Elon Musk es la nueva lotería: cada uno de sus tuits puede hacer que ganes millones, o los pierdas
El último cambio de nombre de Elon Musk en X extrañó a muchos, pero tenía un objetivo claro: reventar, otra vez, el mercado de las memecoins. Cada palabra que dice mueve millones en valores especulativos
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F4e7%2F1ce%2F298%2F4e71ce2988da2ae7866215c5d092b166.jpg)
El pasado 31 de diciembre, a pocas horas de que en España se comiesen las uvas, Elon Musk decidió cambiar un poco su perfil en su propia red social. Se cambió el nombre, la descripción y hasta la imagen de portada. De repente, su cuenta estaba encabezada por el dibujo de una rana vestida de romano y su nombre era Kekius Maximus. Minutos después, todos los medios estaban hablando de ello, intentando descifrar su significado, viendo conexiones con la extrema derecha, los fans de Gladiator y los gamers. Pero los verdaderos agraciados del gesto fueron un grupo muy extraño de inversores. A ellos les acababa de tocar la lotería.
La mutación del hombre más rico del planeta impactó de lleno en una criptomoneda: Kekius (KEK). Una memecoin de la red de Ethereum que llevaba en el mercado menos de un mes. Antes de que Musk apareciese en escena, su precio rondaba el centavo de dólar, fue hacer el cambio y se disparó hasta los 0,40 dólares. Una escalada que provocó que los inversores que llevaban esa moneda en la cartera, una de las miles que se crean cada día, multiplicasen por hasta 1.500 su dinero si conseguían venderla a tiempo. Pronto, todos los afortunados intentaron cobrar sus existencias y lo hicieron hasta que el precio de la 'cripto' se desplomó. Ni 24 horas después, Musk había vuelto a cambiar su perfil. Así se las gasta el Rey Midas, que ha convertido las cripto en una lotería continua.
Entre los grandes agraciados por la suerte del empresario están dos de los principales inversores de kekius, según se puede ver en la Blockchain. Ambos compraron el token al poco de salir, a principios de diciembre, por alrededor de un centavo. Los dos vendieron casi todas sus existencias mientras Musk bromeaba con su perfil y sacaron millones. El primero de ellos, un comprador anónimo con una wallet que empieza por '0x82', había adquirido kekius por valor de 616.000 dólares y sacó cerca de 2,3 millones. El segundo es aún más llamativo. Trader también anónimo y con una cartera que empieza por '0x3b7', multiplicó por 1.700 su apuesta, convirtiendo una inversión de menos de 2.000 dólares hecha el 14 de diciembre en casi 3 millones.
De momento nadie conoce la identidad de estos agraciados, pero forman parte de un pequeño mundo de inversores en criptomonedas de altísimo riesgo que Elon Musk no ha parado de alentar en los últimos tiempos. Son los llamados degen o degenerados, que han llevado a las memecoins a la parte más lucrativa de la industria. Como si estuvieran en una tragaperras sin horarios, estos usuarios invierten en proyectos sin valor más allá de la pura especulación. Cada día compran uno u otro proyecto simplemente guiándose por las supuestas narrativas o la atención que tienen y lo hacen esperando algo parecido a lo que ocurrió con kekius. Ahí, Musk es la pantalla final, el Gordo de Navidad.
This trader (likely an insider) made $2.86M—a 1,700x return—from $KEKIUS in just 18 days!
— Spot On Chain (@spotonchain) January 2, 2025
Trader "0x3b7" spent 0.5 $ETH ($1,963) to buy 35.58M $KEKIUS on Dec 14, 2024.
The trader then sold:
• 10.13M for 4.91 $ETH ($19.4K) on Dec 16
• 25.26M for 843 $ETH ($2.83M) over the past… pic.twitter.com/X33PoNOHAO
Pero igual que algunos ganan, otros muchos tienen que perder. La fiebre del oro desatada por estas criptomonedas ha generado incluso el rechazo de muchos inversores por ser poco más que apuestas a rojo o negro. Los apostadores que entraron en kekius cuando valía casi 0,40 céntimos ven ahora cómo su inversión no supera los 0,09 después de que Musk cambiase de nuevo su imagen. Y peor les va a muchos otros que compraron monedas similares que surgieron cuando Elon Musk inició su broma y buscaron aprovechar el impulso. La mayoría de ellas se han ido a 0 sin siquiera despegar.
