Los científicos están empezando a cubrir los robots con piel (y tienen una buena razón)
Inspirada en tejidos humanos, con el objetivo de mejorar su apariencia, funcionalidad y capacidad de autoreparación
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El "valle inquietante" es un fenómeno bien conocido en robótica, donde un robot que luce casi humano genera una sensación de incomodidad. Para resolver este desafío, investigadores de la Universidad de Tokio, Harvard y el Centro Internacional de Neurointeligencia han desarrollado una piel viva hecha de células humanas. Este avance promete revolucionar la apariencia y funcionalidad de los robots.
La piel robótica, creada a partir de tejidos sobrantes de cirugías humanas, utiliza células de la piel combinadas con colágeno. Este material se cultiva y fija al robot mediante una innovadora estructura de anclaje por perforación, que imita la forma en que la piel real se adhiere al cuerpo humano. Este enfoque evita problemas anteriores, como desgarres y bultos, logrando un acabado mucho más realista y resistente.
La estructura de anclaje se inspira en la fascia humana, una capa de tejido conectivo que mantiene en su lugar órganos y músculos. Los investigadores perforaron los robots para aplicar un gel de colágeno que imita esta función, asegurando la piel en su lugar. Este diseño no solo mejora la apariencia, sino también la durabilidad, permitiendo a los robots realizar tareas más complejas y humanas.
El objetivo principal es que los robots puedan reparar daños superficiales por sí mismos, algo esencial a medida que la inteligencia artificial evoluciona. Los robots del futuro asumirán roles en entornos impredecibles, y la piel humana cultivada no solo es flexible y asequible, sino también capaz de adaptarse a estas demandas. Esto los haría más versátiles y duraderos en diversas aplicaciones.
Sin embargo, el desarrollo de esta tecnología enfrenta desafíos importantes. Según Shoji Takeuchi, profesor de sistemas biohíbridos, manipular tejido biológico blando y húmedo requiere extrema precisión. Además, mantener la esterilidad es crucial, ya que cualquier contaminación bacteriana puede destruir el tejido. A pesar de esto, el equipo sigue avanzando hacia soluciones más robustas.
El siguiente paso es integrar un sistema de nutrientes y humedad en la piel, similar a los vasos sanguíneos. Esto permitiría un uso prolongado de la piel en robots, ampliando sus posibilidades de interacción en sectores como la atención médica, la educación y la compañía. Aunque el camino es complejo, los beneficios potenciales son enormes para la robótica y la biotecnología.
Este desarrollo plantea una emocionante convergencia entre lo biológico y lo artificial. Los robots con piel humana podrían no solo superar el "valle inquietante", sino también desempeñar un papel vital en un futuro donde la interacción entre humanos y máquinas será más cercana que nunca. La robótica avanza hacia un horizonte donde lo natural y lo tecnológico se fusionan para el beneficio mutuo.
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