Millones de personas han empezado a rezar con su móvil. Un multimillonario está detrás de todo
¿Qué tienen en común el empresario de Silicon Valley, Peter Thiel, el vicepresidente de EEUU, JD Vance, y el actor Mark Wahlberg? Una polémica 'app' religiosa que ya usan 20 millones de personas, también en España
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Cuando Irene Altares se despierta por la mañana, hay dos cosas que jamás olvida: revisar su correo electrónico y rezar el rosario. Pero desde hace unos meses, ambas actividades tienen algo en común, su móvil. Esta historiadora del arte madrileña de 35 años descubrió Hallow, una aplicación que presume de ser 'la app de oración número uno del mundo', y desde entonces, es su compañera inseparable. "Siempre que voy o vengo del trabajo, saco el móvil y me pongo las homilías del Padre Mike Schmidtz o las reflexiones de Jeff Cavins sobre el Evangelio. Me ayudan a empezar bien el día", cuenta Irene a El Confidencial. No está sola. Más de 20 millones de personas en todo el mundo utilizan Hallow a diario. ¿Cómo ha llegado una app para rezar a convertirse en un fenómeno de masas y uno de los debates mediáticos más polémicos de EEUU? La respuesta incluye un cóctel inesperado: el empresario Peter Thiel, el vicepresidente de EEUU, JD Vance, el actor Mark Wahlberg y la Super Bowl.
Hallow es, en esencia, una reinvención católica de otras aplicaciones populares de meditación como Calm o Headspace, pero adaptada para quienes buscan una experiencia religiosa. Su formato recuerda al de los podcasts: audios breves que te guían a través de lecturas y reflexiones como el rosario, la lectio divina o el vía crucis. Después de completar una oración, te anima a escribir un diario espiritual y te informa de cuántas personas están rezando al mismo tiempo, creando una sensación de comunidad global. También permite llevar un registro, consultar estadísticas personales, establecer rutinas o unirte a retos.
"Yo buscaba algo que me ayudara a rezar de forma más regular, porque siempre he tenido problemas para organizarme", confiesa Irene, que ahora reside en York (Reino Unido). "Y aunque sigue siendo un desafío, Hallow me ha ayudado a concentrarme más en la oración. Tiendo a distraerme mucho, pero escuchar a otra persona rezar el rosario me mantiene enfocada. Además, los retos de Adviento y Cuaresma siempre parecen llegar justo cuando más los necesito".
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Gonzalo Martín, ingeniero aeroespacial, nunca falta a misa los domingos en Madrid. Pero su conexión con la fe no se limita al altar. Durante los últimos cinco años, YouTube ha sido su puerta de entrada a la Biblia. "Desde pequeño he sido practicante, aunque tuve un desierto de fe de un par de años en la adolescencia, hasta que volví al redil", cuenta. Hace unos meses, descubrió Hallow, y ahora la app también es su compañera cada mañana en el metro de camino al trabajo. Para Gonzalo, la tecnología no está reñida con la espiritualidad, al contrario: "Yo lo entiendo como una herramienta, como un medio. Antes, la imprenta era la tecnología del momento, y gracias a eso podíamos tener biblias en casa. Ahora la tecnología de moda no es la imprenta, sino las aplicaciones y los móviles. Y gracias a eso podemos llevar la Biblia en nuestro bolsillo".
Martín cree que es algo que tiene que surgir como una "llamada": "Esta tendencia responde a una necesidad de contenido y estímulos más rápidos, esporádicos, saltar de una cosa a otra. He visto curas que suben vídeos en TikTok y está muy bien, pero tiene que haber una llamada espiritual detrás, una invitación a una reflexión sosegada, para mí la religión es eso, una conversación con Dios de una forma más calmada y sosegada".
¿Qué pintan Thiel y Vance aquí?
Aunque Hallow se ha hecho hueco en la rutina de muchos creyentes, no todo es espiritualidad y conexión divina. Su éxito ha encendido polémicas, especialmente en EEUU donde se ha convertido en una herramienta que trasciende lo religioso y toca lo político. Parte de esta controversia viene de los nombres asociados a la app.
