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10 días con el iPhone más criticado de la historia: por qué entusiasma a unos y cabrea a otros
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10 días con el iPhone más criticado de la historia: por qué entusiasma a unos y cabrea a otros

Vuelve a ser uno de los claros candidatos a móvil del año. Sin embargo, una renovación menor y la ausencia de la IA hasta 2025 han allanado el terreno para el debate más acalorado que nunca. A pesar de ello, no es fácil hacerse con uno

Foto: Foto: M. McLoughlin.
Foto: M. McLoughlin.

Hace unos días, para explicarme el quilombo que hay montado en EEUU con las elecciones, me dijeron que lo que ocurre es como si la misma película se estuviese emitiendo al mismo tiempo en dos salas de cine y en cada una de ellas la trama se entendiera de manera completamente opuesta a la otra. Al salir, contase lo que contase la crítica, todos y cada uno de los espectadores estarían convencidos de que han visto la mejor película. El ejemplo me gustó, y automáticamente me di cuenta de todas las cosas a las que se podía extrapolar. A la situación política en nuestro país, por ejemplo. Pero también a muchas otras cosas, como el debate entre los de la tortilla con cebolla y sin cebolla. Pero, por encima de todo, me recordó lo que ocurre con el iPhone.

No con iOS y Android, sino con el iPhone. Dos grupos de personas pueden estar viendo en dos habitaciones diferentes el mismo teléfono de Apple del mismo año, y unos salir echando sapos y culebras por la boca y los otros salir fascinados. Esto ha pasado desde hace años, pero este año parece haberse multiplicado hasta el extremo con el iPhone 16 Pro. El último buque insignia de Cupertino es probablemente el que más dardos y críticas ha recibido tras su lanzamiento.

Foto: Tim Cook, CEO de Apple. (Reuters/Francis Mascarenhas)

¿Hay razones para ello? ¿Apple se ha quedado dormida en los laureles? ¿O todo esto es una exageración de personas que jamás pensarían en comprarse un iPhone ni un móvil que cueste más de 300 euros? Lo cierto es que el de 2024 es el estreno más complicado para un teléfono de Apple en mucho tiempo, aunque vaya por delante que tanto el iPhone 16 Pro como el 16 Pro Max son, por enésima vez, firmes candidatos a mejor móvil del año. Entonces, ¿dónde está el problema?

Habrá que esperar para la gran novedad

Pues lo que ha ocurrido es la mezcla perfecta entre el ritmo de la industria y la mayor imposibilidad de dar una vuelta de calcetín a un móvil ultra premium de 1.200 o 1.500 euros cada 12 meses, una propuesta conservadora en lo que se refiere al hardware y una novedad principal, la inteligencia artificial, que de momento solo se podrá usar en Estados Unidos y en inglés. Habrá que esperar a 2025 para poder utilizarla en nuestro país. Si a todo esto le sumas que la competencia ha mejorado y lleva dando que hablar, pues es el cóctel perfecto para el ambiente que se ha creado en torno a este lanzamiento. Un lanzamiento continuista, pero que no es exactamente idéntico al de hace un año.

También es cierto que, por mucho que los comparemos con los iPhone 15 Pro, el verdadero reto de los iPhone 16 en cualquiera de sus variantes no es movilizar a los compradores de hace un año. Tampoco a los de hace dos. Quizá a algunos de los de hace tres. Pero su objetivo es la gente que tiene un iPhone 12 o un iPhone 11 entre manos. La meta es evitar que dilaten un curso más su renovación. Otra historia es si lo van a lograr.

Una de las cosas que más me inquietó cuando se presentó fue el aumento de tamaño. El modelo estándar ha pasado de las 6,1 a las 6,3 pulgadas y el grande, de 6,7 a 6,9. La compañía prometió que los efectos secundarios de esta decisión se habían minimizado recortando los marcos del frontal.

