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Pedro Sánchez ya habla del 6G: qué hay de verdad tras la próxima generación de internet
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EL 5G ACABA DE LLEGAR

Pedro Sánchez ya habla del 6G: qué hay de verdad tras la próxima generación de internet

El plan de resiliencia incluye una partida de 95,2 millones de euros en la materia para investigación. Esto es lo que se sabe sobre una tecnología que no está ni en fase embrionaria

Foto: Pedro Sánchez, en una cumbre en Bruselas. (EFE/Olivier Hoslet)
Pedro Sánchez, en una cumbre en Bruselas. (EFE/Olivier Hoslet)
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El 5G no se ha emancipado aún, y mucho menos ha llegado a la edad adulta. Aunque en España hace varios meses que los grandes operadores ya han enchufado esta red, la cobertura se concentra en las grandes ciudades y todavía sigue siendo un 5G 'desnatado' que en el argot especializado se conoce como 'non stand alone'. Esto significa que esta tecnología aún se apoya en las infraestructuras del 4G, lo que le impide desplegar todo su potencial, algo que ocurrirá cuando se levanten las redes autónomas (o 'stand alone').

Llevamos años hablando de este asunto y, a pesar de que aún no hemos hecho los deberes, ya hay quien ha empezado a hablar del 6G. Uno de ellos ha sido Pedro Sánchez, quien hace unos días anunció que el Gobierno dedicará una partida de 95,2 millones de los fondos de resiliencia para que 13 universidades y centros españoles comiencen a investigar sobre un asunto que no está ni en estado embrionario, aunque el dinero también está pensado para hacer desarrollos en lo que se ha venido a llamar 5G +. Un avance que, aunque más cercano que su sucesor, está aún también a unos cuantos veranos de hacerse realidad. El plan prevé movilizar 230 millones hasta el año 2023 para la creación de un ecosistema en torno a estas tecnologías.

Una ensalada de pronósticos

Esto no ha sido óbice para que las grandes potencias se hayan lanzado a la carrera. Sin embargo, otros pretenden acelerar mucho más los plazos. Corea del Sur, una de las grandes potencias mundiales en la materia, ha sido una de las más atrevidas a la hora de poner fechas. Asegura que en 2026 ya tendrá activo un piloto, respaldado por 150 millones de euros, y espera que dos o tres años después sea capaz de ofrecer los primeros servicios con esta tecnología.

LG y Samsung, sus dos puntales empresariales, ya empezaron en 2019 a abrir centros de investigación y trabajar para sentar las bases que sostengan estos avances. Samsung publicó un extenso informe en el que mostraba sus esperanzas de que la estandarización del 6G llegase en siete años y en 2030 fuese una realidad comercial.

Los pronósticos se dividen entre los que creen que llegará en 2030 y los que lo esperan para 2036

China tampoco ha tardado en mover pieza y Huawei, su principal brazo tecnológico, tenía planes para poner en órbita dos satélites para empezar con las correspondientes pruebas durante este 2021. El CEO de la compañía, Reng Zei, aseguró que han trabajado en paralelo, desde 2018, estas tecnologías además de las relacionadas con el 5G.

La Unión Europea se incluye en este primer grupo, los que piensan que a finales de esta década ya podríamos estar a punto de 'vender' 6G. Para impulsar estos objetivos, ha puesto en marcha el proyecto europeo Hexa-X, que se enmarca dentro de un plan mayor, conocido como Horizon 2020. En mayo, anunció una batería de proyectos a los que regó con 60 millones de euros. Los frutos, según sus planes, podrían empezar a verse para 2023-2024. Precisamente, los centros seleccionados por Moncloa ya habían conseguido financiación de Bruselas, dentro del mencionado Horizon 2020. La cuantía es proporcional a lo conseguido en aquel momento.

Hay otros pronósticos más precavidos. La agencia Bloomberg, que habló con varios de los capos que se dedican a la investigación de redes para empresas como Nokia y otras firmas, situó la fecha en que el 6G sería una realidad en 2036. Es decir, dentro de 15 años. Algo apoyado por firmas y fabricantes como Oppo, que estimaba que la estandarización empezaría a cocinarse en 2025 y que no sería hasta mediados de la próxima década cuando se implemente a gran escala.

Foto: Huawei cuenta con tres CEO rotatorios. En la imagen, Ken Hu, el directivo que ocupa el cargo ahora mismo.  (Imagen: Learte / EC Diseño)
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En definitiva, nadie tiene claro en qué momento llegará exactamente y a día de hoy poner fechas parece una declaración de intenciones y un brindis al sol más que cualquier otra cosa. Porque, en realidad, han sido los gobiernos de medio mundo y empresas privadas los que han empezado a mover el asunto, antes incluso que los organismos internacionales que se encargan de listar y definir los requerimientos de cada generación de internet móvil. La Unión Internacional de Telecomunicaciones, encargada de esto desde hace décadas, no ha dicho nada del 6G. Como explican en BandaAncha.eu, una vez este organismo de la ONU establece esas condiciones o requerimientos, la industria, agrupada en el consorcio 3GPPP, da forma a su propuesta para cumplir con ellas.

