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El 'boom' de los 'news hustler' que sigue hasta Putin: por qué ahora lees noticias en cuentas de memes
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"El concepto de informarse está cambiando"

El 'boom' de los 'news hustler' que sigue hasta Putin: por qué ahora lees noticias en cuentas de memes

La investigación que desveló el pago de Rusia a importantes influyentes destapa el cambio de paradigma mediático. La guerra por la opinión pública se desplaza a cuentas que crecieron posteando memes y chistes, pero ahora hacen política

Foto: Una influencer con el móvil en un evento. (Reuters/Cheney)
Una influencer con el móvil en un evento. (Reuters/Cheney)
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El pasado 4 de septiembre el Departamento de Justicia de Estados Unidos generaba un terremoto en internet. Tras una investigación habían encontrado que Tenet Media, una agencia de influencers afincada en Tennessee, recibía dinero de Rusia para contratar a distintos influencers. ¿Su objetivo? Según los funcionarios, conseguir impactar en la opinión pública en pleno año electoral y favorecer los intereses del gobierno de Vladímir Putin. No era la primera operación similar para luchar contra la injerencia extranjera, pero sí ponía el foco sobre algo nuevo, un cambio de paradigma mediático: el boom de los creadores de contenido como líderes de opinión e información.

La operación, que señala a seis creadores con varios millones de seguidores como Benny Johnson o Dave Rubin, también habla de que hay más de 2.000 influencers en el mundo monitoreados por Rusia. Lo que ha puesto sobre la mesa un debate que en Estados Unidos ha estallado con las elecciones y que empieza a verse en todo el mundo en los últimos tiempos. Cada vez hay más gente que ha dejado de informarse por los medios tradicionales y lo hace solo con redes sociales alimentadas por influencers o cuentas anónimas centradas en la actualidad. Un cambio de paradigma que ya dan por hecho agencias de publicidad que hablan de 'jinfluencers' o 'infoencers'. Pero que también genera preocupaciones y choques por lo ocurrido en eventos como el ataque a Donald Trump, las revueltas en Reino Unido o el caso del niño asesinado en Mocejón (Toledo).

"Creo que para entender lo que ocurre primero hay que abrir el foco y pensar en qué significa informarse. Según el Reuters Institute, ese concepto está cambiando y ya no es el mismo que hace años. La idea que teníamos es diferente a la que albergan los jóvenes", comenta Raúl Magallón, profesor en el Departamento de Periodismo y Comunicación Audiovisual de la Universidad Carlos III de Madrid y experto en desinformación. "Según sus encuestas, la gente cada vez piensa más en la información como algo más amplio, dan credibilidad y valor a algo que te aporte utilidad directa y se apoya más la cercanía y a esos perfiles que les aporten algo que sienten útil, que les ayuda. Ahí puede que ganen mucho los creadores", comenta.

El informe al que hace referencia Magallón es el Digital News Report 2024. Un informe publicado en junio y que hace esta institución periodística en colaboración con la consultora YouGov. Los datos salen de entrevistas a 95.000 personas de 47 mercados distintos y muestran puntos clave para entender los cambios en el entorno mediático y de la opinión pública. La credibilidad en los medios tradicionales sigue cayendo año tras año, plataformas como TikTok o Instagram Reels han entrado con fuerza a competir en el mercado y el vídeo se lo está comiendo todo.

En ese contexto, cada vez son más perfiles alternativos los que intentan llevarse una parte del pastel. Según sus encuestas, en países como Francia, un 52% de los ciudadanos que usan las redes sociales para informarse ya lo hacen con personalidades o cuentas que están fuera de los medios tradicionales. Y es algo que se repite en Brasil y Estados Unidos, con mayor ventaja de los alternativos. En Estados Unidos, en pleno año electoral, un 58% de los encuestados sigue más las fuentes alternativas en redes sociales que a los medios tradicionales. Entre los perfiles que destacan los entrevistados en EEUU, aparece el ya mencionado Dave Rubin, Tucker Carlson (es el más influyente según el estudio), Joe Rogan o el polémico Alex Jones. Entre los principales destaca el corte conservador, aunque también se mencionan nombres progresistas como David Pakman.

