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He probado el nuevo iPad barato: esta foto resume lo confuso de esta esperada tableta
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RENOVACIÓN DE LAS TABLETAS

He probado el nuevo iPad barato: esta foto resume lo confuso de esta esperada tableta

La renovación del modelo más sencillo era inevitable y Apple lo ha clavado. Sin embargo, la subida de precio que ha sufrido y el resto del catálogo hacen que sea más difícil que nunca escoger la correcta

Foto: Foto: Apple.
Foto: Apple.

Una imagen del nuevo iPad, el de décima generación, probablemente valga más que las mil palabras que encontrarán a continuación. La instantánea en cuestión es la primera que pueden encontrar bajo estás líneas y es inédita en lo que se refiere a las tabletas de Apple. En la imagen se ve el modelo más sencillo, que ha sido renovado de arriba abajo, abrazando el diseño de sus hermanos mayores en lo que respecta al precio, el iPad Mini, iPad Air y iPad Pro. Un lavado de cara que incluye el punto final al Touch ID en la parte frontal y la jubilación del puerto Lightning.

Una jubilación que se ha limitado a este dispositivo y a su teclado. Sin embargo, el Apple Pencil compatible con este modelo sigue siendo el de la primera generación, el que no se carga magnéticamente. Eso ha derivado en una solución ridícula. Al cable de carga hay que añadirle un adaptador que se vende por separado. Un apaño que está a la altura del Magic Mouse, que tiene el puerto de carga en la parte inferior y obliga a darle la vuelta y dejarlo fuera de juego mientras se le da un chute de energía que permita volver a usarlo. Un apaño que resume lo desconcertante de esta renovación y lo desconcertante de un catálogo, el de las tabletas de Apple, donde este año es más difícil que nunca tener claro qué modelo se ajusta a lo que necesitas si no tienes claro que quieres el iPad Pro o el iPad Mini, por eso del tamaño.

placeholder Foto: M. McLoughlin.
Foto: M. McLoughlin.

El iPad más básico, el iPad a secas, ha tenido desde hace tiempo un papel muy concreto. El de ser un dispositivo asequible y que cubría para un público muy amplio y de manera muy solvente lo que la mayoría de personas piden a una tableta. Por esta razón tuvo bastante éxito también como dispositivo para estudiantes.

El problema es que la subida de precio que ha sufrido, como le ha ocurrido al iPhone 14, probablemente le pase factura y le reste atractivo.

La décima generación del iPad se estrena con un precio de salida 579 euros, un 20% superior al que tuvo en su salida el iPad de novena generación, que también ha pagado los platos rotos de la inflación, ya que ha pasado de un precio oficial de 379 euros a 429 en su versión más básica. Por esa cantidad, en ambos casos, tenemos 64 GB de memoria, algo que a todas luces es algo rácano teniendo en cuenta que estamos en 2022.

En este escenario, conviene no perder de vista que, si se quiere el iPad para algo más que navegar por internet, ver vídeos y jugar casualmente (si ese es el uso que se le va a dar, pilla el más barato que encuentres), necesitas comprar bien un Pencil para sacarle provecho o una funda con teclado decente, lo que supone encarecer la factura final. Con este panorama, es lógico que muchos se líen y duden sobre qué modelo concreto escoger. Dudas que aumentan al tener en cuenta que en webs como Amazon el iPad Air de quinta generación, equipado con el M1, se puede encontrar por unos 670 o 690 euros; y el predecesor de este iPad corriente, el de 9.ª generación, se puede comprar por menos de 370 euros. Aquí va mi experiencia con esta nueva tableta tras unos días de uso, con todo lo bueno y lo malo que ello tiene.

Air parece, iPad normal es

A la décima va la vencida. Ningún dispositivo de última generación de Apple, salvo el iPhone SE, tiene ya el viejo diseño frontal, que se caracterizaba por unos marcos hermosos y un botón para el desbloqueo mediante huella dactilar. Todo ello condicionaba el tamaño del marco que rodea la pantalla y, por tanto, la superficie que se tenía para interactuar.

