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Los jóvenes con covid no van al hospital, pero no están a salvo: estos síntomas duran meses
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"Nos jugamos la calidad de vida"

Los jóvenes con covid no van al hospital, pero no están a salvo: estos síntomas duran meses

Un porcentaje significativo de pacientes desarrolla covid persistente y los jóvenes no son una excepción. Los expertos se preguntan por las consecuencias de la actual ola juvenil

Foto: Fiestas en la playa de Barcelona, este fin de semana. (Reuters)
Fiestas en la playa de Barcelona, este fin de semana. (Reuters)
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El covid se ha convertido en una enfermedad de gente joven. No ha ocurrido de repente ni en todas partes, ha sido un proceso lento que se ha prolongado durante los últimos meses en los países con la vacunación más avanzada, porque menos edad significa menos riesgo y se han dejado para el final. En ningún sitio la situación es tan gráfica como en España, que vive una inesperada quinta ola, con una incidencia acumulada de 277,90 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, una media engañosa, porque los contagios son casi inexistentes entre los más mayores y se disparan entre los veinteañeros, con 911 casos.

Este nuevo escenario ha provocado un debate: ¿por qué seguir dando tanta importancia a la incidencia acumulada si los jóvenes no van a colapsar los hospitales?, se preguntan algunos. En cambio, otros defienden la validez de este indicador por diversas razones. No solo hay que seguir controlando cuál es la circulación del virus, sino que hay que atender y seguir a los positivos en los centros de salud, con una Atención Primaria que vuelve a estar desbordada. Por otra parte, ser joven no significa ser inmune. Aunque los casos graves sean muy raros, también algunos ingresan y van a la UCI. Asimismo, un gran porcentaje de las personas que han pasado el coronavirus, incluidos los jóvenes que han sido asintomáticos o han tenido una enfermedad leve, no se libra de sufrir síntomas a largo plazo, incluso meses después.

Foto: Siete personas han fallecido a causa de un brote por covid-19 en la residencia de mayores de Lagartera (Toledo). (EFE)

El principal asesor médico del Reino Unido, Chris Whitty, lo advirtió hace unos días: “Dado que hay muchos casos en este momento y que las tasas están subiendo, lamento decir que creo que tendremos una cantidad significativa de covid persistente, particularmente en las edades más jóvenes, donde las tasas de vacunación son actualmente mucho más bajas”. Su país y Chipre son los únicos de nuestro entorno que superan en incidencia a España en este momento.

Entre siete y nueve meses después, el 37% de las personas de entre 18 y 39 años aseguraba seguir teniendo algún síntoma

Muchos estudios corroboran que, en efecto, las secuelas de la infección por SARS-CoV-2 pueden afectar a largo plazo a un número significativo de pacientes, independientemente de la edad. Hace unos días, la revista 'Annals of Internal Medicine' publicaba uno especialmente llamativo derivado de un programa de seguimiento a cientos de pacientes que habían dado positivo en Ginebra (Suiza) al comienzo de la pandemia.

Entre siete y nueve meses después, el 37% de las personas de entre 18 y 39 años aseguraba seguir teniendo algún síntoma. En edades posteriores, esta cifra solo aumenta levemente, puesto que la media general es del 39%. Los autores reconocen que su investigación puede tener algún sesgo, ya que gran parte de los pacientes incluidos al inicio no continuaron (probablemente se sienten más inclinados a participar los que siguen con problemas). Aun así, el resultado es preocupante.

placeholder Foto: EFE.
Foto: EFE.

Los síntomas más habituales son la fatiga, la anosmia (pérdida de olfato), la ageusia (pérdida de gusto), la disnea (dificultad respiratoria), el dolor de cabeza y los problemas digestivos. Más de dos tercios de los afectados aseguran que tienen dos o más de estos síntomas. Tampoco en esto hay diferencias significativas entre jóvenes y mayores. No obstante, hace unos meses, un metaanálisis preliminar publicado en la plataforma medRxiv revisó más de 18.000 estudios internacionales y llegó a identificar hasta 55 síntomas que puede tener una persona que se ha recuperado de la infección por SARS-CoV-2.

"Se necesitan con urgencia estudios longitudinales más sólidos y bien realizados"

En España, la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) también está recopilando datos sobre el covid persistente. Sus estimaciones sobre la prevalencia de este problema en la gente joven son inferiores a las del estudio suizo. A falta de que publiquen los datos, entre la población general podría afectar al 15% de las personas que han pasado la enfermedad, pero entre los adolescentes y veinteañeros diagnosticados de covid, no pasaría del 10% y en el caso de los niños rondaría el 5%, según Pilar Rodríguez Ledo, responsable de investigación de la SEMG. El perfil predominante de los pacientes es el de una mujer entre los 36 y los 50 años. Sin embargo, en edades más jóvenes, “también es un problema importante, el riesgo cero no existe ni en la fase aguda ni, desde luego, para el desarrollo de síntomas posteriores”.

Lo cierto es que el problema del covid persistente arrastra cierta polémica entre la comunidad científica y médica. Algunos expertos critican que los estudios que lo abordan tienen muy mala calidad, como denunciaron en 'Nature' Zahin Amin-Chowdhury y Shamez N. Ladhani, especialistas en salud pública. “Se necesitan con urgencia estudios longitudinales más sólidos y bien realizados para la caracterización adecuada de este síndrome”, aseguraban.