Las dimensiones crecen. El modelo más contenido se estira tres milímetros de largo, después de cuatro generaciones con unas dimensiones muy similares. El Max se estira lo mismo y suma un milímetro de ancho. En el caso de las 6,3 pulgadas, no es traumático. En el caso del Max, empieza a rozar un tamaño, digamos, mayúsculo. Que sí, que te va a entrar en el bolsillo del vaquero o en el bolsillo de la cazadora. Pero, sinceramente, y lo dice alguien que siempre ha escogido los terminales grandes, empieza a ser prácticamente imposible manejarlos con una mano.

placeholder El iPhone Pro Max y el iPhone Pro. (M. McLoughlin)
El iPhone Pro Max y el iPhone Pro. (M. McLoughlin)

Sobre el diseño, no hay mucho que comentar. En esencia, es el mismo formato, con un nuevo botón destinado a la cámara, que luego analizaremos más a fondo. Seguimos teniendo los marcos de titanio, que ahora, por cierto, ya no se recalientan en ninguna situación. La resistencia es IP68 y Ceramic Shield, ese material que promete proteger el dispositivo contra las marcas del paso del tiempo, ahora es más resistente. Esto es algo que solo se puede juzgar mucho más adelante, pero mi recomendación es siempre la misma: si el día de mañana quieres revender tu iPhone, ponle un protector de pantalla y una funda.

Pantalla y autonomía de altos vuelos

El panel vuelve a ser un OLED capaz de clavar cualquier tasa de refresco entre 1 y 120 Hz. Esto es como el año pasado. También el brillo máximo de 2000 nits. Lo que no es más de lo mismo es el brillo mínimo, que es capaz de bajar hasta un nit. ¿Para qué diantres queremos una pantalla que se ilumine tan poco? Pues para poder echar un vistazo a una notificación en el cine o en la cama sin molestar a quien tengamos al lado. No hay mucho más que comentar en este aspecto.

Si levantamos el capó, encontramos el A18 Bionic Pro, una versión vitaminada de su último procesador, el A18 a secas, que se queda en los iPhone 16 a secas. Como chip, está fuera de toda duda, ya que Apple tiene un currículum inmaculado en este sentido desde hace años. Es parte fundamental en la ecuación para que sus terminales hayan envejecido mucho mejor que los de la competencia.

placeholder El iPhone 16 Pro viene con iOS18. (M. McLoughlin)
El iPhone 16 Pro viene con iOS18. (M. McLoughlin)

Se supone que esta nueva hornada tiene más músculo y más pulmón que la de hace doce meses. ¿Cuál es el problema? Que, a día de hoy, me cuesta decir si es sustancialmente mejor que el anterior en el día a día. Habrá que ver cuando Apple Intelligence llegue a España y se pueda utilizar tanto en los iPhone 15 Pro como en los 16 y los 16 Pro Max. Eso sí, probablemente hayan visto un post en el que comparan un Pixel 9 Pro y un iPhone 16 Pro a la hora de cargar las apps circulando por redes sociales. He hecho esa prueba en casa y, efectivamente, la diferencia es notable para tratarse de un cara a cara entre el mejor Android de año y el último iPhone. Apple consigue que abrir una app sea una cosa instantánea.

Otro punto que cabría repasar cuando la inteligencia artificial de Cupertino aparezca en escena al completo es su impacto en la autonomía. Hasta que eso ocurra, cabe decir que es uno de los puntos fuertes. Especialmente en el modelo Max, que ha conseguido darme, en más de una ocasión, día y medio de uso gracias a unas 9 horas de uso de pantalla (con el always on activado). Y eso que soy un usuario que encaja perfectamente en la descripción de intensivo.

Al finalizar la jornada y llegar a casa (unas 12 o 13 horas fuera), con el modelo de mayor tamaño siempre he tenido en la batería valores que iban del 30 al 40%. Eso creo que son palabras mayores. Me atrevo a decir que es el móvil de alta gama con mejor autonomía que se puede encontrar a día de hoy.

Con el modelo más pequeño no he alcanzado esas marcas ni por asomo (los valores estaban siempre rondando el 10 o 15%) y el cuerpo siempre me ha pedido cargarlo cuando me iba a dormir. Pero, aun así, la gente puede tener claro que, si apuestan por el iPhone 16 Pro por tener un tamaño más manejable, van a poder llegar al final de la jornada, incluso dándole un uso intenso.

En el apartado energético, Apple ha mejorado su sistema de carga magnética (MagSafe) y ahora puede usar una potencia de hasta 25 vatios, siempre que se utilice un cargador de 30 W. Si optas por la carga clásica, en algo más de 20 minutos recuperarás aproximadamente la mitad de la autonomía del Pro. En el caso del Pro Max, llegar a esa marca se demora algo más, unos treinta y pico minutos.

