TikTok está a punto de desaparecer en EEUU. Trump (y Musk) tiene un plan para evitarlo
La plataforma tiene los días contados en EEUU. Su veto entra en vigor el próximo día 19. Sin embargo, Donald Trump ha pedido que se retrase el proceso hasta su toma de posesión. Muchas cosas pueden pasar hasta entonces
TikTok se encuentra ahora mismo en un quirófano y la situación no pinta nada bien, por no decir que el diagnóstico es terminal. Su monitor de frecuencia cardíaca va decayendo y la fecha de su muerte está prevista para el día 19 de enero en Estados Unidos, fecha en la que entrará en vigor una ley que establece la prohibición de la plataforma en el país. A menos, claro, que alguien haga lo imposible para salvarla.
Y quien quiere ser ese milagro es Donald Trump (siempre aconsejado por su mano derecha Elon Musk). El problema es que el magnate asumirá el cargo de presidente justo un día después de la entrada en vigor de la norma, por el que está moviendo cielo y tierra para cambiar ese escenario. Muchas cosas pueden pasar hasta entonces, pero lo que es seguro es que hay una fortuna en juego: 50.000 millones de euros, 700 millones de usuarios y una de las armas comunicativas más poderosas del mundo.
En abril de 2024, el Congreso aprobó una ley que prohíbe las "aplicaciones controladas por adversarios extranjeros" en las tiendas como Apple Store y Google Play, lo que obligaría a la empresa matriz de TikTok, ByteDance, a vender la aplicación o ver su final en EEUU. El motivo es que los funcionarios y legisladores acusan a ByteDance de estar vinculada al gobierno chino, algo que la empresa niega. Pero la ley ya ha recibido un gran apoyo bipartidista en un contexto de incertidumbre sobre la seguridad nacional, la vigilancia y la intromisión china.
Sin embargo, como hasta ahora no se hay sobre la mesa ningún comprador potencial, la última oportunidad de la empresa para obstaculizar la prohibición ha sido a través del Tribunal Supremo, ya que un tribunal de apelaciones de Washington ya había rechazado previamente el recurso presentado por la compañía. El próximo viernes, 10 de enero, todas las partes presentarán las alegaciones. Y entonces solo quedará esperar.
Y ahí es donde entra en juego el presidente electo Donald Trump, que ha pasado en cuestión de un año de ser un enemigo acérrimo de la red social a defenderla con uñas y dientes. Tanto que ahora incluso pide a la Corte que retrase el veto mientras trabaja con su equipo, en el que se encuentra Elon Musk, en una "resolución política". Lo ha hecho mediante un escrito legal de sus abogados en los que explica que "se opone a la prohibición de TikTok" y "busca la capacidad de resolver los problemas a través de medios políticos una vez que asuma el cargo".
Ese cambio de opinión sobre la plataforma no es aleatorio. Y entre los motivos se encuentra que TikTok le ofreció una forma de llegar a los jóvenes votantes masculinos durante las elecciones y que uno de sus mayores donantes, Jeff Yass (dio 47 millones a los republicanos), es también un importante inversor en ByteDance (posee una participación del 15%). "Tengo un lugar especial en mi corazón para TikTok, porque gané entre los jóvenes por 34 puntos", dijo en una ocasión. “Hay quienes dicen que TikTok tiene algo que ver con eso", añadió.
Según su equipo legal, Trump es “uno de los usuarios más poderosos, prolíficos e influyentes de las redes sociales de la historia, en consonancia con sus 14,7 millones de seguidores en TikTok con los que se comunica activamente, lo que le permite evaluar la importancia de TikTok como un medio único para la libertad de expresión”.
En la misma línea, Elon Musk defiende que la nueva norma es “contraria a la libertad de expresión”, y dice que está en contra de los controles propuestos para TikTok “aunque tal prohibición pueda beneficiar a su plataforma X”. Algunos medios anglosajones apuntan a varias reuniones entre él y el CEO de TikTok, Shou Zi Chew. Es algo que alarma al propio gobierno, que ve a su relación con dirigentes chinos y otros supuestos contactos con funcionarios rusos como motivo de alarma. Pero un posible escenario sobre la mesa de cara al 19 de enero es que el magnate adquiriera TikTok.
