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10 días con el móvil del que todos hablan: es uno de mis favoritos del año (y no cuesta un pastón)
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NO ES UN ANDROID MÁS

10 días con el móvil del que todos hablan: es uno de mis favoritos del año (y no cuesta un pastón)

"¿Qué demonios es un Nothing Phone? ¿Y eso qué marca es? ¿De Nothing?", han sido los comentarios más comunes de los últimos días. Así ha conseguido un móvil de gama media marcar el calendario de la industria

Foto: Foto: EC Diseño.
Foto: EC Diseño.

Dicen que juzgar un libro por la portada está feo, que lo importante es lo que se va destilando a lo largo de las páginas. Pero hay que reconocerlo. Usted, yo, aquel y el de más allá hemos juzgado más de una vez y de dos una novela por su aspecto exterior. Y también en más de una ocasión nos hemos llevado disgustos por hacerlo. Este es el riesgo que corre el Nothing Phone (1), el teléfono que más ha dado que hablar en lo que llevamos de año.

Los padres del teléfono quieren que se le juzgue por la portada, por su aspecto exterior. Su intención, así lo han dicho por activa y por pasiva, es revolucionar un negocio de los móviles, que, salvo honrosas y contadas excepciones, se ha convertido en el día de la marmota y en la industria del 'más de lo mismo'. El diseño es una parte fundamental en sus planes y es algo que queda claro a primera vista con una trasera transparente bajo la que han metido 900 leds, que se pueden configurar como alerta para mensajes, llamadas, notificaciones del correo o como aro de luz para las fotos.

"¿Qué demonios es un Nothing Phone? ¿Y eso qué marca es? ¿Cómo nada en inglés?". Esas son las preguntas que más he oído cada vez que he enseñado el terminal. Es normal que esta compañía, de año y medio de edad, no les suene absolutamente de nada. Es su primer móvil y su segundo producto. El primero fueron unos auriculares que, contra todo pronóstico, consiguieron vender 530.000 unidades. Como carta de presentación muy resumida sirva que esta empresa ha sido montada, entre otros, por el cofundador de OnePlus Carl Pei y uno de los pesos pesados del diseño de Dyson, Adam Bates. Y está basada en Londres, lo que significa que muchos años después tenemos en Europa un fabricante que pretende competir desde aquí con los grandes. Eso sí, a la hora de la verdad fabrica en China y en la India, como todos.

placeholder La interfaz de 'glifos' es lo más característico de este móvil. (M. McLoughlin)
La interfaz de 'glifos' es lo más característico de este móvil. (M. McLoughlin)

He pasado 10 días con este teléfono entre manos. Como todos, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Pero, con todo, se ha convertido en uno de mis móviles favoritos del año. La primera sensación inevitablemente es de sorpresa, de realmente tener algo diferente entre manos. Después de esta semana y pico larga, me reafirmo en esto. Se sale del carril en lo que se refiere al diseño y eso es de agradecer en un mundillo donde ya se conocen la mayoría de novedades incluso antes de que se realicen las presentaciones. Pero aunque vayamos a dedicarle bastante a su aspecto exterior, las lucecitas no es lo único en lo que se apoya esta propuesta.

Un apunte antes de entrar en materia: no se puede perder de vista que es un móvil de gama media. Un gama media algo venido arriba, pero un gama media al fin y al cabo. El Nothing Phone (1) no es un móvil enorme, pero tampoco es un terminal pequeño. Si buscas un dispositivo relativamente compacto, las opciones que te quedan son el iPhone 13 Mini, el iPhone SE o el Pixel 6a, que está a punto de salir del horno.

Tiene una pantalla con una diagonal de 6,55 pulgadas. He de decir que en la mano no lo he sentido pesado, aunque su cuerpo sume un total de 193 grados. La frontal tiene poco misterio. Un móvil con la pantalla agujereada en uno de los lados para albergar la cámara delantera.

placeholder Vista frontal del Nothing Phone (1). (M. McLoughlin)
Vista frontal del Nothing Phone (1). (M. McLoughlin)

La clave está en el reverso. Ahí es donde nos encontramos con esa espalda transparente que nos deja ver lo que hay debajo. Es cierto que no es la primera vez que hay este reclamo. Xiaomi lo hizo, pero lo que se veía en realidad era una pegatina que ocultaba el verdadero aspecto de los componentes, que, por cierto, no es bonito.