Antes de entrar en la cámara, un breve repaso a la conectividad y otros apartados: USB tipo C 3.2, Wi-Fi 7, NFC, Bluetooth 5.3, conectividad por satélite y ultra wideband son algunos de los elementos de este conjunto que siempre suele estar a la altura de lo esperado. Face ID sigue siendo la única opción para desbloquear el móvil sin código. Tampoco hay jack para auriculares. En lo que respecta a los altavoces, cabe decir que ofrecen una muy buena experiencia. No solo ofrecen sonido lo suficientemente potente para escuchar un vídeo sin necesidad de auriculares, sino que se distinguen matices como los agudos y graves. Es una agradable sorpresa.

Cámara: más actualizaciones que lo que piensas

Llegamos a uno de los puntos que, probablemente, más polémica y debate ha generado desde la presentación del teléfono: la cámara del iPhone 16 Pro y del Max. Muchos han visto un salto notable, y otros, sin embargo, la han recibido con bastante poco entusiasmo, diciendo que es más de lo mismo y siendo bastante críticos. Todo depende del punto desde donde se mire y lo que pongas en valor a la hora de utilizar una cámara.

Una de las buenas noticias de este año es que Apple ya no discrimina la cámara por tamaño. El teleobjetivo de cinco aumentos ópticos está en ambos tamaños. El sensor principal es el mismo que el del año pasado. Y la gran novedad, en lo que a sensores se refiere, es el nuevo ultra gran angular de 48 megapíxeles. Cabe recordar que el del año pasado tenía una resolución de 12 megapíxeles.

placeholder Estilos fotográficos, una de las grandes novedades de la cámara. (M. McLoughlin)
Estilos fotográficos, una de las grandes novedades de la cámara. (M. McLoughlin)

Antes de entrar en lo que se refiere al rendimiento y los resultados, vamos a comentar otras novedades. En el aspecto del vídeo, donde Apple sigue sin rival, ahora se puede grabar en calidad 4K a 120 cuadros por segundo, algo que permitirá hacer vídeos en cámara lenta con mayor calidad. Cuando la luz es aceptable, los resultados son sorprendentes. También es cierto que no es una función a la que recurra muy a menudo. Es más, ahora mismo no recuerdo la última vez que hice un clip en ‘slow motion’. Otra de las novedades destacadas en lo que tiene que ver con el vídeo es la mezcla de audio. Se trata de una función que permite escoger entre 4 ajustes para potenciar el audio en función de si quieres que se resalte el diálogo entre los protagonistas, lo que se ve en pantalla o una mezcla de estudio. Es parecido a lo que hemos visto ya en los Pixel de Google, con la diferencia de que estos últimos te permiten escoger qué quieres reducir y aumentar (la voz, el ruido de fondo, la música de fondo, el viento…).

Una herramienta que probablemente se utilice mucho más es la de Estilos Fotográficos. Se trata de una quincena de paletas (algunas ya estaban en un estado más primario, otras son nuevas) que nos permite aplicar diferentes acabados a la foto. Por ejemplo, el tono ámbar destaca los tonos ámbar; el rosa dorado, esos mismos colores, y así un largo etcétera.

La diferencia frente a los filtros que ya teníamos es que, a través de un pad que se dibuja en la pantalla, podemos controlar el acabado y la intensidad, en base a la intensidad del tono o del color. Si la foto es disparada en el formato nativo de los iPhone (HEIF), el ajuste se puede hacer en vivo o a posteriori. Si se utiliza el formato JPEG se tendrá que ajustar en el momento de sacar la foto. Los parámetros que pongas a cada filtro se resetean una vez cierras la app de la cámara. Es algo que tiene cierta lógica si entiendes que cada disparo necesita sus parámetros. Aun así, si quieres un punto de partida diferente al que propone el sistema, puedes guardar tus preferencias desde el menú de configuración.

Particularmente, el de Estilos Fotográficos es uno de los cambios que más he agradecido. Cada fabricante otorga a sus teléfonos un procesado muy particular. En el caso de Apple, lo cierto es que en los últimos años ha optado por la vía del alto rango dinámico y, cuando se procesa la foto, rescata mucha información de las zonas subexpuestas y sobreexpuestas.

Esto suele tener como resultado unas fotos, en mi opinión, más lavadas y con menos contraste que en otros dispositivos, algo que no puede ser del gusto de todos. Esta es una manera fácil y relativamente sencilla de ajustar los parámetros y esquivar ese procesado predeterminado. Otra opción, como ya hacen muchos usuarios, es recurrir a una app de cámara de pago como Halide, que incluso ofrece la posibilidad de procesado cero. Hablando de formatos y demás, hay un cambio que ha pasado bajo el radar y que interesará a aquellos que tengan cierto interés en la fotografía móvil y en la edición en programas como Lightroom o Photoshop. Apple, al igual que otras compañías, introdujo el disparo RAW (en su caso se llama ProRAW).

