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De balísticos a hipersónicos: los misiles con los que Putin aún nos puede dar un disgusto
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CONFLICTO A LAS PUERTAS DE EUROPA

De balísticos a hipersónicos: los misiles con los que Putin aún nos puede dar un disgusto

La artillería no ha doblegado al enemigo en Ucrania, la aviación ha brillado por su ausencia y sus fuerzas acorazadas sufren enormes pérdidas. Si todo le falla, Moscú podría recurrir a su letal catálogo de misiles

Foto: Lanzador doble de misiles Iskander. (Mil.ru)
Lanzador doble de misiles Iskander. (Mil.ru)
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La guerra de Ucrania está aún lejos de acabarse. Al aparente cambio de estrategia por parte rusa, se une también un reconocimiento por parte del presidente ucraniano de que tendrían que hacer ciertas concesiones. Pero se va a mantener una fuerte presión militar en aquellos puntos que para Moscú son fundamentales. El problema es que, si la maquinaria de guerra convencional le falla, podría recurrir incluso a armamento nuclear táctico y para ello Putin tirará de algo que preocupa a Occidente: su arsenal de misiles.

El anuncio ruso de cambio de estrategia puede ser una maniobra ‘de cara a la galería’. La realidad es que, pese al territorio ucraniano ya ocupado, superar un mes de guerra no estaba en los planes iniciales del estado mayor ruso. Las tropas rusas han llegado a ese límite de agotamiento impuesto por la guerra de desgaste, y seguir con las operaciones actuales habría implicado una movilización de recursos difícil de conseguir. Se renuncia a ocupar Kiev, pero esto no indica más que una nueva fase, donde toca centrarse en los objetivos necesarios para lograr una negociación satisfactoria.

Foto: MiG-31 durante un reabastecimiento en vuelo. (Mil.ru)

Putin necesita una victoria o, al menos, algo que pueda ‘vender’ como tal. Para ello, utilizará todas las armas a su alcance, y si la artillería no ha sido capaz de doblegar al enemigo, la aviación ha brillado por su ausencia y sus fuerzas acorazadas y mecanizadas han sufrido enormes pérdidas, recurrirá a los misiles. Ya los ha usado, pero son varios los tipos, denominaciones, cometidos y características, por lo que conviene recapitular y ver cuáles ha utilizado y a cuáles puede recurrir si las cosas se le tuercen.

Rusia dispone de muchos tipos, una variedad enorme si atendemos a las diferentes variantes de cada uno de ellos, modelos derivados, desarrollos especiales y tipos de cabeza de guerra. Las denominaciones suponen un verdadero galimatías difícil de entender y más aún de identificar. Muchas de las diferentes denominaciones hacen referencia, por ejemplo, al tipo de plataforma lanzadora que se utilice o a las modificaciones que se fueron realizando para incrementar el alcance, o diferentes tipos de sistema de guiado. Una forma de clasificarlos es según su tipo de vuelo y así los podríamos agrupar en crucero, balísticos e hipersónicos.

Misiles de crucero

Son un tipo que se dirige hacia su objetivo en un vuelo horizontal y, con frecuencia, a baja cota para no ser detectados. En función de su motor y tamaño, alcanzan velocidades subsónicas y supersónicas, incluso una combinación de ambas. Así, puede ser subsónica en el vuelo de aproximación y supersónica en la última fase, al objeto de incrementar su alcance durante el vuelo, pero pasando a supersónico en la fase final para minimizar el riesgo de que sean derribados. De este tipo, los rusos utilizan dos modelos fundamentales: el Kalibr y el Oniks.

El 3M-54 Kalibr es un ingenio de entre 1.300 y 1.700 kg según la variante y su alcance, aunque las más modernas y en desarrollo podrían a superar los 2.200 kg. Del mismo modo, en función de la versión, su longitud oscila entre los seis y nueve metros aproximadamente. Utiliza varios tipos de motores, en unos casos un motor cohete y en otros un turborreactor. Los alcances están entre los 300 y 600 km para las versiones de corto alcance y de exportación, llegando a los 2.500 km en las de largo alcance. Se estima que los últimos desarrollos, los 3M-14 y 14T, podrían llegar incluso hasta los 4.500 km.

