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Si adoras a las cucarachas, es tu día de suerte: una nueva especie (la 5ª) ha llegado a España
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HABLEMOS DE (CUCARACHAS) LANGOSTAS

Si adoras a las cucarachas, es tu día de suerte: una nueva especie (la 5ª) ha llegado a España

Se han producido avistamientos de la, hasta ahora inédita, cucaracha langosta en Asturias. Un problema más, ya que el resto se están mostrando resistentes al insecticida comercial

Foto: Una cucaracha rubia o Blatella germanica. (iStock/EC)
Una cucaracha rubia o Blatella germanica. (iStock/EC)

Los senderos del científico son inescrutables. Como investigador en el departamento de Biología de Organismos y Sistemas en la Universidad de Oviedo, Jairo Robla y sus compañeros podrían haberse dedicado a cualquier otra cosa que no implicara rebuscar en los contenedores de toda Asturias para seguir el rastro a un nuevo e indeseable inquilino de la fauna urbana española: la cucaracha langosta o Nauphoeta cinerea.

El safari fue un éxito. En dos años de denuedo, han logrado contabilizar 149 ejemplares de cucaracha langosta entre cubos de basura y otros lugares afines.

La cucaracha no suele contar como el animal favorito de nadie, pero debería. Las más habituales bajo los fregaderos de nuestras cocinas son las cucarachas rubias o alemanas (Blattella germanica), descritas por el mismísimo Carlos Linneo a finales del siglo XVIII, cuando ya eran una plaga mayoritariamente urbana que se acabó extendiendo por todo el mundo. En realidad, su origen estaba muy lejos de Centroeuropa, pero hasta ahora, cuando unos investigadores han logrado secuenciar su genoma y publicarlo en PNAS.

La cucaracha rubia no tenía parientes en ningún país de Europa, porque sus ancestros en realidad se arrastraban por los alrededores de la Bahía de Bengala, entre la India y Myanmar. Era un bicho de campo que un día subió a un barco y acabó produciendo billones de descendientes que nunca jamás saldrían de la ciudad.

placeholder Una cucaracha surfea una bolsa de basura tras unas inundaciones en Taiwan. (Reuters/Chichen Fu)
Una cucaracha surfea una bolsa de basura tras unas inundaciones en Taiwan. (Reuters/Chichen Fu)

Además de esta cucaracha, mayoritaria, las únicas especies observadas en España han sido la cucaracha americana y la negra. Ambas son raras de ver, ya que suelen prodigarse principalmente por las redes de saneamiento. La fauna blatodea —especie a la que pertenecen estos simpáticos o asquerosos insectos, según a quién se le pregunte— ha sido tradicionalmente estable hasta hace muy poco tiempo. Antes de esta nueva cucaracha langosta descubierta en Asturias, cuyo hallazgo fue publicado muy recientemente, a finales de julio de 2024, solo había habido avistamientos de otra especie, la cucaracha de banda marrón o Supella longipalpa. Hace unos años habría sido un acontecimiento, actualmente es observada con más asiduidad.

Como con la última adquisición, los científicos ovetenses (Jairo Robla, Omar Sánchez, Álvaro Pérez-Gomer y Andrés Arias) manejan al menos dos teorías para explicar la sorpresiva aparición de estos bichos: el transporte por barco o el accidente de algún coleccionista de insectos o entomólogo aficionado, que acabó provocando la liberación a la naturaleza de estas nuevas cucarachas. Tanto una como otra especie parecen haberse adaptado sin problemas al clima asturiano.

La aparición de esta quinta cucaracha en España está lejos de ser anecdótica.

Una plaga más, una barrera menos

Llevamos décadas pensando que la batalla del ser humano contra las plagas está ganada de antemano. Que bastaba con un poco de ordenación urbana, salud pública y alguna que otra trampa o un bote de insecticida bajo el fregadero para mantener nuestras ciudades a raya de visitas indeseables. Pero como sucede con los antibióticos, la naturaleza tiene otra opinión y toda la estrategia se está desmoronando.

Hace poco contábamos en estas mismas URLs cómo las ratas están volviéndose resistentes a los venenos más habituales —en su lugar, están cargándose a especies endémicas como el águila perdicera y probablemente también esté afectando al lince ibérico— y ahora sabemos que las cucarachas no son ajenas a este superpoder, que parece estar transmitiéndose entre todas las plagas con preocupante facilidad.

La cucaracha rubia está resultando ser especialmente tolerante a la variedad más común de insecticidas, aquellos basados en piretrinas. En un estudio publicado esta misma semana en el Journal of Economic Entomology, investigadores estadounidenses se entretuvieron rociando una superficie con insecticida piretroide. A continuación, liberaron a las cucarachas como reses en un encierro, que pasaron unos 30 minutos traqueteando sobre aquella superficie venenosa. Tras el experimento, menos del 20% de los bichos acabó muerto.

placeholder La cucaracha rubia. (Johnalyn Gordon)
La cucaracha rubia. (Johnalyn Gordon)

Las cucarachas habían sido capturadas por expertos en plagas en intervenciones reales. Es decir, la resistencia a estos insecticidas les venía de serie. Los sádicos científicos tomaron a un grupo de cucarachas y las confinaron en una superficie con insecticida para ver cuánto tardaban en estirar la pata. Entre ocho y 24 horas, y las más resistentes, hasta cinco días en palmarla. Es decir, en condiciones normales, esos bichos son —en lo que a nosotros respecta— inmortales.

De todas las cosas que un científico puede escoger investigar, Zach DeVries y Johnalyn Gordon escogieron esto.

"El hogar es el lugar donde las personas deberían poder relajarse y sentirse cómodas", dice Gordon. "Pero sin un control de plagas profesional eficaz, cualquier residente seguirá viéndose afectado por los efectos de una plaga de cucarachas", incluidos los riesgos para la salud asociados con los alérgenos que estos bichos traen consigo. Este estudio fue financiado por el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano estadounidense, consciente de que este tipo de plagas están por todo el país, pero muy especialmente en los estados calurosos y húmedos del sur, como California, Texas o Florida.

"Es probable que los productos a base de piretroides no funcionen contra las cucarachas"

Los investigadores aclaran que sus conclusiones no se limitan a EEUU. Las cucarachas alemanas son "universalmente resistentes a los piretroides".

"Según nuestros resultados, es probable que los productos a base de piretroides", es decir, los clásicos insecticidas comerciales, "no funcionen contra las cucarachas alemanas dentro del hogar, especialmente si se utilizan como productos residuales", dice Gordon. La única opción para acabar con una es rociarla directamente con este producto hasta que colapse.

De lo contrario es tirar el dinero, dado que el otro problema añadido es que las cucarachas raramente se quedan quietas en un sitio el tiempo suficiente, y además de resistentes se están especializando en evitar las zonas con insecticida. El panorama para los humanos es sombrío. Para ellas, esperanzador. Con suerte, no tendrán que esperar a ese apocalipsis nuclear para heredar la tierra.

Los senderos del científico son inescrutables. Como investigador en el departamento de Biología de Organismos y Sistemas en la Universidad de Oviedo, Jairo Robla y sus compañeros podrían haberse dedicado a cualquier otra cosa que no implicara rebuscar en los contenedores de toda Asturias para seguir el rastro a un nuevo e indeseable inquilino de la fauna urbana española: la cucaracha langosta o Nauphoeta cinerea.

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