Aún queda gente para despedir en Twitter: Musk vuelve a recortar la plantilla para ahorrar

Twitter se está quedando en los huesos. Todo por empeño de su nuevo dueño, que consideraba que la red social del jilguero más conocido de internet padecía un importante sobrepeso financiero que le llevaba directo a estrellarse y provocar su bancarrota. En vez de abrir la jaula y permitir que el negocio vuele libre, Elon Musk ha impuesto un régimen severo de recursos cuya principal consecuencia ha sido la de recortar la plantilla una y otra vez.

Cuando llegó a la compañía tenía 7.000 almas a su cargo. Pocos días después de acceder al puesto de mando se cargó a 3.700, más de la mitad. Después ofreció abrió la puerta a los que no estuvieran dispuestos a aguantar el ritmo de galeras que iba a imponer en el nuevo Twitter. Cientos de empleados, según fuentes conocedoras citadas por varios medios, se acogieron a las bajas remuneradas, algo que incluso desató el miedo a un fallo técnico en cadena por la falta de perfiles clave. El pasado viernes, The Information, un medio especializado en el sector tecnológico, informó de que un nuevo grupo de ingenieros habían sido despedidos.

Cuando parecía que Twitter no podía prescindir de más gente, Musk ha dado una nueva vuelta de tuerca al asunto para seguir ahorrando. Se ha cargado a la mitad del equipo de políticas públicas, el encargado de mantener el contacto y el trabajo para hacer lobby con las autoridades e instituciones. La noticia, también adelantada por The Information, se hace eco de la publicación de una de las trabajadores de dicho equipo Theorodora Sheadas, que anunciaba en su propia cuenta su marcha y el despido de varios compañeros más. La cuestión es que no está claro el tamaño que tenía dicha división, así que es imposible cuantificar el tamaño del nuecvo tijeretazo.

Sin embargo este asunto tiene una importante lectura. No es la primera vez que las autoridades han mostrado su preocupación por los despidos y cómo eso podía repercutir en la buena marcha de la plataforma. Un buen ejemplo de estas inquietudes fue el cierre de la oficina de Bruselas, que hizo temer a los funcionarios de la UE por si la red social iba a ser capaz de cumplir la normativa en materia de seguridad y moderación de contenidos a este lado del Atlántico.

El magnate sigue defendiendo a capa y espada su política de adelgazamiento. Ha agitado en varias ocasiones el fantasma de la bancarrota. Justifica los despidos masivos en el hecho de que la compañía estaba a punto de alcanzar los 3.000 millones de dólares de flujo de caja negativo antes de la compra. "Es por ello que he pasado las últimas cinco semanas recortando costes como loco", ha asegurado Musk durante un directo en Twitter que ha recogido Bloomberg, en el que también aseguró que espera que Twitter cierre el ejercicio con 3.000 millones de ingresos y 1.000 millones de liquidez.