Este misil vuela a velocidades subsónicas durante su fase de navegación hasta el objetivo, acelerando hasta los 2,9 Mach en la fase de ataque. El guiado suele ser inercial, radar activo, satélites (Glonass, equivalente ruso del GPS) y por mapeado del terreno. Esta última es una funcionalidad interesante. Se utiliza un sistema óptico que realiza un reconocimiento del terreno e identifica puntos de paso o el propio objetivo comparándolo con su banco de datos, consiguiendo una gran precisión. Es posible lanzarlo desde casi cualquier tipo de plataforma y se ha convertido en uno de los más destacados en el conflicto ucraniano.

El 3M-55 Oniks, que también recibe la denominación de P-800, es otro gran ingenio con más de 3.000 kg de peso y 9 metros de largo. Es un tipo polivalente en cuanto a su utilización y cabeza de guerra, como respecto al tipo de plataforma desde el que se puede lanzar. Su alcance depende desde donde se lance y su perfil de vuelo, pues una de sus características es que se puede programas. Esto quiere decir que puede volar a muy baja cota siguiendo el terreno, hasta 10 metros de altura, o a alta cota entre 10.000 y 14.000 metros.

placeholder Misiles rusos Topol. (Mil.ru)
Misiles rusos Topol. (Mil.ru)

Cada tipo de perfil de vuelo (alto o bajo) tiene sus ventajas e inconvenientes. Un perfil de vuelo alto le daría más alcance al tener el aire menor densidad y ejercer menor resistencia aerodinámica, lo que redunda en un menor consumo de combustible. Todo lo contrario que a baja cota. Sin embargo, a alta cota es más fácil que sea detectado por un radar, por lo que se suele utilizar un perfil u otro en función de la distancia hasta el objetivo. Incluso es posible un perfil mixto, en el que el vuelo de aproximación se haga a alta cota y la fase final a poca altura para evitar ser detectado.

Misiles balísticos

Este tipo se caracterizan por lanzarse en posición vertical y, en función de su alcance —corto alcance o misil táctico y largo alcance o estratégico— permanecen en la atmósfera terrestre o salen de ella. Este tipo de armas suele ser muy grande y con varias etapas impulsoras, siempre en función de su tipo y alcance. Tienen la particularidad de que tan solo una parte de su vuelo es impulsado y es donde se pueden hacer pequeñas correcciones en su trayectoria, mientras que el resto es una caída en trayectoria balística.

Todos los tipos, en su fase de caída (los tácticos) o reentrada en la atmósfera (los estratégicos) alcanzan velocidades enormes, superiores a Mach 20, es decir, más de 24.000 km/h, pero tienen el grave inconveniente de que su trayectoria es predecible con gran precisión. Es decir, se sabe por dónde y cuándo va a pasar, por lo que es posible (que no fácil) su intercepción.

Del tipo táctico, los rusos están usando en gran número el Iskander M. Se lanza desde plataforma de camión en lanzadores sencillos o dobles, cada uno acompañado de otro vehículo especial con misiles para recarga. Es grande y pesado (3.800 kg y más de siete metros de longitud) y tiene un alcance de entre 50 y 500 km. Su utilización con plataformas móviles supone una de sus grandes ventajas, pues es muy difícil de descubrir antes de que pueda efectuar un lanzamiento.

placeholder MiG-31K llevando un misil Kinzhal. (Mil.Ru)
MiG-31K llevando un misil Kinzhal. (Mil.Ru)

Un detalle interesante que se ha descubierto en este conflicto es el empleo de señuelos con este tipo. En su fase final, el Iskander puede ser interceptado, pero al objeto de minimizar ese riesgo, los rusos idearon un sistema que hace que de la cabeza de guerra se desprendan varias falsas ojivas. Esto puede despistar a los radares de misiles antiaéreos y hacer que se ataquen los señuelos en lugar de la ojiva real. También tiene una gran precisión y se sabe que ha sido el artífice de muchos de los letales ataques rusos, gracias a su ojiva de entre 500 y 700 kg de explosivo.