¿En qué se traduce esto? Pues en que pasamos de una pantalla de 10,2 pulgadas a una de 10,9 sin que eso suponga un dispositivo más voluminoso. Este iPad reduce su silueta hasta los 24,8 x 17,9 x 0,7 cm frente a los 25,6 x 17,4 x 0,75 cm de la anterior generación. El peso se reduce ligeramente, pero la diferencia es prácticamente inapreciable en la mano. Sin embargo, hay que añadir el peso de la funda o el teclado. El Magic Keyboard que ha diseñado Apple para este modelo, por ejemplo, fácilmente puede añadir otros 400 gramos largos al conjunto cuando se lleva completa. En lo que se refiere a las dimensiones, es prácticamente idéntico al último iPad Air que presentó la compañía, equipado con el chip M1 como gran mejora.

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Foto: M. McLoughlin.

El avance de la pantalla de este nuevo iPad está en la forma, no en el fondo. Queda claro con echar un rápido vistazo a la ficha técnica. Se estira hasta las 10,9 pulgadas, pero sigue siendo una LCD IPS con una resolución muy similar a la que tenemos en la novena generación y un brillo máximo similar. No hay mucho más misterio. Es una pantalla correcta que no esconde más misterio. Obviamente, a plena luz del sol va a sufrir con 500 nits, pero también hay que pensar que esto es una tableta y no un móvil. Particularmente, las veces que la utilizo en exteriores creo que se puede contar con los dedos de una mano.

El retroceso de los marcos de la frontal no ha sido el único cambio del gran rediseño del iPad más básico. La cámara se ha movido de sitio. Y lo ha hecho a un lugar mucho más sensato. Si lo miramos en horizontal, la cámara queda situada como quedaría en un portátil, en el centro de la parte superior. En vertical quedaría en un lado y bastaría con coger la tableta por el otro costado o el borde inferior cuando hagamos un FaceTime en esta posición.

Sorprende que este cambio no se haya llevado también al nuevo iPad Pro, un modelo que ha sido excesivamente continuista y que ha sorprendido a propios y extraños por lo poco ambiciosa que ha sido esta renovación. Es un cambio menor, pero, a todas luces, acertado.

Las diferencias, bajo el capó

Ya tocará hablar de la tableta de altos vuelos de la manzana, que hoy estamos con la más mundana de la última generación. Nuevos colores, nueva cámara, nuevo diseño, nuevo puerto USB... ¿y bajo el capó? En la sala de máquinas nos encontramos el chip A14 Bionic. Un procesador que estrenó el iPhone 12 en 2020. La anterior generación funcionaba gracias al Bionic A13, que daba vida al iPhone 11. Se nota que Apple ha querido subrayar la posición de este iPad en su catálogo al elegir un procesador más discreto, por ejemplo, del que puso al iPad Mini que lanzó hace un año, que monta el Bionic A15.

Es probable que los posibles compradores de uno y otro modelo no vayan a notar la diferencia en el rendimiento a simple vista. En todo caso, cuando pasen los años, que tener un procesador más moderno ayuda a llegar en mejor estado a la recta final de la vida útil del dispositivo. Algo a lo que también ayudará el aumento en la RAM. La compañía no informa oficialmente sobre este apartado de las especificaciones, pero ya ha trascendido que se ha pasado de 3 a 4 GB de RAM.

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Foto: M. McLoughlin.

Por mucha mano que tengan optimizando su 'hardware' en Cupertino, esta subida de RAM se agradecerá de cara a la esperanza de vida de la tableta. Habitualmente, suelen ser dispositivos que se compran para que duren varios años.

