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La tecnología que hasta Apple te vende se prepara en un chalé de Madrid
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ESTO SUENA BIEN

La tecnología que hasta Apple te vende se prepara en un chalé de Madrid

Después de hacerse prácticamente obligado en el cine y las series, el audio espacial llega al mundo de la música. Empresas de todo tipo, desde Apple a Mercedes, apuestan por él. Pero necesitan ayuda. Y Dolby ha ganado esa lucha

Foto: Foto: Reuters.
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El pasado mes de octubre, Apple puso sobre la mesa la tercera generación de los AirPods, el que probablemente haya sido su invento más popular tras los iPhone. Los de Cupertino, en su intento de que esta renovación tuviese algo de chicha y no quedase en tierra de nadie, equiparon esta nueva versión, entre otras cosas, con una función muy peculiar ya vista en los AirPods Max. Utilizando los giroscopios, los auriculares son capaces de 'sentir' el movimiento de tu cabeza y hacer que el sonido gire con ella mientras ves una serie, una película o una canción.

Este lanzamiento era la guinda a un anuncio que la compañía había hecho meses antes. En mayo, los de Cupertino anunciaron que su servicio de 'streaming' musical, Apple Music, iba a incluir, sin coste alguno, audio espacial, algo fundamental para hacer funcionar ese seguimiento de cabeza. Detrás de la expresión 'audio espacial' se esconde, en realidad, una tecnología completamente ajena a la compañía californiana, que la ha utilizado adaptándola a sus cánones: Dolby Atmos. Esta tecnología dista de ser algo reciente. La propia Apple ya la soportaba en Apple TV+ y en iTunes. En realidad, va camino de cumplir los 10 años de edad y desde hace unos cuantos cursos es algo más que habitual en la electrónica de consumo.

Foto: Foto: M. Mcloughlin.

Casi en todas partes

La manzana, que también lo incluyó en su momento en sus iPhones, iPads o algunos portátiles, no es ni la única ni la primera en dotar a sus creaciones y sus servicios con lo necesario para soportar este sistema de audio. Mercedes ha anunciado recientemente que uno de sus coches eléctricos más lujosos vendría con este 'extra' de serie y que pronto lo incluirán en otros vehículos de pata negra.

Aunque sea la primera vez que te detienes en este asunto, es probable que el nombre lo hayas escuchado antes y que tengas cerca un dispositivo que sea compatible. Un móvil de Xiaomi, Oppo, OnePlus, Samsung o realme. También una Xbox de última generación, si eres de los afortunados que has conseguido cazar una. Un ordenador, un Fire Stick de Amazon, unos auriculares de cierta entidad, los altavoces de casa, tu tele o la barra de sonido con la que la has equipado coronado tu salón tres cuartas partes de lo mismo. Es imposible listar todos los aparatos compatibles en un artículo, pero la conclusión es que prácticamente todos los grandes fabricantes de electrónica te han vendido o han intentado hacerlo, esta tecnología alguna vez.

A pesar de esa omnipresencia, el común de los mortales (o al menos gran parte de ellos) no tiene claro exactamente para qué sirve Dolby Atmos. Algunos, en una deducción rápida, se quedan con la copla de que tiene que ver con el sonido, que suena mejor, pero no van más allá.

placeholder Un visitante graba el nuevo EQS eléctrico de Mercedes Benz en Barcelona. (EFE/Quique García)
Un visitante graba el nuevo EQS eléctrico de Mercedes Benz en Barcelona. (EFE/Quique García)

Los más cinéfilos tienen más papeletas de saber exactamente cuál es su cometido, porque esta tecnología se lleva utilizando en la industria audiovisual desde 2012, cuando Pixar tiró de ella por primera vez en 'Brave'. A partir de ahí, se ha extendido hasta convertirse en una norma en Hollywood (más de 9 de cada 10 cintas rodadas allí vienen mezcladas con este sistema, aunque a la hora de adaptarlas al idioma local pueden optar por no utilizarlo).

Dolby Atmos no tardó en dar el salto desde los cines al entorno doméstico, gracias al Blu-Ray en primer lugar y, posteriormente, con las aplicaciones de 'streaming' de películas y series como Netflix. Aquello impulsó, y sigue haciéndolo, la aparición de una nueva generación de 'gadgets' preparada para soportarlo. Ahora salta al mundo de la música, una última metamorfosis que se está cociendo y que propios y ajenos ven como el sustituto definitivo del sonido en estéreo, que lleva siendo la norma casi seis décadas a la hora de escuchar música y ver películas. No es la primera vez que alguien lo intenta, pero el momento por el que atraviesa la industria musical invita a pensar que el cambio es posible.

