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Las últimas decisiones de Meta demuestran que hasta Zuckerberg duda de su futuro
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EL TOC CON TIKTOK

Las últimas decisiones de Meta demuestran que hasta Zuckerberg duda de su futuro

La empresa antes conocida como Facebook necesita que el fenómeno 'TikTok' no devore su imperio y su negocio actual, que a día de hoy es el combustible para ese viaje a lo desconocido llamado metaverso

Foto: El CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, durante su comparecencia en el Congreso de EEUU. (Reuters / Erin Scott)
El CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, durante su comparecencia en el Congreso de EEUU. (Reuters / Erin Scott)
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Si una persona que dejó Instagram poco antes de la pandemia volviera ahora, seguramente piense que se ha equivocado y ha entrado en TikTok. No es solo la cantidad ingente de contenido reciclado de la red social china, sino que la empresa antes conocida como Facebook cada vez se está mimetizando más con ella. Lo que antes eran fotos cuadradas, ahora son vídeos cortos y verticales. Eso no gusta a muchos de sus usuarios, que han lanzado una campaña para pedir que “Instagram vuelva a ser Instagram”.

El problema es que seguramente no pueda hacerlo si quiere sobrevivir. Todo este lío, por anecdótico que parezca, demuestran que hasta Mark Zuckerberg tiene serias dudas sobre el futuro de Meta. Razones para la preocuopación: si en febrero vivía la primera caída de usuarios de usuarios activos de su historia, este jueves ha reportado la primera caída de ingresos desde que cotiza en el Nasdaq.

La rebelión de las Kardashian como síntoma

La última polémica que empezó cuando la fotógrafa Tati Bruening publicó una imagen en la que pedía que Instagram “dejara de intentar ser TikTok” porque “solo quiero ver fotos chulas de mis amigos”. “Vamos a traer de vuelta el viejo Instagram”, añadía. La revuelta acababa de empezar. Su post en la red social ya ha alcanzado los dos millones de ‘likes’. Entre sus apoyos se encuentran fuerzas vivas de las red social, auténticas celebridades como Kim Kardashian o Kylie Jenner, dos de las personas con más seguidores en la plataforma. Después, se inició una campaña en Change.org en la que se pedía la vuelta del orden cronológico en las publicaciones, que el algoritmo favorezca las fotos y que se tuviera en cuenta a los creadores de contenido. La petición ya cuenta con más de 200.000 adhesiones y no tienen pinta de frenar.

Foto: Los usuarios de Instagram alzan la voz y piden que la red social no se parezca a TikTok (Instagram: @Illimitati)

Es lo que ha precipitado que Meta haya tenido que salir al paso de las críticas. Lo ha hecho el propio director de Instagram, Adam Mosseri, que ha reiterado lo que lleva tiempo diciendo. Así, ha defendido que “Instagram va a tener cada vez más vídeos”, algo que achaca al comportamiento de los usuarios, aunque ha descartado que vayan a desaparecer las fotografías. “Es parte de nuestra herencia”, ha recordado.

La polémica la concentran los ‘Reels’, el arma que la empresa antes conocida como Facebook diseñó para frenar el 'tsunami' TikTok, un auténtico fenómeno de masas que incluso amenaza con cambiar la forma en la que los jóvenes buscan en internet. Muchos ya lo están utilizando incluso como herramienta principal en detrimento del omnipresente Google.

El invento, en realidad, tiene mucho de clónico. La herramienta consiste en vídeos de 15 segundos de duración que pueden editarse de forma sencilla con distintos elementos, como música, efectos o filtros. Aunque los cambios se han ido sucediendo en los dos últimos años, el calco es innegable. Y gran parte de la comunidad ha dicho basta. "Los únicos 'Reels' que se suben a Instagram son contenidos reciclados de TikTok que todo el mundo ha visto ya. ¿Qué hay de innovador en eso?", afean en la petición de Change.org.

Todo esto no viene sino a reafirmar la estrategia que Zuckerberg ha diseñado contra la amenaza china, que puede mermar esa máquina de generar dinero que es su imperio de redes sociales. La empresa antes conocida como Facebook necesita que TikTok no devore su negocio publicitario que, además, no pasa por sus mejores momentos, pero que es el combustible necesario para ese viaje a lo desconocido que es el metaverso, al que ha fiado todo su futuro. La multinacional ha apostado todo a esa tierra prometida y para llegar hasta allí no va a escatimar ni en recursos ni en decisiones dolorosas como hipotecar el espíritu original de Instagram, por muchas pegas que ponga su comunidad y por mucho que se parezcan al rival a batir.

placeholder Mark Zuckerberg durante la conferencia Allen & Company Sun Valley de 2019. (Getty / Drew Angerer)
Mark Zuckerberg durante la conferencia Allen & Company Sun Valley de 2019. (Getty / Drew Angerer)

La presentación de resultados trimestrales de este miércoles no deja margen de dudas. Zuckerberg está entre la espada y la pared. La firmo reconoció la que es la primera caída de ingresos de su historia desde que cotiza en bolsa. Si bien ha sido una reducción mínima, del 1%, el veradero temor es que esto solo haya sido al principio. No ayuda al optimismo el hecho de que sus beneficios también hayan sufrido una importante bajada, del 36%. Todo ello estaba por debajo de las previsiones que había proyectado Meta antes, algo por debajo de las proyecciones de los analistas.

