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Este filósofo español explica en 100 páginas cómo el bitcoin va a acabar con el Estado
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Se acercan las micrópolis privadas

Este filósofo español explica en 100 páginas cómo el bitcoin va a acabar con el Estado

Álvaro D. María es el autor del libro 'La filosofía del bitcoin'. Una pequeña guía que analiza la naturaleza de la moneda, lo que supone para el fin de los Estados y el futuro que viene

Foto: Portada del libro 'La filosofía de bitcoin'. (Imagen cedida)
Portada del libro 'La filosofía de bitcoin'. (Imagen cedida)

Ahora mismo, es imposible separar la palabra bitcoin de números, gráficos o tendencias. La especulación, los charlatanes y la moda del 'trading online' han tomado su nombre como el amigo fiestero que te agarra del brazo para no sentirse mal si sale solo. Pero si hay alguien experto en el tema y que se afana en intentarlo, ese es Álvaro D. María. Este misterioso (no da nombre completo ni deja publicar fotografías suyas) licenciado en Filosofía y Derecho, e investigador de la Universidad Complutense de Madrid, acaba de publicar un pequeño libro, solo algo más de 100 páginas, que trata este invento desde un ángulo diferente. Intenta analizar la moneda en su propia naturaleza, expulsando de alrededor el ruido y observando qué implica su éxito para nuestro futuro. Ah, y te explica por qué su éxito matará el sistema estatal tal y como lo conocemos.

En pleno debate entre los llamados maximalistas del bitcoin y los que creen que este producto es una criptomoneda más, con El Salvador empezando su relación con los 'bitcoiners' y anunciando que incluso buscará financiar su deuda con bonos bitcoin y con el exCEO de Twitter, Jack Dorsey, reactivando la pureza del movimiento, el ensayo de María ayuda a entender, o ese es su objetivo, la raíz tras todo esto. Un texto que, titulado ' La filosofía de bitcoin' y publicado por Libros.com tras un 'crowdfunding' que recaudó más de 18.000 euros (llegando al 545% de lo esperado, 3.500), desgrana el fenómeno en una mezcla de historia del Estado y de la moneda (parte del objetivo del libro es ver que los Estados no son inmortales y que pueden acabar pronto, más aún si se les quita el monopolio monetario), una crítica al sistema político actual con ramalazos revolucionarios y pinceladas del futuro que viene tras el triunfo de la gran B.

Foto: Uno de los asistentes a 'LaBitConf' se hace un selfi con el presidente Nayib Bukele de fondo. (EFE/Rodrigo Sura)

El escritor, a pesar de su confianza en el proyecto bitcoin, tiene un discurso que une su apuesta por algo que compara con la aparición de la pólvora o la llegada de internet, un producto que puede cambiar la sociedad y nuestra forma de relacionarnos, con un aviso a navegantes. Porque que sea algo revolucionario no tiene por qué traer un mundo que sea mejor para todos, es más, un cambio así suele golpear en todas partes. De eso depende, en buena parte, cómo afrontemos el desafío de su aparición. "Por mucho que lo oculten, que intenten pararlo, que vivan de espaldas a ello, busquen crear alternativas o ahogarlo, el bitcoin va a seguir ahí, y eso es lo más rompedor de todo", comenta.

Su texto llega en un momento en que las guerras criptográficas han despertado tanta atención e interés a lo largo del planeta y en todos los estratos sociales que incluso cuentan con una vena religiosa que María no toca en el libro, pero no elude en la entrevista con este periódico. Porque para muchos fans, el bitcoin trae un futuro idílico sin impuestos, con todo el poder para el ciudadano. Pero leyendo el ensayo, uno también puede encontrar una lectura diferente de ese futuro en el que las grandes fortunas puedan atesorar su dinero sin miedo alguno a los impuestos o incluso comerciar sin escrutinio ni control estatal en un territorio lleno de microciudades corporativas que compiten con democracias arruinadas y una gran desigualdad. "Sería un error decir que esto no trae desigualdad, porque es así, la justicia social se resentirá y al menos al principio los grandes beneficiados serán los que más bitcoins tengan".

PREGUNTA. ¿Por qué el nombre de 'La filosofía de bitcoin'? ¿Y en qué se basa esta filosofía?

