Oreshnik, Kinzhal, Zircon... Así es el arsenal de misiles hipersónicos de Rusia
Rusia ha empezado a utilizar misiles hipersónicos como respuesta al permiso concedido por Joe Biden a Ucrania para usar armas estadounidenses dentro de su territorio
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El desarrollo y despliegue de misiles hipersónicos por parte de Rusia ha marcado un punto de inflexión en el conflicto con Ucrania. De hecho, han introducido capacidades militares de una escala tecnológica sin precedentes. Armas como el Kinzhal y el Iskander han sido empleadas estratégicamente para atacar infraestructuras clave, demostrando su capacidad para superar las defensas aéreas tradicionales.
Los misiles hipersónicos destacan por alcanzar velocidades que superan en cinco o más veces la del sonido, lo que les permite llegar a sus objetivos antes de ser detectados o interceptados. Esta tecnología ofrece precisión y flexibilidad, con la capacidad de realizar maniobras evasivas en pleno vuelo. En el contexto del conflicto en Ucrania, estas características han otorgado a Rusia cierta ventaja y han aumentado la presión sobre las fuerzas ucranianas y sus aliados occidentales.
El uso de este arsenal hipersónico ha planteado serios retos tanto para Ucrania como para las potencias internacionales. Por ello, en El Confidencial hemos creído conveniente hablar sobre los cuatro misiles hipersónicos rusos que más están copando la actualidad informativa durante las últimas semanas. Desvelamos a continuación sus características principales y el objetivo con el que los está usando el Kremlin.
Oreshnik
El Oreshnik es una adaptación del RS-26 Rubezh, un misil intercontinental desarrollado anteriormente, pero optimizado para distancias más cortas (5.500 kilómetros). Esto le permite cubrir gran parte del continente europeo y ofrecer un nivel de precisión que lo distingue de sus predecesores. Su capacidad de carga es de hasta seis ojivas, cada una equipada con racimos de explosivos diseñados para generar daños estratégicos en infraestructuras críticas. Durante el ataque en Dnipró, se observó su uso en un objetivo militar específico, lo que subraya su aplicación táctica en el conflicto actual.
El presidente Vladímir Putin destacó el Oreshnik como un ejemplo de la superioridad tecnológica de la industria militar rusa, señalando que su despliegue responde a las acciones de Ucrania con armamento de largo alcance proporcionado por Estados Unidos. Además, ha advertido que esta nueva arma puede causar un impacto devastador, equiparable al de una bomba nuclear, alimentando aún más las tensiones con los aliados de Kiev. Las autoridades rusas han confirmado que el misil ya se encuentra en producción masiva, una decisión que genera preocupación sobre su impacto en el equilibrio militar de la región.
Kinzhal
El misil Kinzhal, que significa "daga" en ruso, ha irrumpido en la escena bélica como una de las armas más sofisticadas y disruptivas desarrolladas por Rusia. Este proyectil, capaz de alcanzar velocidades hipersónicas de hasta Mach 10 (12.250 km/h, aproximadamente), destaca por su habilidad para evadir los sistemas de defensa más avanzados. Su diseño permite portar tanto ojivas convencionales como nucleares, y su alcance, que llega hasta los 3.000 kilómetros dependiendo del avión que lo lance, lo convierte en una herramienta estratégica clave en el conflicto en Ucrania y más allá.
Lanzado desde aviones como el MiG-31K y el bombardero Tu-22M3, el Kinzhal combina velocidad extrema con una maniobrabilidad que lo hace prácticamente indetectable. Inicialmente concebido para destruir objetivos navales como portaaviones, su uso en Ucrania ha demostrado su eficacia contra infraestructuras terrestres críticas, lo que subraya su versatilidad en escenarios de combate reales. Este misil no solo es un arma, sino también un mensaje geopolítico, destinado a mostrar el alcance de las capacidades tecnológicas rusas.
Iskander
Con un alcance de hasta 500 kilómetros, este misil balístico de corto alcance utiliza trayectorias no convencionales, más planas y maniobrables que las balísticas típicas, dificultando su detección y neutralización. Esta innovación tecnológica lo convierte en un arma eficaz para ataques estratégicos. De hecho, ha sido empleado con frecuencia para golpear infraestructuras críticas en Ucrania, generando cortes de energía y afectando a millones de personas.
El Iskander se ha diseñado para causar el máximo impacto en objetivos específicos, como el suministro eléctrico, en lo que parece ser parte de una estrategia de debilitamiento prolongado. Sin embargo, su producción enfrenta desafíos debido a la dependencia de componentes importados, muchos de los cuales son difíciles de adquirir debido a las sanciones internacionales.
Zircon
El misil hipersónico Zircon, uno de los avances tecnológicos más destacados en el arsenal ruso, ha sido señalado por las autoridades ucranianas como responsable de un reciente ataque en Kiev que dejó al menos cinco víctimas mortales y causó daños en infraestructuras críticas. Este misil, identificado como 3M22 Zircon, puede alcanzar velocidades de hasta Mach 9 (11.113 km/h) y dispone de un alcance estimado de 1.000 kilómetros.
Diseñado para ser lanzado tanto desde el mar como desde tierra, el Zircon cuenta con una tecnología de dos etapas. La primera utiliza motores de combustible sólido para superar la barrera del sonido, mientras que la segunda etapa emplea un motor scramjet de combustible líquido, que lo impulsa a velocidades hipersónicas. Su capacidad para maniobrar a alta velocidad y evadir sistemas de defensa lo convierte en una amenaza seria para objetivos estratégicos, incluyendo portaaviones y otros buques de gran tamaño.
Sin embargo, informes de analistas occidentales, como los del Royal United Services Institute (RUSI), han puesto en duda las capacidades del Zircon, acusando al Kremlin de exagerar su tecnología. Además, los tiempos de desarrollo y la falta de pruebas verificables apuntan a posibles inconsistencias en la narrativa rusa. No hay que olvidar que Putin llegó a definir este misil como una de las seis armas del juicio final.
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