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"¿Prefieres un Ferrari o una noche conmigo?" Las 'influencers' que monetizan tu odio
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"TIENES MÁS KILÓMETROS QUE UN CORSA"

"¿Prefieres un Ferrari o una noche conmigo?" Las 'influencers' que monetizan tu odio

Si ves en redes sociales un vídeo que te cabrea, piensa que su creador quizá se esté forrando a tu costa. Así de rentable es lanzar vídeos polémicos para que los vea todo el mundo

Foto: Imagen: Carolina Cazadora/IG.
Imagen: Carolina Cazadora/IG.
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Un día cualquiera en la plaza de Callao de Madrid. Una creadora de contenido para redes sociales entrevista a un chico:

–Si te doy a elegir entre una noche conmigo o un Lamborghini, ¿qué eliges?
–Evidentemente, el Lamborghini.
–Y si te doy a elegir entre un Opel Corsa del año 2002 y una noche conmigo, ¿qué eliges?
–El Opel Corsa.
–¿Por qué?
–Porque seguramente el Opel Corsa tiene menos kilómetros que tú.

Hasta aquí, todo normal. A la chica le ha salido mal la jugada y los comentarios de muchos hombres en el vídeo de Instagram son demoledores: "El Opel Corsa se vende y tú te regalas", "El Opel Corsa chupa menos", "El Corsa lo puedes tocar sin que te denuncie", "De qué se enoja la chica, si el hombre tiene razón"...

Sin embargo, hay varias cosas que huelen mal. ¿No da la sensación de que la respuesta de él parecía demasiado bien preparada? Es más, si es él quien la humilla a ella, ¿por qué es ella quien sube a su Instagram un vídeo en el que, aparentemente, queda en ridículo?

La respuesta a ambas preguntas es sencilla: todo en este vídeo es falso. El chico no solo estaba avisado de la pregunta, sino que seguramente ella le haya pedido que dé esa respuesta. De hecho, si miramos el Instagram de la entrevistadora, Carolina Cazadora, que acumula 2,7 millones de seguidores en esta red y otros 32.400 en TikTok, veremos que tiene un sinfín de vídeos prácticamente idénticos. En uno de ellos, a un chico le da a elegir entre 300 euros o una noche con ella, pero el chico elige el dinero porque "esos billetes están menos usados"; en otro, el chico la compara con una escobilla del váter (¿quién no lleva una escobilla en la mochila por si la necesita?); en otro, un tipo la compara con un taxi por "todos los kilómetros que tienes"; y en otro, un repartidor le dice que, por pasar una noche con ella, daría todo lo que lleva en su bolsa de reparto... y la lleva vacía. Hasta el famoso Llados Fitness hace un cameo en su canal para, de nuevo, insistir en los kilómetros que ella tiene.

El éxito de estos vídeos es indudable. No solo porque acumulen millones de visualizaciones, sino también porque, de hecho, provocan que medio mundo en las redes sociales los plagie sin demasiado pudor. Un paseo virtual de apenas 10 minutos nos demuestra que otras creadoras de contenido (Alicia Dsouza, alitealivia, vzxr.fernanda...) han tenido, por lo que sea, una idea exacta a la de Carolina, salvo por el tipo de coche: aquí predomina el Ferrari. Otra de ellas, Andrea Ceballos, le ha copiado palabra por palabra otro de sus vídeos.

El éxito de cabrear a todo el mundo

"El contenido en sí es incendiario y hace que quieras comentar o enfadarte", comenta Janira Planes, especialista en tendencias de redes sociales y estratega de marca en la agencia Hamlet Strategig Makers. De hecho, Carolina Cazadora es especialista en encontrar debates polémicos y convertirlos en vídeos virales mediante falsas entrevistas.

Una muestra de ello es el feminismo. La creadora tiene hasta cuatro vídeos en los que, bajo la premisa de las relaciones entre hombres y mujeres, da pie a discursos misóginos perfectamente preparados por sus entrevistados: uno cuenta que una chica le engañó para tener un hijo suyo; el segundo, que las mujeres tienen que 'atarse' cuando salen de fiesta si tienen novio; el tercero, que las mujeres tildan de acosadores a los hombres que les lanzan piropos; y el cuarto, que el feminismo ha acabado con la caballerosidad. Todos estos vídeos acumulan cientos de miles de visitas.

¿Cuál es el secreto de esta viralidad? En realidad hay varios. Para empezar, "son videos cortos, muy baratos y fáciles de hacer", afirma Planes. "En una tarde, fácilmente, puedes hacer 100 vídeos de estos y, de repente, has hecho crecer una cuenta de TikTok muy rápido simplemente gracias a eso".

