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Musk abre una nueva guerra en la red: esto es lo que va a pasar con tu libertad de expresión
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Musk abre una nueva guerra en la red: esto es lo que va a pasar con tu libertad de expresión

La compra de Twitter ha provocado que los usuarios de izquierdas huyan de la plataforma, mientras que la red social de Trump se ha disparado. Mientras, las promesas de Musk levantan más dudas que certidumbre sobre su proyecto

Foto: Elon Musk. (Getty)
Elon Musk. (Getty)

La adquisición de Twitter por parte de Elon Musk sigue dando coletazos. Truth Social, la red de Donald Trump, se ha convertido en la aplicación más descargada en Estados Unidos. Mastodon, otra plataforma alternativa para quienes huyen del pájaro azul, ha aumentado sus usuarios en un 12%. Mientras tanto, los tuiteros progresistas han visto cómo sus seguidores se desploman y los conservadores están en auge. Son los primeros síntomas de los anuncios del fundador de SpaceX o Starlink para Twitter, algo en lo que algunos han visto una esperanza y otros una amenaza. ¿Es alguna de las dos? Lo primero es prácticamente imposible, pero todo es susceptible de empeorar.

Este martes, Barack Obama vio cómo su cuenta, la que más audiencia concentra en la red social, perdía 300.000 de sus 131 millones de seguidores, a pesar de haber ganado durante el último mes. También cantantes como Katy Perry o Taylor Swift —ambas muy críticas con Trump— tuvieron caídas similares. Incluso el perfil del memorial de Auschwitz ha señalado que su contador ha bajado en 5.000 personas.

"Los seguidores de las cuentas conservadoras están aumentando masivamente", ha destacado Matt Gaetz, republicano del ala trumpista. Su compañera Marjorie Taylor Greene, una de las más polémicas del partido, ha ganado más de 120.000 'followers' en este periodo. Y el efecto también se ha visto en otros países. Por ejemplo, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, ha ganado 90.000 adeptos tras la compra. Twitter ya ha confirmado que estas variaciones se deben a la apertura de nuevas cuentas y al cierre de las existentes, pero no ha ofrecido más detalles al respecto.

Foto: Elon Musk. (EFE/EPA/Alexander Becher)

Es probable que muchos de estos nuevos tuiteros estarán esperando que Musk levante, cuanto antes, el veto a Trump. El problema es que él no quiere. "No, no volveré", ha dicho el magnate a CNBC, donde ha calificado a Musk como "un individuo excelente". "Hicimos mucho por Twitter cuando estaba en la Casa Blanca. Me decepcionó cómo fui tratado por ellos", ha agregado. Su cuenta fue suspendida tras el asalto al Capitolio de enero de 2021 por no haber cumplido la normativa interna de forma continuada, además de incitar a los manifestantes en un contexto de extrema gravedad. Pero eso es solo una parte.

La otra es Truth Social, el proyecto en el que el expresidente ha puesto sus esperanzas en el mundo digital. Se trata de una plataforma que está en fase de pruebas (disponible en Estados Unidos y para iPhone) y ya ha ocupado varios titulares, pero ninguno para bien. Por ejemplo, en sus primeros meses se aprovechó para robar el nombre de usuario a Trump en su propia red y, poco después, en Mastodon denunciaron que habían copiado su código (es abierto, pero no respetaron la licencia de uso). Además, fallos técnicos y las dudas sobre la pluralidad de usuarios han dejado el proyecto en entredicho.

Trump, más 'censor' que Twitter

Lo importante es que Trump ahora tiene que resolver exactamente los mismos problemas que el pájaro azul, pero también que Facebook o YouTube, que llevan años afrontando una serie de escándalos por manipulaciones electorales o su responsabilidad en el auge de determinados movimientos, como la extrema derecha o el negacionismo sanitario.

De primeras, los términos y condiciones de Truth Social son mucho más restrictivos que los de Twitter. "Menospreciar, desprestigiar o dañar de otro modo, en nuestra opinión, a nosotros y/o a la plataforma", dicen en uno de sus puntos, mientras que en otro señalan que no se debe "acosar, molestar, intimidar o amenazar" a los empleados de la compañía. En resumen, exactamente lo mismo que hizo durante su paso por la Casa Blanca.

"Ahora mismo Truth Social está superando a Twitter y TikTok en Apple Store", escribió anoche Musk, alguien cuyos tuits tienen una difícil interpretación. Por un lado, parecía una forma de decir que es la manera correcta de hacer las cosas. Por otro, un modo de señalar cómo los extremistas estarían saliendo de esta red. "La reacción extrema de los que temen la libertad de expresión lo dice todo", había dicho unas horas antes. La realidad es que Twitter también disparó sus descargas esta semana, ya que antes no estaba ni entre las 30 apps más populares en la tienda estadounidense de la manzana. Truth Social no entraba ni en el top 50.

