La 'startup' española sin jefes: esto es lo que ocurre cuando los empleados lo deciden todo
En Kaleidos, empresa puntera de código abierto en España, todo se decide de forma horizontal: desde la gestión interna hasta el diseño de sus futurísticas oficinas. Así trabaja una 'startup' donde no solo deciden los jefes
En 2011, cuando lo peor de la crisis azotaba a la sociedad española, catorce personas dejaron sus trabajos en multinacionales del sector IT para emprender una nueva aventura. “Teníamos muchas cosas, experiencia, talento, motivación, cierto prestigio, pero pasta más bien poca”. ¿Qué es lo peor que nos podía pasar?”, contaba sobre estas andanzas Pablo Ruiz Múzquiz en un antiguo blog. Poco después, él y el resto de ese pequeño equipo fundó Kaleidos. Entonces era una pequeña consultora que ellos denominaban boutique de proyectos. Ahora se ha convertido en la desarrolladora líder de herramientas open source en España y que usan miles de personas en todo el mundo. Pero de lo que más se habla es de su particular forma de dirigir la empresa, que es propiedad de todos los empleados y son ellos quienes controlan cada una de las decisiones que se toman. Aquí todo es democrático, desde la gestión interna hasta el diseño de sus futurísticas oficinas.
Durante sus primeros pasos ya se apreciaba cierta intención por retorcer las reglas convencionales del sector tecnológico (y empresarial en general). No solo se diferenciaron del resto de consultoras por abrazar la tecnología open source (gratuita y que se puede modificar públicamente), sino también por su filosofía y cultura. En poco tiempo pasaron de ser una “panda de nerds” a formar un equipo diverso, tanto en el departamento de desarrollo como en el de diseño. Desde entonces han creado multitud de productos para otras empresas. Y lo que es más interesante: han desarrollado las herramientas con las que trabajan ellos mismos.
Imagínese que un operario de obra se las ingenia para construir la grúa con la que va a trabajar durante su día a día. Pues algo así es lo que ha pasado en Kaleidos. “No había herramientas libres de gestión de proyectos o de diseño y prototipado a la altura de nuestro equipo. Así que decidimos optar por una solución alternativa: crearlas nosotros. El producto fue el resultado de una necesidad interna y muy privada. Y no es fácil para una empresa decir ‘oye, esta herramienta no existe, voy a construirla yo’. Pero lo que pasó después es que descubrimos que lo que nos venía bien a nosotros, también le venía de perlas a medio mundo”, explica a El Confidencial Pablo Ruiz Múzquiz, CEO de Kaleidos.
Esa filosofía se refleja a la perfección en que uno de sus primeros proyectos naciera precisamente de uno de los hackathons semanales que celebraban los empleados, dedicados a la implementación de ideas. En esa jornada, decidieron por unanimidad resolver el mayor de sus problemas: la gestión de proyectos. Así nació Taiga. Una herramienta de gestión interna similar a un calendario de tareas donde se pueden definir plazos, ver cómo va la carga y el flujo de trabajo de los empleados, etc. Todo ello en tiempo real. “Aquí tenemos muchos programadores y diseñadores. El problema es que están acostumbrados a usar herramientas diferentes. Y queríamos tener unas en las que ambos perfiles se sintieran cómodos. Así que creamos productos que unieran esos dos mundos”, señala Ruiz.
Taiga solo era la antesala de lo que estaba por llegar. Todo ese proceso creativo tuvo como resultado Penpot, su proyecto estrella. Ellos lo definen como un bote de bolígrafos. En realidad se trata de una herramienta de diseño y prototipado que ya usan millones de personas. Está en la nube (lo que significa que puede usarse desde cualquier dispositivo y sistema operativo) y también es open source. Desde allí puedes crear rápidamente artboards, figuras geométricas, capas de texto, imágenes, dibujar y trazar vectores… Promueve el diseño colaborativo entre equipos multifuncionales e incluye la posibilidad de colaborar a tiempo real.
Que sea open source significa que se puede usar, escribir, modificar y redistribuir libremente de manera descentralizada. Y que cualquier persona puede contribuir al código para arreglar bugs, añadir funcionalidades, incluir mejoras, etc. Pero el hecho de que tu código esté abierto a todo el mundo no significa que tú, como autor original, no puedas obtener beneficios de él. El principal modelo de negocio de esta industria es que ciertas funcionalidades o complementos son de pago. En el caso de Kaleidos, las grandes corporaciones pagan por un producto hecho a medida.
Necesitaban financiación y no tardó en llegar. El primero en meter dinero fue el fondo español Athos Capital, con Fernando Castiñeira al mando, quienes levantaron 2,2 millones. Más tarde llegarían los pesos pesados de Silicon Valley Decibel, que metieron nada menos que 20 millones en el proyecto. “Vieron nuestro potencial y nos convertimos en la empresa open source española con mayor inversión de la historia”, añade. Aquellos acuerdos coincidieron con una noticia clave en la historia de la compañía. La intención de comprar Figma, el fabricante del popular software de diseño, por parte de Adobe. ¿Precio? 20.000 millones. Aquellos días, una de las alternativas de código abierto a Figma era Penpot, que experimentó tras el acuerdo una subida de las suscripciones de un 5.600% en un solo día. “Ahí se vio que el mercado de las herramientas de diseño prototipado para productos digitales valía una fortuna. Y nosotros estábamos metidos de lleno”, señala Ruiz.