El mérito, en este caso, está en haber rediseñado cada pieza para que todas fueses visualmente agradables y que además permitan poner los leds para la interfaz 'Gliph' donde los diseñadores tenían en mente. La tarea tiene más miga de lo que pueda parecer. El cristal templado, en ambas caras, es Gorilla Glass 5. La pega que algunos encontrarán es que solo tiene IP53, por lo que puede resistir salpicaduras pero no mucho más. La verdad es que suele ser la norma en la mayoría de teléfonos de este rango.

La sorpresa de los 'glifos'

Los 'glifos' es una cosa que sorprende a todo tipo de usuarios. Se encienden cuando te llaman, estás cargando el teléfono o recibes un wasap. De momento, los patrones están limitados a un número concreto, pero en el futuro se plantea que cada usuario pueda configurarlo al gusto (ahora, lo único que se puede 'personalizar' es la secuencia y el brillo). Lo más útil es que, al dar la vuelta al teléfono, entra automáticamente en modo silencio y las luces son las que te advierten de que tienes una llamada o un mensaje.

Este no es un móvil para calzarle cualquier funda. Es algo de cajón. O se lleva al aire o se lleva con una transparente. Está disponible en dos colores. Personalmente, me parece más elegante el negro, aunque es cierto que en el blanco se puede observar mejor el interior.

Jugársela al diseño no es algo fácil. La gente corriente tiene el chip de que cuando se compra un teléfono le va a calzar una funda para protegerlo. Si a eso le sumamos que una gran mayoría de propuestas son casi clónicas y sin grandes rasgos diferenciales más allá de los colores (que muchas veces van saltando de una marca a otra de año en año), es normal que, mientras no sea un adefesio, el diseño no tenga mucho peso a la hora de decidir la compra si cumple unas normas mínimas. Si hasta el iPhone, el móvil de referencia para todos, lleva tres generaciones sin introducir cambios significativos en el fuselaje y nadie se ha quejado.

El Nothing Phone (1) es diferente, pero exagerar sobre su aspecto también puede ser contraproducente. Es un teléfono, y al fin y al cabo el margen para darle una vuelta de calcetín es relativamente difícil. Suficiente han hecho en este sentido. Por 400 y pico euros no se les puede pedir reinventar la rueda.

Hay algo que ha generado polémica: los bordes. Los marcos son muy parecidos, casi calcados, a los del iPhone. Negar la mayor sería una sinvergonzonería. Pero lo cierto es que este detalle no le resta tampoco carácter.

En mi humilde opinión, son debates estériles que poco importan al que se compre el teléfono. ¿Queda bien el conjunto? ¿Sí? Pues punto en boca. En los laterales, por cierto, nos encontramos botones de volumen, de encendido y bloqueo, así como dos altavoces estéreo (suenan relativamente bien) y el conector USB tipo C. Lo que echo en falta es una pestaña que me permita cambiar fácilmente el perfil, del modo normal al silencioso o el de vibración.

El punto exacto en casi todo

Monta un panel OLED de 6,55 pulgadas, con resolución Full HD+ y compatibilidad con HDR10+. El brillo medio es de 500 nits, pero alcanza picos de hasta 1.200, lo que te permitirá incluso ver la pantalla a plena luz del día sin excesivos problemas. Cuenta con un sensor de huellas oculto bajo la pantalla, que se muestra certero y confiable. La tasa de refresco puede ser de 60 o de 120 HZ, sin poder adaptarse a valores intermedios. En lo que se refiere a colores y ángulos, me parece un terminal bien calibrado. En general, la sensación es la de tener un panel superior al que ofrecerán algunos competidores en precio. Obviamente, no es la mejor pantalla del mundo y no estamos ante un pata negra. Recuerden, siento la insistencia, que estamos ante un teléfono que parte de 469 euros en su configuración más básica.

placeholder Este lateral nos suena a todos, ¿o no? (M. McLoughlin)
Este lateral nos suena a todos, ¿o no? (M. McLoughlin)

La sensación que tengo con el Nothing Phone (1) es la que tuve con algunos de los primeros OnePlus. El teléfono no busca la excelencia. Con toda seguridad, se puede afirmar que no lo es en ningún campo. Pero su misión es que no nos falte nada en nuestro día a día. Que nada falle. Y eso al final es lo que necesitan una gran parte de los usuarios. La comodidad es lo que busca y este teléfono la da. Y te la da con un envoltorio que es un golpe de aire fresco.

