La revuelta contra los móviles en clase: así se blinda Europa frente al acoso y los suspensos
Austria, Finlandia, Francia y Hungría se unen contra el teléfono móvil en las aulas y proponen modelos extremos de restricción y ofrecen más poder al profesorado
Hungría prohíbe los móviles en las escuelas de enseñanza primaria y secundaria. Francia pone en marcha el programa Pausa Digital para la retirada del móvil en clase menores de 15 años. Finlandia desarrolla un marco legislativo para que el profesorado tenga más control sobre el uso de los dispositivos. En esta vuelta al cole, el teléfono móvil ha dejado de formar parte del material escolar en muchos países europeos.
Las posturas son diversas, pero al margen de la mayor o menor flexibilidad de la norma, Europa lo tiene claro: el móvil no entra en el aula. "Voy a sonar carca, pero prefiero que no trabajen con él. Es importante que disocien el trabajo de donde tienen el ocio", asegura el docente andaluz Francisco Zambrana. En sus clases de lengua en la enseñanza secundaria intenta que los dispositivos se mantengan en los bolsillos, pero, aparentemente, es una misión imposible.
Según el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), en España, el 98% de los niños de entre 10 y 15 años usa Internet de forma habitual, el 90% tiene ordenador, y un 70% dispone de teléfono inteligente.
Este curso se ha planteado libre de pantallas en nueve comunidades autónomas, entre las que destacan Cataluña y Cantabria, por su tendencia a la prohibición total. En la primera, la norma se endurece en Infantil y Primaria, pero los dispositivos móviles se permiten en otras etapas, como la ESO o la educación postobligatoria, siempre que sea cumpliendo con la "finalidad pedagógica". Sin embargo, por su parte, las aulas cántabras de Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional se están enfrentando a la prohibición total.
El último país europeo en sumarse a estas medidas ha sido Finlandia, que apuesta por endurecer la figura del profesor con la potestad de "intervenir en actividades que perturben la enseñanza durante el horario escolar".
Para Zambrana, esta nueva medida de Finlandia es la alternativa de referencia y remarca que en España cada centro actúa de una forma diferente, aunque la intervención directa nunca está presente. Siempre debe haber un jefe de estudios o una autorización para confiscar o retener un dispositivo.
Aun así, el Parlamento Europeo no ha establecido ninguna directriz al respecto, por lo que cada territorio avanza según su propia iniciativa. Casi todos convergen en la idea de justificar su uso a lo explícitamente académico y limitar la entrada de pantallas en el aula en pro de recuperar el estándar de atención y prevenir el acoso escolar.
"El cerebro funciona mejor sin el elemento electrónico", asegura el psicólogo y orientador, Antonio Labanda. Sabe que no se puede "ir en contra de los avances tecnológicos", pero señala que sustituir los libros o las técnicas de escritura tradicionales por la presencia de dispositivos afecta en el proceso de aprendizaje de manera significativa.
Uno de los principales problemas es que la escuela acaba convirtiéndose en otro lugar donde continuar conectados. "Una cosa es darles una tablet para el trabajo, y otra cosa es que al usar sus propios dispositivos, les demos sitio a desarrollar aún más su adicción", recalca Zambrana. El docente considera que se trata de una conducta que los alumnos "traen de casa" y que la facilidad con la que pasan de TikTok a la tarea en un solo desliza dificulta la concentración.
Ya en diciembre del año pasado, la ministra española de Educación, Pilar Alegría, adelantó que el Gobierno propondría negar el uso del móvil en primaria durante todo el horario lectivo, incluidos los recreos, y que en secundaria solo se pueda permitir "cuando lo plantee el profesor porque su proyecto pedagógico lo requiera" y su uso sea supervisado por el docente.
¿Qué está haciendo Europa?
Según informa el medio Eurologus, estas conductas también se han detectado en Bélgica. De hecho, fue un tema presente en el debate de la pasada campaña electoral en junio de este año con el objetivo de introducir las primeras restricciones. Mientras en Flandes no existe impedimento legal general y se permite cierta autonomía a los centros, la Federación Valonia-Bruselas ha promulgado medidas más estrictas.
A partir de este curso escolar 2024-2025, la red Wallonie-Bruxelles Enseignement (WBE) ha impuesto la anulación de los dispositivos en las escuelas primarias, afectando a unos 132.600 alumnos de 373 centros escolares. La razón principal de esta normativa es "combatir problemas como el acoso y mejorar la concentración de los estudiantes durante el horario escolar".
Se trata de una medida parecida a la que ha tomado el Ministerio de Educación de Austria, donde se añade un protocolo sobre el procedimiento y autoridad de retirada: "Cualquier dispositivo que interrumpa la lección debe entregarse al profesor cuando este lo solicite y puede conservarse hasta el final del periodo de clase".