Sin entrar en demasiados vericuetos técnicos, este modo lo que hace es coger toda la información que captura el sensor para permitir posteriormente más flexibilidad a la hora de retocarla. El problema es el enorme peso de los archivos. Para eso, han sacado un nuevo formato (JPG-XL) que conserva muchas de las bondades del RAW, pero a un peso sensiblemente inferior, para que utilizarlo no sea sinónimo de perder almacenamiento interno a raudales.

Un botón nuevo y arriesgado

El último gran cambio no está en la aplicación de cámara ni en la configuración de los sensores, sino en un lateral. Se trata del nuevo botón de control de cámara, un botón físico capaz de detectar cuando ejercemos presión pero también cuando deslizamos el dedo. Sirve tanto para abrir la cámara como para disparar y controlar diferentes parámetros. Me parece una apuesta algo arriesgada y a la que hay que dar tiempo para ver si consigue cuajar entre los usuarios. Hay cosas que me han gustado y otras no. La posición está pensada para disparar fotos en horizontal, y esto llama la atención teniendo en cuenta la verticalización del contenido en redes e internet. La posición (parte inferior derecha) me ha resultado poco natural cuando lo he querido utilizar en vertical.

Añadir un botón físico también supone un cambio frente a lo que has educado a la gente durante años: disparar pulsando la pantalla. Durante años has estado trabajando en mejorar las apps de cámara y crear controles rápidos e intuitivos en la pantalla, y esto supone un cambio de normas. Además, en cualquiera de los dos tamaños, me ha resultado francamente incómodo de utilizar solo con una mano, y el cuerpo me pedía constantemente agarrarlo con las dos manos.

placeholder El botón de la cámara. (M. McLoughlin)
El botón de la cámara. (M. McLoughlin)

El zoom, uno de los ejemplos de uso que ponen de este botón, es más rápido de ejecutar con la interfaz digital. Enfoques, estilos o la profundidad de campo son otras de las alternativas, y en ninguno de los casos me resulta más cómodo. Quizá donde más partido le he sacado es en el control de la exposición, que en pantalla me obliga a toquetear y deslizar el dedo varias veces. Por ello, no me extraña que usuarios hayan acabado desactivándolo o abandonándolo. Es cierto que Apple lo ha puesto a disposición de terceros y habrá que ver si algún desarrollador o plataforma sabe sacarle provecho. También lo intentaron con la isla dinámica y no hubo una avalancha de propuestas.

En mi caso, lo he acabado utilizando como un pseudo botón de acción (el otro lo tengo configurado para activar el modo silencio). Con un toque abro la cámara y con una presión larga empieza a grabar, así que es una manera de empezar a capturar un vídeo de manera rápida.

Una cámara que se comporta muy bien (como la anterior)

¿Cómo se comporta la cámara del iPhone 16 Pro? Bien. Muy bien. Como decía anteriormente, en vídeo es imbatible. En fotografía ofrece resultados muy buenos y se el teléfono se mantiene entre los mejores del año en este punto. Retratos, zoom, macro, fotografía nocturna, fotos a contraluz... Incluso los selfies. La cámara delantera, siempre que tengamos condiciones de luz decentes, nos va a dar un gran resultado, con buen nivel de detalle.

La cuestión es que el iPhone 15 Pro ya rendía a un nivel alto. En este escenario, es posible que muchos usuarios no sean capaces de apreciar cambios frente a la anterior generación o, en menor grado, frente a la de hace dos años. Y eso es el caldo de cultivo perfecto para los que se quejan de que es más de lo mismo.

Tanto el sensor principal como el teleobjetivo de cinco aumentos vuelven a repetir el buen rendimiento del año pasado. En este sentido, poco hay que criticar y tampoco mucho que destacar. Ha mejorado la velocidad de obturación (Apple asegura que el suyo es el disparo más rápido del mercado). En mis pruebas sí que he notado una ligera mejoría en las fotos en movimiento, pero no es ninguna locura. Otra de las cosas que he percibido es que el procesado este año prescinde un poco del contraste.

