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Medio centenar de F-35 para España: enredo con la compra 'fantasma' del caza de EEUU
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Medio centenar de F-35 para España: enredo con la compra 'fantasma' del caza de EEUU

España se va a lanzar a comprar 50 cazas F-35, el más caro y avanzado de quinta generación. Al menos eso asegura una filtración reciente que ha supuesto un terremoto en el sector de defensa. ¿Va a ocurrir de verdad?

Foto: Aviones F-35B, sobre la cubierta del USS America. (US Navy)
Aviones F-35B, sobre la cubierta del USS America. (US Navy)
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Hablar del F-35 y desatarse la polémica es todo uno. El último episodio nos ha tocado de cerca. España se va a lanzar a comprar 50 de estos cazas estadounidenses. Eso es lo que aseguraba una noticia bomba y sorpresiva conocida recientemente, justo durante la Feria Internacional de Defensa (Feindef) celebrada en Madrid la semana pasada. La fuente, con origen en Londres, parece ser un funcionario no identificado ligado al programa del F-35. Sin embargo, poco o nada cuadra en este nuevo episodio de enredo y confusión ligado al caza de quinta generación más caro del mundo.

Fue la prestigiosa revista británica Janes, especializada en defensa, quien desató el caos anunciando una “licitación española” por 50 aviones F-35, de los que la mitad serían de la versión terrestre Alfa, para “reemplazar a los F/A-18 (EF-18)” y la otra mitad del modelo Bravo, de despegue corto y aterrizaje vertical, que serían para la Armada. Se trataría de la compra de material militar más importante de la historia reciente del Ejército español. Pero los datos no encajan.

Foto: Lanzamiento de una bomba B61-12 inerte desde un F-35A. (USAF)

Por supuesto que hay un interés real por parte de España en esta adquisición, y es obvio que ese interés proviene de la Armada, pues es el único modelo que puede mantener la continuidad del ala fija embarcada tras la baja de los Harrier. Pero también hay un interés claro en el Ejército del Aire. Este interés procede del hecho de que, tradicionalmente y con acierto, nuestra fuerza aérea ha mantenido siempre una doble fuente de suministros y dos modelos en su inventario.

Este interés de España en el F-35 no es nada nuevo y de hecho se barajó en su día formar parte del programa JSF como socio. También es normal que desde la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) se haya seguido al avión americano con interés y también es lo más normal que su director, el almirante Santiago González Gómez, visitase este pasado verano la Oficina Conjunta del Programa del F-35, aunque se le quisiera dar otra lectura a este viaje.

placeholder Un F-35B, despegando desde el LHA USS America. (US Navy)
Un F-35B, despegando desde el LHA USS America. (US Navy)

Pese a este interés, también es verdad que a nivel político (y social) se ha generado una cierta animadversión al caza norteamericano, muchas veces por el mero hecho de ser eso, norteamericano. Una de las pruebas de ello fueron las pasadas declaraciones de la portavoz del Grupo Socialista en la Comisión de Defensa del Congreso, Zaida Cantera, quien llegó a afirmar que el F-35B “no servía para España por ser material americano”.

Renunciar a ello sería "dramático"

Para la Armada no hay ninguna duda. No disponer del F-35B supondría renunciar a una capacidad fundamental al carecerse de aviación embarcada y, sobre todo, apoyo aéreo en una operación anfibia. Renunciar a ello sería algo dramático pues sin ese apoyo aéreo, la capacidad expedicionaria se vería muy mermada y el poder realizar acciones anfibias lejos de nuestras costas, algo imposible sin depender de terceros países. Supondría para nuestra marina de guerra un ‘descenso de categoría’ sin paliativos.

En cuestión de números, mantener esa capacidad aeronaval implicaría, como mínimo un número de F-35B equivalente al de los actuales Harrier pues, aunque el moderno caza supondría un salto abismal en capacidades, hay un número mínimo necesario para mantener una operatividad aérea. Esta cifra siempre se ha contemplado entre un óptimo de 14 y un mínimo de 12, lo que significaría garantizar que el Juan Carlos I pudiera emprender acciones con al menos 6 aviones a bordo. Una cifra de 25 aviones para la Armada no tiene demasiado sentido.

placeholder Super Hornets, en Afganistán. (US Navy)
Super Hornets, en Afganistán. (US Navy)

Para el Ejército del Aire es más complejo, aunque no tiene la presión de la Armada. La fuerza aérea puede optar por esas dos alternativas: basar toda su fuerza en Eurofighter o buscar un segundo modelo. Basar todo en el avión europeo tiene muchas ventajas. De entrada, operar un modelo único simplifica (y abarata) el mantenimiento, recambios y adiestramiento, pero sería, como se dice vulgarmente, ‘poner todos los huevos en la misma cesta’, algo que no gusta. Además, el Eurofighter tampoco está saliendo barato. Si vemos las cifras del contrato alemán (Programa Quadriga) o de la oferta en el contrato suizo, el precio (con todo, no solo plataforma) está en el entorno de los 170 M$.

En la opción de ir a un segundo modelo, las alternativas son el F-35 y el Super Hornet. Aquí no tendría sentido ir al modelo francés Rafale, con capacidades y precio similares al Eurofighter. El Super Hornet tiene varios aspectos muy interesantes. Por un lado, aunque son aviones distintos, comparten filosofía y componentes con el EF-18. Además, para la fuerza aérea sería de gran interés hacerse con un puñado de aviones de guerra electrónica, el EA-18G Growler, sería muy interesante, lo mismo que les ha ocurrido con los alemanes. Sin embargo, el Super Hornet también es caro y, pese a sus modernizaciones, sigue siendo un avión de ‘casi quinta’ generación. Es decir, tecnológicamente no se avanzaría frente al Eurofighter, salvo en guerra electrónica.

