Las confesiones de la mente detrás del mayor timo de Silicon Valley
La que un día fue considerada la 'Steve Jobs de la biotecnología' está acusada de 12 cargos por los que podría pasar las próximas dos décadas en prisión
"La forma en la que gestionamos el proceso con 'The Wall Street Journal' fue un desastre". Así se ha referido esta semana Elizabeth Holmes al intento de torpedear la investigación que en 2015 puso fin a Theranos, el imperio que había fundado con solo 19 años y llegó a estar valorado en 8.000 millones de euros. El que está considerado el mayor fraude de Silicon Valley lleva 11 semanas de juicio, entre las que se incluye el grueso de la declaración de la que un día fue considerada la 'Steve Jobs de la biotecnología'.
Hoy tiene 37 años y está acusada de 12 cargos —una decena por fraude y otros dos por conspiración— por los que podría pasar las próximas dos décadas en prisión. La fundadora de Theranos lleva una semana declarando en la Corte Federal de San José (California). Allí ha recalcado la acusación de abuso sexual por parte de su expareja y director de Operaciones de la compañía Ramesh Balwani, pero también ha escurrido el bulto y asegurado que confiaba en la tecnología de la compañía. En otras ocasiones, simplemente ha asegurado que no se acordaba de nada.
El juicio, que se celebra a puerta cerrada, se reanudará el próximo martes, pero la declaración de Holmes ha dejado ya algunas perlas. Y, como era de esperar, tanto Holmes como Balwani —que tendrá su juicio por cómplice el próximo año— se han declarado inocentes.
El testimonio de la acusada se ha mantenido según la línea esperada, defendiendo que ella “creía en la empresa”. Por ejemplo, su abogado le preguntó por qué no vendió su participación, a lo que alegó que "quería poner todo lo que tenía en ella". La estrategia es clara: Holmes es una empresaria honrada cuyas acciones han sido malinterpretadas. “Creía que funcionaba bien”, ha defendido aunque, ante las preguntas del fiscal, ha reconocido que, como máxima directiva, la última responsabilidad de lo que ocurría era suya. "Me lo imaginaba", respondió.
Por ahora, han sido llamados a declarar 29 testigos que han acusado a Holmes y Theranos de falsificar informes y demostraciones, ocultar el uso de dispositivos de terceros y, también, venirse arriba a la hora de explicar los beneficios de la compañía. Entre las personas llamadas a intervenir están los dos extrabajadores que contaron a 'The Wall Street Journal' que Theranos usaba tecnologías de terceros porque la suya no daba para más.
Se trataba de unos dispositivos llamados nanotenedores —y bautizados comercialmente como Edison— que, en teoría, conseguían hacer análisis de sangre con un pequeño pinchazo que recogía unos microlitros de sangre. Meses después, la misma publicación reveló que se habían encontrado “graves deficiencias” en uno de los laboratorios de la empresa.
El golpe final lo dio un extenso informe del Gobierno de EEUU que sacaba a la luz los grandes fallos a la hora de tomar las muestras, como no almacenar la sangre a la temperatura correcta, tener un personal poco cualificado y entrega de resultados que se sabía que podían ser erróneos.
Espionaje a extrabajadores
Antes, Holmes hizo todo lo posible para que aquello no viera la luz. Fue el primer episodio por el que le preguntaron los fiscales y, en este caso, no ha reconocido que las denuncias de aquellos exempleados eran totalmente ciertas. En el juicio, se reveló un mensaje en el que Balwani le urgía a “adelantarse a todo esto”. Holmes defendió que estaban “muy preocupados” por si revelaban “secretos comerciales”.
Eso sí, negó haber intimidado ni al periodista ni a las dos personas que, sospechaba, fueron sus fuentes. En contraposición, la Fiscalía aportó pruebas que demostraban que encargó a unos espías que los siguieran. De hecho, intentó que firmaran una declaración jurada en la que decía que nunca había hablado con el periódico y donde, además, se pedía que mencionara los empleados que supieran que había hablado con él. Era parte de una cultura empresarial en la que, como reveló la investigación, la intimidación era la norma.
Por otro lado, también trató que el propietario del periódico, el magnate Rupert Murdoch, frenara la publicación del reportaje, ya que había invertido 100 millones de dólares en Theranos. No lo consiguió. "Lo estropeamos totalmente", aseguró.
Colar tecnología de otros como propia
Como ya explicó este periódico, la clave del caso está en si Holmes quería realmente mentir y engañar o si, por contra, era solo una empresaria que intentaba sacar su negocio adelante y tenía una fe ciega en él, como defiende su abogado. Los fiscales también han señalado que, aunque ella confiara en el invento, mintió a inversores y medios de comunicación, que alabaron sus supuestas innovaciones. Y, claro, a los pacientes, ya que Theranos comenzó a poner sus pruebas a disposición del público a través de una asociación con la cadena de farmacias Walgreens.
"Cada prueba que ofrecemos en nuestro laboratorio se puede ejecutar en nuestros dispositivos", defendió Holmes en una entrevista con la CNBC en 2015. Según la documentación del juicio y los testimonios, los dispositivos de Theranos solo podían hacer una docena de pruebas de forma simultánea, pero ellos promocionaban que la capacidad era de 240.