El primer estudio de música 100% Atmos en España

"Hasta ahora, cuando alguien en España quería producir algo con Dolby Atmos, se tenía que ir a un estudio de cine", cuenta Alejandro Gabasa, ingeniero de sonido, mientras abre la puerta de un chalé en el municipio de Boadilla, en Madrid. Esa es la sede de Comeback Studios, un estudio montado a pachas por Gabasa y otros dos colegas, Sergi Alvarado y Jorge Piñero. Esta joven empresa, que comparte sede con PKO (uno de los grandes de la producción nacional), se trata del primer estudio en nuestro país montado desde cero para trabajar con esta tecnología, una señal de que puede convertirse en algo habitual más pronto que tarde. Es, por así decirlo, el primer estudio 100% Atmos en España.

placeholder Sergi Alvarado, izquierda; Alex Gabasa, en el centro; y Jorge Piñero, derecha; fundadores de Comeback Studios. (Cedida)
Sergi Alvarado, izquierda; Alex Gabasa, en el centro; y Jorge Piñero, derecha; fundadores de Comeback Studios. (Cedida)

El proyecto, cuenta este joven, empezó a rumiarse durante la pandemia y se puso en marcha el pasado verano. De esta manera, se subían a un carro al que se han ilustres nombres de esta industria como Dean St Studios, el prestigioso estudio londinense escogido por artistas como Lady Gaga o Adele, que recientemente montó una unidad exclusiva para estas mezclas; o Deutsche Grammophon, que ya ha adaptado parte de su catálogo. Antes que ellos, J Balvin o ColdPlay ya habían hecho sus pinitos al otro lado del Atlántico. En nuestro país ya tenemos ejemplos como el de Vetusta Morla, entre otros grupos patrios, que se han animado a experimentar con esta fórmula y sus posibilidades.

"Cuando lo escuchas, ya no quieres volver a algo normal", remata Gabasa, antes de poner a todo volumen una remasterización de 'Rocket Man', de Elton John. La música no tarda en rodear al que escribe estas líneas. Lo de rodear no es un recurso literario. Son 12 altavoces los que se encargan de emitir el sonido. Tres frontales, uno para bajas frecuencias, dos laterales, dos traseros y cuatro en el techo. Es lo que se llama un sistema 7.1.4. La primera cifra hace referencia a los altavoces a la altura del usuario, la segunda al 'subgrave' y la tercera a los que estén en altura. El resultado es una experiencia auditiva bastante única: la voz cantante la lleva la parte frontal, pero te llegan estímulos de absolutamente todas partes.

"Hasta ahora, si querías producir algo con Atmos en España, te tenías que ir a un estudio de cine"

Difícil explicarlo con palabras, pero una aproximación cercana sería la de estar dentro de la canción. Obviamente no todo lo que se mezcla con Atmos suena igual. "Esto es como unas acuarelas, con las mismas pinturas te puede salir un Picasso o te puede salir el dibujo de un niño". Cuando se reproduce un concierto de John Williams la orquesta permanece delante y se utiliza el audio espacial para recrear la acústica de una sala de conciertos.

Para entender cómo va a impactar el audio espacial en la forma de escuchar música, es importante conocer su funcionamiento. El sonido estéreo, por ejemplo, está limitado a dos canales. El sonido espacial, sin embargo, no está orientado a esos canales, sino que depende de objetos. Un objeto puede ser la voz de un cantante, un instrumento concreto, el eco de la música rebotando en la pared de atrás o el coro. Y es que en realidad lo que llamamos sonido espacial también se podía llamar audio en tres dimensiones.

placeholder Los componentes de la banda Vetusta Morla, que ha publicado uno de sus últimos trabajos en Dolby Atmos. (EFE/Luca Piergiovanni)
Los componentes de la banda Vetusta Morla, que ha publicado uno de sus últimos trabajos en Dolby Atmos. (EFE/Luca Piergiovanni)

Hasta que apareció esta técnica, lo que ocurría es que las fuentes de sonido solo se colocaban en el plano horizontal. Con Atmos y otros de sus competidores (que los hay, como explicaremos más adelante) se pueden colocar en el plano vertical. Por tanto, pasamos de sistemas de audio que 'tienen' los altavoces delante, detrás, a la izquierda o a la derecha a sistemas que los tienen delante, detrás, a la izquierda, a la derecha, pero también arriba o abajo. Eso es lo que permite crear ese sonido tridimensional.