RESPUESTA. Creía que a bitcoin le faltaba un análisis filosófico, porque ha sido muy estudiado y analizado por economistas, pero faltaba un estudio que pusiese bitcoin en su lugar como ente en sí mismo, un trabajo mucho más de filósofos. Qué retos puede tener, contra qué puede competir, cuál es su naturaleza, los cambios que introduce... Se había estudiado como activo, pero llega mucho más allá.

Foto: Foto: EFE.

P. ¿Y cuál es esa naturaleza del bitcoin?

R. Yo diría que es el primer activo escaso digital que no depende de terceros. Por eso redefine el derecho de propiedad privada. Es la definición básica, pero es la que mejor comprende el problema que intenta resolver bitcoin. Busca resolver un problema histórico que es el de ser capaces de preservar valor en largos periodos de tiempo sin que nadie nos lo pueda arrebatar, y lo hace de una forma diferente que no se había conseguido antes. El mundo digital además había colocado un problema más, y es que como todo son conjuntos de datos se puede replicar todas las veces que quieras y, por tanto, perdía cualquier sentido su atesoramiento. Para dar valor en este mundo digital, se habían colocado terceros de confianza, incluso el propio dinero que tienes en el banco es el propio banco el que garantiza o salvaguarda su escasez, controlando la cantidad, vigilando las transferencias y demás. Con bitcoin, se consigue quitar esos terceros.

P. ¿Qué tiene que ver bitcoin con el fin del Estado tal y como lo conocemos? Porque creo que ese era el otro título que barajabas antes de publicar el libro, y es una de las bases del ensayo.

R. El Estado es una forma política muy concreta que se caracteriza por fusionar la potestad, que era el poder histórico que antes tenían principalmente las monarquías, y la autoridad, que era un saber socialmente reconocido que históricamente recaía en el Papa y en la Iglesia y en sus juristas. El resultado de la fusión es la soberanía y ahí vivimos desde hace unos 400 años. La cosa es que el sistema está entrando en crisis porque justamente ha entrado en crisis la autoridad del Estado. La portada del libro es un resumen de esto.

Foto: Los ordenadores cuánticos pueden poner el mercado de criptomonedas patas arriba. (IBM)

¿Cómo entra bitcoin en todo esto? Pues porque profundiza en esa crisis de autoridad, porque con este invento el Estado, por ejemplo, no puede confiscar una cantidad de bitcoins para hacer justicia si esta está bien custodiada fuera de un 'exchange'. O si dos agentes económicos quieren comerciar en bitcoins, no pueden gravar impuestos sobre esas transacciones. Pero hay más. Bitcoin compite con la deuda pública, y eso puede suponer bastantes problemas para la forma de organizarse del Estado, cambia los incentivos también de seguir perteneciendo al Estado, pues te permite secesionarte, salirte económicamente del sistema y analizar el coste de oportunidad de seguir en él. Hasta ahora, eso era imposible.

Y un último punto es el cambio en la historia monetaria. La autoridad política apareció en el intercambio monetario porque las primeras transacciones que se hacían solo entre pares tenían un problema, y es que cada par tenía que validar que lo que el otro le daba tenía las cualidades correctas. Esos pares decidieron dejar ese proceso en manos de la autoridad para evitarse estos costes, y bitcoin ahora da un siguiente paso, pues te permite validar que es una transacción correcta sin necesidad de esa intervención política. Al final, presenta una redefinición del derecho de propiedad y un cambio en la significación de intercambios económicos reduciendo mucho la dependencia de terceros.

placeholder Álvaro D. María no comparte fotos suyas ni su nombre completo en público. Esta es la única imagen que ofrece. (Cedida)
Álvaro D. María no comparte fotos suyas ni su nombre completo en público. Esta es la única imagen que ofrece. (Cedida)

P. O sea, que crees que bitcoin al final evoluciona tu relación con el Estado y limita muchísimo su poder debilitándolo y pudiendo al final acabar con él. No, digamos, de una forma revolucionaria.

R. Bueno, yo no creo que el Estado vaya a morir de la noche a la mañana, pero sí creo, y de eso va a ir mi siguiente libro, que va a fomentar la creación de nuevas formas políticas.

P. ¿Qué tipo de formas políticas? Creo que en el libro hablas de microestados... ¿Podría ser algo similar a lo que pasa ahora con Texas, Andorra...?

