No, este robot de Corea del Sur no se ha suicidado por culpa del estrés laboral

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El estrés del día a día, los problemas para conciliar la vida familiar y profesional o la falta de tiempo libre son los principales responsables del burnout, es decir, de que los trabajadores “se quemen”. Especialmente, si no cuentan con salarios que compensen todo el tiempo y el esfuerzo que dedican a su empleo. Lo que no creíamos posible es que este fenómeno fuese a afectar también a los robots, que muchos creen que terminarán sustituyendo a la mano de obra humana.

El suceso que podría hacer que nos replanteásemos esta cuestión ha acontecido en Corea del Sur, país que ha visto nacer a Samsung, LG y otros muchos gigantes tecnológicos. De hecho, hoy en día es una de las naciones que más fuerte están apostando por la integración de la robótica en los flujos de trabajo. Para ser más precisos, ha pasado en las oficinas del Ayuntamiento de Gumi, que desde agosto contaba con un robot administrativo para ayudar en diversas tareas.

El pasado 27 de junio, un grupo de empleados encontraron al robot destrozado tras haberse caído por unas escaleras. Las autoridades locales han iniciado una investigación para esclarecer las circunstancias del suceso, tras lo que varios empleados han declarado que se comportaba “de forma errática” desde varios días antes. Como era de prever, en las redes sociales no han parado de aparecer publicaciones en las que se especula sobre un posible “suicidio” motivado por el estrés laboral.

Lo que ha ocurrido realmente

Puede parecer increíble, pero una de las hipótesis que baraja la policía surcoreana es la carga de trabajo excesiva del robot. En concreto, el dispositivo fue fabricado por Bear Robotics y tenía un horario laboral parecido al del resto de trabajadores: de 9:00 a 18:00 horas. Es más, hasta contaba con una tarjeta de identificación como cualquier otro empleado.

La principal tarea del robot era moverse entre el primer y el cuarto piso del edificio en el que se ubica el Ayuntamiento de Gumi con el propósito de entregar documentos y de transmitir información. La administración municipal pagaba una tarifa mensual de 2 millones de wones (1.343 euros, aproximadamente) por sus servicios a la compañía Bear Robotics.

Algunos testigos mencionaron que parecía "confundido y desorientado" antes de su caída, lo que ha llevado a algunos a preguntarse si el robot pudo haber "decidido" terminar con su existencia. Sin embargo, los expertos en la materia aseguran que eso es imposible. Lo más probable es que se produjese un fallo técnico en su sistema de navegación que no fuese corregido a tiempo y que le impidió detectar las escaleras.

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R. Badillo

Sin embargo, este suceso ha abierto otros debates interesantes en torno a la seguridad y a la viabilidad de utilizar robots en tareas administrativas o de cualquier otro tipo. Muchos especialistas subrayan la necesidad de revisar y mejorar los protocolos operativos de estos dispositivos para prevenir futuros incidentes similares. Algo que, evidentemente, elevaría los costes. Es posible que ese sea el motivo por el que el Ayuntamiento de Gumi ha decidido no reemplazar al robot. Al menos, por el momento.