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En tu TV, en Netflix y en el iPhone: pagas por esta tecnología sin saber exactamente para qué sirve
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En tu TV, en Netflix y en el iPhone: pagas por esta tecnología sin saber exactamente para qué sirve

Compatible con Dolby Vision es una de las especificaciones que más se repite en los dispositivos electrónicos desde hace años. Es la ganadora de una guerra de estándares de imagen. Entramos en un estudio de cine para saber qué aporta

Foto: Dos visitantes del CES observan una de las televisiones expuestas. (M. McLoughlin)
Dos visitantes del CES observan una de las televisiones expuestas. (M. McLoughlin)
Las claves
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Dolby es una empresa que poco a poco ha conseguido colarse en millones de dispositivos electrónicos de todo el mundo. Atmos, su sistema de audio inmersivo, ha conseguido en los últimos años dejar de ser vista únicamente como una cosa para películas y series, y ha empezado a ganar protagonismo en el mundo de la música, convenciendo a decenas de artistas de mezclar sus últimos trabajos por esta vía. Aunque todavía la oferta en las plataformas es algo limitada, ha ido ganando posiciones hasta el punto de que Mercedes, entre otros fabricantes, ha empezado a incluirlo en algunos de sus mejores coches y empresas como Apple o Amazon Music han utilizado esta tecnología para crear el audio espacial de sus plataformas de streaming musical. Después de crecer en los cines de medio mundo, ahora auriculares, móviles, tabletas, altavoces, barras de sonido e, incluso, salas de conciertos ya presumen de ser compatibles con esta tecnología de sonido.

En paralelo, hay otro terreno en el que, sin hacer mucho ruido, esta empresa está logrando ser omnipresente: la imagen. "Compatible con Dolby Vision". Esa etiqueta cada vez es más habitual de ver en las hojas técnicas de las smart TV, en smartphones como los iPhone, consolas como la Xbox o en plataformas como Netflix o Disney +.

Esto está ocurriendo porque esta empresa es, por ahora, la ganadora de una guerra de estándares que se ha producido en el último lustro entre bambalinas, en las tripas de la industria audiovisual. Todo ello lejos de los ojos del común de los mortales, que ha estado pagando por esta tecnología sin saber exactamente para qué sirve o cómo funciona, más allá de intuir que tiene que ver con la calidad de imagen.

placeholder Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

Para conocer las razones por las que se ha impuesto a otras tecnologías, hemos acudido a Deluxe Spain, el estudio detrás de Klaus (nominada al Oscar en 2020 como mejor película de animación), Élite, La Veneno o La unidad, entre otras obras para TV, cine o publicidad. Allí el colorista Chema Alba nos ha explicado los pormenores de este sistema y para qué sirve exactamente.

La revolución del HDR

Antes de entrar en materia, hay que hablar de la tecnología HDR. Detrás de estas siglas se esconde lo que se conoce como alto rango dinámico. Se trata de una especificación que está muy extendida. Se encuentra en todos los televisores de alta gama y cada vez son más las teles de gama media que también lo incluyen.

El HDR es el sucesor de la tecnología SDR (rango dinámico estándar) y su objetivo es aumentar el color y el contraste en las imágenes que vemos en nuestras pantallas. Su efecto es especialmente útil en las partes más subexpuestas y sobreexpuestas, permitiendo rescatar más información en las áreas más oscuras y en las más brillantes. Eso le permite, por ejemplo, mostrar elementos "en zonas de la imagen que antes simplemente aparecían quemadas". "Ahora hay que estar más atentos. Antes, si grabábamos una escena en una habitación en penumbra donde por hay un ventanal donde entraba la luz, no te tenías que preocupar porque no se iban a ver los elementos de fuera. Ahora, con HDR, si tienes a un tío sujetando el micro mientras fuma, se va a ver", bromea Alba cuando explica las posibilidades del HDR, cuyas aplicaciones prácticas también se traducen en poder utilizar una paleta de colores más amplia a la hora de hacer chapa y pintura en las producciones audiovisuales.