F-35 sí, pero…

Con el F-35 todo es distinto. Es un avión de quinta generación (de verdad) con unos avances muy importantes en tecnología, características 'stealth' y conciencia situacional, donde es campeón mundial indiscutible. El Ejército del Aire avanzaría en capacidades (podría hacer cosas que hoy no hace) y sería un complemento idóneo a los Eurofighter al encargarse de misiones de penetración, ataque furtivo y apoyo táctico de precisión, integrándose a la perfección con otras unidades e incluso con la Armada, para quien sería la mejor de las noticias al compartir algunos de los costes de recambios y mantenimiento.

Pero hay varios inconvenientes. Es verdad que sigue dando algunos problemas y luego están tres temas muy espinosos: precio, arquitectura cerrada y el posible veto norteamericano a su utilización según contra quien.

placeholder F-35B, despegando del HMS Queen Elizabeth. (Lockhedd Martin)
F-35B, despegando del HMS Queen Elizabeth. (Lockhedd Martin)

Respecto al primer tema, es caro de adquirir y sobre todo de operar y mantener. Los precios de hora de vuelo son elevados y parece difícil que bajen de los 30.000 $/hora, aunque estos análisis son muy relativos pues lo importante es el coste por misión, donde el F-35 puede resultar mucho más barato que aviones menos capaces. Aquí hay un elemento de reflexión muy importante con el análisis de costes que realizaron los suizos para su concurso y donde (sorpresa) el F-35 era el más barato. Aun así, 38 aviones podrían suponer unos 5.500 millones de euros.

El segundo aspecto no hay duda de que es importante. Una arquitectura abierta permite ‘tocar’ cosas, adaptar otras e integrar armas diferentes. Para el F-35, tan solo Israel ha conseguido tener sus sistemas abiertos, pero también es verdad que esto es más importante a medida que avanza el ciclo de vida del avión. Es decir, al F-18 español se le ha hecho de todo, pues estaba ‘abierto’, pero las principales modificaciones se han realizado a partir de su mitad de vida. Sería un tema que habría que negociar.

El veto americano planea sobre el avión. Está ahí y no se puede ocultar. También es verdad que esos ‘vetos’ se pueden aplicar a casi cualquier sistema de armas que no se fabrique de forma autóctona y en la actualidad se necesitan componentes casi de cualquier sitio. En caso de conflicto con un hipotético veto norteamericano, el problema no solo estaría en el F-35, sino en los sistemas Aegis de las fragatas, en sus misiles antiaéreos y antibuque y en un montón de sitios más. Sería otro tema que habría que negociar y tratar de cerrar, pensando también en quienes serían esos ‘enemigos’ y quiénes son sus suministradores de armas.

El FCAS, Francia y los 50 aviones

Puede que ambos, el programa del futuro avión europeo (con muchos problemas) y Francia sean los principales enemigos del F-35. El país galo no va a adquirir nada nuevo hasta el FCAS y ya ha dejado claro por activa y por pasiva que será ‘su avión’ al encargarse del diseño de la plataforma. Pero tienen un problema y es la prisa. Al no desarrollar nada nuevo necesitan el FCAS (que recordemos será un avión naval) antes de agotar el Rafale y les vendría muy bien trasladar esa prisa a sus otros dos socios.

placeholder Demostrador (casi un simulador) del F-35 expuesto en la feria de Defensa. (Juanjo Fernández)
Demostrador (casi un simulador) del F-35 expuesto en la feria de Defensa. (Juanjo Fernández)

Si Alemania hubiese comprado el F-35 parte de esa prisa habría desaparecido, pues con un avión de quinta generación en su inventario se puede esperar con más calma la llegada del de sexta. Es esto, las fuertes presiones francesas, lo que se dice han forzado a Alemania a desechar el F-35 (que su fuerza aérea quería) en favor del Super Hornet. Esta misma presión podría aplicar a España, con el matiz de que para la Armada no hay más remedio que F-35B.

50 aviones es una cifra elevada que nunca se ha manejado en los planes españoles, mucho menos 25 para la Armada. Podría ser que en la filtración de “F-35 para sustituir EF-18” se haya interpretado una relación uno a uno e incluso que pudieran ser para los de Canarias, cuando el Programa Halcón parece ya decidido que serán Eurofighter y Airbus Defence no se va a dejar quitar este pedido. Mucho más razonable sería (en su caso) 26 Alfa para el Ejército del Aire, con lo que se completaría un escuadrón y 12 – 14 Bravo para la Armada. Es decir, entre 38 y 40 aviones.

Lo curioso es que en el día que saltó la noticia durante la Feindef todo el mundo negaba haberlo filtrado. Para Lockheed no tenían sentido esas cifras, aunque reconocían que se estaba trabajando con España. Para la competencia podía tratarse de una filtración interesada para meter presión ante las posibles adquisiciones. La realidad es que Lockheed va a por todas. Quiere que España sea también usuaria del F-35 y están dispuestos a ofrecer interesantes compensaciones industriales, conscientes de que hoy en día, sin eso, no hay venta. La verdadera compra está aún hoy por resolver.

Hablar del F-35 y desatarse la polémica es todo uno. El último episodio nos ha tocado de cerca. España se va a lanzar a comprar 50 de estos cazas estadounidenses. Eso es lo que aseguraba una noticia bomba y sorpresiva conocida recientemente, justo durante la Feria Internacional de Defensa (Feindef) celebrada en Madrid la semana pasada. La fuente, con origen en Londres, parece ser un funcionario no identificado ligado al programa del F-35. Sin embargo, poco o nada cuadra en este nuevo episodio de enredo y confusión ligado al caza de quinta generación más caro del mundo.

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