UK tiene un problema con sus submarinos (y el resto de su flota). Y tiene difícil solución
Los analistas acusan a Reino Unido de una pérdida de operatividad en una de sus principales armas: su flota de submarinos. La Royal Navy llevaba más de 50 días sin tener uno en el mar
Reino Unido se enfrenta a una de las situaciones más difíciles que ha sufrido su arma submarina en los últimos años. El pasado sábado regresó a su puerto base, HMNB Clyde (también conocida como Faslane), en Escocia, uno de sus submarinos clase Vanguard después de haber permanecido en patrulla la friolera de 174 días. Desde hace varios años, diversos analistas y entusiastas del mundo de la Defensa llevan acusando en público sobre la pérdida de operatividad de una de las principales armas del país británico: su flota de submarinos.
Gran Bretaña, con Francia y Estados Unidos, cuenta únicamente con submarinos de propulsión nuclear. Estos tres países disponen tanto de submarinos de ataque como lanzamisiles balísticos. De todos ellos, los anglosajones son los que más están sufriendo, especialmente en Reino Unido. Tanto es así que el pasado viernes 30 de agosto el exmarino Tom Sharpe aseguraba en un artículo en The Telegraph que la Royal Navy llevaba más de 50 días sin tener un submarino de ataque en el mar. Y, sorprendentemente, los pertenecientes a la clase Astute, los más modernos, llevan más de 120 días en puerto.
Este año, el Ministerio de Defensa británico, a cargo de John Healey desde el pasado 5 de julio, ha desembolsado 64.000 millones de euros y espera incrementar su presupuesto un 4,5% hasta los 68.000 millones de euros en el próximo ejercicio. A la luz de los datos expuestos por Sharpe, estas cantidades son insuficientes y podría ser necesario redirigir dichas inversiones.
¿Demasiado caviar para tan poca pasta?
La flota submarina británica se compone actualmente de cuatro submarinos lanzamisiles balísticos de propulsión nuclear (SSBN) de la clase Vanguard: HMS Vanguard, HMS Victorious, HMS Vigilant y HMS Vengeance. Todos ellos construidos entre 1986 y 1998 por el astillero Vickers. El coste por unidad rondó los 3.000 millones de libras en 1996. Es preciso indicar que el cometido de estos caros y exclusivos barcos es el de proporcionar respuesta en caso de ataque nuclear. En concreto, los Vanguard pueden llevar hasta 16 misiles Lockheed Martin Trident II D5. Cada uno de ellos es capaz de alojar hasta 8 cabezas nucleares.
Su principal ventaja reside en su capacidad de esconderse en el fondo del océano durante varios meses, lo que dure la patrulla. Navegando con el mayor sigilo posible, de manera que sean prácticamente indetectables por el enemigo. Por ello, se desplazan a muy baja velocidad, en torno a 4 o 5 nudos, para no emitir ruido. Tanto es así que en 2009 dos de estos submarinos lanzamisiles colisionaron en aguas del Atlántico. En concreto, el HMS Vanguard y el FS Le Triomphant de la Marine Nationale.
Además, dicha baja velocidad se puede corroborar con el estado en el que arribó el submarino británico HMS Vigilant el pasado 30 de agosto a su base en Faslane. Prácticamente cubierto de algas y organismos vivos. Esto se puede deber a dos motivos, por un lado, la mencionada baja velocidad, y por otro, el hecho de navegar a poca profundidad —para estar al tanto de los mensajes de radio— o en aguas cálidas como el Atlántico central o el Mediterráneo.
No obstante, ese estado exterior que exhibía el Vigilant también fue provocado por una patrulla más larga de lo normal. Lo habitual es que duren en torno a 3 meses. Es necesario lograr un compromiso entre el cumplimiento de la misión y los medios humanos y materiales. Sin embargo, debido a una serie de problemas, entre ellos que el HMS Vanguard haya estado 7 años en carena de los 3 inicialmente estimados, han provocado que, según el sitio web Navy Lookout, el tiempo de permanencia en alta mar haya aumentado drásticamente de 3 meses a 5 meses y 2 semanas. Esta estimación fue publicada en septiembre del año pasado, con las nuevas arribadas a costas escocesas, la situación es mucho peor.
Por ejemplo, la última patrulla, realizada por el HMS Vigilant, duró 174 días. En marzo de este año, el HMS Vengeance finalizó una patrulla de 201 días, mientras que el mismo HMS Vigilant concluyó otra vigilancia en septiembre del año pasado que se extendió durante 195 días. No obstante, el récord de permanencia en patrulla, según la página Navy Lookout, lo ostenta el HMS Victorious con 207 días fuera de puerto, logrado en 2021. Todas ellas tienen algo en común, unos lapsos iguales o superiores a los 6 meses. Aunque es materia clasificada, es de suponer que la mayor parte del tiempo la cumplieron en inmersión.
