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Pituffik, la base espacial estadounidense preparada para la III Guerra Mundial
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Pituffik, la base espacial estadounidense preparada para la III Guerra Mundial

La base espacial fue construida hace siete décadas en un contexto geopolítico marcado por las tensiones de la Guerra Fría. Sin embargo, se está modernizando ante las amenazas actuales

Foto: Recreación por IA de una batalla en una posible III Guerra Mundial (Freepik)
Recreación por IA de una batalla en una posible III Guerra Mundial (Freepik)

La base espacial Pituffik, situada en la zona noroeste de Groenlandia, se está convirtiendo en un enclave estratégico de máxima relevancia para Estados Unidos en un contexto global marcado por crecientes tensiones geopolíticas. Gestionada por la Fuerza Espacial estadounidense, esta instalación ha sido diseñada para fortalecer la vigilancia y la defensa ante amenazas potenciales de China y Rusia, convirtiéndose en un eje clave para la seguridad internacional.

Desde su construcción en los años 50 durante la Guerra Fría, la base, anteriormente conocida como Thule, ha evolucionado significativamente. Según explican desde Atalayar, equipos avanzados como el radar AN/FPS-120, desarrollado por Raytheon, ofrecen capacidades excepcionales de alerta temprana. Este sistema, con un alcance superior a los 4.000 kilómetros, permite detectar y rastrear misiles balísticos e hipersónicos, así como objetos en órbita terrestre.

La ubicación de Pituffik, a más de 1.500 kilómetros del Polo Norte, le otorga una posición privilegiada para monitorizar las actividades militares y comerciales en el Ártico. La región, rica en recursos naturales y con rutas marítimas estratégicas, ha despertado un interés creciente por parte de potencias como Rusia, que ha modernizado sus bases militares en la zona, y China, con ambiciones económicas y geopolíticas.

Un enclave único en el Ártico

Además del radar AN/FPS-120, la base cuenta con el apoyo del 23 Escuadrón de Operaciones Espaciales, que gestiona antenas parabólicas capaces de establecer contacto regular con satélites en órbitas polares. Eso sí, las condiciones extremas de Groenlandia plantean retos logísticos mayúsculos.

placeholder Una imagen de la base espacial Pituffik, en Groenlandia (Reuters/Thomas Traasdahl)
Una imagen de la base espacial Pituffik, en Groenlandia (Reuters/Thomas Traasdahl)

La base, que opera a temperaturas que pueden descender por debajo de los -80 °C durante el invierno, depende de un sofisticado sistema gestionado por el 821 Escuadrón de Apoyo. Este equipo se encarga del mantenimiento de las infraestructuras y del transporte de provisiones, así como de garantizar la operatividad de los vehículos y de los sistemas críticos.

La seguridad perimetral está a cargo del 821 Escuadrón de Fuerzas de Seguridad, conocido como los "Lobos del Ártico", quienes aseguran el control del área de responsabilidad de más de 650 kilómetros cuadrados. Por su parte, la modernización de Pituffik es parte de una táctica más amplia del Pentágono para reforzar su presencia en el Ártico. La publicación de la Estrategia Nacional para la Región Ártica en 2022, que fue actualizada el año pasado, es buena prueba de ello.

La base espacial Pituffik, situada en la zona noroeste de Groenlandia, se está convirtiendo en un enclave estratégico de máxima relevancia para Estados Unidos en un contexto global marcado por crecientes tensiones geopolíticas. Gestionada por la Fuerza Espacial estadounidense, esta instalación ha sido diseñada para fortalecer la vigilancia y la defensa ante amenazas potenciales de China y Rusia, convirtiéndose en un eje clave para la seguridad internacional.

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