Los misiles estratégicos son otra historia bien diferente, pues están asociados al uso de cabezas nucleares. Los rusos disponen de varios tipos con alcances intercontinentales y cabezas de múltiples ojivas. Hablar de ellos es casi hablar del apocalipsis, pues si se llegaran a utilizar, estaríamos en una guerra termonuclear de alcance mundial. De estos, el más interesante es el Topol M o RT-2PM2.

Es como un enorme cohete espacial que se puede lanzar desde plataforma móvil o desde silo. Pesa más de 47 toneladas y mide casi 23 metros de largo. Su alcance es de 11.000 km y es un arma temible. A la dificultad de localizar las plataformas móviles, se añade el hecho de que (según fuentes rusas) dispone de cierta capacidad de maniobra con guiado por Glonass— y, además, se cree que también integraría un sistema de señuelos similar al empleado en el Iskander. Este sistema de señuelos, unido a que su cabeza de guerra incorpora ojivas múltiples, puede hacer que resulte muy difícil interceptar todas las ojivas, entre las reales y las falsas.

El arma definitiva: hipersónicos

Los misiles hipersónicos son aquellos que alcanzan velocidades varias veces la del sonido. Se habla de ‘vuelo hipersónico’ cuando estas superan Mach 5, es decir, cinco veces la velocidad del sonido que equivale a más de 6.177 km/h. Su importancia es cada vez mayor y las tres grandes potencias, Estados Unidos, China y Rusia, compiten por alcanzar, antes que los demás, un arma que funcione con estas características. Su principal ventaja es, por un lado, la velocidad a la que vuelan, lo que acorta de manera dramática los tiempos de aproximación a sus objetivos, pero además, su capacidad de maniobra.

Es esta su gran baza y en lo que aventajan al misil balístico, pues si bien en su descenso también van a enormes velocidades, no pueden maniobrar, mientras que el hipersónico (en teoría) es capaz de hacerlo.

El más conocido —y puede que ya utilizado en combate— es el Kh-47M2 Kinzhal. Es un arma hipersónica para ataque de precisión aire-tierra, es decir, se lanza desde plataformas aéreas para atacar objetivos terrestres. Es bastante grande y aunque se desconocen muchos de sus datos, su peso podría acercarse incluso los 3.000 Kg, ya que en el fondo es una versión especial del Iskander.

placeholder Recarga de un misil Iskander desde el vehículo de apoyo. (Mil.ru)
Recarga de un misil Iskander desde el vehículo de apoyo. (Mil.ru)

Su cabeza de guerra es de 480 kg de explosivo y su principal característica es que puede alcanzar velocidades hipersónicas, de las que en Rusia se ha afirmado serían ‘superiores’ a Mach 10, es decir, más de 10 veces la velocidad del sonido o más de 12.000 km/h. Su guiado es inercial con posibilidades de ajuste mediante sistema Glonass e incluso por referencias ópticas.

Todas son armas temibles que Putin ha utilizado, de momento —y esperemos que siga así— excepto el Topol M. Pero no hay que confiarse. Todas ellas son susceptibles de llevar una cabeza nuclear táctica, y si Putin decidiera emplear tan solo una de ellas, tan solo una vez, y realizar un ataque nuclear, entraríamos en una nueva era de consecuencias imprevisibles y en extremo peligrosas.

La guerra de Ucrania está aún lejos de acabarse. Al aparente cambio de estrategia por parte rusa, se une también un reconocimiento por parte del presidente ucraniano de que tendrían que hacer ciertas concesiones. Pero se va a mantener una fuerte presión militar en aquellos puntos que para Moscú son fundamentales. El problema es que, si la maquinaria de guerra convencional le falla, podría recurrir incluso a armamento nuclear táctico y para ello Putin tirará de algo que preocupa a Occidente: su arsenal de misiles.

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