Es noticia
La caída de WhatsApp muestra el caos que pueden crear las 'superapps' que todos quieren
  1. Tecnología
A MUSK LE GUSTA ESTO

La caída de WhatsApp muestra el caos que pueden crear las 'superapps' que todos quieren

¿Qué ocurriría si, además de mandar mensajes, se utilizase para pagar o pedir un taxi? Es lo que pasa en varios países de Asia. En Corea del Sur, la interrupción del servicio de una plataforma se ha convertido en un asunto de Estado

Foto: Un chico chatea con su móvil. (Unsplash)
Un chico chatea con su móvil. (Unsplash)
Las claves
placeholder España hace caja con el tráfico de internet y la mitad pasa por este barrio obrero

EL PAÍS SE LLENA DE CABLES Y SERVIDORES

España hace caja con el tráfico de internet y la mitad pasa por este barrio obrero
Michael Mcloughlin
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Seguro que más de uno apagó y encendió su móvil este martes por la mañana al ver que no podía utilizar WhatsApp. Y seguro que no sirvió absolutamente de nada, porque el problema no era suyo sino de la popular aplicación de mensajería de la empresa antes conocida como Facebook. Se había caído. Aunque existen un puñado de alternativas como enviar un SMS, la preocupación por que el incidente se alargarse durante varias horas se hizo patente entre parte de los millones de usuarios y empresas que lo utilizan a diario y la noticia apareció en los telediarios de todo el mundo.

Esta crisis se solucionó en dos horas, quedando en algo anecdótico en la mayoría de casos. Pero ¿qué ocurriría si además de para enviar mensajes, memes, audios y hacer videollamadas se usase para pagar, pedir un taxi, buscar rutas, reservar restaurantes o hacer la compra? Esto ya existe. Se llaman superapps y son especialmente populares en algunos países asiáticos como China, donde son navajas suizas que te permiten moverte por los rincones de internet sin tener que sacar nada más. Un modelo que ha llamado la atención en Occidente, donde ha despertado el interés de empresas como Apple, Meta o el propio Elon Musk, que en algún momento ha deslizado la idea peregrina de convertir Twitter en una app todo en uno de esta naturaleza.

El marrón de Kakao

Pero en Corea del Sur una de estas superapps se ha convertido en un asunto de Estado tras un episodio que ha demostrado el riesgo de poner todos los huevos en una de estas cestas digitales y el caos que se puede generar si sus sistemas fallan.

placeholder Detalle de una de las 'apps' de Kakao. (Reuters/Florence Lo)
Detalle de una de las 'apps' de Kakao. (Reuters/Florence Lo)

En este caso, la plataforma que quedó inutilizada se llama Kakao. Es la aplicación para todo en el paralelo 38. Es una mezcla entre red social, WhatsApp, Cabify, Apple Pay, tienda online (se utiliza para enviar regalos en los cumpleaños), Google Maps y Moovit. Lo utiliza todo el mundo, sin importar edad o profesión. Todo el mundo es todo el mundo. No es una exageración. En agosto, en su última presentación de resultados, dijo que el número de personas que usaban a diario alguno de sus servicios supera los 53 millones. De esa parroquia, casi 48 millones corresponden al mercado surcoreano, que tiene una población aproximada de 52 millones. Tal es su importancia que el banco central la utiliza para comunicar cambios en los tipos de interés y otras instituciones hacen un uso similar.

Fue un incendio el que provocó que todas las funciones de Kakao quedasen inutilizadas durante todo un fin de semana. "Fue raro. No se pudo mensajear a los amigos, no se pudo consultar cuándo venían los autobuses, ni pedir un taxi, ni pagar con el móvil. Fue como volver a la época antes de internet", relataba un usuario entre los comentarios de Reddit. El fuego se desató en uno de los dos edificios donde alberga sus centros de datos, con miles de servidores siendo pasto de las llamas.

El incendio en uno de los dos centros de datos de Kakao devoró 32.000 servidores

Las ascuas del culebrón desatado por la caída del WhatsApp surcoreano no han sido todavía controladas. Su codirector general, Hamkoong Whon, ha renunciado a su cargo, la empresa veía como muchas de sus subsidiarias retrocedían en Bolsa y se desataba un debate público sobre si era un monopolio o no. Todo ante la mirada de rivales como Telegram, que ascendieron en pocos días en las listas de aplicaciones más descargadas mientras hacían chufla del asunto en otras redes sociales. El apagón hizo que incluso el presidente de la nación tuviese que pronunciarse. El mandatario aseguró que un episodio de estas características no solo daña los negocios, sino que también causa "problemas graves a la seguridad nacional" y llegó a preguntarse qué ocurriría si algo así sucediera en medio de un conflicto militar.