Peter Thiel, uno de los primeros inversores de Facebook, fundador de PayPal junto con Elon Musk y conocido por su apoyo a movimientos conservadores, ha sido uno de los principales inversores de Hallow. A esto se suma el respaldo de figuras como JD Vance, vicepresidente electo de EEUU, quien ha hablado abiertamente sobre cómo la religión puede ser un motor de cambio cultural. Estos vínculos han llevado a algunos críticos a señalar que Hallow no es solo una app para rezar, sino también una plataforma que ha jugado un papel en las elecciones estadounidenses, movilizando a votantes conservadores, especialmente entre comunidades religiosas que vieron en la app un símbolo de resistencia cultural en un país polarizado.
Y es que el éxito de Hallow no es casualidad, y su explosión más reciente tuvo lugar en un escenario difícil de ignorar: la Super Bowl, un evento que trasciende lo deportivo para convertirse en un escaparate cultural. Este año, entre los anuncios de coches de lujo y snacks, apareció algo diferente: un llamado a la oración. "Por primera vez, únete a 100 millones de personas con Mark Wahlberg y Jonathan Roumie. Reza esta Cuaresma con Hallow", invitaba el anuncio, que combinaba la pompa de Hollywood con Jesucristo. El impacto fue inmediato. En los días posteriores, sus descargas se dispararon, catapultándola al primer puesto en la App Store de Apple.
Tucker Carlson, el expresentador de la Fox, le dedicaba un programa entero en su podcast hace solo algunos días. "Creemos que la oración y la meditación tienen el poder de cambiar el mundo. Creemos que, si se lo permitimos, Dios santificará nuestras vidas", explicaba el CEO de Hallow, Alex Jones, en su entrevista con Carlson (no, no es el polémico Alex Jones, creador de Infowars, aunque podría ser…). En estos momentos, la app católica de moda suma 728.557.214 oraciones rezadas.
Jones creó Hallow tras un viaje de fe que lo llevó del catolicismo al ateísmo y de regreso al catolicismo, a través de la meditación. "La historia corta es que me criaron como católico hasta el punto de que mi madre me arrastraba a misa". En la escuela secundaria y la universidad, Jones se consideraba ateo, pero después de graduarse, se sintió fascinado con la idea de la meditación. Fue durante este tiempo que comenzó a usar Headspace y Calm, que guían a los usuarios a través de ejercicios de relajación. Cuenta que se sorprendió al descubrir que se sentía atraído a pensar en Dios y la fe mientras meditaba.
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En 2018, mientras cursaba una carrera en la Universidad de Stanford, se juntó con Alessandro DiSanto, un compañero con inquietudes similares que dejó un trabajo prometedor en finanzas para unirse a la aventura de crear una aplicación para católicos centrada en la meditación y la oración. "Sabíamos un poco de programación, así que creamos la primera versión y partimos de ahí". Desarrollaron así una versión rudimentaria donde él y sus amigos registraban pasajes bíblicos. El punto de inflexión llegó cuando una amiga les dijo que había usado la aplicación para descubrir una vocación a la vida religiosa. Fue ahí cuando lanzaron una campaña de Kickstarter para recaudar fondos y nunca imaginaron lo que vendría después.
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En los próximos dos años, Hallow recaudó la friolera de 40 millones de dólares con la llegada de dos inversores importantes: Thiel y Vance, quien entonces era senador republicano por Ohio y se había convertido al catolicismo en 2019. Desde entonces, la aplicación ha estado bajo el escrutinio público. En sus primeros días, las políticas de privacidad de Hallow permitían prácticas cuestionables, como "compartir datos de usuarios con socios comerciales para publicidad dirigida". La Fundación Mozilla investigó estas políticas y confirmó que Hallow recolectaba datos más allá de los básicos, como nombres, correos y teléfonos, y también minutos de oración y entradas de diarios personales. Según Mozilla, parte de esta información se usaba para publicidad dirigida, basada en intereses y comportamientos.