Con el SDR, el blanco más brillante eran 100 nits. Ahora, con el HDR, son 1.000

El HDR es una tecnología, según la visión de este experto, que ha supuesto un avance mayor incluso que el que supuso pasar de Full HD al 4K. "El aumento de resolución ha supuesto que hemos eliminado el factor distancia y que podamos tener pantallas más grandes en espacios más pequeños. Pero, a partir de cierta distancia, la imagen se va a ver igual", argumenta. "Con HDR no ocurre eso. Sus ventajas se perciben siempre. Ha llegado para quedarse. Cuando hablamos de teles de cierta calidad, no hemos estado nunca tan cerca de poder ver las cosas en casa como las hacemos en los estudios".

Para entender su funcionamiento, hay que saber que el SDR establecía el negro más puro en 0,1 nits de brillo, y el blanco más luminoso, en los 100 nits. Ahora, con el HDR esta última referencia sube hasta los 1.000 nits. "Pasar de 100 nits a 1.000 nits no significa que el brillo se multiplique por 10, porque no se utiliza una escala lineal, sino logarítmica", puntualiza el colorista de Deluxe Spain. "Lo más seguro es que te muevas en un rango de 200 o 300 nits en la mayoría de producciones, porque abusar del brillo también es agotador para el espectador. Sin embargo, te da mucho juego en escenas con muchos contrastes. En Élite, una serie que muchas escenas se desarrollan en discotecas, puedes permitirte poner los neones a 800 nits para recrear lo que experimentas en la vida real de forma más real, más fidedigna", explica.

Alba afirma que el HDR ofrece posibilidades en el mundo de las series y del cine más allá del puro retoque. "No solo visuales, sino también narrativas y creativas, porque puedes destacar elementos concretos o dar otra atmósfera a la imagen, reforzando, por ejemplo, el dramatismo de una escena", defiende. Pero esas posibilidades no siempre son infinitas y hay que planificarlas desde el principio. En la última temporada de La unidad, una serie de Movistar +, transcurre en Afganistán y sus creadores han querido dar un aire más cálido.

Esto ha dependido mucho del trabajo del equipo de Chema Alba, el último eslabón, antes de pasar a la distribución. Pero, para lograr exactamente lo que querían, tuvieron que planificarlo antes de empezar la grabación, donde la configuración de la cámara se desequilibró intencionadamente para obtener un bruto donde la imagen lucía amarillenta. "Forzamos un error para tener un acierto posterior y tener una paleta de colores más adecuada a nuestros objetivos", puntualiza.

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Foto: EFE.

La silenciosa victoria de Dolby

¿Qué relación guarda HDR y Dolby Vision? Dolby Vision es un estándar de HDR más. No uno cualquiera, sino el que ha conseguido convertirse en la referencia en la industria. Entre los grandes fabricantes de televisores solo Samsung se resiste a incluirlo. En las plataformas de streaming, Netflix y Disney+ tienen un buen número de títulos producidos en Dolby Atmos en su catálogo. Amazon Prime Video y Apple TV también, aunque el volumen es menor. En móviles, el LG G6, un smartphone lanzado en 2017, ya contaba con una pantalla compatible con esta tecnología. El iPhone 12, lanzado en 2021, dio una vuelta de tuerca más, al incluir la posibilidad de grabar nativamente con Dolby Vision. En el mundo de los videojuegos, Xbox también se ha subido a este carro.

La empresa estadounidense ha conseguido todo esto, a pesar de una diferencia sustancial con sus competidores: el que quiera utilizarlo tiene que pagar por ello. "El que no lo incluye a día de hoy lo hace básicamente por el tema económico", opina Alba.

Lo útil es cómo adapta el contenido a pantallas que no son HDR

El mayor rival de Dolby Vision es HDR 10 y su siguiente evolución HDR 10+, un estándar abierto en cuyo desarrollo han participado 20Th Century Fox, Samsung o Panasonic y que también está presente en la mayoría de smart TV a partir de cierto precio. ¿En una televisión de última generación se podría diferenciar un contenido montado y trabajado en HDR10 + o en Dolby Vision? “Con una tele buena es francamente difícil para el espectador", confiesa Alba, que explica que el gran mérito y lo "realmente diferencial" de la herramienta de Dolby reside en cómo lleva el contenido a televisores más antiguos que todavía trabajan con SDR o no alcanzan los 1.000 nits de brillo.