De España no hay información detallada, pero se empieza a ver una situación similar. Fuera del Reuters Institute, el estudio del CIS sobre audiencias de medios de comunicación social publicado en 2023 señala que el 44% de los españoles ya suele informarse por redes sociales, es una cifra que supera a la radio, aunque sigue lejos de periódicos impresos y online y la televisión. Es curioso, porque luego la confianza que se da a estas plataformas respecto al resto de medios es mucho más baja.

En la práctica, la realidad es que los perfiles de influencers de noticias en España se han disparado en los últimos años, sobre todo con contenido basado en vídeos. Es el caso de Jordi Wild, que acaba de entrevistar a Maria Corina Machado, o Vito Quiles. Incluso hay cuentas de memes, como Ceciarmy que se han transformado en perfiles que dedican parte de sus post a cubrir la actualidad. Y también resuenan nombres de cuentas como El Puntual 24H. Un perfil completamente anónimo, señalado por verter innumerables bulos, pero que consigue una gran influencia con sus tuits con su aspecto de medio de comunicación. Su post sobre el caso de Mocejón "un magrebí ASESINA a un niño de 10 años cuando jugaba al fútbol con sus amigos" fue clave para viralizar la versión de que un inmigrante era el culpable del asesinato.

"Que tomen ese aspecto de medio de comunicación y sus códigos es un punto interesante. Porque muestra una hibridación clara que une los conceptos que atraen de los influencers y les da viralidad con la idea de los medios para aprovechar su credibilidad", añade Magallón. "Es algo a estudiar".

Hijos de las cripto

Donde se puede apreciar más esta hibridación, de nuevo, es en Estados Unidos. Allí, un grupo muy popular de creadores ha conseguido conectar la idea de ser de los influencers con la de dar las noticias. Mario Nawfal, es uno de los más conocidos. Este empresario del mundo de las criptomonedas se ha convertido en uno de los personajes más influyentes de redes como X o Twitter. Y no lo ha hecho por su empresa, sino por informar.

Su perfil es uno de los favoritos del dueño de X, Elon Musk, que conoce de cerca cómo funcionan estos nuevos fenómenos. Curiosamente, tanto Nawfal como otras cuentas anónimas como Wallstreetbets vienen de un mismo mundo: las criptomonedas y las finanzas. En ese ámbito construyeron su primera comunidad como informadores y ahora la han extendido. En el mundo de los mercados se descubrieron como fuentes de información de un sector que apenas estaba cubierto por medios tradicionales y en los que un solo post podía cambiar el precio de una moneda. Es algo que el propio Elon Musk vivió de cerca por el caso de Dogecoin y que también le llevó a los tribunales por sus vaivenes con Tesla.

En España no hay perfiles tan marcados, pero sí que se pueden encontrar tendencias. Es el caso de Wall Street Wolverine, un youtuber muy seguido por el tema de las finanzas, incluso llegó a convertirse en un meme por un clip de sus contenidos, y que desde hace tiempo se ha metido en el discurso político y el comentario de la actualidad. O Marc Vidal, un tertuliano experto en economía que ahora dedica sus redes sociales a subir vídeos de eventos que ocurren en el mundo y a hacer comentarios sobre lo que ocurre, sea un tema económico o no. También hay gente que viene de otros sectores. Es el ejemplo de Ángel Gaitán, un mecánico que se hizo famoso en TikTok por mostrar los fallos de distintos coches y que se ha convertido en tertuliano de todo tipo de noticias y hasta genera su propia información.

Su éxito coincide con lo mencionado por Magallón y por el Reuters Institute. La utilidad que ofrecía lo que decían sobre inversiones a sus seguidores los convirtió en voces con credibilidad. Gracias a lo que ellos mencionaban podían ganar o perder dinero y eso les granjeó una comunidad tan grande y fiel que les ha ido siguiendo por todas las redes y por los distintos temas. "La vitalidad de las voces alternativas en las redes sociales y las plataformas de video resalta, en cierto modo, las debilidades percibidas de los medios en asuntos como la confianza, la diversidad y las narrativas digitales, al menos para algunas personas. En este sentido, las marcas periodísticas tradicionales tienen mucho que aprender sobre cómo involucrar mejor a las audiencias en un espacio cada vez más complejo y competitivo", señalan desde el Reuters Institute.