"Cuando trabajas con estos sistemas, a cada fuente de sonido u objeto se le cargan unos metadatos que son posicionales, con coordenadas X Y Z, que se envían al decodificador que analiza cada audio y reproduce en función de la instalación", explica Ricardo Viñas, que trabaja como asesor de sonido en España para Dolby Labs. Obviamente no es lo mismo si hablamos de una sala de cine o del equipo que uno puede montarse en su casa. "En un cine tenemos soporte para utilizar hasta 64 altavoces como fuentes independientes, pudiendo emitir una señal diferente cada uno de ellos. Algo que no es posible cuando utilizas un estéreo, donde tienes únicamente dos canales. En el hogar, lo adaptamos, y tenemos soporte para un máximo de 30 altavoces, que obviamente no es lo habitual".

La diferencia frente al estéreo

El 'lienzo' que tiene un ingeniero musical a la hora de trabajar con Dolby Atmos es un espacio rectangular virtual, similar a una habitación o un salón estándar. "Es el patrón más común. No vivimos en esferas", puntualiza Viñas. En ese espacio se van colocando los diferentes objetos, que no tienen que permanecer todo el rato en el mismo lugar. Si queremos dar sensación que la cantante de turno está dando vueltas alrededor del usuario, se puede ir haciendo que ese objeto trace círculos alrededor del punto central. Si queremos dar la sensación que un instrumento está más lejos que otro bastará con colocarlos a diferentes distancias. Si queremos que parece que viene desde arriba, basta con colocarlo más elevado en el plano vertical. Se pueden utilizar hasta 128 objetos y manipularlos independientemente. Las posibilidades frente al estéreo son evidentes. Eso sí, que soporte hasta 128 no significa ni que se vayan a utilizar todos ni que convenga hacerlo, ya que, si se fuerza, puede resultar muy antinatural.

"Como productor musical, rechazaba muchas propuestas o limitaba la cantidad de arreglos en los temas, porque todo no va a tener cabida", explica Gabasa cuando se le pregunta por las posibilidades de Atmos. "Las propuestas iban dirigidas a descongestionar el espacio. Solo dispones de dos canales. Resumiéndolo, puede llegar a parecerte que estás haciendo sacrificios cuando mezclas en estéreo, como si tuvieses que bajar la voz para que tuviese más presencia el bajo o la guitarra", puntualiza. "Ahora eso no pasa. No tienes por qué cambiar la forma de grabar, pero también te puedes plantear, por ejemplo, poner micrófonos en el público, a lo largo del escenario, si quieres hacer un sonido inmersivo recreando el ambiente en la sala", añade. "Te da mucha flexibilidad. Ahora los ingenieros de sonido tenemos más peso en el resultado final".

placeholder Apple Music, uno de los últimos grandes en adoptar Dolby Atmos. (Reuters)
Apple Music, uno de los últimos grandes en adoptar Dolby Atmos. (Reuters)

Pero obviamente no todo el mundo tiene un equipo 7.1.4. En el mejor de los casos, lo habitual es tener equipos 5.1 o 7.1, con una barra de sonido, un 'subwoofer' y cuatro o seis fuentes repartidas a lo largo del salón. Nada de instalar altavoces en el techo. A veces, simplemente disponemos de una barra de sonido. Pero eso no es obstáculo para experimentar el sonido 360. ¿Por qué? Porque ya existen barras de sonido para Atmos o para DTS: X (un formato alternativo) que lo que hacen es apoyarse en las paredes y en el techo para crear ese efecto virtualmente y tratar de simularlo. "Lo habitual es no tener un techo tratado acústicamente, solemos tener un techo de obra. La barra o el altavoz en cuestión tiene piezas orientadas hacia esas superficies, emiten el sonido y este rebota", puntualiza Viñas. Obviamente, la resolución no es la misma que si se hace con un directamente con un altavoz en el techo.