La empresa, en manos de los empleados
Lo más habitual en el mundo de las startups es que las empresas tengan una fuerte presencia de inversores ajenos a ella, para terminar vendiéndose a otras compañías más grandes en el futuro. Pero la lógica de Kaleidos es tan particular que tomaron el camino contrario: se convirtieron en una empresa completamente propiedad de los empleados. En 2020 protagonizaron la mayor operación societaria desde su nacimiento. Kaleidos compraría el 45% a los socios inversores e inmediatamente lo redistribuiría entre los empleados, o kaleiders, como ellos se denominan. La prioridad ahora era ser sostenibles y reinvertir los beneficios en la compañía, ya fuera en experimentos y productos nuevos, en contrataciones más allá de lo estrictamente necesario, o simplemente en poder decir que no a proyectos o clientes que no les interesaran.
La cultura democrática de la empresa no solo se muestra en ese sentimiento de pertenencia, sino en todas las decisiones que se toman. Por eso, la compañía presume de haber creado un "libro blanco” o “de buenas prácticas” donde se definen todo tipo de cuestiones organizativas y de operativa: desde las normas de teletrabajo, la autogestión de equipos, las vacaciones, las formaciones, y un largo etcétera. “Hace tiempo, durante los procesos de contratación, nos dimos cuenta de que empleábamos demasiado tiempo en contarle al candidato o candidata nuestra cultura de empresa y algunas referencias a “protocolos” habituales. Y queríamos asegurarnos de que no nos dejábamos nada en el tintero, que las entrevistas quedaban un tanto desequilibradas en cuanto a de quién se estaba hablando”, señala la compañía.
Oficinas personalizadas para un equipo diferente
Esta filosofía también está impregnada en sus propias oficinas, que han sido diseñadas por el estudio de arquitectura 2BOLD. Al igual que en cualquier asunto que afecta a los empleados, cada decisión en la confección de su nueva sede fue tomada teniendo como base los valores del equipo y su cultura interna: inclusión, coherencia y, sobre todo, un fuerte compromiso con el entorno y las personas.
Mediante una minuciosa inmersión en su estilo de trabajo y habiendo consultado con la totalidad del equipo, incluso se redactó como base de diseño un Manifiesto KLOUD (Kaleidos Laboratory Of Unique Dreams) personalizado con ese enfoque de transparencia tan propio de la compañía. Un documento cuyos 11 puntos beben del movimiento maker, la filosofía open source, el Manifiesto Ágil, el movimiento Arts&Crafts y la Bauhaus. Sus claves: generar un espacio con el usuario en el centro, dándole la libertad de utilizarlo según sus necesidades. Flexible e innovador, con el fin de facilitar la colaboración, el intercambio de información y el disfrute.
“Nos dieron pistas del tipo de empresa que eran. Y como se puede ver en el resultado, las oficinas se ajustan precisamente a su ADN específico: teambuilding, identidad potente, cultura participativa…”, cuenta Aída G. Pinillos, cofundadora de 2BOLD. La arquitecta cuenta que “el diseño abarcó desde la planificación del espacio, soñando con nuevas formas de habitarlo, hasta la creación de un mobiliario único, integrando tanto lo funcional como lo simbólico. Un lugar donde poder generar ideas y darles formas juntos”. En la nueva sede de Kaleidos, cada sala tiene el nombre de una mujer que destaca por su papel en la historia: desde Ella Fitzgerald o Amelia Earhart hasta Lúthien, personaje ficticio de la literatura de Tolkien. “Todo, incluso las mesas hechas con material de polygood (el material de plástico cien por cien reciclado de Revolución Limo) tenían como objetivo crear el lugar de trabajo perfecto para una empresa tan diferente al resto”, señala Pinillos.
Hoy en día, empresas de la talla de Indra, Fujitsu, Bytedance o Cisco utilizan los productos de Kaleidos todos los días. Su CEO cree tener la clave del éxito: “En España hay un talento tecnológico e innovador sin igual, pero está puesto al servicio de empresas que no se involucan con el open source. Nosotros somos una rara avis. Y precisamente ahí entran en juego nuestros valores o el hecho de que la compañía sea de todos nosotros. Si nos parecería que no está bien gobernada, no tendríamos la ilusión de trabajar aquí. Ese es, al final, nuestro mandamiento fundamental”.
En 2011, cuando lo peor de la crisis azotaba a la sociedad española, catorce personas dejaron sus trabajos en multinacionales del sector IT para emprender una nueva aventura. “Teníamos muchas cosas, experiencia, talento, motivación, cierto prestigio, pero pasta más bien poca”. ¿Qué es lo peor que nos podía pasar?”, contaba sobre estas andanzas Pablo Ruiz Múzquiz en un antiguo blog. Poco después, él y el resto de ese pequeño equipo fundó Kaleidos. Entonces era una pequeña consultora que ellos denominaban boutique de proyectos. Ahora se ha convertido en la desarrolladora líder de herramientas open source en España y que usan miles de personas en todo el mundo. Pero de lo que más se habla es de su particular forma de dirigir la empresa, que es propiedad de todos los empleados y son ellos quienes controlan cada una de las decisiones que se toman. Aquí todo es democrático, desde la gestión interna hasta el diseño de sus futurísticas oficinas.
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