¿Se pueden evitar estas caídas?

Hay muchas dudas sin resolver en torno a este episodio pero una resuena con mucha más fuerza que el resto. ¿Cómo una compañía de estas dimensiones e importancia no tiene una red de seguridad para situaciones así? "El director general ha dimitido precisamente por esto, que es bastante sorprendente e inexplicable"; puntualiza Diego Suárez, director de tecnología de Transparent Edge Service, un proveedor de servicios de entrega de contenidos europeo.

El suceso se registró en uno de los dos nodos que Kakao tiene al sureste de Seúl, una ciudad dormitorio llamada Seongnam. El otro centro de datos simplemente no pudo absorber tanto trabajo y empezó a sufrir los efectos secundarios. "Hablamos de que ardieron casi 32.000 servidores. Es una cantidad brutal, aunque tengas la infraestructura diversificada", explica este experto. Las tecnológicas, independientemente de si son gigantes multinacionales o compañías más modestas, suelen "redundar" su estructura. La información no se aloja únicamente en un servidor o en un centro de datos, sino que lo hacen en dos o más puntos, por si uno queda inaccesible, se pueda servir desde otro punto.

"Tener esa cantidad de servidores listos para sustituir inmediatamente es imposible. Supondría un dineral tremendo. De todas formas, las empresas juegan con el alcance también de la caída de un centro de datos. Dimensionan esos respaldos, pero no se ponen en el peor de los escenarios". En estas circunstancias no es simplemente la carga de trabajo que estaba gestionando el otro punto de la red, sino que esta se puede multiplicar exponencialmente ya que los usuarios, al ver que no les funciona la app, siguen intentándolo, generando nuevas peticiones a los servidores, sobrecargándose todavía más y provocando un efecto dominó.

placeholder Foto: Reuters/Dado Ruvic.
Foto: Reuters/Dado Ruvic.

Mientras que el caso de Kakao es más que evidente, Suárez afirma que es difícil saber cuál es el problema que ha causado la caída de WhatsApp. "Hay pocas pistas. Lo único que está claro que no es un tema de capacidad, que se haya saturado como puede ocurrir el 31 de diciembre porque todos queremos enviar un mensaje para felicitar el año", argumenta, a la par que señala que incidentes así ocurren a diario y que muchos no llegan a notarse en los usuarios. "Ahí entra lo grande que sea el problema y lo preparada que esté la compañía. Una caída en cascada no es fácil de gestionar".

Hay veces, anota este especialista, que aunque se tenga la información distribuida en varios puntos, no se puede evitar estos contratiempos. Un ejemplo de estas situaciones, sería la implementación de una nueva funcionalidad a la red de forma global, lo que te obliga a actuar en todas las zonas a la vez. Si esa actualización produce algún problema la va a provocar en toda la red.

Foto: Escena de 'El Juego del calamar'. (Netflix)

Otro ejemplo es cuando el fallo afecta a un elemento muy concreto que afecta a todo el conjunto. Es lo que ocurrió hace doce meses cuando Facebook e Instagram desaparecieron de Internet durante seis horas. WhatsApp y Messenger también estuvieron afectados. Todo porque se eliminaron los BGP, un protocolo que sirve a Google, Twitter, Netflix o la plataforma que sea para indicar a los proveedores de internet y otras redes dónde están y cómo encontrarlos. Sin ellos, no hay camino a internet.

Depender de un solo servicio

Aquel caso ya puso sobre la mesa los riesgos de la dependencia de ciertos servicios, claves en lo público por su impacto en las comunicaciones diarias de las personas, pero que están en manos privadas. Este episodio ha sido menor al anterior que sufrió Meta a escala mundial pero ha levantado bastante revuelo. "Desde el prisma de los usuarios, te diría que ha sido hasta positivo. Otra cosa son las empresas, que muchas han integrado WhatsApp Business como canal de atención al cliente y eso es un contratiempo como el que puede ser quedarse sin luz", opina Marcos Blanco, experto en marketing digital y profesor en ESIC.