El gran cambio se esperaba en el nuevo sensor ultra gran angular, el que probablemente era su gran actividad pendiente. El iPhone Pro abandona la pieza de 12 megapíxeles de resolución y multiplica esa cifra hasta los 48 megapíxeles. Esto ofrece dos ventajas sobre el papel: por una parte, poder capturar más información y ofrecer mejor definición en condiciones normales de luz. Por otra, poder combinar píxeles para crear píxeles más grandes y captar más luz en situaciones nocturnas cuando la iluminación escasea.

placeholder El iPhone 16 Pro. (M. McLoughlin)
El iPhone 16 Pro. (M. McLoughlin)

¿Cuál ha sido el problema? Los que esperaban coger el móvil, disparar con el gran angular y que los resultados fuesen apabullantemente mejores que los de hace un año se han encontrado con una amarga cucharadita de ricino. Es más, el nuevo procesado y el hecho de que el modo noche no se active tan fácilmente ha hecho que muchos se hayan encontrado con algunas tomas regulares cuando lo han utilizado en penumbra.

No creo que el gran angular del iPhone 16 Pro sea peor que el del 15 Pro ni el resto de la cámara. El problema es que estos cambios hacen que, para explotarlo, haya que currárselo más y ajustar los parámetros. Haciéndolo se pueden tomar imágenes exponencialmente mejores. No me parece ninguna locura, porque yo soy de los que suelen tender a ajustar los valores antes del disparo, pero entiendo a los que se quejan: un móvil del precio del iPhone debería siempre ser capaz de dar unos ajustes predeterminados que encajen con cada situación.

¿Año para renovar?

Hasta aquí el análisis de los iPhone 16 Pro. Despojados por ahora de Apple Intelligence, se han quedado como una renovación menor, muy continuista, y cuya principal novedad es un botón de control de cámara que todavía genera dudas. Con este escenario, no creo que la propuesta del iPhone sea peor que la de hace un año, pero tampoco mejor. Y hay otros competidores, como pueden ser Google, Huawei o Xiaomi, que están dando mucho que hablar y presentando propuestas muy maduras. Aunque el diseño ha sido retocado, lo cierto es que lleva ya varios años sin sufrir un gran lavado de cara, lo que alimenta esa sensación de excesiva continuidad. Quienes lo justifican dicen aquello de "si funciona, no lo toques". Quizá algo más de mano hay que meterle al asunto.

placeholder El iPhone 16 Pro. (M. McLoughlin)
El iPhone 16 Pro. (M. McLoughlin)

Para el común de los mortales, hay las mismas razones para elogiarlo que para criticarlo, igual que hace un año. Otra cosa diferente es para un creador de contenido o alguien que vaya a hacer un uso profesional del terminal, que puede aprovechar cosas como la edición de audio, sacar partido del nuevo ultra gran angular o exprimir la nueva cámara lenta.

Pero también es verdad que Apple compite contra sí misma y, a día de hoy, el mayor peligro no es que la gente se vaya a otra marca (cosa que sucede, pero en menor medida que en Android), sino que retrasen el momento de renovar el iPhone. Cada uno hace con su dinero lo que quiere, pero mi consejo básico siempre es el mismo: si no te da problemas, no hace falta cambiar tu terminal. Si yo tuviese un iPhone 13 Pro, un 14 Pro o un 15 Pro, ni se me pasaría por la cabeza cambiarlo. Otra cosa muy diferente es quien tenga un iPhone 11 Pro o, en menor medida, un 12 Pro. A pesar de todo cabe señalar una cosa: la disponibilidad en las tiendas y webs es muy limitada, lo que indica que las ventas podrían ir mejor de lo esperado.

Dicho esto, es un buen año para comprar el "pata negra" de la anterior generación, que también será compatible con Apple Intelligence y nos ofrece una experiencia muy similar.

Precios del iPhone 16 Pro

iPhone 16 Pro:

128GB: 1259 euros

256GB: 1349 euros

512GB: 1599 euros

1TB: 1849 euros

iPhone 16 Pro Max:

256GB: 1469 euros

512GB: 1719 euros

1TB: 1969 euros

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Hace unos días, para explicarme el quilombo que hay montado en EEUU con las elecciones, me dijeron que lo que ocurre es como si la misma película se estuviese emitiendo al mismo tiempo en dos salas de cine y en cada una de ellas la trama se entendiera de manera completamente opuesta a la otra. Al salir, contase lo que contase la crítica, todos y cada uno de los espectadores estarían convencidos de que han visto la mejor película. El ejemplo me gustó, y automáticamente me di cuenta de todas las cosas a las que se podía extrapolar. A la situación política en nuestro país, por ejemplo. Pero también a muchas otras cosas, como el debate entre los de la tortilla con cebolla y sin cebolla. Pero, por encima de todo, me recordó lo que ocurre con el iPhone.

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