Llega el primer dron ballena-robot submarino: así funciona y esta es su misión

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Hoy en día, hay drones para todo. Por ejemplo, a nivel usuario, existen vehículos aéreos no tripulados de este tipo que nos permiten tomar fotografías y grabar vídeos desde perspectivas imposibles de otro modo. Además, se han convertido en un arma clave dentro de la industria militar. Solo hay que ver la importancia que están teniendo en las invasiones de Rusia a Ucrania y de Israel a Gaza para darse cuenta de ello.

Sin embargo, todavía hay mucho margen para la innovación en lo que respecta al desarrollo de estos dispositivos. Especialmente, si hablamos de drones submarinos. La mejor prueba de ello nos la acaba de ofrecer Shenyang Aerospace Xinguang Group (SAXG, a partir de ahora), que ha dado a conocer uno de los inventos más importantes de los últimos años en el área de la robótica submarina.

En concreto, la compañía lo ha definido como “el primer tiburón ballena robótico del mundo”. Este dispositivo, que mide 5 metros de largo y pesa 350 kg, destaca por su capacidad para replicar los movimientos naturales de un tiburón ballena, una de las criaturas más imponentes del océano. Conviene destacar que está considerado como el pez más grande del mundo, ya que puede alcanzar los 10 metros de largo y las 34 toneladas de peso.

¿Para qué sirve?

El robot ha sido diseñado con siete articulaciones motorizadas que le permiten moverse de manera fluida bajo el agua, simulando con precisión el comportamiento de su homólogo biológico. Cada una de estas articulaciones está gestionada por un avanzado sistema computacional, que coordina la comunicación y la detección en tiempo real, imitando el funcionamiento del cerebro de un tiburón ballena.

Además de su impresionante tamaño y movilidad, el tiburón ballena robótico está equipado con una gran variedad de tecnologías avanzadas. Entre ellas se incluyen cámaras ópticas, sensores de alta precisión y un sistema de posicionamiento GPS que utiliza la red BeiDou. Gracias a estos elementos, el robot es capaz de realizar una amplia gama de tareas en el fondo marino, como la inspección de la calidad del agua y la vigilancia de los ecosistemas acuáticos.

A diferencia de los robots submarinos tradicionales, que dependen de hélices para la propulsión, este dron utiliza un diseño inspirado en la naturaleza que minimiza el impacto ambiental. Aun así, puede desplazarse a una velocidad de hasta 0,7 metros por segundo (25,2 kilómetros por hora) y sumergirse a profundidades de hasta 20 metros. Sus sistemas están completamente sellados, lo que previene la contaminación del agua y reduce el riesgo de dañar el entorno si sufre una avería.