Un problema difícil de manejar

A veces, uno de los problemas es encontrar una relación de causalidad entre los síntomas y la infección. Cuando existe una enfermedad aguda grave y el paciente tiene secuelas, la conexión está clara, pero el covid persistente incluye a personas que han sido asintomáticas. “Muchos niños y adolescentes son asintomáticos, no tienen ni tos ni fiebre, pero al cabo de unos meses empiezan a desarrollar síntomas y es difícil asociarlos al covid”, comenta Rodríguez Ledo. Sin embargo, cuando se les hace una serología, se comprueba que han estado en contacto con el virus, por lo que aumentan las probabilidades de que ahí esté el origen de su malestar.

El hecho de que algunos síntomas, como la fatiga, sean muy inespecíficos y difíciles de valorar también dificulta la investigación, pero no es un obstáculo insuperable. “El dolor es difícil de cuantificar, pero existen escalas clínicas y lo importante es saber cómo estás con relación a cómo estabas”, apunta la experta. Muchos adultos que superaron el covid hace meses “no es que estén un poco cansados”, explica, “es que sufren astenia, un agotamiento como nunca en su vida y que les imposibilita hacer una actividad normal”. Por eso, “hay que tener una mentalidad abierta, es mucho lo que desconocemos y es mucho lo que necesitamos conocer para orientar mejor a los pacientes”.

placeholder Unidad para niños con síntomas covid-19 en Palma de Mallorca. (EFE)
Unidad para niños con síntomas covid-19 en Palma de Mallorca. (EFE)

No obstante, los médicos de familia observan cambios a medida que evoluciona la pandemia. Hay personas que se contagiaron en febrero o marzo de 2020 y siguen con problemas, pero cada ola ha sido diferente y esto también se refleja en el covid persistente que surge después.

“En las más recientes, estamos viendo cuadros menos graves, aunque cuando tienes un síntoma durante meses y meses no se puede considerar que sea leve”, apunta. Por ejemplo, la astenia y la anosmia eran más comunes entre los pacientes de la primera ola y ahora se ven menos, pero siguen abundando las cefaleas, la falta de concentración, los problemas de déficit de memoria, las diarreas o las taquicardias, entre otros síntomas. El propio perfil de los pacientes de cada ola puede estar marcando estas diferencias: al principio eran más mayores y se diagnosticaban más tarde, factores que pueden ser importantes. Por eso, es una incógnita lo que dejará esta ola de contagios entre jóvenes.

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Foto: EFE.

Asimismo, los investigadores comienzan a distinguir entre tipos de pacientes. En general, los que tienen secuelas de una enfermedad aguda grave presentan una mejoría más marcada. En cambio, el covid persistente parece evolucionar peor entre quienes tuvieron síntomas leves. “Pueden desaparecer en un 10%, pero en el 90% se mantienen. Es cierto que con el tiempo se aprecia una mejoría, pero no sabemos si es real o si se trata más bien de que la persona se adapta y aprende a convivir con la enfermedad, como sucede con cualquier patología crónica”, señala Rodríguez Ledo. Seguir estudiando estas cuestiones es fundamental, porque en el covid persistente “no nos jugamos la vida, pero sí la calidad de la vida”, apunta.

En busca del origen

En todo caso, la raíz del problema sigue siendo un misterio. ¿Por qué los síntomas se mantienen a largo plazo? Virólogos e inmunólogos tienen varias hipótesis que aún necesitan ser confirmadas. “Hay nuevas evidencias sobre el acantonamiento del virus en el organismo, sobre todo en el tubo digestivo, que podría explicar los casos más intermitentes”, apunta la experta de la SEMG. Según esta teoría, al igual que sucede con otros virus, el SARS-CoV-2 tendría cierta capacidad para permanecer oculto. Otra posibilidad es que el sistema inmunitario quede afectado tras la enfermedad, de manera que la respuesta inmune puede estar “demasiado estimulada”, dañando al propio organismo, o porque sea “defectuosa” y no acabe de deshacerse del virus.

Foto: Una enfermera realiza una PCR a un joven. (EFE)

Esta hipótesis podría estar relacionada con una de las cuestiones que se han planteado en los últimos meses: la supuesta mejoría que experimentan algunos pacientes de covid persistente después de ser vacunados, de la que se ha informado en diferentes países, especialmente en EEUU. La SEMG ha realizado su propio estudio al respecto entre enfermos españoles y los resultados dejan dudas. La mayoría (55%) asegura sentirse igual, mientras que solo un 26% dice estar mejor y un 18% considera que está peor. Aun así, la inmensa mayoría (83,6%) afirma que volvería a vacunarse.

Ante la variedad de afectaciones que provoca el covid tanto en su fase aguda como en el covid persistente, relacionadas con casi cualquier órgano del cuerpo, cabe preguntarse si este coronavirus es realmente un fenómeno extraordinario, pero lo cierto es que en “otras infecciones también se produce un síndrome posviral”, asegura Rodríguez Ledo. Quizá la diferencia esté en que “acaban remitiendo antes y en que ahora tenemos muchos casos para hacer el seguimiento”, pero aún es pronto para valorarlo. Por primera vez en la historia, la comunidad médica e investigadora está siguiendo minuto a minuto y compartiendo información a nivel internacional y casi en tiempo real sobre una nueva enfermedad que está afectando de forma simultánea a millones de personas.

El covid se ha convertido en una enfermedad de gente joven. No ha ocurrido de repente ni en todas partes, ha sido un proceso lento que se ha prolongado durante los últimos meses en los países con la vacunación más avanzada, porque menos edad significa menos riesgo y se han dejado para el final. En ningún sitio la situación es tan gráfica como en España, que vive una inesperada quinta ola, con una incidencia acumulada de 277,90 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, una media engañosa, porque los contagios son casi inexistentes entre los más mayores y se disparan entre los veinteañeros, con 911 casos.

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