"Esto no es algo menor, ya que el parque de televisores tarda muchos años en renovarse. Con esta tecnología te aseguras que, sea cual sea la pantalla, lo que has creado se va a ver de la mejor manera posible", afirma este colorista, que detalla que la gran mayoría de clientes ya les piden trabajar con este estándar, aunque todavía "hay alguno" que pide trabajar con HDR10.

La clave de todo el proceso reside en la forma de tratar y generar los metadatos. "Lo que pagamos con el Dolby, realmente, es el algoritmo. No es barato, entonces, tiene que ser bueno. Si no lo fuese, no se hubiese convertido en la norma".

Cuando la película o el capítulo ya está etalonado con HDR, el sistema de Dolby Vision ejecuta un análisis que dura algo menos que el metraje de la película. Un análisis que básicamente lo que hace es “decir cómo se vería ese contenido en SDR", analizando absolutamente todo, "desde las luces bajas hasta las luces altas o el movimiento". "Hay que pensar que estamos llevando algo que tiene una escala de hasta 1.000 nits a una escala de 100 nits y eso obviamente afecta al resultado final", remata Alba.

La diferencia es que el algoritmo de Dolby, grosso modo, ofrece "un resultado para cada clip", mientras que otros como HDR 10 te ofrecen un valor medio para toda la cinta. "Eso en una película que transcurra en diferentes escenarios y en diferentes momentos del día es muy complicado de asimilar. Imagínate tratar el color y la luz de la misma manera en una cueva, en la nieve, por el día o por la noche"

placeholder Chema Alba durante la sesión. (N. Gómez)
Chema Alba durante la sesión. (N. Gómez)

Toda esa información se incluye en un archivo de texto plano muy ligero (de apenas unos pocos kilobytes) que se envía a la plataforma, dispositivo o formato de turno para que sepa cómo comportarse en cada caso. Dolby ha querido un paso más allá con Vision IQ, una evolución que ya es capaz de tener en cuenta hasta la iluminación ambiente de la habitación donde se esté reproduciendo el contenido de turno, utilizando los sensores incluidos en la propia televisión.

"No solo tenemos que pensar en las teles, que todavía hay pantallas de cine que trabajan con 48 nits. Esto facilita muchísimo toda la distribución", apunta Alba, que puntualiza que Dolby tiene otra ventaja: trabaja con colores en 12 bits, algo que da más posibilidades que los 10 bits en los que trabaja HDR10. ¿Algún día dejará de ser necesario? "Por supuesto. Cuando todas las teles puedan procesar HDR en las mismas condiciones, no hará falta adaptar nada. Pero todavía queda mucho tiempo para eso. Cuando lleguemos a ese punto, habrá que reinventarse para adaptarse a lo que se inventen los fabricantes para seguir vendiendo televisores".

Dolby es una empresa que poco a poco ha conseguido colarse en millones de dispositivos electrónicos de todo el mundo. Atmos, su sistema de audio inmersivo, ha conseguido en los últimos años dejar de ser vista únicamente como una cosa para películas y series, y ha empezado a ganar protagonismo en el mundo de la música, convenciendo a decenas de artistas de mezclar sus últimos trabajos por esta vía. Aunque todavía la oferta en las plataformas es algo limitada, ha ido ganando posiciones hasta el punto de que Mercedes, entre otros fabricantes, ha empezado a incluirlo en algunos de sus mejores coches y empresas como Apple o Amazon Music han utilizado esta tecnología para crear el audio espacial de sus plataformas de streaming musical. Después de crecer en los cines de medio mundo, ahora auriculares, móviles, tabletas, altavoces, barras de sonido e, incluso, salas de conciertos ya presumen de ser compatibles con esta tecnología de sonido.

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