"Obviamente, si falla una superapp ,se generan muchos problemas. Aquí no tenemos plataformas así, pero tenemos funciones y apps concretas que están muy integradas en el día a día de personas y empresas. Si fallan suponen un problema grave. En mi caso, el pago móvil. Yo ya no llevo ni tarjetas ni efectivo, por seguridad y por comodidad. Si se cae esa infraestructura, no puedo pagar en ningún lado", agrega el experto que es contundente: "Hay que plantear una regulación similar a la que hay con los cortes eléctricos, que no pueden durar más de determinadas horas".

China, con AliPay y WeChat, es el lugar donde más han triunfado las 'superapps'

El lugar donde más popularidad han alcanzado las superapps es China, donde hay un pulso entre dos de las principales tecnológicas del país, Alibaba y Tencent. Fue la primera la que abrió fuego con AliPay. Al principio era una opción para hacer transferencia a conocidos o generar QR para pagar en algunos lugares. Luego incluyó opciones y servicios de Aliexpress. Y finalmente abrió la puerta al resto. Sin instalar nada, puedes fraccionar pagos gracias a Huawei, pedir un Didi (el Uber chino) o encargar la cena. Todo dentro de su app. Años después, en 2017, su rival hizo lo mismo con WeChat, que pasó de ser una simple plataforma de mensajería a un bazar de todo tipo de servicios. Empresas como Zara o Carrefour también han desarrollado las píldoras de software necesarias para estar dentro de estas superapps.

placeholder Foto: Reuters/Dado Ruvic.
Foto: Reuters/Dado Ruvic.

Blanco enumera varias razones para que todavía no hayamos visto nada así. La primera, son las diferencias culturales en el uso de internet. Pone como ejemplo cómo allí están triunfando las ventas en vivo en los directos en redes sociales y "aquí se lucha para que funcione la mitad de bien": Otro de los motivos es cómo han actuado los actores tradicionales. "España es un buen ejemplo. La banca detectó que una app podría llevarse el pastel de las transferencias instantáneas y crearon Bizum, que ahora tiene 20 millones de usuarios. Allí no pasó eso y los nativos digitales se acostumbraron a pagar, comprar y mensajear con la misma app. Aquí sería extraño para el usuario", explica.

Aunque no hayan existido como tal, han sido varios los que lo han intentado. Facebook lo intentó con Facebook Pay, ahora llamado Meta Pay, un sistema de pagos que ha pasado con más pena que gloria. Recientemente, WhatsApp en La India permite hacer la compra sin salir de la app, lo que da fe de sus planes para hacerse imprescindible.

Meta, Apple y hasta Musk quieren hacer sus propias versiones de las 'superapps' asiáticas

Apple intentó hacer algo similar con Apple Clips, que simplemente con un QR o utilizando el NFC, el usuario que tuviese una ID y un dispositivo de la compañía californiana podían acceder a versiones limitadas de una app, para hacer determinadas cosas, como alquilar una bici eléctrica, sin tener que descargarte nada ni tener que introducir tu tarjeta de crédito, porque se te carga en la que ya tenías ingresada en tu iPhone. El último en querer subirse a este carro es Elon Musk. "Comprar Twitter es un acelerador para la creación de X, la app para todo", llegó a publicar en su red social, sin dar muchos más detalles al respecto.

Sin embargo, no es tan fácil que estas superapps se popularicen rápidamente. A día de hoy, por ejemplo, las superapps se han hecho populares en mercados concretos. China tiene las suyas, Corea del Sur la suya, Japón la suya.... Si Musk quiere lograrlo debería hacer malabares, entre otras cosas, para cumplir la legislación de todos los territorios donde quiera estar. "En Europa, por ejemplo, hay una normativa de que tienes que tener aquí las máquinas, qué puedes compartir y qué no, cómo puedes cruzar la información...", recuerda Marcos Blanco, que hace otra puntualización. La de que en mercados como el nuestro hay más competencia. "No hay un solo jugador, hay varios y son muy buenos en lo suyo. Eso, que es muy saludable, es también un reto".

Seguro que más de uno apagó y encendió su móvil este martes por la mañana al ver que no podía utilizar WhatsApp. Y seguro que no sirvió absolutamente de nada, porque el problema no era suyo sino de la popular aplicación de mensajería de la empresa antes conocida como Facebook. Se había caído. Aunque existen un puñado de alternativas como enviar un SMS, la preocupación por que el incidente se alargarse durante varias horas se hizo patente entre parte de los millones de usuarios y empresas que lo utilizan a diario y la noticia apareció en los telediarios de todo el mundo.

Móviles
El redactor recomienda