En condiciones normales, el ciclo de operación de cuatro barcos se podría definir de la siguiente manera: un submarino en patrulla, uno preparado para salir de manera inminente, uno en adiestramiento en espera de certificación y otro en mantenimiento. Por ejemplo, en el extremo opuesto a los británicos, los franceses, con su flota de cuatro barcos, mantienen patrullas de manera adecuada e, incluso, se rumorea que llegaron a poner tres de manera simultánea en el agua durante los primeros compases de la invasión rusa de Ucrania. Sin duda, esto denota una importante colaboración entre el ministerio de defensa galo y el astillero Naval Group.
Con respecto a la certificación, se refiere a una evaluación denominada DASO (Demonstration and Shakedown Operation), cuyo objetivo es demostrar que la dotación del barco es capaz de efectuar de manera segura y efectiva el lanzamiento de un misil Trident. El último DASO realizado por un submarino británico tuvo lugar entre finales de enero y principios de febrero de este año. A pesar de que el misil falló —en estos casos se aprovecha para introducir equipos de telemetría—, la dotación logró dicha certificación.
No solo la reina, también el caballero
Por si fuera poco, estos datos tan terribles no son exclusivos de la joya de la corona de la Royal Navy, sino que también se están viendo afectados sus escuderos, los submarinos nucleares de ataque que, entre otras misiones se encargan de escoltar a los Vanguard en sus entradas y salidas de puerto, instantes en los que son más vulnerables, ya que, entre otras cosas, son más fáciles de detectar.
De hecho, a pesar de que este extremo no puede ser confirmado dada su sensibilidad, el analista francés Etienne Marcuz detectó que en los seis últimos meses (a fecha de febrero de 2024) cuatro submarinos de ataque (SSN) franceses, entre los modernos Barracuda y los vetustos Rubis, habían entrado en Faslane. En, al menos, tres ocasiones se advirtieron salidas o entradas de los Vanguard británicos.
Además, el pasado 19 de agosto llegó a Faslane el USS New Mexico, un submarino de ataque estadounidense de la clase Virginia, el cual salió de puerto el día 25, 5 días antes de la arribada del HMS Vigilant. Aunque podría tratarse de una mera casualidad, es bastante probable que el barco estadounidense escoltase al británico durante la finalización de su patrulla.
Los submarinos de ataque se encargan de acechar o proteger a los SSBN, dependiendo de si son enemigos o amigos y de hostigar también a los submarinos de ataque enemigos. Además, son capaces de llevar a cabo misiones clandestinas, gracias al cobijo del mar, como recolección de inteligencia, infiltración y exfiltración de personal de operaciones especiales, ataque a tierra, minado ofensivo, etcétera.
En el caso de la Royal Navy, disponen de submarinos de ataque de las clases Astute y Trafalgar. De los primeros cuentan con cinco, el último, el HMS Anson, que fue recepcionado por la marina británica en mayo de este año, lleva desde el 20 de abril sin salir de su base. Según el usuario de X @TBrit90, ninguno de ellos se ha hecho a la mar, como mínimo, en los últimos 120 días. Por otro lado, de la clase Trafalgar, tan solo queda en servicio el HMS Triumph, que permanece desde el 3 de julio, más de 60 días, en su base.
Reino Unido se enfrenta en estos momentos a un grave problema de alistamiento de su marina de guerra. Aunque la parte más visible sea que su punta de lanza se está viendo obligada a extender sus periodos de patrulla, condicionando a sus dotaciones, es algo que está afectando a toda la flota. Lo cual indica de manera clara que el secretario de defensa, John Healy, debe tomar cartas en el asunto, limitando las operaciones a lo que permita su presupuesto, requiriendo mayores fondos para aliviar la situación u optimizando el gasto.
Reino Unido se enfrenta a una de las situaciones más difíciles que ha sufrido su arma submarina en los últimos años. El pasado sábado regresó a su puerto base, HMNB Clyde (también conocida como Faslane), en Escocia, uno de sus submarinos clase Vanguard después de haber permanecido en patrulla la friolera de 174 días. Desde hace varios años, diversos analistas y entusiastas del mundo de la Defensa llevan acusando en público sobre la pérdida de operatividad de una de las principales armas del país británico: su flota de submarinos.
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