Descubierto el origen del asteroide que aniquiló a los dinosaurios: Júpiter tuvo mucho que ver
El estudio se ha basado en el análisis de los sedimentos del cráter de Chicxulub. Un elemento muy poco frecuente en la Tierra ha sido la clave
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Hace 66 millones de años, un meteorito de 10 kilómetros de diámetro cayó en la península de Yucatán. El tremendo impacto generó megatsunamis y una nube de polvo que cubrió la práctica totalidad de la atmósfera. El “largo invierno” que resultó del evento, unido a la actividad volcánica que ya se estaba produciendo en la zona de las Traps del Decán, provocaron la extinción masiva que acabó con los dinosaurios y con tres cuartas partes de la vida en la Tierra.
Ese evento catastrófico sigue rodeado de misterios. Sin embargo, uno de los más importantes podría haber sido resuelto. Hablamos, en concreto, del origen del asteroide Chicxulub, que recibe este nombre en honor a la localidad donde se encuentra el cráter que atestigua su impacto. Un equipo de científicos liderado por Mario Fischer-Gödde, geoquímico de la Universidad de Colonia, parece haberlo encontrado.
Dinosaur-killing asteroid was a rare rock from beyond Jupiter, new study reveals https://t.co/AW8TF8WN1f
— Live Science (@LiveScience) August 15, 2024
El estudio ha sido publicado en la revista Science y concluye que el asteroide Chicxulub se formó en una región del Sistema Solar situada más allá de la órbita de Júpiter. Este hallazgo fue posible gracias al análisis de isótopos de rutenio, un elemento químico raro en la Tierra pero común en los meteoritos. Gracias a él, los científicos pudieron determinar que la roca perteneció a la familia de los “asteroides carbonáceos”, los cuales se forman en el Sistema Solar exterior.
Otros detalles de la investigación
La investigación también ha descartado la teoría de que el objeto fuera un cometa, una idea que había ganado popularidad gracias a estudios anteriores. Los científicos alcanzaron esta conclusión mediante avanzadas técnicas de laboratorio que permitieron medir con precisión los isótopos de rutenio. Estas mediciones confirmaron que el asteroide se originó más allá de la órbita de Júpiter y que su trayectoria fue alterada por fuerzas gravitacionales que lo dirigieron hacia la Tierra.
Conviene recordar que la diferencia entre un cometa y un asteroide está en su composición. Según la NASA, los cometas están formados por hielo y polvo. Por ello, cuando se aproximan al Sol, sus componentes se evaporan y dejan una estela muy característica. En cambio, los asteroides son fragmentos de roca espacial cuyo tamaño se sitúa a medio camino entre los meteroides y los planetas. Los de mayor masa pueden llegar a albergar satélites.
En cualquier caso, los investigadores pusieron el foco en los sedimentos estratigráficos extraídos de la zona, los cuales también eran ricos en rodio, platino, paladio, osmio e iridio. La investigación refleja que el asteroide probablemente fue empujado hacia la Tierra por colisiones con otras rocas espaciales y por la influencia de Júpiter, cuyas inmensas fuerzas gravitatorias son capaces de perturbar las órbitas de elementos como este.
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Hace 66 millones de años, un meteorito de 10 kilómetros de diámetro cayó en la península de Yucatán. El tremendo impacto generó megatsunamis y una nube de polvo que cubrió la práctica totalidad de la atmósfera. El “largo invierno” que resultó del evento, unido a la actividad volcánica que ya se estaba produciendo en la zona de las Traps del Decán, provocaron la extinción masiva que acabó con los dinosaurios y con tres cuartas partes de la vida en la Tierra.