Qué hay detrás del amor-odio entre Trump y Musk que tiene al mundo en vilo
Elon Musk le puso la alfombra roja a Donald Trump este lunes, pidiendo a los votantes indecisos que le hicieran presidente. Sin embargo, hasta hace muy poco, ambos magnates no se podían ni ver
"No odio al tipo, pero ha llegado el momento de que Trump cuelgue las botas". "Donald, es un honor tener esta conversación hoy contigo". Leyendo estas frases, uno podría pensar que pertenecen a dos personas antagónicas, pero en realidad salieron de la misma boca, la de Elon Musk.
La primera la publicó en julio de 2022, como respuesta a un ataque de Trump en el que el expresidente le llamó "artista de la mentira". La segunda tiene menos de 48 horas, y fue la forma en la que Musk presentó a Trump en la "conversación" que ambos mantuvieron en X durante la madrugada de este lunes. Fue un sonrojante masaje a cuatro manos trufado de elogios mutuos y desinformación. Hasta hace no mucho, Musk y Trump eran enemigos viscerales. Hoy, son aliados íntimos a las puertas de las elecciones presidenciales de EEUU del próximo noviembre. Y es una alianza tan imprevisible y poderosa que tiene a medio mundo en vilo.
Hace unos años, cuando ambos se tiraban los trastos a la cabeza, nadie hubiera apostado por semejante reconciliación. Dada la volatilidad de su relación, tan explosiva como sus propias personalidades, tampoco nadie pone ahora la mano en el fuego por un idilio duradero. Los ataques entre ambos empezaron ya antes de la primera elección de Trump en 2016. "Creo firmemente que no es el tipo adecuado. No parece que tenga el carácter que cae bien en EEUU", aseguró Musk, quien además señaló que las políticas económicas y climáticas de Hillary Clinton eran las "adecuadas".
La victoria de Trump lo cambió todo, o casi todo: pese a algunos acercamientos, la relación entre el presidente y Musk siguió siendo de alto voltaje. Era la época en la que Trump prefería la compañía de otro gurú tecnológico, Peter Thiel, viejo amigo (y enemigo) de Musk y cofundador junto a él de PayPal. Thiel asumió el cargo extraoficial de celestino entre Silicon Valley y Trump. Este nombró a Musk asesor en dos comités económicos, junto a otros directivos tecnológicos, como el polémico exfundador y CEO de Uber, Travis Kalanick. La cosa no salió bien.
I don’t hate the man, but it’s time for Trump to hang up his hat & sail into the sunset.
— Elon Musk (@elonmusk) July 12, 2022
Dems should also call off the attack – don’t make it so that Trump’s only way to survive is to regain the Presidency.
Elon dimitió meses después por la decisión de Trump de salirse del Acuerdo de París de la ONU contra el cambio climático. "El cambio climático es real. Abandonar [el Acuerdo de] París no es bueno para América ni para el mundo", aseguró. Trump personalizaba en aquel momento todo lo contrario que simbolizaba Tesla: un negacionista del calentamiento global y enemigo acérrimo del coche eléctrico (y de sus subsidios estatales). La pelea estaba servida, pero una pelea peculiar, con altibajos, amagos y ofensivas inesperadas.
En 2020, Trump elogió a Musk en una entrevista con la CNBC y lo llegó a comparar con Thomas Edison. "Es uno de nuestros grandes genios. Tenemos que proteger a nuestros genios. Va a construir una gran planta de coches en EEUU. Tiene que hacerlo, porque nosotros le ayudamos, así que él nos tiene que ayudar", dijo. Cuando Musk anunció oficialmente su intención de comprar Twitter, aseguró que, si lo lograba, desbloquearía la cuenta de Trump, cancelada tras el asalto al Capitolio en enero de 2021. "[Bloquearle] Fue una decisión estúpida al extremo", llegó a decir Elon, que reactivó su cuenta a finales de 2022.
Parecía que ambos habían hecho las paces, pero volvieron los ataques. Fue en el verano de 2022: Musk aseguró que Trump no debía volver a presentarse a unas elecciones y este lo ridiculizó explicando que fue a verle a la Casa Blanca para "pedirle ayuda para todos sus proyectos subvencionados, coches eléctricos que no duran lo suficiente, vehículos autónomos que se estrellan o cohetes que no van a ninguna parte. Podía haberle dicho, 'arrodíllate y suplica', y lo hubiera hecho".
En 2023 llegaría el apoyo de Musk a Ron DeSantis, rival de Trump, que acabaría en sonado fracaso. Para entonces, Musk ya había girado gradualmente desde una postura moderada y de izquierdas al bando republicano. Pero el giro definitivo no se produjo hasta el pasado julio, tras el intento de asesinato de Donald Trump. Horas después, Musk, enfervorecido, ofreció su apoyo incondicional a la candidatura. Fue una victoria de Trump, que ahora le ha devuelto regresando a X tras un año de silencio en la plataforma para concederle una entrevista que Elon calificó de "conversación". ¿Por qué semejante relación tóxica ha acabado (de momento) en luna de miel?
800.000 votos (y millones de coches eléctricos) en juego
La actual sintonía entre Trump y Musk se puede resumir de forma sencilla: ambos tienen mucho que ganar y nada que perder en esta unión de fuerzas. Trump necesita los millones y la influencia de Musk (y la plataforma X) para ayudarle a ganar las elecciones del próximo noviembre y, este necesita el impulso de la Casa Blanca para sus múltiples negocios, desde SpaceX a Tesla.