R. Tenemos mucha tendencia a llamar a todo Estados, pero yo creo que no, que serán algo diferente. Yo utilizo la palabra 'micrópolis', porque creo que define bien el concepto de ciudades pequeñas que tienen una forma de gobierno autónoma y distinta. Ya está empezando con la Bitcoin City, Andorra podría cuadrar con esa idea... Hay que tener claro que las primeras sí podrían ir por el lado de ciudades corporativas o empresariales, porque al final el Estado tiene un exceso de regulación enorme y son las primeras incentivadas en crear estas pequeñas ciudades con su propia regulación, con mejores impuestos para ellos y que les ayude a ser más competitivas. Y no hay que olvidar conflictos como el de la Superliga, por ejemplo, en los que se ve que los intereses de los empresarios ya no están alineados con los intereses estatalizados y esas megacorporaciones tienen poder suficiente para hacer frente a los Estados y pueden estar interesados en ciudades privadas y demás que funcionen al margen.

Foto: Un Starbucks en El Salvador, donde ya se puede pagar con bitcoins. (Reuters)

P. ¿Y qué papel juega bitcoin ahí?

R. Bitcoin te permite lo que se conoce como 'optar por salir', hacer un 'op-out'. Te puedes secesionar patrimonialmente incluso de forma anónima y que ni siquiera el Estado sepa que tienes bitcoin. Y eso se suele poner en caso individual, pero puede hacerse también a nivel grupal o colectivo. Y esto permitiría a estas ciudades separarse completamente del orden monetario internacional. El Salvador, por ejemplo, le puede dar una patada al Fondo Monetario Internacional si pasa todas sus reservas a bitcoin porque se quita de encima todos los controles, los embargos de cuentas. Al ser algo inconfiscable te da un poder que no te da ningún otro activo. Por ejemplo, a Venezuela le embargaron sus reservas de oro en Reino Unido precisamente por sanciones y cosas de este estilo.

P. Bueno, pero eso también puede ayudar a algo que se ha criticado mucho, y es a que se beneficien negocios ilícitos y criminales.

R. Pero eso también pasa con los dólares y los euros. Y es más, a muchas autoridades les viene mejor que los criminales utilicen bitcoin porque se puede rastrear fácilmente. Es verdad que si lo hace con todas las medidas de seguridad podría hacerse anónimamente, pero se necesitaría una preparación y unos conocimientos que ahora mismo es casi mejor para su persecución que crean que con bitcoin simplemente no se puede seguir ese dinero.

"El punto diferencial de bitcoin es que puedas optar por la opción de no hacerlo, de no contar con terceros"

P. Y hablando de esos conocimientos, hemos visto cómo en los últimos años han aparecido numerosos 'exchanges' que hacen la función de esos terceros de confianza. ¿Crees que esos seguirán creciendo o la gente de verdad acabará independizándose totalmente de terceros?

R. Creo que habrá de todo. Bitcoin permite buscar la solución que más se ajusta a cada uno. Creo que el tercero de confianza se va a usar mucho sobre todo por gente que tenga mucho y crea que hay mucho riesgo de seguridad si solo lo custodia él, o simplemente que haya gente que prefiera no custodiarlo. Pero el punto diferencial es que puedas optar por la opción de no hacerlo, de no contar con terceros. Eso te da un gran poder de negociación sobre el poder político porque si te aprietan puedes amenazar con salirte a una alternativa que funciona. No me vas a poder subir tanto los impuestos, no vas a poder hacer políticas económicas tan expansivas porque si te cargas la moneda yo tengo una alternativa. Es un contrapeso.

Y eso se comenta en el libro que la utilidad del bitcoin que siempre se ve desde un punto de vista personal tiene también una utilidad común porque obligará a los políticos a corregirse y no poder excederse tanto. Lo comenta el inversor Michael Saylor [CEO de Microstrategy y uno de los grandes gurús de bitcoin] cuando dice que si nos ponen impuestos a las grandes fortunas lo pasaremos todo a bitcoin y se acabó.

P. ¿Los Estados podrían controlar bitcoin al controlar internet? Porque, bueno, tenemos el ejemplo de Kazajistán que al cortar el acceso a la red afectó a la minería e incluso al precio de la moneda.