¿Y qué ocurre con los auriculares? "Es una forma de escucha muy importante para la música, no sé si todos, pero una gran mayoría la escuchan de esta forma", cuenta Viñas. Básicamente lo que se hace es una "adaptación" de la mezcla en Atmos que realiza una 'binauralización', un método de grabación que "simula la forma de la cabeza". "A partir de ahí el algoritmo da unas instrucciones al reproductor para que el sonido parezca que viene de todas partes". Ocurre como en la cancelación de ruido, donde los auriculares de tipo diadema tienen más capacidades de anular los sonidos que te rodean que los auriculares más compactos. La percepción de matices y nitidez que uno puede tener con un conjunto de 12 altavoces no es la misma que una barra de sonido o unos AirPods por muy preparados que estén.

Atmos no es la única vía, pero sí la más extensa

Como decíamos, Atmos no es ni mucho menos la única vía para conseguir audio inmersivo. No lo es ni en el cine ni en la música. Pero que no sea el único, no le ha impedido que sea el más extenso. Cuando hablamos del sonido en cine, su principal rival es DTS:X, un sistema que no está patentado. En algunos aspectos, este último sistema es superior a Atmos, por ejemplo, en que no tiene límite de altavoces. Incluso se puede codificar con una tasa de bits más alta y matemáticamente más precisa.

Sin embargo, a la hora de la verdad muy pocas personas serían capaces las diferencias en la calidad de la reproducción, porque ya no se trata de tener un oído entrenadísimo, sino un oído casi perfecto. Sin embargo, a la hora de la verdad, esta supuesta desventaja se ha convertido en uno de los puntos fuertes para adoptar Atmos. Al utilizar un 'bitrate' menor, también permite una compresión mayor. Por tanto, genera archivos más ligeros y más fáciles de implementar y transmitir.

placeholder Foto: M. Mcloughlin.
Foto: M. Mcloughlin.

Muchos fabricantes, especialmente en el caso de barras de sonido, en lugar de optar por un bando u otro, lo que han hecho ha sido crear equipos que soporten los dos estándares. Pero esto no ha ocurrido en el caso de los proveedores de contenido, donde aquí ha ganado abrumadoramente Dolby. Netflix, Amazon, Disney +, iTunes, Apple TV+ y HBO Max ofrecen series y películas mezcladas con esta técnica. De la misma forma, pasa con películas en Blue-Ray y en buen número de videojuegos. DTS:X, sin embargo, se ha quedado con un terreno mucho más pequeño, sobre todo en Blue-Ray y videojuegos.

En el mundo de la música, ningún actor de relevancia ha apostado por DTS:X. En el bando de Atmos, además de Apple Music, Amazon Music HD o Tidal se han alineado con Atmos. Además de las plataformas, estudios como Warner Music o Universal han apostado por esta tecnología. ¿Cuántos temas hay preparados en este nuevo formato? Nadie da una cifra concreta, pero un vistazo a las estadísticas de alguna de las principales plataformas de 'streaming' da idea de cómo está avanzando. Uno de cada cuatro grandes lanzamientos en Apple Music en agosto llegó producido con audio espacial y uno de cada cinco temas que han alcanzado el número uno de las listas de las 100 mejores canciones diarias venía con el sello de Atmos.

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Pero Dolby no está solo en esta carrera. Sony ha movido pieza también para subirse a este incipiente negocio. En el CES 2019, presentó Reality Audio 360, su propio estándar. Rápidamente consiguió que Tidal adoptase también su fórmula y está en negociaciones con Amazon. Spotify no ha movido pieza y supuestamente lo hará en las próximas semanas. Es cierto que RA360 tiene una cuota de mercado mucho menor, pero también hay que tener en cuenta que la compañía nipona es un importante actor en la industria gracias a su rama Sony Music.

El pasado mes de octubre, Apple puso sobre la mesa la tercera generación de los AirPods, el que probablemente haya sido su invento más popular tras los iPhone. Los de Cupertino, en su intento de que esta renovación tuviese algo de chicha y no quedase en tierra de nadie, equiparon esta nueva versión, entre otras cosas, con una función muy peculiar ya vista en los AirPods Max. Utilizando los giroscopios, los auriculares son capaces de 'sentir' el movimiento de tu cabeza y hacer que el sonido gire con ella mientras ves una serie, una película o una canción.

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