'Expediente Snapchat'

Las transformaciones en Instagram no son un capricho de Bruening o Zuckerberg, sino más bien una muestra de sus temores de cara al futuro. A Meta no le queda otra para mantener su negocio a flote frente a las nuevas tendencias y esta vez lo está haciendo con recursos propios. No es la primera vez que ocurre algo similar. Facebook ya optó por una estrategia de copia descarada cuando Snapchat empezó a hacer sombra a Instagram, la app que había adquirido para acceder a una audiencia más jóven en 2012.

Como no pudo comprarla, fagocitarla y borrarla del mercado, decidió clonar e incoporar funcionalidades como los filtros o las historias que desaparecen, evitando que su comunidad fuese a buscar esas cosas a otra parte. La misma historia se repite ahora con TikTok. La diferencia es que las cosas han cambiado y mucho. Su reputación está mermada, su futuro hipotecado a un negocio que nadie sabe decir cuán de grande será y su principal plataforma, Facebook, huele a cerrado desde hace tiempo.

Foto: Las gafas 'spectacles' que Snapchat lanzó en 2017. (EFE/Mike Nelson)

El pasado febrero, la red social más usada del mundo sufrió por primera vez un retroceso en el número de usuarios diarios activos, una tendencia que ha continuado este trimestre. Entonces solo fue un millón menos de los 1.930 millones de perfiles que acudían habitualmente a la plataforma, pero es lo suficiente para creer que la cima de la montaña no queda muy lejos. Y una vez se llega ahí, solo queda la caída. Zuckeberg ya admitió que TikTok había hecho pupa. Era la app más descargada en iOS y Android en 2021, por detrás de la Trinidad de Meta: Instagram, Facebook y WhastApp. Ahí señaló a 'Reels' como el camino a seguir y destacó que ya suponía el 20% del tiempo que los usuarios pasaban en la plataforma. El temor es evidente: no quieren que Instagram se acabe convirtiendo en Facebook. Otra cosa es que la jugada les esté saliendo como tenían en la cabeza.

"Instagram tiene todos los datos relevantes sobre cómo los usuarios están respondiendo a estos cambios. El hecho de que sigan implementando funcionalidades de TikTok debería decirnos algo", ha destacado el medio especializado 'Platformer'. En este sentido, también hace una observación a tener en cuenta y desmitifica el romanticismo de las críticas de Jenner o Kardashian, que tienen que ver más con la defensa su nicho de negocio como 'influencers' –'Reels' apenas tiene en cuenta el número de seguidores– que con otra cosa.

Hubo otras crisis, pero ninguna así

Una de las claras consecuencias de este declive de Facebook es el 'rebranding' que hizo la compañía el pasado octubre, pasando a llamarse Meta y aprovechando todo el interés generado alrededor del metaverso. El cambio de etiqueta fue acelerado por consecuencia de las impactantes revelaciones de Frances Haugen, la 'garganta profunda' que destapó las prácticas más agresivas de la compañía para hacer sus plataformas más adictivas o, también, cómo hicieron caso omiso a la desinformación o el auge de los discursos de odio. Era el enésimo escándalo que azotaba la reputación de la compañía. Hubo otros de intensidad similar, como las revelaciones de Edward Snowden en 2013 o el caso de Cambridge Analytica en 2018.

placeholder Mark Zuckerberg tras una reunión en el Capitolio en 2019. (Getty / Samuel Corum)
Mark Zuckerberg tras una reunión en el Capitolio en 2019. (Getty / Samuel Corum)

El problema es que estos episodios nunca supusieron un gran problema para los inversores. Hubio alguna caída preocupante (del 7%) que no tardó en ser enmendada. El negocio funcionaba y traía dinero a espuertas. Pero ahora la situación es diferente. La empresa ha perdido la mitad de su valor en bolsa en lo que va de año. Un detalle que da fe de la desconfianza que existe en torno al plan de Zuckeberg para asaltar el metaverso.

Son muchas las amenazas que se ciernen sobre el negocio de Facebook. Algunas de ellas coyunturales. La vuelta a la normalidad no ha sentado bien a los anuncios 'online'. La gente ha vuelto a las tiendas físicas, compra menos por internet y, por tanto, se saca menos rentabilidad a la publicidad. La guerra de Ucrania y la inflación lo van a poner todo más difícil. Pero hay otros riesgos que ya son estructurales. Amazon ya ha montado una división publicitaria y empieza a ser un monstruo que mueve miles de millones de mes y se convertirá en un rival más por captar estos fondos. A finales del pasado año, la compañía de Bezos ingresó 31.200 millones por esta materia. Está lejos de los más de 110.000 millones de Meta, pero ya supera a YouTube o Microsoft en facturación.

