Si aún compras pilas desechables en 2025, estás tirando el dinero
Las pilas recargables duran mucho más y no dañan el medio ambiente. Esto es lo que necesitas saber
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Las pilas AA y AAA de toda la vida son una especie en extinción, o más bien deberían serlo. Ya hasta veteranos en su uso como los mandos a distancia del televisor las están abandonando en favor de baterías recargables integradas en el propio control. Sin embargo, aún hay industrias que se resisten de forma numantina a abandonar las pilas convencionales. La industria juguetera es un buen ejemplo de ello. Si tienes niños en casa ya sabes que enero es el mes de las pilas, o más bien el mes en que te quedas sin ellas.
La solución a seguir comprando pilas cada dos por tres es hacernos con unas buenas pilas recargables. No solo te ahorrarán un montón de dinero en pilas convencionales de usar y tirar. Además, recortarás drásticamente la cantidad de desperdicios tóxicos que arrojas al medio ambiente. ¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de comprarlas? Ese va a ser precisamente el objetivo de esta pequeña guía.
Conceptos eléctrizantes
Cuando buscamos cambiar de televisor solemos mirar la resolución de la pantalla o el número de puertos. Cuando miramos un móvil nos fijamos en el procesador o en los megapixeles de la cámara. ¿Cuáles son los datos típicos que hay que mirar a la hora de comprar unas pilas recargables? Pues en esencia son dos: capacidad, y ciclos.
La capacidad de carga de una batería se mide en miliamperios hora (mAh). Los modelos normales de pilas recargables tienen en torno a 1.000 o 1.200 mAh, mientras que las pilas de alta capacidad pueden tener 2.300, 2.500 y hasta 2.800 mAh. Algunos fabricantes tienen la mala costumbre de citar los milivatios por hora en lugar de los miliamperios, lo que puede dar lugar a confusiones y no facilita la comparación. Para obtener la cifra en mAh solo tienes que dividir la cifra por el voltaje. Una pila de 3000mWh y 1,5 voltios tiene una capacidad de 2.000mAh (3.000/1,5=2.000).
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¿Es mejor cuánta más capacidad? Pues depende. La capacidad de una pila es algo importante si la usamos con un dispositivo que requiere mucha energía de manera constante como un coche de radiocontrol. También es útil en aparatos que necesitamos usar de manera constante, como un ratón de computadora. Sin embargo, hay otros dispositivos como los mandos a distancia que no consumen tanta electricidad, y que probablemente van bien con una pila de menor capacidad.
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Los ciclos de una pila son ni más ni menos que el número de veces que podemos recargar una pila recargable antes de que sus componentes internos se degraden tanto que la pila pierda sus propiedades y haya que comprar otra. De nuevo, la cifra es importante solo en función de nuestro uso. 300 ciclos pueden parecer poca cosa, pero imaginemos que necesitamos cargar una pila una vez por semana. 300 ciclos suponen algo más de seis años de vida útil. Una pila recargable puede durarnos cinco años tranquilamente o incluso más en el caso de algunas marcas. Solo por eso ya merecen la pena respecto a las convencionales.
Un último detalle que es importante mirar a la hora de comprar pilas recargables es el voltaje. Las pilas alcalinas de usar y tirar siempre son de 1,5 voltios, pero en pilas recargables es frecuente encontrarlas de 1,2. Algunos dispositivos no funcionan bien con este cambio y requieren un voltaje constante de 1,5 sí o sí.
Cuestión de química
En la actualidad coexisten dos tipos de pilas recargables para el mercado doméstico: níquel e hidruro metálico (NiMH), e Ión-Litio (Li-Ion). Los nombres de cada una refieren a la composición química de los electrodos de la pila. Hay un tercer tipo de pilas llamadas níquel-cadmio (NiCd), pero su tecnología ha quedado desfasada y es cada vez es menos frecuente encontrarlas. Por una parte se debe a que el cadmio es más contaminante. Por otra sucede que se ven más afectadas por el denominado efecto memoria (la pérdida progresiva de capacidad cuando una pila o batería se recarga sin haberse descargado del todo). Eso por no mencionar que las NiMh las han superado completamente en cuanto a capacidad de carga.
A partir de aquí, podríamos pasarnos varios días explicando los procesos físico-químicos por los que estas baterías se cargan y descargan, así como las ventajas e inconvenientes derivados de estos procesos, pero se supone que esto es una guía de compra, no una clase de ingeniería de materiales, así que vamos a saltar directamente a las conclusiones más jugosas.