R. En realidad, las propiedades del bitcoin no se han visto mermadas por ningún corte de internet ni nada. Se puede cortar internet, pero los bitcoins siguen ahí. Hay copias incluso en satélites. Puede resentirse el precio, que también es algo ajeno a bitcoin, pero la moneda sigue ahí. Es tan antifrágil que nadie, por ahora, ha conseguido digamos acabar con ellos, yo invitaría a la gente a que lo intentara, ni siquiera China, que ha anunciado su prohibición en multitud de ocasiones, lo ha conseguido.

P. Pero bueno, sí ha sacado a los mineros de allí y ha conseguido expulsar a gran parte de la industria.

R. Sí ha sacado a los mineros, pero es como pegarse un tiro en el pie. A mí me gusta comparar esto mucho con la pólvora, bitcoin no deja de ser una innovación que cambia también la lógica de la violencia, y que yo creo que va a reorganizar la forma en la que nos organizamos y relacionamos. Y si lo comparamos con la pólvora se entiende muy bien. China es uno de los primeros países en descubrirla y usarla, pero no la emplean en usos militares potentes y eso provoca que pierdan su hegemonía. Aquí vemos que expulsan a una tecnología superior y es algo equivalente. Es como si cuando descubres la pólvora echas a la industria que lo trabaja, lo estudia lo analiza. Un tiro en el pie.

Foto: Foto: Reuters.

P. ¿Y qué pasa con el resto de criptomonedas? Tú eres muy crítico en el libro e incluso llegas a hablar de "humo" o de que la Blockchain no es lo diferencial de bitcoin.

R. Los demás ni siquiera compiten con bitcoin, bitcoin se centra en conseguir un objetivo muy concreto que es el de conseguir la escasez digital sin dependencia de terceros. Y es la única que lo consigue, porque el resto ni lo pretende. El resto todos dependen de alguien. Todos intentan mejorar algunas características de bitcoin, como la rapidez del pago creyendo que es algo diferencial, y no, para pagos rápidos está el dinero FIAT, ni en Venezuela hay problemas para los pagos rápidos diarios. Tenemos problemas para tener un activo que no nos puedan quitar y tener un activo que preserve valor a lo largo del tiempo. Y en eso se centra bitcoin más allá de la Blockchain, porque la cadena de bloques la utiliza porque le viene bien, igual que la caja de cambios no hace al coche.

Muchos de los proyectos son intentos de adaptación del entorno accionarial o incluso megaloterías, porque algunos no son más que eso. Y lo peor es que venden cualidades que luego no tienen pero te prometen. Vamos, venden humo.

P. Hablando sobre esto, en el libro no lo tocas, pero se ha formado alrededor de las criptomonedas, y quizás especialmente de bitcoin, una sensación de religiosidad, de culto. ¿Cómo ves esto?

R. Es buena pregunta porque es algo que no cuento en el libro a propósito, porque sé que es objeto de crítica. Desde el punto de vista de la filosofía es una consecuencia natural de lo que está sustituyendo. Hay una cita en el libro que es de Eric Vogelin, de su libro ' Las religiones políticas', que la corto pero que dice algo así como que el Estado se ha apropiado de un carácter religioso y que si algo lo sustituye también adquirirá ese carácter. Y yo creo que es lo que está ocurriendo, para los 'bitcoiners', la seguridad que se había puesto en el Estado por parte de los ciudadanos se desplaza a bitcoin y con esta percepción de seguridad se traslada también un carácter religioso. Al ser lo que te da seguridad no quieres que nadie lo ataque y quieres protegerlo a toda costa, un elemento religioso o de fanatismo si se quiere. Que se suele ver reflejado en los que ahora se conocen como maximalistas de bitcoin.

Foto: Reuters Opinión

P. ¿Y crees que eso puede ser un problema a largo plazo? Que no se pueda criticar.

R. En absoluto, creo que es lo que asegurará su éxito. Al final las religiones duran más que los imperios. El que adquiera este carácter es lo que asegurará su perpetuidad. Y en cuanto a las críticas, la comunidad 'bitcoiner' es muy crítica. El elemento de religiosidad es hacia fuera, hacia dentro uno de los mantras de la comunidad es 'don't trust, verify' [no creas, comprueba]. Cada cambio, que algo clave en bitcoin es que necesita un consenso amplísimo porque es de código abierto, se discute, hay críticas y tarda en implementarse, pero es parte de sus buenos aspectos.