En esta línea, en la 'startup' británica han preferido equipar este terminal con un Snapdragon 786+, un procesador de seis nanómetros. Esta serie pertenece a la serie de plata de Qualcomm y, por supuesto, está lejos de la fuerza bruta que se puede obtener con los procesadores más punteros de la casa. La RAM puede ser de 8 GB o de 12 GB. Y la memoria interna es de 128 o 256 (UFS 3.1, lo que garantiza una buena velocidad a la hora de abrir y guardar archivos), sin posibilidad de aumentarla

Particularmente, si puedes hacer el esfuerzo, recomendaría que se opte por la versión superior, de cara a que pueda envejecer mejor. Sin embargo, he podido probar tanto un modelo básico como uno superior y la fluidez que he notado en todo momento ha sido más que de sobra. Juegos, grabación, navegar, varias 'apps' en paralelo... Ha podido con todo lo que he pedido sin mostrar síntomas de fatiga.

Este buen rendimiento también se debe a Nothing OS. Así han llamado a la capa de personalización que han diseñado en la compañía con una premisa: que sea lo menos intrusiva posible. Y lo han logrado. Creo que junto a los Pixel es la experiencia de Android más limpia que se puede tener a día de hoy.

Se han limitado a personalizar solo dos 'apps' (la cámara y la grabadora) y a dar su propio toque con el 'launcher', jugando con recursos gráficos (fondos, tipografías...) que le dan un toque entre retro e industrial. También han añadido un 'widget' para que, en caso de que seas coleccionista de NFT, puedas mostrar tus favoritos en pantalla, además de varios para modificar cómo se ve la hora y el tiempo. Me disculparán por no emitir un juicio sobre el asunto, pero todavía no he sentido la llamada para invertir mis ahorros en nada de esto, que me sigue sobrando mucho mes a fin de sueldo como para dedicarlo a estos menesteres.

Sobre el Nothing Phone (1), se puede concluir que es muy agradable encontrar experiencias así en Android, donde los fabricantes siguen pecando de recubrir el sistema operativo con capas que acaban lastrando el rendimiento del teléfono y con 'spam' en forma de aplicaciones. Un sí rotundo a Nothing en este sentido.

Quedan dos bloques importantes por tratar. La autonomía y la cámara. Sobre lo primero, cabe mencionar que el tanque de gasolina es de 4.500 mAh. Mi experiencia es que se puede pasar el día sin sentirse asfixiado. El teléfono soporta carga rápida de 33W, carga inalámbrica de 15W y carga inversa para dar un chute a accesorios como auriculares inalámbricos. No es típico contar con los tres sistemas de carga en un móvil de esta categoría. Cuando utilizamos un cargador compatible, nos llena la mitad del tanque de gasolina en 30 minutos. No es la más veloz, pero son tiempos razonables. La carga completa se demora en torno a hora y cuarto.

El problema es que el cargador no viene en la caja (en esto Nothing ha sido igual que muchos otros) y si no tienes ninguno que tenga estas capacidades, tienes que aflojar la pasta para hacerte con uno.

placeholder Vista de la cámara del Nothing Phone (1). (M. McLoughlin)
Vista de la cámara del Nothing Phone (1). (M. McLoughlin)

Muchas marcas han optado por meter cámaras equipadas con tres o incluso cuatro sensores en teléfonos de este precio o incluso más baratos. Pero son añadidos que a la hora de la verdad nadie sacaba provecho. Hablamos de esos sensores monocolor, sensores macro o sensores de profundidad. Nothing aquí también se ha querido salir de la norma. Ha optado por una cámara dual con dos de las piezas que más utiliza el común de los mortales: el sensor principal y el sensor ultra gran angular. Es algo que lo han hecho otras compañías como Apple en los iPhone 13 y espero que en el futuro esta práctica se siga extendiendo.