Su negocio atraviesa retos coyunturales pero también estructurales. Y Apple o Amazon son dos de ellos.

Apple también se ha materializado como una amenaza inmediata. Su apuesta por la privacidad ha hecho mucha merma en las cuentas de Meta, que esperan perder hasta 10.000 millones este año por estos cambios en iPhone y iPad. Curiosamente esa cifra es la misma que tuvo que invertir en 2021 en su división 'Reality Labs' para hacer indagaciones técnicas sobre la realidad virtual y aumentada. Todo a fondo perdido. Y eso es insostenible. El pique con los de Cupertino parece ir más allá. La propietaria de Facebook los ha señalado como su rival a batir en esta nueva industria, aunque Zuckerberg ha dicho que el enfoque cerrado que acostumbra a tener Apple es incompatible con el metaverso.

Los efectos ya se han dejado notar y el primer frente parece ser el laboral. La pandemia hizo que Facebook aumentara cuantiosamente su plantilla, pasando de 48.000 a finales de 2019 a más de 77.800, un 62% más. Tenían planes de ir a más, pero ahora ha congelado la mayoría de contrataciones, donde la gran excepción son los ingenieros. Aun con esas, los planes para contratar a estos últimos se han reducido en un 30% para este año. Meta dejará de fichar a 10.000 especialistas por ahora. Pero no solo eso, ya que la sombra de los despidos es alargada. Las últimas filtraciones, además, apuntan a que se ha pedido a los 'managers' de todos los departamentos que identifiquen a los trabajadores con menos productividad y menos motivados, algo que puede ser la antesala a un gran tijeretazo en cualquier departamento. Todo indica que ya no es apretarse un poco el cinturón. Son varios agujeros los que hay que abrocharse. No pueden estar gastando miles de millones cada trimestre sin otear la rentabilidad.

Los vigías de la competencia

En este viaje a lo desconocido hay otro problema: la desconfianza de los reguladores. Meta lleva siendo vigilanda, al igual que el resto de los GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple) por abuso de posición de mercado. La comisión del Congreso de los EEUU encargada de investigar el asunto los definió como monopolios que no se veían desde "los tiempos de las grandes petroleras y el ferrrocarril".

La FTC, la agencia vigía de la libre competencia en EEUU, está convencida que estas compañías son un agujero negro para la innovación, al entender que cada vez que surge una tecnología disruptiva tienen capacidad para absorberla vía talonario o replicando sus innovaciones y colocándolas en un lugar privilegiado gracias a la masiva adopción de sus productos y servicios. ¿En qué se ha traducido todo esto? De momento, en una demanda de esta agencia contra la adquisición de Within, un estudio de realidad virtual orientado al fitness.

Foto: Imagen: El Confidencial.
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Michael Mcloughlin Infografía: Laura Martín Gráficos: Marta Ley

"Meta podría haber optado por tratar de competir con Within en cuanto al fondo", explica la FTC en su demanda, a la que tuvo acceso el 'New York Times'. En su lugar, eligió comprar una empresa de primer nivel en lo que el gobierno llamó una categoría "vitalmente importante". Meta ha respondido diciendo que esto son puras especulaciones y que es un riesgo serio para la innovación en realidad virtual. La acción judicial es un cambio en la postura que tradicionalmente mantenían los reguladores en EEUU con los gigantes de Silicon Valley.

Durante años, el deseo de tener tecnológicas fuertes que mantuviesen el liderazgo global ante las amenazas de avance de China hizo que mirasen para otro lado y les permitiesen crecer realizando compras masivas de 'startups' y empresas. El cambio de postura se veía venir con el nombramiento de Lina Khan como jefa de la FTC, una abogada y académica que se hizo popular por un escrito en el que defendía trocear gigantes como Amazon. Si se cierra el grifo de las compras, Meta probablemente tenga que invertir muchísimo capital en desarrollar por su cuenta las alforjas para su viaje al metaverso. Y eso es precisamente lo que, a día de hoy, parece insostenible.

Si una persona que dejó Instagram poco antes de la pandemia volviera ahora, seguramente piense que se ha equivocado y ha entrado en TikTok. No es solo la cantidad ingente de contenido reciclado de la red social china, sino que la empresa antes conocida como Facebook cada vez se está mimetizando más con ella. Lo que antes eran fotos cuadradas, ahora son vídeos cortos y verticales. Eso no gusta a muchos de sus usuarios, que han lanzado una campaña para pedir que “Instagram vuelva a ser Instagram”.

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