retirado del servicio, quedando atracado en el astillero de Sevmash, sito en Severodvinsk, en el mar Blanco. En 2005 fue reactivado y durante esos años se intentó reparar, aunque sin éxito. Los trabajos se reanudaron en 2014 con la intención de que volviese a la Marina en 2018. Sin embargo, a medida que se iban cumpliendo fechas, se iba retrasando la vuelta al servicio.
La última noticia, publicada el 11 de enero por la Agencia TASS, indica que ya han conseguido arrancar los reactores nucleares del buque, por lo que ya pueden operar a máxima potencia. Aunque no se haya desvelado una nueva fecha, pues el arranque estaba previsto para otoño, sin duda, este paso es un hito claro que certifica que las pruebas de mar están cada vez más cerca.
En el apartado bélico, se espera que el ‘nuevo’ Almirante Najimov, conocido como Proyecto 1144.2M, esté dotado con sistemas de defensa antiaérea Fort-M (OTAN: SA-N-6 Grumble) y Pantsyr-M (OTAN: SA-22 Greyhound), así como sistemas antisubmarinos Paket-NK y Otvet. Además, es probable que disponga de hasta 60 misiles hipersónicos 3M-22 Zircon. Se desconoce cuáles serán las modificaciones en los sensores del barco. También se ignora el coste al que asciende la reconstrucción, que bien podría rondar las decenas de millones de euros.
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Aparte del Najimov, la marina rusa también está teniendo problemas con la modernización del portaaviones Kuznetsov. Entró en el astillero de Zvezdochka en Murmansk en 2017 y desde entonces sigue allí. Durante este período, se hundió, en 2018, el dique inundable PD-50 que lo ‘sostenía’ -el portaaviones no fue dañado- y sufrió dos incendios, uno en 2019 y otro en 2022. Aunque estaba previsto que entrase en servicio a finales de 2024, todavía no ha comenzado sus pruebas de mar. Además, hay rumores que apuntan a que su dotación habría sido enviada al frente ucraniano. Por lo que su futuro es incierto.
Llama la atención estos problemas, pues la Marina de Guerra del Ejército Popular de Liberación cuenta actualmente con dos buques muy parecidos, el CV-16 PLANS Liaoning y el CV-17 PLANS Shandong. Por si fuera poco, el año pasado completaron de manera satisfactoria la modernización del CV-16 Liaoning. Un buque particular, ya que fue vendido a medio construir a China con el objetivo de ser utilizado como casino flotante, acabando como portaaviones.
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Aunque es difícil de verificar, es probable que tanto la modernización del Almirante Najimov como la del Almirante Kuznetsov se hayan visto empañadas por casos de corrupción, falta de presupuestos (debido principalmente a la crisis que sufrió la Federación Rusa después de la caída del Muro de Berlín) y la incapacidad industrial de llevar a cabo estas tareas.
Por último, se desconoce a qué flota será asignado una vez sea aceptado por la Marina Rusa. Lo más probable es que sustituya al Pedro el Grande -el único de sus hermanos en activo- en la Flota del Norte. Como es de esperar, dado su tamaño descomunal, no se prevé que participe de manera directa en la Invasión de Ucrania, ni se espera que entre en el mar Negro.
No obstante, sí es probable que realice ejercicios de demostración de fuerza en el océano Ártico, en el mar de Barents o en el océano Atlántico Norte, efectuando lanzamiento de misiles antibuque y misiones similares. Quizá incluso hasta vuelva a navegar por las cálidas aguas del Mediterráneo.
Kirov, un leviatán de la Guerra Fría
Durante la Guerra Fría, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se caracterizó por producir barcos con diseños tremendamente llamativos, fácilmente identificables por las enormes antenas de radar y gigantescos misiles -sin mencionar que solían ir acompañados de un remolcador-. Además, el cometido de estos misiles era destruir los grupos de combate de los portaaviones estadounidenses en caso de conflicto.
De esta manera, una de sus clases más destacadas es la Kirov a la que pertenece el Almirante Najimov. En terminología soviética, se conoce como Proyecto 1144 Orlan, que quiere decir águila marina. Estos buques se clasifican como crucero de batalla o crucero pesado lanzamisiles de propulsión nuclear (Cruiser Guided Nuclear, CGN) y son los barcos de superficie más pesados de la historia, sin contar portaaviones ni buques de desembarco anfibio. Desplazan 25860 toneladas a plena carga. Por comparar, el Juan Carlos I de la Armada desplaza hasta 27560 toneladas.
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Debido a su enorme desplazamiento, a que cuentan con propulsión nuclear y a una dotación de más de 700 marinos, siempre han sido unidades muy caras de operar. De hecho, se preveía construir un quinto buque, que al final fue cancelado debido a la caída de la URSS. Como curiosidad, el casco del buque de seguimiento de satélites y misiles SSV-33 Ural (OTAN: Kapusta) es el mismo que el de la clase Kirov.
En el apartado técnico, se trata de buques con una eslora de 252 metros, una manga de 28,5 metros y un calado de 9,1 metros. Cuenta con propulsión CONAS, que quiere decir Sistema de Propulsión Combinada Nuclear y Vapor. Esto es, además de los dos reactores nucleares KN-3 de 300 MW, disponen de dos turbinas de vapor GTZA-653 de 50 MW cada una y dos calderas, lo que les otorga un alcance prácticamente ilimitado a 20 nudos y una velocidad máxima de 32 nudos, unos 60 km/h. Aunque resulte extraño, la clase Kirov está diseñada para navegar en crucero con propulsión nuclear y encender las turbinas para incrementar la velocidad.
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Con respecto al armamento previo a la modernización, destaca la veintena de misiles antibuque P-700 Granit (SS-N-19 Shipwreck) y los 10 tubos lanzatorpedos de 533 mm. Evidentemente, los buques de la clase también contaban con una importante suite de sensores tanto antiaéreos, con misiles S-300 (OTAN: SA-N-6 Grumble) y OSA-MA (OTAN: SA-N-4 Gecko) como antisubmarinos. Además, podían portar hasta tres helicópteros Kamov Ka-27 (OTAN: Hélix) o Ka-25 (OTAN: Hormone).
Actualmente, tan sólo hay un buque en servicio de esta clase, el cuarto y último construido, el Piotr Velikiy o Pedro el Grande -bautizado en la URSS como Yuri Andropov-. Se espera que sea retirado una vez que el Najimov entre en servicio. Seguramente esta decisión venga motivada por la interminable reconstrucción de su hermano. Más de dos décadas después, uno de los grandes iconos de la Guerra Fría se prepara para surcar los mares de nuevo. Es evidente que, aunque la Federación Rusa necesita dar un impulso a su Marina de Guerra, ¿es la mejor apuesta resucitar al Najimov?
Después de más de 25 años fuera de juego, el corazón del enorme crucero Almirante Najimov, es decir, sus dos reactores nucleares, volvieron a latir el pasado mes de diciembre. Sevmash, el astillero responsable de las modernizaciones, espera comenzar sus pruebas de mar, como pronto, en verano de este año.