Las olas de calor de este verano son tan fuertes que ni la ciencia puede predecir su peligrosidad
Un estudio de la Universidad Politécnica de Hong Kong ha utilizado el caso de España para demostrar su teoría. Los resultados evidencian que necesitamos actualizarnos
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La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) lanzó el 7 de agosto una alerta ante la llegada de una nueva ola de calor, la cuarta en lo que llevamos de verano de 2024. Un evento que podría “marcar un hito” si las previsiones se cumplen. Y es que, como consecuencia de la llegada de una masa de aire extremadamente cálido, es posible que el sábado 10 de agosto se convierta en el día más caluroso de la historia desde que hay registros. La marca actual data del año 1950.
Estas altas temperaturas no solo suponen un desafío para los ciudadanos de a pie. También lo es para la Aemet y para todos los organismos responsables de monitorizar el clima y la meteorología, como es Copernicus. Tanto que, según un equipo de científicos de la Universidad Politécnica de Hong Kong, no son capaces de medir correctamente las olas de calor. ¿El problema? Los índices utilizados para evaluar su peligrosidad están desfasados.
Comparing existing heat wave indices in identifying dangerous heat wave outdoor conditionshttps://t.co/mYKGlHZNBK
— Gerard Hough (@GerardHough) August 7, 2024
En el artículo científico que expone la investigación, el cual puede consultarse en la revista Nexus, Pir Mohammad y Qihao Weng analizan diversos episodios de calor sucedidos en India, Estados Unidos y España para demostrar su teoría. Uno de los casos más llamativos fue el del 13 de agosto de 2022 en Andalucía.
Según afirman los investigadores, ese día fue uno de los más calurosos de la historia reciente de la región. Especialmente, en el Valle del Guadalquivir. Sin embargo, los meteorólogos no pudieron predecir la peligrosidad de la situación. ¿El motivo? Los parámetros que tenían a su disposición relacionados con la temperatura máxima del aire, el índice de humedad y el bulbo húmedo hacían imposible prever lo que posteriormente sucedió. Algo que, evidentemente, tuvo como consecuencia que no pudiese alertarse de forma adecuada a la población.
Métodos desfasados
El verano de 2022 se saldó con 4.600 muertos en España por causas relacionadas directamente con el calor. El análisis realizado por los científicos Pir Mohammad y Qihao Weng resalta que los métodos tradicionales, que se basan en variables como la temperatura máxima del aire y la humedad relativa, están desfasados frente al avance del cambio climático. Estos índices no logran captar adecuadamente la complejidad actual de las olas de calor ni su impacto real sobre la salud humana.
De los seis índices evaluados en el estudio, solo uno consiguió mostrarse eficaz ante la situación climática actual: el índice de estrés térmico. Sin embargo, es más efectivo en climas caracterizados por la escasa humedad, lo que ha llevado a sus autores a proponer mejoras que permitan aplicarlo en una mayor variedad de enclaves geográficos.
Otro aspecto crucial señalado por el estudio es que las olas de calor no afectan de igual manera a todas las personas. Factores como la edad avanzada, problemas de salud preexistentes y la calidad de la vivienda desempeñan un papel significativo en la forma en que se experimentan estos fenómenos. Además, se ha observado que la mayoría de las muertes relacionadas con el calor se producen en interiores, lo que sugiere que es fundamental incluir en futuras investigaciones las condiciones dentro de los hogares, especialmente en términos de ventilación y materiales de construcción, los cuales podrían no estar preparados para soportar temperaturas extremas.
Los investigadores aseguran en las conclusiones del artículo que el calentamiento global está redefiniendo los límites de resistencia del cuerpo humano. De hecho, las temperaturas que anteriormente se creían seguras ahora se piensa que podrían ser mortales. Por ello, instan a la comunidad científica y a los responsables públicos a que trabajen juntos para desarrollar un nuevo marco global estandarizado que permita medir y mitigar los peligros asociados con las olas de calor.
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La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) lanzó el 7 de agosto una alerta ante la llegada de una nueva ola de calor, la cuarta en lo que llevamos de verano de 2024. Un evento que podría “marcar un hito” si las previsiones se cumplen. Y es que, como consecuencia de la llegada de una masa de aire extremadamente cálido, es posible que el sábado 10 de agosto se convierta en el día más caluroso de la historia desde que hay registros. La marca actual data del año 1950.
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