El vínculo entre Hallow y figuras como Thiel también ha alimentado las especulaciones sobre el uso de datos masivos para influir en votantes. Thiel, conocido por su destreza en la recopilación y análisis de datos, abandonó Facebook en 2022 para centrarse en la política, apoyando abiertamente a candidatos alineados con Donald Trump. Según Vox News, Thiel había asegurado contratos valorados en 1.500 millones de dólares con la administración Trump para la recopilación de datos durante su mandato.
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Los paralelismos con prácticas anteriores son evidentes. En 2019, The Wall Street Journal reveló que el grupo "Catholic Vote" había utilizado datos de aplicaciones similares para identificar a personas que visitaban iglesias católicas con frecuencia. A partir de esta información, asignaron a los usuarios una "puntuación de intensidad religiosa" y usaron los datos para enviar anuncios específicos durante las elecciones al Senado de 2018. Aquello ayudó a Josh Hawley, candidato republicano, a derrotar a la demócrata Claire McCaskill mediante una campaña que la etiquetaba como "anticatólica".
En medio de estas polémicas, China ha decidido prohibir la aplicación en el país tras haber sido acusada de "albergar contenido ilegal" por parte de las autoridades. Aunque desconoce el motivo, se apunta a que pudo haber sido el lanzamiento de una nueva serie de audios sobre la vida de San Juan Pablo II en la que alude a la resistencia del Pontífice polaco al comunismo. "Continuaremos tratando de servir a nuestros hermanos en China lo mejor que podamos a través de nuestro sitio web y contenido en redes sociales, pero principalmente con nuestras oraciones", señaló su creador.
Su estrategia estrella: captar famosos
Sus anuncios han desembarcado en plataformas como TikTok de manera implacable, alcanzando a usuarios que jamás imaginaron ver contenido religioso en su feed. Jon Schneider, un profesional de marketing de 35 años y no religioso, publicaba en redes sociales que, mientras navegaba distraídamente por TikTok, se encontró con un video protagonizado por Wahlberg invitándolo a rezar: "Pensé que era un tráiler de película". Sin embargo, se trataba de un anuncio de Hallow.
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Al actor Mark Wahlberg se le han unido una retahíla de famosos y rostros conocidos para impulsar la aplicación. Jonathan Roumie, el actor que interpretó a Jesús en la exitosa serie The Chosen, y el excomediante y teórico de la conspiración británico Russell Brand son unos ejemplos. El propio Brand no es católico, pero ha estado promoviendo ideas esotéricas y creencias budistas durante años. Recientemente, se le vio pronunciar rosarios en sus videos de YouTube.
Hace unos meses, la empresa anunció una colaboración con el actor Liam Neeson para su serie de oración y reflexiones Advent Pray25. Una elección que ha generado críticas por el historial de Neeson como defensor abierto del derecho al aborto. Alex Jones defendió esta decisión: "Estamos orgullosamente a favor de la vida, pero nuestro objetivo es llegar a personas que se han alejado de la fe, tal como yo lo hice en su momento". Otro de los rostros de Hallow es el actor Jim Caviezel, que interpretó la famosa película de Mel Gibson, La Pasión de Cristo. El actor también ha utilizado la plataforma para conectar la religión con la política: "Si Trump es nuestro Moisés, entonces los católicos deben ser la punta de su lanza".
Cuando Irene Altares se despierta por la mañana, hay dos cosas que jamás olvida: revisar su correo electrónico y rezar el rosario. Pero desde hace unos meses, ambas actividades tienen algo en común, su móvil. Esta historiadora del arte madrileña de 35 años descubrió Hallow, una aplicación que presume de ser 'la app de oración número uno del mundo', y desde entonces, es su compañera inseparable. "Siempre que voy o vengo del trabajo, saco el móvil y me pongo las homilías del Padre Mike Schmidtz o las reflexiones de Jeff Cavins sobre el Evangelio. Me ayudan a empezar bien el día", cuenta Irene a El Confidencial. No está sola. Más de 20 millones de personas en todo el mundo utilizan Hallow a diario. ¿Cómo ha llegado una app para rezar a convertirse en un fenómeno de masas y uno de los debates mediáticos más polémicos de EEUU? La respuesta incluye un cóctel inesperado: el empresario Peter Thiel, el vicepresidente de EEUU, JD Vance, el actor Mark Wahlberg y la Super Bowl.