Una Roomba graba a una mujer en el váter y las imágenes terminan en Facebook

Los aparatos electrónicos que utilizamos en nuestro hogar incorporan cada vez más tecnología para facilitarnos el día a día. Una buena parte de ellos están conectados a internet, lo que nos permite manejarlos cómodamente a través del teléfono móvil por medio de sus respectivas aplicaciones. Sin embargo, esa tecnología puede terminar provocando problemas de seguridad como los que ha sufrido una mujer en Estados Unidos.

Una investigación del Instituto de Tecnología de Massachusetts, el famoso MIT, ha revelado que un robot aspirador Roomba grabó en 2020 imágenes sensibles que luego terminaron filtrándose en las redes sociales, aunque el suceso no se había conocido hasta ahora. Y la más viral de esas imágenes es la de una mujer sentada en el inodoro y con sus pantalones por las rodillas, algo que supone una evidente y grave intromisión en la intimidad.

Rápidamente, todos los ojos han apuntado hacia el fabricante, iRobot, que asegura que esas imágenes fueron grabadas por modelos de prueba y que eso no podría suceder con los robots actuales. Según su versión, existen unidades diseñadas para ayudar a la empresa a desarrollar sus capacidades de inteligencia artificial por medio del aprendizaje automático. Esos robots habrían enviado las imágenes a "recolectores de datos y empleados pagados" que son quienes analizan ese aprendizaje y que tendrían que haber etiquetado en las imágenes los objetos que aparecen para ayudar en el entrenamiento del aspirador.

Un problema millonario

Los encargados de analizar las imágenes grabadas se encargaron de anotar si el robot había sorteado un obstáculo correctamente, se había enganchado con un calcetín o si había sido capaz de subir a una alfombra. Pero lo que ignoran es por qué las fotografías más sensibles e íntimas aparecieron en las redes sociales. Según MIT Tech Review, fueron profesionales venezolanos los que se encargaron del análisis de la Roomba y quienes filtraron las fotografías en grupos privados de Facebook y otras plataformas.

El problema de fondo es el de los datos que llegan a los fabricantes de dispositivos inteligentes y a las empresas tecnológicas. Cuando compramos cualquier aparato, permitimos ser monitorizados por esos gadgets al aceptar las políticas de privacidad. Los fabricantes utilizan esos datos, aunque sean confidenciales, para mejorar sus productos y desarrollar los algoritmos entrenando a los sistemas de inteligencia artificial.

Por eso, el presidente y director ejecutivo de iRobot, Colin Angle, ha querido dejar claro en su blog que su empresa se toma muy en serio la privacidad y ha asegurado que estos robots son modelos en desarrollo "especialmente equipados" que "se modifican con software y hardware que no están presentes en los robots de producción que compran los consumidores. También están adheridos con una etiqueta verde neón que dice 'grabación de video en progreso'".

Tenían que etiquetar las fotografías para ayudar a descubrir objetos para el robot

Angle apunta también a que las personas que participan en el desarrollo de estos modelos "son informados y conocen cómo se recopilarán los datos". Sin embargo, eso no es excusa por lo ocurrido y, por eso, ha reconocido que han dejado de trabajar con la empresa que se dedicaba al análisis de esos datos recopilados por las unidades de prueba.

La situación de iRobot no es fácil, ya que lleva meses negociando su venta a Amazon en una operación valorada en 1.700 millones de euros. Pero el problema de fondo no solo afecta al fabricante de las Roomba, sino a todas las empresas tecnológicas y a cómo utilizan y protegen los datos que recogen con los aparatos domésticos que utilizamos en el día a día.