Es algo lento pero su objetivo no es competir con el dinero 'fiat', es hacerlo con activos que funcionan como reserva de valor. Y en este sentido los principales pues son la deuda pública, el 'real estate', los fondos privados, los fondos de pensiones, el arte, el oro... También con empresas consolidadas. Todos esos mercados están muy sobrevalorados por mucho capital que solo quiere preservar valor, y todo eso puede pasar a bitcoin.

"Va a poner en jaque a los estados en un periodo largo de tiempo, porque no van a poder redistribuir si uno no quiere"

P. Hay dos críticas que se hacen mucho a bitcoin y que abordas en el libro dando argumentos algo diferentes a los habituales. Una es la de la volatilidad, que dices que puede que sea algo a lo que nos debemos acostumbrar y ver de otra forma, y otra es el del consumo energético, que aseguras que, aunque sea algo que tiene un alto consumo, puede ayudar incluso a reducir el gasto energético a nivel global.

R. Sí, a ver el tema de la energía es que se critica a bitcoin porque consume energía y es cierto, pero si te parece útil tiene sentido, igual que consume mucha energía la calefacción o los coches y lo aceptamos porque nos es útil. Pero el tema del consumismo es diferente. Porque si tú tienes todo tu dinero en 'fiat' y tienes una gran inflación estás incentivado o forzado a consumir mucho y rápido para no perder patrimonio. Creo que bitcoin va a cambiar la preferencia temporal. Que las generaciones venideras tiendan a atesorar porque tienen un bien que se aprecia de forma constante en periodos largos de tiempo.

La volatilidad se produce porque hay demasiada asimetría de información en el mercado. Los maximalistas de bitcoin cada euro que tienen lo invierten ahí mientras que hay muchas de las llamadas "manos blandas" que entrar por interés, por moda y compran y venden de forma constante, y hay tal cantidad de gente en esa parte que la volatilidad no se va a reducir en mucho tiempo. Pero cada vez hay más maximalistas, porque es una religión que además evangeliza muy bien, y eso se nota en que pese a la volatilidad el precio tiene un crecimiento constante que se apuntala en todos esos maximalistas que compran, atesoran y no venden.

Foto: Kathryn Haun durante una charla Ted. (Ted)

P. Para terminar, en el epílogo hablas de que de este triunfo saldrán beneficiados los jóvenes, los expertos en tecnología y los curiosos. ¿Qué pasa con el resto? ¿Qué futuro espera a los que no entren y a los que concentran la mayoría del bitcoin, que también hay muchas críticas en torno a la alta concentración de las monedas?

R. El acaparamiento no es problema, porque se puede dividir en 100 millones de partes, por lo que cualquier persona puede llegar a contar con sus cualidades y tener algo de bitcoin. Lo que sí es que al impedir la redistribución y al revalorizarse beneficiará más a los que más tengan y lo atesoren por periodos largos de tiempo. Va a fomentar la desigualdad y eso hay que decirlo, y va a poner en jaque a los Estados en un periodo largo de tiempo, porque no van a poder redistribuir, hacer justicia social, si uno no quiere darlo. Y por eso creo que esto va a provocar cambios políticos, porque muchas ideas van a entrar en crisis, con el surgimiento de nuevas ciudades, nuevas formas políticas... Son las tensiones a las que nos podemos enfrentar a raíz de esto.

Y creo que lo más inteligente por parte de los Estados, como con la pólvora, sería adoptarlo, enseñárselo a los ciudadanos, analizarlo y no pensar que puedes vivir aparte de esto.

Ahora mismo, es imposible separar la palabra bitcoin de números, gráficos o tendencias. La especulación, los charlatanes y la moda del 'trading online' han tomado su nombre como el amigo fiestero que te agarra del brazo para no sentirse mal si sale solo. Pero si hay alguien experto en el tema y que se afana en intentarlo, ese es Álvaro D. María. Este misterioso (no da nombre completo ni deja publicar fotografías suyas) licenciado en Filosofía y Derecho, e investigador de la Universidad Complutense de Madrid, acaba de publicar un pequeño libro, solo algo más de 100 páginas, que trata este invento desde un ángulo diferente. Intenta analizar la moneda en su propia naturaleza, expulsando de alrededor el ruido y observando qué implica su éxito para nuestro futuro. Ah, y te explica por qué su éxito matará el sistema estatal tal y como lo conocemos.

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