¿El telefoto? Aquí brilla por su ausencia. Realmente ocurre en la mayoría de teléfonos de gama media. En la aplicación de la cámara tenemos un control directo para hacer un zoom digital de dos aumentos que creo, sinceramente, que puede saciar las ansias del público objetivo de este terminal.

El sensor principal está firmado por Sony y cuenta con 50 megapíxeles de resolución y una lente de f/1.9. Incluye estabilización óptica, lo que nos ayudará tanto a la hora de grabar vídeo como a la hora de tomar fotografías con poca luz. El sensor ultra gran angular, también de 50 megapíxeles, es obra de Samsung y tiene una lente de f/2.2. Personalmente, me parece que el sensor de Sony obtiene mejor resultado en todas las situaciones, incluso a plena luz del día.

Ofrece tomas con resolución, buenos colores (el HDR de vez en cuando hace alguna cosa rara, pero nada que no arregle una actualización) y resultados bastante equilibrados. A veces el sensor de Samsung ha realizado capturas un tanto lavadas, con colores algo planos.

Cuando la luz escasea ya se empieza a notar que estamos ante un teléfono de gama media, especialmente en el gran angular. El modo noche es resultón pero tampoco hace milagros. Otro de los puntos donde se percibe la naturaleza 'modesta' del dispositivo, es en la captura del movimiento. Le cuesta más que a otros terminales más caros y de mayores prestaciones.

El modo retrato es bastante solvente (también en el caso de la cámara delantera) y nos permite fijar el efecto 'bokeh' tanto antes como después del disparo. Se puede grabar video en 1080p a 30 o 60 frames por segundo o a 4K a 30 fps. No esperes demasiado porque es una grabación un tanto mundana, pensada para usuarios que necesitan la calidad justa.

Un móvil como Busquets

Recurriendo a los símiles futbolísticos, el Nothing Phone (1) me ha recordado a Busquets. Cumple en todo sin destacar en nada. Es un seguro en el día a día aunque no vaya a conseguir nunca el titular de la mejor cámara, el mejor procesador, la mejor pantalla o la mejor jugada de la jornada. Y ahí reside su valor. Todo ello además jalonado con un diseño único y singular, por mucho que los bordes sean calcados a los de un iPhone.

placeholder El Nothing Phone (1). (M. McLoughlin)
El Nothing Phone (1). (M. McLoughlin)

El precio también me parece bastante ajustado, más aún teniendo en cuenta los tiempos que corren con una inflación desbocada y como se han encarecido muchos componentes. La versión básica, que monta 8GB de RAM y 128GB de memoria, cuesta 469 euros. Por 30 euros más, puedes tener el doble de almacenamiento (algo que vas a agradecer y mucho en el futuro). La superior añade a estos guarismos otros 4GB de RAM y se pone ya en 549 euros.

Es una oferta atractiva para un reto mayúsculo. No hay que olvidar que ese segmento está bastante competido con candidatos de Apple, Xiaomi, Samsung, OnePlus o realme. Y el usuario a estas alturas suele tender a ir a lo ya conocido. Personalmente, si tienen dudas, les recomendaría darle una oportunidad a Nothing y su Nothing Phone (1), uno de los que más me ha gustado en lo que llevamos de año, a pesar de ser un gama media. Las razones para ello: un diseño realmente y un Android casi virgen, una experiencia que es difícil de encontrar fuera de los teléfonos de Google, aunque no imposible.

8GB + 128GB (469€) 8GB RAM + 256GB (499 €) 12GB RAM + 256GB (549€)

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Dicen que juzgar un libro por la portada está feo, que lo importante es lo que se va destilando a lo largo de las páginas. Pero hay que reconocerlo. Usted, yo, aquel y el de más allá hemos juzgado más de una vez y de dos una novela por su aspecto exterior. Y también en más de una ocasión nos hemos llevado disgustos por hacerlo. Este es el riesgo que corre el Nothing Phone (1), el teléfono que más ha dado que hablar en lo que llevamos de año.

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