En 1940, la URSS creó el primer tanque volador de la historia: fue una idea terrible
El ejército soviético buscaba un arma que marcase la diferencia en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, el proyecto fue una pérdida de tiempo y dinero
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El Antonov A-40 fue uno de los experimentos más extravagantes de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial para superar los problemas logísticos del transporte de tanques. En 1940, un equipo de ingenieros ideó una solución radical: crear un tanque volador capaz de ser remolcado por un avión hasta el campo de batalla. Este revolucionario proyecto fue conocido como Antonov A-40 Krylya Tanka, (en español, “tanque con alas”).
Una vez terminada la fase de remolque hasta la zona de combate, el vehículo debía despegarse de las alas y aterrizar en el suelo por sí mismo. Este tanque ligero, basado en el modelo T-27, estaba equipado con un planeador, lo que le permitiría llegar hasta su objetivo. Hipotéticamente, claro está. Pronto se descubrió que un tanque con un diseño aerodinámico deficiente no era la mejor idea para conseguir ventaja en una batalla.
El primer vuelo de prueba tuvo lugar en 1942 y fue ejecutado por Sergei Anokhin. Durante su transcurso, el A-40 fue remolcado por un bombardero Tupolev TB-3, pero el rendimiento del tanque volador resultó insostenible. A pesar de que la habilidad del piloto hizo posible el aterrizaje, la elevada resistencia aerodinámica del tanque hizo muy complicado que el bombardero mantuviese el control durante toda la maniobra. Y eso que el vehículo viajaba con una carga muy reducida de combustible y munición, como contó Jim Winchester al medio BBC.
Un experimento imposible
La idea original detrás del A-40 era utilizarlo como una forma de transportar rápidamente tanques al frente sin depender de las vulnerables líneas de suministro terrestres. Sin embargo, la combinación de la gran resistencia al aire del vehículo con su elevado peso hizo que el proyecto fuera un estrepitoso fracaso. A pesar de los intentos de ajustar el diseño, los problemas técnicos dieron como resultado la cancelación del programa.
Puede parecer que el tanque volador diseñado por la Unión Soviética era una locura propia de la época y del contexto bélico que se vivía a nivel mundial. Sin embargo, lo cierto es que otros países trataron de emular a la URSS desarrollando un arma de combate similar. En concreto, fueron Reino Unido y Japón los que más experimentaron con la idea. Pero, como sucedió con el A-40, sus intentos también acabaron siendo infructuosos.
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