Para solventar esto, usaban dispositivos de terceros, como Siemens, a los que introducían pequeñas variaciones. Todo sin que su socio lo supiera. De hecho, ha dejado caer que fue culpa de ellos por hacer una variación en cuestiones de logística. Solo informaron sobre este asunto a la Agencia del Medicamento de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés). ¿Era para ocultarlo o engañar? No, sino para proteger el “secreto comercial de las alteraciones que se habían hecho”, ya que le preocupaba que otros copiaran esas modificaciones. "Hay muchas cosas que desearía haber hecho de otra manera", concedió al respecto.
Los informes 'fake' de Pfizer
Otra prueba clave es el informe que, supuestamente, había elaborado Pfizer y Schering-Plough, en el que señalaba que los dispositivos mostraban un “rendimiento superior”. Aquel documento fue presentado a inversores, de modo que parecía que estas compañías los validaban, pero sucedía todo lo contrario: ninguna de esas empresas había aprobado los documentos y, además, no recomendaban usar Theranos.
Holmes ha admitido que fue ella misma quien colocó el logo de las farmacéuticas en este documento, pero que lo hizo con buena intención, "porque este trabajo se hizo en colaboración con esas empresas y estaba tratando de transmitirlo". Según ella, aquí tampoco quería engañar a nadie y no pretendía que los socios vieran esos logos como un respaldo.
La turbulenta relación con su socio
Según su testimonio, Holmes no se dio cuenta de lo ocurrido hasta la auditoría del Centro de Servicios de Medicare y Medicaid, en enero de 2016. Fue ahí cuando también dejó a su pareja, Ramesh Balwani, con quien llevaba una década. La relación comenzó cuando ella tenía 18 años y él 38 y, ha explicado, se acercó a él por haber sido un hombre de éxito.
En el juicio ha vuelto a denunciar el acoso sexual al que supuestamente le sometía Balwani, contando entre llantos que le obligaba a tener relaciones sexuales sin su consentimiento. Este lo ha negado, tachando las acusaciones de “falsas e incendiarias”. No es el único episodio similar que ha revelado en su testimonio: también ha asegurado que fue violada cuando estudiaba en la Universidad de Stanford, motivo por el que habría dejado la universidad y se habría enfocado en fundar la empresa.
Holmes ha detallado que este le dijo que, para llegar lejos, “tenía que matar a la vieja Elizabeth” y seguir una serie de pautas como despertarse a las 4 de la madrugada, llevar un cierto tipo de alimentación y mantenerse centrada en sus objetivos. "Él influyó en todo lo que yo era. Y no entiendo del todo lo que pasó", declaró sobre su expareja, que controlaba sus horarios y lo que comía, pero también le daba instrucciones sobre lo que tenía que hacer en cada momento. Por ejemplo, mandándole mensajes en mitad de reuniones en las que estaban los dos. "Él no era quien yo pensaba que era".
Elizabeth Holmes's daily schedule
— Internal Tech Emails (@TechEmails) November 30, 2021
Circa 2005–2009 pic.twitter.com/hhWUBHhpbe
El fiscal también sacó a colación 12.000 mensajes enviados entre ambos durante el tiempo en el que trabajaron juntos, indicando que había "una relación complementaria y amorosa" por ambas partes, incluso una "conexión espiritual". La acusación se basa en estos textos para argumentar que la relación era más estrecha que lo que Holmes asegura, además de recalcar que ella podía haberle despedido cuando quisiera, algo a lo que la fundadora no puso objeción.
"Te quiero. He rezado desde el fondo de mi corazón por ti. Nunca he rezado con esta intensidad en mi vida por nada ni por nadie. Vas a brillar", decía un mensaje de Balwan en 2015, ya en pleno escándalo. Holmes respondió con una cara sonriente y las palabras "mi nirvana". También aparecían las siglas HMFR, que al parecer hacían referencia a una oración árabe y significan "esto también es la gloria de mi Dios".
"El verdadero imperio americano"
En otros mensajes, el segundo le comentaba los distintos problemas que veía en la tecnología de Theranos, algo en lo que el fiscal aprecia sinceridad, y no engaño, hacia la fundadora. Holmes estuvo de acuerdo en este punto. También le comentaba otras cuestiones clave, como que las pruebas que se hacían en los centros de Walgreens se llevaban a cabo con métodos tradicionales.
En otra ocasión, Balwani le transmitía su preocupación porque la estrategia publicitaria era una "sobreexposición sin nada sólido detrás". Como recordatorio, cabe recordar que la revista ‘Time’ la nombró una de las 100 personas más influyentes del mundo y Barack Obama la nombró embajadora de los Estados Unidos "para el emprendimiento global".
Pese a ello, Balwani apuntaba que, cuando se resolvieran los problemas, iban "a construir el verdadero imperio americano": "Un monopolio. Nuestra obligación con los Estados Unidos". Holmes no achicó en su respuesta: "Eso es lo que estamos haciendo".
"La forma en la que gestionamos el proceso con 'The Wall Street Journal' fue un desastre". Así se ha referido esta semana Elizabeth Holmes al intento de torpedear la investigación que en 2015 puso fin a Theranos, el imperio que había fundado con solo 19 años y llegó a estar valorado en 8.000 millones de euros. El que está considerado el mayor fraude de Silicon Valley lleva 11 semanas de juicio, entre las que se incluye el grueso de la declaración de la que un día fue considerada la 'Steve Jobs de la biotecnología'.