Del 5G al 6G: apretar el acelerador

Pero ¿qué cambiará del 5G al 6G? Pues será una evolución natural. El 5G frente al 4G ofrece una mayor velocidad, menor latencia (tiempo entre lo que se envía la información y se recibe la respuesta) y mayor número de conexiones y mejor gestión energética. Pues el nuevo estándar promete básicamente lo mismo: mejorar lo presente. Se estima que se podrían alcanzar velocidades de un terabyte por segundo. Es decir, 10 veces más que lo que el 5G pata negra puede ofrecer. En lo que se refiere a la latencia, estaríamos hablando de un cambio de un milisegundo a 0,1. En otro orden de cosas, también se espera que ofrezca mejoras en la localización de los dispositivos sin requerir el uso de GPS.

Hay muchos más cambios. El 4G ofrecía una gran cobertura, lanzando la señal en todas las direcciones con forma de un gran paraguas desde la antena. Con la actual generación, se ha conseguido una señal mucho más dirigida que, sin embargo, consigue una alcance geográfico mucho menor y, por tanto, requiere de más antenas.

placeholder Una de las antenas de Vodafone en la zona de Azca-Castellana, capturada con el Mi Mix 3 5G.
Una de las antenas de Vodafone en la zona de Azca-Castellana, capturada con el Mi Mix 3 5G.

El 6G, siempre sobre el papel, sería capaz de mezclar diferentes señales y que estas utilizasen diferentes superficies a modo de repetidor y al rebotar en ellas, lograría llegar más lejos. Para conseguir que todo esto funcione también habrá que aumentar el espacio del espectro. Ahora mismo el 5G se mueve en las bandas hasta los 90 o los 110 Ghz. En el caso del 6G, se habla de abrir la mano hasta los 3 Thz. Es decir, 3000 Ghz. Estos guarismos obligarían, por supuesto, a un ejercicio técnico mayúsculo para crear nuevas antenas.

El 6G también se ha visto como una oportunidad para evitar episodios como la crisis vivida con Huawei, que a pesar de las reticencias existentes, no podía ser 'extirpado' de las redes de los operadores en un corto tiempo porque tenían una gran dependencia de su tecnología. Por este motivo, Telefónica, Orange y Vodafone se han asociado con otros grandes nombres del sector como Deustche Telekom o Telecom Italia para pedir lo que se conoce como 'Open RAN'.

Esto son, 'grosso modo', redes de 'hardware' abierto, que permitan utilizar piezas y sistemas de múltiples proveedores, lo que les permitiría más flexibilidad para alternar entre distintos proveedores pero también un importante ahorro para seguir con el despliegue de estas redes, una inversión millonaria. Esa Open RAN "abierta, inteligente, virtualizada y totalmente interoperable" es la que permitiría, según estas compañías, liberarse de lastre para llevar el 5G a todo el continente en 2030 y afrontar el desarrollo de redes 6G.

Foto: Escena de 'El Juego del calamar'. (Netflix)

Primera parada, 5G avanzado

Pero antes de que el tren llegue a destino, hay una primera parada: el 5G avanzado o 5G+, dependiendo la fuente que consultes. Se trata de una iteración entre ambas generaciones, que permita explotar mejor las posibilidades reales de la actual generación de internet móvil. Se espera que sea una realidad comercial e irrumpa en el mercado en 2024. Lo hará como un 5G vitaminado, algo que ya pasó en anteriores ocasiones. En el caso del 4G, el LTE fue su versión hormonada. En caso del 3G, fue el HSPA+. Esta vez, parece que han optado por una nomenclatura más sencilla e identificable.

¿Qué será lo que aporte? Pues básicamente será una puesta a punto, que servirá para mejorar la velocidad y otros aspectos de esta conexión. Por ejemplo, se pretende hacer más fluido y transparente el cambio de antena a antena, incluso cuando el usuario avance a gran ritmo. También se pretende mejorar la gestión energética de estas conexiones, soporte para equipos y móviles muy baratos o la conexión directa entre dispositivos sin necesidad de conectarse a la red. Pero hasta que eso llegue, las compañías tienen que desplegar las nuevas redes, que permita ejecutar el 5G sin apoyarse en ese bastón que a día de hoy son las redes 4G.

El 5G no se ha emancipado aún, y mucho menos ha llegado a la edad adulta. Aunque en España hace varios meses que los grandes operadores ya han enchufado esta red, la cobertura se concentra en las grandes ciudades y todavía sigue siendo un 5G 'desnatado' que en el argot especializado se conoce como 'non stand alone'. Esto significa que esta tecnología aún se apoya en las infraestructuras del 4G, lo que le impide desplegar todo su potencial, algo que ocurrirá cuando se levanten las redes autónomas (o 'stand alone').

Pedro Sánchez
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