¿Cómo responde esta tableta? Gran parte de este texto ha cobrado forma en el iPad de décima generación, que durante unos días he utilizado para escribir, navegar, editar fotos en Lightroom, jugar y ver series y películas. He notado una fluidez muy parecida a la de su predecesor. Quizá demuestra algo más de brío a la hora de saltar de aplicación a aplicación, al utilizar iMovie o algún juego en 3D. Pero no creo que sea algo excesivamente diferencial en el día a día. Es decir, si dudas entre esta tableta o el modelo anterior, mucho más barato, el rendimiento no va a ser, o no debería ser, el factor que decante la balanza en un lado u otro. Apple decía en su presentación que este iPad es tres veces más rápido que la tableta Android más vendida. No sé si esa comparativa será estrictamente cierta, pero es verdad que es difícil encontrar una tableta de última generación que ofrezca este rendimiento a este precio. Es más, creo que, a día de hoy, si comprase una tableta, independiente de si tengo un móvil Android o un iPhone, solo me plantearía alguna de las tabletas de Apple.

En el apartado de conectividad, tenemos wifi 6e y la opción de contar con 5G. En lo que respecta a la batería, la primera impresión que tengo (ha sido una prueba de unos pocos días) es que puede situarse algo por delante, no mucho, que la anterior generación que en un uso estándar rondaba las 11 horas de autonomía. Es cierto que este apartado es muy relativo. No es lo mismo el que utiliza la tableta para trabajar o para sus clases de la universidad que quien lo utiliza de forma casual, que puede pasar semanas sin tener que enchufarlo. Por cierto, aquí viene el cargador incluido y, además, al contar con USB tipo C, admite velocidades de carga más rápidas si se utiliza un cargador compatible.

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Foto: M. McLoughlin.

En las tabletas me suele importar más la cámara frontal que la trasera, por eso de las videollamadas. Sin embargo, en este caso, la que da un paso adelante en lo que se refiere a la resolución es la cámara colocada en la espalda del dispositivo. Pasa de 8 a 12 megapíxeles y ofrece una profundidad de campo de f/1.8 y zoom digital por 5, así como vídeo en 4K a 60 fps. Una cámara decente para una tableta. Y, personalmente, la mayoría de usuarios no necesitan más. En la cámara delantera, la resolución de 1080p es más que suficiente para mantener un FaceTime en buenas condiciones. Además, este modelo recibe una de las herramientas que hasta ahora habíamos visto en los modelos superiores, como es el caso de 'Stage Center', esa función que nos mantiene encuadrados durante una videollamada.

Este iPad de décima generación no ha venido solo. Además del polémico adaptador para poder cargar el Apple Pencil de primera generación, ha creado otro accesorio más: un Magic Keyboard nuevo y adaptado, que tiene un precio de 299 euros. Es decir, que si queremos el tándem de tableta y teclado, empezamos a hablar de una inversión que parte de los 860 euros.

Por primera vez, el teclado del iPad más básico trae 'trackpad', que siempre se agradece más que andar toqueteando la pantalla una y otra vez. También es cierto que este elemento tiene sus limitaciones, así que no está de más recordar que se puede conectar un ratón inalámbrico sin demasiadas complicaciones. Sobre los accesos directos, ahora se pueden hacer cosas como controlar el brillo, la reproducción, el color y el volumen fácilmente. Incluso se puede activar Siri o ver las tareas que tienes en multitarea. Además, la parte trasera incluye un caballete al estilo 'Surface' y si queremos, podemos separar el taclado para cuando no haga falta.

El iPad es la mejor tableta de su categoría, pero la subida de precio lo empaña todo

Aquí también hay cosas que me han hecho arquear la cejas. Lo desconcertante no es que se hayan incluido estas novedades, que son bienvenidas y útiles, en este teclado. Lo desconcertante es que no se hayan llevado a los Magic Keyboard de los iPad Pro que, por cierto, en el caso del modelo de 11 pulgadas, es también el que da soporte al iPad Air con M1. Una decisión que cobra tintes de sinsentido cuando se recuerda que los iPads más enfocados al entorno profesional, a trabajar con ellos de forma intensa, son precisamente esos.