Entonces, ¿tiene sentido huir a otras plataformas? "Generalmente, son espacios pantanosos donde retroalimentar tus propias dinámicas", indica Iago Moreno, sociólogo y especialista en redes sociales, que tiene claro que es algo que puede ser contraproducente y disfrazar el problema real. "Todo esto es una cortina de humor para ocultar la privatización del espacio público por parte de un multimillonario". No obstante, marca diferencias. "Musk no es lo mismo que Trump, pero están más de acuerdo de lo que parece. El discurso de la internacional reaccionaria en contra de las grandes tecnológicas es más un barniz que una realidad, porque ellos son los primeros beneficiados por esas dinámicas", apunta.

Un objetivo imposible...

La propuesta de Musk es especialmente vaga, ya que apenas ha dado una serie de directrices generales, sin profundizar en ningún aspecto de los cambios que quiere implantar, algo que ya ha levantado duras críticas. Así, el analista Devin Coldeway ha señalado en que Musk "alardea con orgullo de un nivel de familiaridad de escuela primaria con los conceptos inmensamente complejos". "El hecho de que esta persona agresivamente ignorante pueda hacerse cargo de una de las mayores plataformas de comunicación de la Tierra debería asustarte. (...) No hay una solución simple, un algoritmo o un conjunto de reglas duras y rápidas para esto. Que Elon parezca asumir que sí la hay, es la primera señal de que no tiene ni idea".

placeholder Reuters/Dado Ruvic.
Reuters/Dado Ruvic.

Musk ya se ha autodenominado un "absolutista de la libertad de expresión" que pondrá su único límite en la legislación. "Estoy en contra de la censura que va más allá de la ley. Si la gente quiere menos libertad de expresión, que le pidan al gobierno que apruebe leyes al respecto", escribió este martes. Pero hay que tener en cuenta que Twitter es una plataforma que opera globalmente.

"Es imposible que el límite sea la ley, porque cada país tiene una normativa. ¿A qué se aplica?", se pregunta el sociólogo Moreno, que señala que el movimiento es "logísticamente imposible y políticamente inviable". "¿Va a dar legitimidad a gobiernos que desprecia, como los de Venezuela o Nicaragua? Es evidente que no, porque habla de la ley, sino de su ley, la de EEUU", sostiene.

... Y una gran contradicción

Hay otra serie de cuestiones en las que Musk ha hecho bastante hincapié, como acabar con los bots, los comportamientos abusivos y el 'spam'. ¿Cómo? Mediante la verificación de cuentas, algo que supone acabar con el anonimato en la red, ya que todo el mundo se tendría que identificar con nombre y apellidos reales para usar Twitter. Lo malo es que la medida puede ir en la dirección opuesta a la libertad de expresión. "Estas ideas tienen menos que ver con la libertad de expresión y más con restringirla eficazmente en beneficio de los usuarios", le han recordado en 'The New York Times'.

Foto: Elon Musk, tras la compra de Twitter: nadie sabe qué hará con la red social (Reuters)

"A veces el anonimato se utiliza para hacer daño e impedir que otros se expresen libremente", explica Moreno, que contrapone esto con otro problema evidente. En determinados contextos, mucha gente no se identifica porque, básicamente, no le queda otra. "Por un lado, la actividad política o sindical podría dificultarse para cualquier trabajador, porque cualquier proceso de selección ya hace un barrido, aunque sea superficial, para ver qué hace un candidato en internet", ejemplifica. En países con regímenes autoritarios, la situación se agravaría hasta el nivel de que la disidencia no podría participar en el debate público en internet.

"En un país como Marruecos, eso significa exponer a la población a un poder público para que monitoricen sus datos. Hay organizaciones que ni son legales, ¿se van a cerrar porque no sean organizaciones avaladas por el estado? Es imposible construir algo así sin arbitrariedad", clarifica el sociólogo, quien también recuerda lo que ha sucedido cuando, por ejemplo, en China se obligó a esa identificación: "Las autoridades lo utilizaron para denunciar a los activistas que lo usaban de forma anónima". En definitiva, una idea que puede servir para todo lo contrario que promulga Musk: la censura estatal.

La adquisición de Twitter por parte de Elon Musk sigue dando coletazos. Truth Social, la red de Donald Trump, se ha convertido en la aplicación más descargada en Estados Unidos. Mastodon, otra plataforma alternativa para quienes huyen del pájaro azul, ha aumentado sus usuarios en un 12%. Mientras tanto, los tuiteros progresistas han visto cómo sus seguidores se desploman y los conservadores están en auge. Son los primeros síntomas de los anuncios del fundador de SpaceX o Starlink para Twitter, algo en lo que algunos han visto una esperanza y otros una amenaza. ¿Es alguna de las dos? Lo primero es prácticamente imposible, pero todo es susceptible de empeorar.

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