Elon Musk lanzó su coche al espacio. Ahora, ha puesto en alerta al sistema de defensa planetaria

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La observación de un objeto próximo a la Tierra llevó a un grupo de astrónomos a encender las alertas sobre un posible asteroide con trayectoria peligrosa. Sin embargo, lo que parecía una amenaza para la seguridad de la humanidad resultó ser el Tesla Roadster de Elon Musk que SpaceX lanzó al espacio en 2018 como parte de una misión de prueba.

Para dar contexto a esta sorprendente historia, hay que remontarse al año 2018, cuando SpaceX, la agencia aeroespacial dirigida por Elon Musk, lanzó al espacio un Tesla Roadster propiedad del magnate a bordo de un cohete Falcon Heavy. La misión fue un éxito y, desde entonces, el vehículo ha estado navegando con un maniquí a bordo. La compañía lo llamó Starman, en honor a la famosa canción de David Bowie, y los cálculos sobre su trayectoria indican que se dirige rumbo a Marte, aunque todavía está cerca de la Luna.

Una vez aclarado esto, debemos viajar hasta el 2 de enero de 2025, cuando un grupo de científicos del Centro de Planetas Menores (MPC) anunciaron el hallazgo de un nuevo cuerpo celeste, al que designaron como 2018 CN41. Su proximidad (menos de 240.000 kilómetros de la Tierra) y su trayectoria llamaron la atención de los expertos, quienes lo catalogaron como un objeto cercano a nuestro planeta (NEO, por sus siglas en inglés) y, en consecuencia, un posible riesgo que debía ser monitorizado por el sistema de defensa planetaria.

Basura espacial descontrolada

La sorpresa llegó cuando, al revisar los datos, los científicos se dieron cuenta de que no se trataba de una roca espacial, sino del icónico descapotable rojo de Elon Musk con Starman a bordo. Es cierto que el error fue corregido en menos de 17 horas, pero el incidente reabrió el debate sobre los desafíos que enfrenta la astronomía ante el creciente problema de la basura espacial.

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Antonio Villarreal Unidad de Datos

Este no es el primer caso de un objeto artificial confundido con un asteroide, lo que evidencia la necesidad de métodos más precisos para distinguir entre desechos tecnológicos y cuerpos celestes naturales. Por ejemplo, anteriormente otro supuesto asteroide fue detectado, aunque terminó siendo un viejo propulsor de la NASA que viajaba sin control.