Este nuevo casino es uno de los grandes catalizadores del último bull run de las criptomonedas. Desde mediados de 2024 y superado el criptoinvierno y con bitcoin o ethereum en una situación complicada para generar nuevos impulsos alocados, muchos inversores han encontrado en este mundo degen el lugar donde intentar recuperar el sueño de forrarse con las cripto. Toda una nueva industria que ha hecho de oro a unos pocos, pero que preocupa, y mucho, a inversores tradicionales y buena parte del sector por la mala fama que puede generar de nuevo.
En España, el primer partido en mover ficha sobre este asunto fue Sumar. A principios de diciembre propuso que oficialmente se denominase a estas monedas como "criptoapuestas". Según este grupo político, así se debería llamar a todas las cripto cuyo valor “dependa exclusivamente la especulación”. La propuesta se debatirá este mes como enmienda a la Ley para la creación de la Autoridad Administrativa Independiente de Defensa del Cliente Financiero. Sin embargo, la idea ha generado bastante rechazo en la industria cripto, pues podría incluirse dentro de este grupo tanto a Bitcoin como a otras muchas monedas que no siguen exactamente el funcionamiento de los memes.
Todos sueñan con Dogecoin
El caso más conocido de las memecoins, con el que sueñan todos los inversores y que tiene a Musk como actor protagonista, es el de Dogecoin, que sigue dando alegrías y tristezas a sus inversores cada vez que Musk lo menciona. Incluso le ha llevado hasta los tribunales, pues nadie sabe exactamente cuál es el interés de Musk en este mercado, ni si se beneficia de los pump and dump que provoca.
En junio de 2023, un grupo de pequeños inversores decidió demandar tanto a Elon Musk como a su empresa más conocida, Tesla, porque, según ellos, llevaban años utilizado su influencia para generar subidas y bajadas en el precio de DOGE y así llevarse parte del dinero. Señalaban varias carteras como posibles cuentas que usaban para sacar los beneficios ¿En qué se basaban? En que dichas cuentas habían realizado grandes movimientos justo antes y después de que Musk decidiese colocar al Shiba Inu que sirve como icono de la criptomoneda como logo de Twitter. Lo hizo y a los pocos días lo volvió a cambiar, una acción que fue seguida por carteras como esta y que sacaron miles de millones de dólares entre ambos movimientos.
⚠️ Elon Musk changed his name to Kekius Maximus pic.twitter.com/bmTuFOZvAs
— ELON ALERTS (@ElonAlertsX) December 31, 2024
El choque en los tribunales duró poco, pues solo dos meses después un juez desestimó la demanda (aunque el asunto sigue dando vueltas por otras instancias). No se podía probar que los acusados estuvieran manipulando el mercado, pues incluso Tesla hizo una declaración jurada negando que fuera dueña de ninguna de las carteras señaladas. Además, los mensajes del magnate y su compañía sobre esta criptomoneda eran, según el juez, demasiado tontos como para que un inversor razonable pudiera exigir reclamaciones por fraude. Pero el activo, que nació como una broma, ahora tiene un departamento en el gobierno y uno de los principales inversores, desconocido para todo el mundo, sigue realizando movimientos extraños.
Lejos de dejar de lado este mundo tras estos choques, Musk ha seguido bromeando con las memecoins cada poquísimo tiempo. Más allá de DOGE, también disparó el precio de Milady o Dogwifhat, dos de los memes con más capitalización de mercado. Lo que empezó siendo una serie de bromas o juegos con sus seguidores, ha acabado en una fiebre del oro que se asemeja casi a una religión. La última apuesta de los degen es una moneda llamada Dogecast. ¿Por qué? Porque esperan que Musk y su socio en el Departamento de Eficiencia Gubernamental, el empresario Vivek Ramaswamy, saquen un pódcast sobre lo que hacen con el Gobierno de Estados Unidos. No hay una sola prueba de que eso vaya a suceder, pero la moneda ya mueve un millón de dólares al día.
El pasado 31 de diciembre, a pocas horas de que en España se comiesen las uvas, Elon Musk decidió cambiar un poco su perfil en su propia red social. Se cambió el nombre, la descripción y hasta la imagen de portada. De repente, su cuenta estaba encabezada por el dibujo de una rana vestida de romano y su nombre era Kekius Maximus. Minutos después, todos los medios estaban hablando de ello, intentando descifrar su significado, viendo conexiones con la extrema derecha, los fans de Gladiator y los gamers. Pero los verdaderos agraciados del gesto fueron un grupo muy extraño de inversores. A ellos les acababa de tocar la lotería.