Un catálogo confuso

Antes de entrar al apartado de recomendaciones, me gustaría hacer un breve repaso al actual estado del iPad. Nació como un aparato que iba a permitir independizarse del portátil a muchos. A día de hoy, no hay rastro de ese gran cambio de paradigma. El iPad se ha consolidado, para la mayoría de personas, como un aparato entre el móvil y el ordenador sin que permita librarse ni de uno ni de otro. Un espacio reducido que ahora Apple se ha ocupado de enmarañar más, ya que no discrimina y diferencia su oferta por tamaños. Por ejemplo, a día de hoy, hay tres modelos que miden prácticamente lo mismo. Este iPad de 2022, con sus 10,9 pulgadas; y el iPad Air y el iPad Pro pequeño, ambos con 11 pulgadas. A este añadiría el iPad de novena generación y sus 10,2 pulgadas.

Probablemente, en Estados Unidos este iPad sea más fácil de recomendar. Pero a este lado del Atlántico, con la inflación en los niveles en los que se encuentra y la paridad euro-dólar, no lo es tanto. Al menos por ahora. No se sabe qué pasará dentro de unos meses, si aparecen ciertas ofertas que rebajen su precio. Es una renovación muy esperada, pero a 579 euros la versión de 64 GB no tiene mucho sentido. El modelo anterior, que a un usuario casual que busque hacer tareas sencillas del día a día le va a dar prácticamente la misma experiencia, ha aumentado su precio oficial hasta los 429 euros. Pero en Amazon se puede encontrar por menos de 370 euros. No creo que merezca la pena una diferencia de más de 200 euros. Personalmente, tengo claro que, si esa fuese mi situación, me iría al iPad de novena generación.

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Foto: M. McLoughlin.

Si en el pulso del precio sale mal parado, en el pulso de la productividad este iPad de décima generación también sale perdiendo. Porque, si uno está pensando en tenerlo como equipo para trabajar en movilidad, que se pueda enchufar a una pantalla externa cuando esté en la oficina, debe saber que al montar un A14 Bionic se ve privado de funciones pensadas para facilitar el trabajo y aumentar la productividad. Estas funciones son el bautizado como 'Stage Manager', una nueva multitarea que aproxima la experiencia a la de un entorno Windows al dejar dimensionar las ventanas de las aplicaciones que están utilizándose; o la posibilidad de conectarse a un monitor externo y que el formato se adapte a la pantalla. Estas cosas están reservadas bien para los dispositivos con un procesador M1 o un M2. Pero a la vez estos equipos se ven privados de la funda con teclado que incluye accesos directos que pueden ser muy útiles a la hora de trabajar y acercar la experiencia a la de un portátil.

Si se está pensando en utilizarlo como herramienta de trabajo, esta tableta vuelve a ser víctima de su precio, pero también víctima de la rebaja que sufre el iPad Air de quinta generación, que cuenta con un M1, una pantalla algo mejor en lo que se refiere al color y compatibilidad con el Apple Pencil 2. Este modelo se puede encontrar ya en el entorno de los 670 o 690 euros en Amazon. Si todo eso del 'Stage Manager' o de los monitores externos te da igual, iPad Air de 4.ª generación, que cuenta con el mismo procesador que el iPad de 2022, se puede encontrar ya puntualmente rebajado por debajo de los 600 euros.

En resumen, este nuevo iPad, punto por punto, es una tableta muy equilibrada y que ofrece grandes resultados. El problema que se presenta es el del precio, que distorsiona sus mejoras. Tampoco ayuda el baile de precios que han sufrido los otros modelos, que pueden acabar canibalizando gran parte del interés que podía despertar.

Si estás interesado en alguno de los modelos:

iPad 10 Gen (579 euros)

Si buscas uno realmente asequible:

iPad 9 Gen (355 euros)

Si lo que quieres es aprovecharlo para el trabajo:

iPad Air 5 Gen (690 euros)

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Una imagen del nuevo iPad, el de décima generación, probablemente valga más que las mil palabras que encontrarán a continuación. La instantánea en cuestión es la primera que pueden encontrar bajo estás líneas y es inédita en lo que se refiere a las tabletas de Apple. En la imagen se ve el modelo más sencillo, que ha sido renovado de arriba abajo, abrazando el diseño de sus hermanos mayores en lo que respecta al precio, el iPad Mini, iPad Air y iPad Pro. Un lavado de cara que incluye el punto final al Touch ID en la parte frontal y la jubilación del puerto Lightning.

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