La guerra es inminente y en medio están estos dos magnates con una influencia infinita. Por un lado, TikTok está jugando sus cartas a la Primera Enmienda para evitar su aciago destino. Alegan que "la ley reprime la libertad de expresión de 170 millones de usuarios, basándose en meras especulaciones" sobre posibles amenazas a la seguridad nacional. “Es inconstitucional”, dice la empresa. Y señala que nada justifica que se trate a TikTok de forma diferente a otras aplicaciones de propiedad china como Shein o Temu, que también almacenan una gran cantidad de datos: “Los demandantes no sugieren que el Congreso debiera haber prohibido también aplicaciones como estas. Más bien, el punto clave es que la decisión del Congreso de eximirlas sugiere claramente que su objetivo era TikTok por su contenido en redes sociales, no por sus datos”.
Al otro lado se encuentra la actual administración Biden, que ha convencido a los jueces señalando que la ley se basa en la realidad de un adversario extranjero dispuesto a recopilar datos personales de los usuarios y difundir desinformación: “Recopila datos sensibles sobre decenas de millones de estadounidenses y sería una potente herramienta para operaciones de influencia encubiertas”.
¿Qué puede pasar a partir de ahora?
Si el Tribunal Supremo confirma la ley pese a las alegaciones del día 10, hay múltiples formas en las que Trump aún podría intentar salvar la aplicación y boicotear el proceso. Para paralizar el proceso, tendría que demostrar una probabilidad razonable de éxito en su posible resolución. La ley le concedería una prórroga de tres meses en caso de que hubiera avances significativos en el proceso de venta, pero eso no ha ocurrido.
“En primer lugar, Trump puede lograr que el Congreso derogue la ley. Obviamente, sería lo más limpio y eficaz que podría hacer, pero dudo que pueda hacerlo, ya que la ley se aprobó con un amplio consenso bipartidista. La segunda cosa que podría hacer es ordenar a su fiscal general que simplemente no haga cumplir la ley, que penaliza a las tiendas de apps y a los proveedores de servicios en la nube que trabajan con TikTok con hasta 5.000 dólares por usuario. Es decir, no sancionarlas. Pero eso no quita que la ley seguiría vigente y estas empresas estarían violándola”, explicaba el exabogado del Departamento de Justicia y profesor de derecho de la Universidad de Minnesota especializado en seguridad nacional y tecnología, Alan Rozenshtein.
La tercera vía es tratar de facilitar una venta. “Pero el problema nunca ha estado del lado de la demanda. No es que no haya compradores estadounidenses que no comprarían TikTok con gusto. Está del lado de la oferta. ¿Permitirá el gobierno chino que ByteDance venda TikTok con o sin el algoritmo? Eso implicaría ver a Trump, como diplomático, llegando a un acuerdo con Xi Jinping. Y no sé si eso sucedería”, señala el letrado.
No hay dudas tampoco del eco que tendrá el veto en la sociedad estadounidense y el gran efecto dominó que podría desencadenar en varios sectores de la economía. Desde los creadores de contenido hasta las pequeñas empresas, quitar del medio a TikTok sería un revés para el ecosistema digital, que se ha convertido en un gran contribuyente al producto interno bruto, el mercado laboral y los ingresos fiscales del país.
La huella económica de TikTok en EEUU es de nada menos que 24.200 millones de dólares al PIB. De esta cantidad, 15.000 millones de dólares fueron generados por pymes a través de la publicidad, según un informe de Oxford Economics. Su impacto en el empleo es igual de significativo, ya que impulsa aproximadamente 224.000 puestos de trabajo y 5.300 millones de dólares en impuestos. No es descabellado decir que los Estados Unidos que conocemos hoy en día no serán los mismos sin una mera aplicación de móvil que no sólo mueve las carteras de miles de empresas, sino las mentes de millones de personas. Y eso Trump y Musk lo saben muy bien.
TikTok se encuentra ahora mismo en un quirófano y la situación no pinta nada bien, por no decir que el diagnóstico es terminal. Su monitor de frecuencia cardíaca va decayendo y la fecha de su muerte está prevista para el día 19 de enero en Estados Unidos, fecha en la que entrará en vigor una ley que establece la prohibición de la plataforma en el país. A menos, claro, que alguien haga lo imposible para salvarla.
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