Así es un aire acondicionado: las entrañas del aparato que te salva en verano
Hay zonas de España en las que siete de cada diez viviendas tiene aire acondicionado. Sin embargo, la mayoría no sabe cómo funciona este sistema de refrigeración
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Según el último informe del portal inmobiliario Idealista, el cual data del verano de 2023, el 36 % de los hogares españoles cuenta con aire acondicionado. Una cifra que puede parecer reducida, pero que se debe en gran medida en que la necesidad de contar con él en el norte de España es (todavía) muy reducida.
Si nos fijamos bien en los datos, el 70 % y el 72 % de las residencias de Sevilla y Córdoba, respectivamente, cuentan con un aparato o más de este tipo. En Valencia, la cifra llega al 62 %, mientras que en Madrid es del 60 %. Los siguientes en la lista son Alicante y Badajoz (58 %), Barcelona (55 %) y Málaga (54 %).
En cualquier caso, es evidente que el aire acondicionado se ha vuelto indispensable en muchos lugares de España. Sin embargo, es igual de obvio que la mayoría de ciudadanos no saben cómo funciona esta tecnología. Para comprenderlo, lo primero que hace falta conocer son los elementos que componen cualquier dispositivo de refrigeración de este tipo.
Componentes clave
Un sistema básico de aire acondicionado está formado por cinco elementos principales: el fluido refrigerante, el compresor, el condensador, la válvula de expansión y el evaporador. Estos componentes trabajan en conjunto para enfriar y eliminar la humedad del aire dentro de un espacio cerrado, como puede ser una vivienda o un coche.
El fluido frigorígeno o “refrigerante”, como es más conocido, es una sustancia que absorbe el calor a bajas temperaturas y reducidas presiones, pero que lo cede cuando ambos factores se incrementan. Actualmente, uno de los más habitualmente utilizados es el R410, el cual no solo es seguro y no inflamable, sino que también influye mucho menos en el efecto invernadero que otros usados en décadas anteriores.
Por su parte, el compresor se sitúa en la unidad exterior, es decir, en la que se ubica fuera de la vivienda. Su misión es presurizar el refrigerante y elevar su temperatura. Además, impulsa el refrigerante a través del sistema, creando las diferencias de presión necesarias para el ciclo de refrigeración.
En la unidad exterior también se ubica el condensador, cuya misión es enfriar el refrigerante anteriormente calentado y presurizado por el compresor. De este modo, pasa de estado gaseoso a líquido, lo que hace que el calor pueda disiparse mediante el uso de ventiladores. Asimismo, la válvula de expansión es la responsable de regular el flujo del refrigerante antes de llegar al evaporador. Al pasar por la válvula, el refrigerante se expande y se enfría, convirtiéndose en una mezcla de líquido y gas a baja presión.
Precisamente, el evaporador es el último componente de un sistema básico de aire acondicionado del que todavía no hemos hablado. Se localiza en la unidad interior, que puede ser un split o el elemento responsable de distribuir el aire frío en un sistema de aire acondicionado por conductos. Esta pieza permite al gas refrigerante absorber el calor del aire interior de la vivienda.
El ciclo de funcionamiento
Una vez explicados cuáles son los componentes básicos de un aparato de aire acondicionado, llega el momento de resumir el proceso por el cual se logra reducir la temperatura del interior de un inmueble:
- Compresión: el compresor presuriza el refrigerante gaseoso, aumentando su temperatura.
- Condensación: el fluido refrigerante caliente y presurizado pasa al condensador, donde se enfría y se convierte en líquido.
- Expansión: el refrigerante líquido atraviesa la válvula de expansión, se expande y se enfría, transformándose en una mezcla de líquido y gas frío.
- Evaporación: el refrigerante frío circula por las bobinas del evaporador, absorbiendo el calor del aire interior. El aire enfriado se distribuye por el espacio, y el refrigerante, ahora gaseoso, regresa al compresor para repetir el ciclo.
Como es obvio, los sistemas de aire acondicionado más modernos, aunque basan su funcionamiento en el proceso anteriormente descrito, añaden elementos que lo hacen más complicado. Es el caso, por ejemplo, de los sistemas Inverter, que ajustan la velocidad del compresor y del ventilador según la temperatura deseada y aquella a la que se encuentra la estancia. Una tecnología que mejora la eficiencia energética y reduce notablemente los costes en comparación con los sistemas tradicionales en los que el encendido y el apagado dependen en exclusiva de pulsar un botón manualmente.
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