El ex CEO de Ford, Mark Fields, lo explicó recientemente de manera sucinta en una entrevista con la CNBC estadounidense. "Una relación positiva con el Presidente tiene muchos beneficios [...] Le puedes decir, 'Hey, ya sabes que los de Boeing son unos criminales, dame la mayoría de ese negocio'", dijo Fields en referencia a la rivalidad entre Boeing y SpaceX a la hora de competir por los millonarios contratos de la NASA.
"Una relación positiva con el presidente tiene beneficios. Le puedes decir, 'Los de Boeing son criminales, dame la mayoría de ese negocio"
El salto libertario y antisistema de Musk hasta posiciones trumpistas lleva en realidad produciéndose desde hace al menos tres años. La compra de Twitter fue el gran desencadenante: le sirvió para materializar una de sus grandes luchas (igual que Trump), la batalla contra los medios de comunicación tradicionales que, según él, solo esparcen mentiras y desinformación. Le sirvió también como trinchera para luchar contra la extrema izquierda, contra lo que él llama desde el 2020 el 'virus woke', ese que, aseguró recientemente, ha matado a su hija Jenna, una chica transgénero con la que no tiene ningún contacto desde hace cuatro años.
Ahora Musk ha hecho eso tan americano de poner el dinero donde pone la boca, es decir, cumplir con su palabra. El pasado julio, el fundador de Tesla se propuso el objetivo de influir en el voto de 800.000 ciudadanos indecisos en Estados bisagra, justo los votantes y lugares que podrían inclinar la balanza de las elecciones en favor de Trump. Para ello, Musk ha creado America PAC, un supercomité de acción política que recaudará dinero para promover la campaña de Trump. Su presupuesto es de 160 millones de dólares, de los que supuestamente Musk estaría aportando unos 45 millones al mes, según el WSJ. El dueño de SpaceX ha negado esta cifra, asegurando que es mucho más modesta, pero la realidad es que su influencia, su fortuna y la maquinaria de desinformación en la que se ha convertido X serán herramientas decisivas en el posible regreso de los Republicanos a la Casa Blanca.
Musk lo sabe y el favor que exige a cambio de su apoyo no será pequeño. El coche eléctrico se ha convertido en uno de los puntos centrales de la política económica, laboral y medioambiental de uno y otro bando. Los Republicanos, con Trump a la cabeza, siempre han cargado contra esta industria. En la Convención Republicana de julio, J. D. Vance, el número dos de Trump, aseguró que reemplazará las subvenciones a coches eléctricos de Biden por subvenciones a vehículos de combustión. Y el candidato por Michigan, Mike Rogers, avisó que hoy en día es "imposible fabricar un EV [electric vehicle] sin tener que acostarse con el Partido Comunista Chino".
Trump tampoco se ha quedado corto: desde asegurar que los defensores del coche eléctrico deberían "pudrirse en el infierno" a calificar de "lunáticas" las políticas de Biden en favor del sector. Sin embargo, tras el apoyo de Musk, se ha visto obligado a rebajar el tono. "Defiendo los coches eléctricos. Tengo que hacerlo, porque Elon me ha apoyado tan fuerte", reconoció en un mitin en Atlanta hace unos días. De querer abolirlos, a decir que son adecuados para una "pequeña porción de la población". El giro es sutil, pero es justo lo que Elon necesita. Trump podría incluso erradicar todas las subvenciones al coche eléctrico y solo habría un gran beneficiado: Tesla.
"Tengo que darte las gracias, Elon. Siempre pensé que eras más bien de izquierdas, por eso es un honor aún mayor recibir tu apoyo".
"Eliminad todas las subvenciones. Solo ayudará a Tesla", dijo Musk en un tuit hace unas semanas. Como señala Tim McDonnell, en un análisis reciente en la publicación Semafor, tiene mucha más lógica de negocio disfrutar de un margen mayor con una cuota de mercado menor, que enfrentarse con Ford o GM en una batalla de precios a la baja. En ese frente, Tesla ya está sufriendo bastante con la competencia china. Además, sabe que puede contar con Trump para aumentar las barreras al comercio con China, algo que haría a Tesla aún más fuerte en EEUU, su mayor y más rentable mercado.
"Intentan pintarme como un tipo de extrema derecha. Es absurdo. Fabrico coches eléctricos que ayudan al medioambiente y me tiré seis horas en una cola solo para estrecharle la mano a Obama. Siempre he sido un demócrata moderado. Pero creo que estamos en una intersección crucial para el país", dijo Elon Musk este lunes en su conversación con Trump. "Tú eres el camino hacia la prosperidad y Kamala Harris es lo opuesto", remató. "Tengo que darte las gracias, Elon. Siempre pensé que eras más bien de izquierdas, por eso es un honor aún mayor recibir tu apoyo", dijo Trump halagado entre risas. La alianza está sellada. Ahora solo toca esperar a ver cuánto dura.
"No odio al tipo, pero ha llegado el momento de que Trump cuelgue las botas". "Donald, es un honor tener esta conversación hoy contigo". Leyendo estas frases, uno podría pensar que pertenecen a dos personas antagónicas, pero en realidad salieron de la misma boca, la de Elon Musk.
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