A raíz de esta normativa, el país ha experimentado algunos movimientos contra abolicionistas como la iniciativa saferinternet.at, financiada por la UE. Ven los teléfonos como una parte importante en la vida de los jóvenes y consideran la prohibición una medida cortoplacista. A cambio, proponen la educación mediática y la integración de manera responsable, apoyado por expertos nacionales que apuntan la eficiencia de los "acuerdos de comportamiento": "Exigir que el dispositivo no se utilice en el pupitre o se guarde en la mochila durante las clases".
Bulgaría y Lituania, ejemplo y resultados
Aunque muchos consideran que Francia fue pionero al establecer las primeras limitaciones en 2018, Bulgaria cuenta desde 2016 en su Ley de Educación Preescolar y Escolar con una prohibición del uso de dispositivos. Actualmente, esta restricción en algunas escuelas es total, y aunque se trata de una medida aplicada por cada centro, el Ministerio de Educación es consciente de la importante distracción que supone el móvil y la necesidad de intervenir.
Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística del país muestran que los niños búlgaros de entre 10 y 14 años pasan casi 4 horas al día delante de pantallas, jugando al ordenador o viendo la televisión y vídeos. Los alumnos de entre primero y cuarto de primaria juegan al ordenador una media de una hora y 46 minutos al día y ven vídeos durante 2 horas y 4 minutos al día, de media. Aun así, se sitúan por debajo la media del continente.
Otro país que está notando los efectos de una intervención mínima y temprana es Lituania. Aquellas escuelas donde se ha abolido el uso de los móviles han notado una mejoría. Según informa el medio báltico Delfi, en dichas escuelas "los alumnos participan y socializan más, a la par que se concentran mejor en el aprendizaje".
Dainius Žvirdauskas, Presidente de la Asociación Lituana de Dirigentes Escolares, detecta que "las generaciones jóvenes no pueden apartar los ojos de sus teléfonos" y recalca que la supresión de estos tampoco es un fenómeno masivo en este país al verse la integración de este como una herramienta más.
República Checa, la excepción
También hay países que no están apostando por estas restricciones. República Checa es uno de ellos. Según informa el medio checo Denik Referendum, no existe una normativa vigente, pero sí una autoridad pública que regula la necesidad de intervención o no: Inspección Escolar.
Este verano, la ciudad de Vsetín, intentó retirar el uso de teléfonos inteligentes en todas las escuelas primarias. Sin embargo, la Inspección Escolar lo consideró ilegal, afirmando que es competencia de las escuelas y no de los ayuntamientos. El Ministerio de Educación también se pronunció recordando que el país no cuenta con una normativa de restricción total del uso de los móviles en las escuelas.
Responsabilidad y consecuencias
Más allá de la normativa en los centros educativos, los padres son también un eje fundamental. En Hungría apuntan que, según los últimos datos de las encuestas nacionales, un tercio de los padres no sigue ninguna norma para restringir el uso del móvil de sus hijos, pero la mayoría limita el tiempo de pantalla y los contenidos a los que los niños pueden acceder.
"Es que la adicción no es solo a las redes sociales, también al juego online", advierte Labanda. Fornite o las cartas sorpresa de videojuegos de deportes forman parte del recreo de gran parte del alumnado. El psicólogo considera esto un problema más grande y apunta la necesidad de crear conciencia "desde casa".
Una idea que comparte el psicólogo clínico y sanitario Oliver Scheibenbogen, coautor del libro Always On: La seducción y el peligro de los medios digitales: "Los niños no pueden resistirse a la seducción de los smartphones". Además, resulta indispensable la colaboración de las familias.
"Pueden hacer fotos o vídeos en cualquier momento"
"Nosotros conseguimos aislar los factores y demostrar que existe una clara causa efecto", afirma Pilar Beneito, investigadora de la Universidad de Valencia. En su estudio, detectaron que en las zonas con prohibición de pantallas en las aulas se reducían los casos de acoso.
Aun así, la alfabetización digital sigue siendo uno de los caminos más escogidos, y el ejemplo de ello es República Checa, donde no se entiende la prohibición sin educación. "Resulta igual de importante debatir sobre el uso correcto de los móviles con el alumnado que educar sobre cuestiones de seguridad online", concluye la Inspección Educativa.
Hungría prohíbe los móviles en las escuelas de enseñanza primaria y secundaria. Francia pone en marcha el programa Pausa Digital para la retirada del móvil en clase menores de 15 años. Finlandia desarrolla un marco legislativo para que el profesorado tenga más control sobre el uso de los dispositivos. En esta vuelta al cole, el teléfono móvil ha dejado de formar parte del material escolar en muchos países europeos.
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