El truco del OSINT

Si las criptomonedas fueron una cantera para muchos de estos creadores de contenido, el otro sector en el que destacaron fue el del OSINT, o inteligencia de fuentes abiertas. En medio de un mundo en guerra, con un seguimiento de 24 horas en frentes a los que pocos medios podían llegar, miles de usuarios buscaron en redes sociales cuentas que ofrecieran información fresca sobre el transcurso de la guerra. Dieron que supuestos expertos, pero también con muchos perfiles que ahora son señalados por desinformación. Es el caso de Visegrad24 o WarMonitors. En este caso, sí que la mayoría de los perfiles son anónimos y han sido criticados por la comunidad de investigadores centrados en este tipo de análisis.

Eliot Higgins, una de las voces más autorizadas en el mundo del OSINT y fundador de Bellingcat, el medio más reconocido por hacer este tipo de trabajos, lo analiza. "Empezó con la guerra de Ucrania y luego se expandió aún más con la de Gaza. De repente había muchas cuentas salidas de la nada que decían estar trabajando con OSINT cuando era muy fácil descubrir que ni siquiera formaban parte de la comunidad. Simplemente aprovechaban cosas que veían por Telegram o similar y las replicaban, si mayor análisis", cuenta Higgins. "Nosotros lo achacamos mucho a la monetización de los contenidos en las redes. Todo el mundo quiere ganar dinero con contenido, y con esto es relativamente fácil. Coges vídeos de Telegram, lo subes a tus cuentas y que se viralicen. Si son contenidos llamativos y emocionales funciona", cuenta.

La aparición de todas estas cuentas fue a más hasta un punto en el que varias publicaciones dieron la voz de alarma. Estaban generando un ruido y una confusión que lastimaba la labor de los investigadores. Incluso Bellingcat publicó un artículo en este mes de abril con claves para descubrir si alguien hacía OSINT o simplemente lo que denominaron como OSHIT. "Para nuestra comunidad las redes sociales eran muy importantes, un lugar donde conectar y generar análisis. La inteligencia de fuentes abiertas no deja de ser algo democratizador que cualquiera puede indagar y practicar. Pero con la llegada de la monetización y la explosión de estos perfiles todo se ha complicado mucho y estamos generando otros espacios seguros en los que trabajar", cuenta.

Higgins cree que en el futuro la calidad seguirá siendo clave, y alguien que busque realmente informarse verá dónde encuentra realmente información clara completa y al detalle, pero pide legislaciones y llama la atención a todo el entorno mediático. "Hay que ver lo que ha ocurrido con la derecha en Estados Unidos. La barrera entre los medios tradicionales y esta especie de creadores de baja calidad y centrados en lo emocional se ha roto. Todo en busca del alcance, de generar engagement, de sacar más dinero. Esto va en contrar del compromiso con la verdad y es un riesgo para la democracia. Si se busca solo contenido emocional que cuadre con una forma de pensar y dé visitas, la verdad deja de importar", detalla.

¿Cómo se combate esto? "Hay que intentar evitar que la realidad se fragmente, que es algo que permiten las redes sociales. La democracia se apuntala sobre la idea de que todos compartimos una misma versión de la realidad, aceptamos la que es buscando la verdad y sobre ella la opinión pública debate. Si la fragmentamos y cada uno ve un mundo diferente tendremos grandes problemas", termina.

El pasado 4 de septiembre el Departamento de Justicia de Estados Unidos generaba un terremoto en internet. Tras una investigación habían encontrado que Tenet Media, una agencia de influencers afincada en Tennessee, recibía dinero de Rusia para contratar a distintos influencers. ¿Su objetivo? Según los funcionarios, conseguir impactar en la opinión pública en pleno año electoral y favorecer los intereses del gobierno de Vladímir Putin. No era la primera operación similar para luchar contra la injerencia extranjera, pero sí ponía el foco sobre algo nuevo, un cambio de paradigma mediático: el boom de los creadores de contenido como líderes de opinión e información.

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