La primera conclusión en la que podemos confiar de manera bastante segura es que las pilas de iones de litio son más caras que las de níquel e hidruro metálico. Hablamos de un precio medio de en torno a 30 euros por ocho pilas Li-Ion, frente a unos 10 o 12 euros por ocho pilas Ni-Mh. Las razones de este sobreprecio es que son más complejas de producir que las Ni-Mh, y sus materiales internos son más costosos.
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Segunda generalización confiable: las pilas de iones de litio son más ligeras que las de níquel e hidruro metálico. Este es un factor a considerar si el dispositivo en el que las usamos es algo que vayamos a llevar encima todo el rato y lleva tantas pilas en su interior que puede haber cierta diferencia de peso entre usar unas u otras. Por lo demás, no es especialmente importante.
En tercer lugar, las pilas de iones de litio se descargan a un ritmo mucho menor que el de sus hermanas Ni-Mh, o no lo hacen en absoluto. Si dejas una pila recargable Ni-Mh en un cajón, esta acaba por descargarse completamente al cabo de un tiempo y tienes que recargarla antes de usarla. Las pilas de Li-on no sufren de este efecto. También cargan mucho más rápido que sus primas de hidruro metálico.
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Una última característica de las pilas de Li-Ion es que son químicamente menos estables que sus contrapartidas de Ni-Mh. En caso de sobrecarga o de un aumento excesivo de la temperatura ambiental corren más riesgo de sufrir una combustión espontánea. Esto, por supuesto, depende mucho de los estándares de calidad de cada fabricante, pero es la razón por la que este tipo de pilas sufren diversas restricciones de transporte, sobre todo por vía aérea.
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A partir de aquí entramos en una serie de conceptos que son más o menos ciertos, pero que no pueden tomarse de manera tan absoluta como los anteriores. Las pilas de iones de litio, por ejemplo, suelen admitir más ciclos de carga que las de níquel e hidruro, pero la diferencia se acorta bastante en algunas marcas. Lo mismo ocurre con la capacidad de carga. La densidad de las Li-Ion es mayor, pero también precisan de más componentes electrónicos para garantizar su estabilidad a la hora de cargar, por lo que al final su capacidad queda muy a la par de la de algunas pilas Ni-Mh.
El cargador
Las pilas recargables no son como los móviles modernos. Cargarlas a menudo requiere de muchas horas por no decir la noche entera. No es un problema siempre y cuando seamos organizados y tengamos a mano pilas cargadas para reemplazarlas mientras las vacías se recargan.
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La mala noticia es que los fabricantes no suelen dar el dato de velocidad de carga porque este depende mucho del cargador y de la pila en sí. Lo único que se puede hacer, si quieres que carguen algo más rápido, es optar por pilas de iones de litio, que son algo más ágiles cargando. Por cierto, los cargadores no siempre son compatibles con todas las tecnologías. En otras palabras, los cargadores de pilas de níquel e hidruro metálico no siempre son compatibles con las pilas de iones de litio y viceversa.
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Los cargadores de pilas son dispositivos bastante sencillos, pero, aun así, hay algunas cosas a considerar a la hora de comprar uno. Los buenos cargadores tienen protectores contra sobretensión y sistemas de interrupción de carga inteligentes en caso de detectar problemas con la pila. También es bueno que cuenten con indicador de carga independiente para cada pila.
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Comprueba que la capacidad del cargador es compatible con la capacidad y formato de las pilas que vas a usar. En líneas generales es bueno que tanto las pilas como el cargador sean de la misma marca, aunque no es imprescindible. Chequea también si es posible cargar una sola pila. No es raro encontrar cargadores que solo pueden cargar un numero determinado de pilas a la vez (generalmente en números pares). Finalmente es bueno comprobar si el cargador se conecta de manera universal a la corriente. Bien sea mediante un cable USB-C, o directamente a la toma de corriente de la pared.
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Las pilas AA y AAA de toda la vida son una especie en extinción, o más bien deberían serlo. Ya hasta veteranos en su uso como los mandos a distancia del televisor las están abandonando en favor de baterías recargables integradas en el propio control. Sin embargo, aún hay industrias que se resisten de forma numantina a abandonar las pilas convencionales. La industria juguetera es un buen ejemplo de ello. Si tienes niños en casa ya sabes que enero es el mes de las pilas, o más bien el mes en que te quedas sin ellas.