Pero no hay que olvidar otro punto clave de la viralidad de estos vídeos: su capacidad de cabrear a todo el mundo. Por una parte, los hombres de un perfil misógino reforzarán su sesgo previo al ver una crítica feroz al feminismo o a una mujer recibir su merecido al ser rechazada por tener más kilómetros que un Opel Corsa. Por otra parte, las mujeres de perfil feminista entenderán que estos vídeos, claramente pactados, no hacen más que reforzar un discurso machista. La viralidad, en todas sus vertientes, resulta un éxito profundo.

"Son videos cortos, baratos y fáciles de hacer. En una tarde, puedes hacer 100 videos de estos y hacer crecer una cuenta de TikTok muy rápido"

En cualquier caso, Planes matiza que "en reproducciones, puede ser un éxito para estas creadoras", pero "en clave de reputación, de influencer y de construirse una carrera sólida, no sé si se queda en algo más que vanity metrics, de miles de millones de visitas, pero son métricas muy vacías. Desde el punto de vista de una marca, creo que no es muy interesante hacer una colaboración a largo plazo con un perfil así".

Pero si no se puede construir una buena imagen a largo plazo, ¿de qué sirven esos miles de millones de reproducciones? "Algunas de esas personas incluyen luego links a otras plataformas como OnlyFans". Efectivamente, casi todas las creadoras que hemos mencionado en este reportaje tienen perfil en OnlyFans, así que el objetivo último parece evidente.

Foto: Foto: Getty/Cesc Maymo.

El odio es (muy) rentable

Lo cierto es que, a la hora de viralizar y polarizar un contenido, el género es un aspecto clave. Según el Informe sobre la evolución de los delitos de odio en España, elaborado por el Ministerio del Interior, los delitos de discriminación por razón de sexo o género fueron los que más crecieron entre 2011 y 2022, con un ascenso del 76,64%.

Un estudio de la Unión Europea sobre los discursos de odio en internet insiste en este aspecto e incluso lo amplía. Tras una investigación de los mensajes de odio más comunes, se encontró que los relativos a las mujeres eran muy superiores a los de las personas afrodescendientes o los judíos.

Si a todo esto le sumamos que los discursos de odio a veces vienen disfrazados de contenido humorístico, la receta es perfecta. El informe Discursos de odio: de Internet a la realidad, realizado por la Universidad Internacional de Valencia, recalca que "el algoritmo consigue viralizar contenidos de odio, sea empleando la brutalización o la caricaturización". Dicho algoritmo, de hecho, "regula la conversación en Twitter o la difusión de un determinado contenido en TikTok. Está pensado para la viralización en el sentido de que, a más tráfico, mayores beneficios económicos".

Esto se demuestra con el auge de ciertas tendencias. En las últimas semanas, se ha hablado especialmente de las tradwives, que esconden un discurso tan polarizado como viral, aunque resulte medianamente claro que se trata de un contenido que es falso o, como poco, bien preparado por influencers y agencias de marketing para ganar dinero. También resultan cada vez más frecuentes los faketoks, un contenido que lanza bulos inofensivos con el único objetivo de monetizarlo.

"El algoritmo viraliza contenidos de odio aunque sea empleando la caricaturización. A más tráfico, mayores beneficios económicos"

El informe de la VIU insiste en que "el tráfico genera información sobre cómo piensa el ser humano, pero también sobre cómo se comporta emocionalmente, por ejemplo, cuando ve un vídeo que ridiculiza a otra persona". Y, a partir de ello, "se genera un valor de agrupación que reporta beneficios económicos, algo que no se permitiría en el terreno no digital y que no puede ampararse bajo la libertad de expresión".

Janira Planes, por su parte, compra parte de esta teoría, aunque no la ve tan clara: "En cierta manera están monetizando ese odio. Pero creo que lo que monetizan, sobre todo, es la atención de todo el mundo. Da igual que tenga tintes de odio, de amor o de admiración. Al final, se trata de monetizar la atención".

Sea como fuere, lo cierto es que, mientras tú te cabreas o alimentas tu odio con el vídeo que acabas de ver en Instagram o en TikTok, hay alguien que se está forrando. Porque ese alguien es muy consciente de cómo funciona nuestra mente, de qué nos hace compartir un contenido (aunque lo detestemos) y, en definitiva, de cómo sacar un rendimiento económico a todo este cóctel explosivo.

Un día cualquiera en la plaza de Callao de Madrid. Una creadora de contenido para redes sociales entrevista a un chico:

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